viernes, 14 de mayo de 2021

APARIENCIA SIN ESENCIA

 


APARIENCIA SIN ESENCIA

“Todos ven lo que aparentas, pocos advierten lo que eres”      

Maquiavelo

 


Nos  cuenta Platón en su obra más importante, ‘La República’,  en la que desarrolla una serie de diálogos de  Sócrates con sus discípulos, que Glaucón (445 a. C.), filósofo griego y hermano de Platón,  desafía  a Sócrates  a que  demuestre que  lo que conduce a la felicidad   es la justicia por sí misma y  no la reputación de la  justicia.

La capacidad de Glaucón de percatarse de algo que a la mayoría de personas les pasa inadvertido, le llevó a afirmar que   a los humanos nos preocupa más la apariencia que la esencia, el parecer que el ser, la reputación que nuestra forma de ser,  en definitiva, que lo importante no es como tú realmente eres, sino lo que aparentas. La influencia de la reputación supera a la influencia de la realidad.

No sé si Julio César (100-44 a. C.) conocía este diálogo de Glaucón, siglos después (68 a.C.),  cuando se divorció de Pompeya, argumentando que  «Mi esposa debe estar por encima de toda sospecha».  Actualmente  dicho argumento  lo conocemos como «La esposa de César no solo debe ser honesta, sino parecerlo». Glaucón le diría a Julio Cesar que lo esencial era “parecer honesta” y en un segundo plano,  como  secundario e irrelevante,   “ser honesta”.

La reputación deshonesta (valga el oxímoron)

Glaucón, como buen contertuliano,  empieza pidiéndole a Sócrates que imagine como se comportaría un hombre que tuviese el anillo de Giges. (También hace referencia al mismo Platón en el libro II de La república).

“Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado, ante el espectáculo, descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; a inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Platón: La república, II, 359a - 360b.


Las conclusiones de Glaucón son desoladoras:                                             

“Pues bien, no habría persona tan incorruptible como para perseverar en la justicia y abtenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impide dirigirse al mercado y tomar allí sin miedo alguno cuanto quiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antoja, matar o libertar a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales.”

¿Cuántos  'opinantes de exabruptos' en los medios de comunicación digitales actuales, amparándose en el anonimato de un nombre ficticio para el lector, escribirían lo que escriben  si se identificaran  con  su nombre verdadero?

Me recuerdan a las frases- insultos que se escribían en las empresas en las puertas de los váteres por dentro, hace años, casi siempre dirigidas a la dirección y sobre todo a los mandos intermedios.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” Mateo 23:27

 

La perspicacia de Glaucón: APARIENCIA SIN ESENCIA en los tiempos actuales

Hoy  en día la apariencia está elevada al pódium en el que descansan las columnas del éxito. Tener la capacidad de fingir, de aparentar lo contrario de lo que se piensa, priorizar la estética sobre la ética, de prometer lo inalcanzable sabiendo que se está mintiendo y creyendo que a los que se lo dicen son idiotas.

¿Con cuál de estas dos definiciones de autoestima te quedas?

Lo estamos viendo cada día en los políticos de nuestra querida España:  buscan el voto de los ciudadanos, no decirles la verdad de la situación.  Tener la reputación de que defienden los derechos e intereses de los ciudadanos, aunque esta reputación se construya con mentiras, falacias y demás piezas  retóricas, puede dar  más votos que si fueran sinceros y abordaran  la realidad de la situación. No olvidemos que son políticos votados por nosotros, los ciudadanos, es decir, si nosotros estuviéramos en su lugar probablemente actuaríamos igual que ellos.

Somos muy propensos a ver los defectos y vicios de los demás, pero muy ciegos en ver los  nuestros propios. Eso se debe a que caemos fácilmente en la trampa de la Autocomplacencia. Son muy pocas las personas que tienen una percepción equilibrada de sí mismas.

Bien es cierto que las figuras políticas deben ser más ejemplares que los demás.

 Todos escuchamos en la misa dominical (he estado internado desde los 10 años a los 16, asistiendo a una misa diaria y los domingos y festivos a dos ) aquello de la paja y la viga: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.” Mateo 7:1-2. 

Y ya que estamos hablando de Platón, lo expone de forma muy pedagógica:

El filósofo griego  Aristipo (siglo IV a.  C.)  era muy  goloso. Platón una vez lo paró y le reprochó:

 - No te perece le dijo - que compraste mucho más pescado del que necesita tu apetito?

 -Cierto- admitió  Aristipo-, pero pagué poco por él. Solo dos  óbolos!

 -Oh! – exclamó Platón-, a ese precio lo compraría   también yo.

 -Ves- le hizo notar  Aristipo-, si yo soy  goloso, entonces tú eres  avaro.

 

Si Glaucón estaba en lo cierto, puede que alguien,  por muy deshonesto que se muestre con sus acciones a lo largo del día,  no le preocupe lo más mínimo y duerma de un tirón por la noche; sí le preocupará y no dormirá,  si es consciente de que tiene reputación de mentirosos y deshonestos.  Están de suerte porque nunca fue tan fácil engañar a muchos tanto  tiempo.

Podrías pensar lo peor

Que la apariencia no es sincera, no

Pasadas las noches en vela

¿Será una condena de amargo sabor?

La apariencia no es sincera: Héroes del silencio (https://www.youtube.com › )

 
La  honesta reputación

“Los que son verdaderamente virtuosos no son conocidos por su virtud. Los que crean tal reputación lo hacen por motivos egoístas”

Aforismo taoísta

 

La solución que nos daba Sócrates para evitar la decadencia de la polis, pasaba por qué gobernaran los filósofos, pues tan solo ellos perseguirán conseguir  lo que es realmente bueno y no sólo lo que es bueno para ellos mismos.

Platón (exalumno de Sócrates) afirmaba que el conocimiento correlacionaba positivamente con la edad (a mayor edad, mayor conocimiento).  Y no solo eso, también afirmaba que la razón, lo más genuino de la naturaleza de los humanos, es frecuentemente  corrompida por las pasiones. En función de todo ello la solución que nos daba,  era que ya que tan solo los ancianos  eran capaces de impedir que su raciocinio fuese eclipsado por  sus emociones, eran los que podían  guiar y conducir  a los ciudadanos a hacer lo que es correcto, no lo popular. 


En una sociedad civilizada no es posible la convivencia  con un exceso de egocentrismo que nos lleve a ver y buscar tan solo lo nuestro (“vengo aquí a hablar de mi libro"; “Estoy en la política para hacerme rico”). Ayer a la noche escuché a un tertuliano decir lo siguiente: Como dice no sé quién (no me quedé con el nombre que dijo) “ Aquí cada uno va a lo suyo, excepto yo que voy a lo mío”

Todos y cada uno de nosotros tenemos que ser capaces de amortiguar determinados intereses individuales en beneficio de la comunidad.

“Hay una poderosa forma de presión social para facilitar los comportamientos excelentes. Me refiero a la reputación, la fama, la gloria, al deseo de sobrevivir en la memoria de los hombres” José Antonio Marina

Una reputación basada no en lo que alguien dice,  sino en lo que hace (“por sus obras los conoceréis” Mateo 7, 15-20

Una vez conseguida una reputación, basada en los hechos, se afianza mucho la autoestima.  

Los seres humanos a lo largo de toda nuestra existencia adquirimos conocimientos sobre el mundo que nos rodea y, también, sobre nosotros mismos. Empezamos entonces a recoger información en las distintas situaciones en las que nos movemos, sobre todo en situaciones sociales, referidas a como los demás reaccionan ante nosotros,  la imagen de nosotros mismos que vemos proyectada en los demás, acerca de qué tipo de comparaciones establecen, referidas, también, a los distintos papeles o roles que desempeñamos y con todo ello vamos construyendo el auto concepto. La autoestima tiene que ver con el Auto concepto y con el Auto ideal que está compuesto por la información que una persona valida sobre su futuro. Características y deseos de cómo nos gustaría ser. Proyectos, objetivos, metas, futuro, aspiraciones y expectativas, son los ingredientes clave. Sintetizando, las pretensiones que una persona tenga. Self ideal: William James


Conseguir que nuestros políticos tengan una reputación y sana autoestima, ganada a pulso a través de sus comportamientos y actos  honestos,  y poner en ellos el foco de forma permanente, exigiéndoles transparencia  y que se centren en las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos en lugar de pelearse entre ellos.

También, al que  pierda esa reputación honesta,  hacer que pague con creces sus consecuencias, es una forma de mejorar la conducta y las obras de los políticos. Conducta seguida de malas consecuencias se extingue o decrece.

 Los políticos con capacidad  de corromperse no son tontos. Lo que les lleva a ello, tampoco suele ser debido a un acto irracional, sino un análisis racional  previo basado en el coste- beneficio y compuesto de tres elementos: 1. Beneficios que esperaban obtener. 2. Probabilidades que ellos calculaban que tenían de ser descubiertos ( No tienen, afortunadamente el anillo de Giges). 3. Valor del castigo que esperaban si finalmente eran descubiertos.

 



“El rostro que el agua nos devuelve no es el mismo para nuestros ojos que para los demás. Has de ver tu imagen con tus ojos y con los de ellos y usar la faz que más te convenga. Las personas se interpretan en tres estados: el estar, el ser y el permanecer. El ser se vincula a uno mismo y es la imagen que uno mismo percibe; el estar  es la imagen que a uno mismo le llega del entorno, es el reflejo visto por los demás; el permanecer es retrato de las obras que uno hace a lo largo de la vida y es la historia la que se encarga de juzgarlo en forma de recuerdo o de olvido. Cada quien ha de esforzarse para mejorar los tres iconos de la vida y a ti, mi buen discípulo, te falta el estar”.

Así le habló a Eratóstenes (Director  de la Biblioteca en la ciudad de Alejandría del faraón Ptolomeo III Evérgetes,  (225 a.C.), su venerado maestro cuando Eratóstenes,  en tiempos pasados,  había decidido dejar Cirene y marchar a Alejandría.

Juanjo Lamelas.,: “La leyenda de las lágrimas doradas”, Ediciones Atlantis, Madrid, 2010.

 

 

 

 

 

 

domingo, 2 de mayo de 2021

EL TRIUNFO DEL REBAÑO

 



El triunfo del rebaño

“En ciencia no basta con tener una  idea buena,

 también hay que darse cuenta de que lo es

 y convencer de ello a los demás.”

 Jorge Wagensberg,

 


En ciencia no basta con tener una  idea buena... 

No estaría mal que cuando el SERGAS  nos mandan el mensaje con el día, hora y lugar en el que nos van a vacunar, añadieran al final algo así como lo siguiente:

 “Le agradecemos su colaboración para lograr la “inmunidad de rebaño”. SERGAS

Para lograr la tan deseada inmunidad de rebaño, también llamada ‘inmunidad de grupo',  se han dado muchas ideas, una buenas y otras no tan buenas, o,  incluso,  manifiestamente malas. Como síntesis podemos quedarnos con las dos más destacadas: lograr esta inmunidad de forma natural, o lograrla a través de una vacuna.

Menos mal que finalmente los que tienen el poder para tomar decisiones,  se dieron cuenta y se inclinaron, mayoritariamente por esta última, la más plausible, si bien es cierto de que algunos después de haber intentado la primera  y  observar y,  ¿convencerse?,   que el número de contagios seguía creciendo de forma exponencial. Su obsesión era la economía, la cual  priorizaban por encima de todo lo demás,  ¡incluso de la salud!, hasta que se dieron cuenta de que sin salud no hay economía que valga. A su desenfocado pragmatismo,  promovido exclusivamente por su cabeza, le faltó el equilibrio del corazón para poder tomar una decisión más equilibrada y efectiva. [1]  

... también hay que darse cuenta de que lo es...

"[...] en el lenguaje del virus el mensaje no se dice, se escribe con acciones,y estas consisten en la destrucción de la vida humana.Es una necrolengua que se escribe con sangre, que gana elocuencia a medida que destruye vidas humanas. Pero, al fin y al cabo, ¿no será también necrolenguaje el de los políticos que intentaron convencernos de que, para salvar la economía, es necesario correr el riesgo de sacrificar vidas, las vidas que no pueden ser confinadas, para que el confinamiento de otras vidas sea posible?". 

Así, con esta claridad y precisión,  se expresa en el prefacio de su última obra (aparece referenciada en las reseñas bibliográficas de este artículo)  Boaventura de Sousa Santos, cadedrático emérito y director emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra.                        

A día de hoy estamos avanzando,  entendiendo que el progreso es ganar independencia respecto a la incertidumbre

En lugar de independencia iba a poner "libertad" en el sentido que yo la defino:  número de opciones que tenemos ante una situación determinada. No lo puse por si alguien entiende como libertad "tomarse unas cañas" o "no encontrarse con la ex pareja". Espero que sus incertidumbres existenciales no se limiten a si puede o no puede tomarse unas cervezas...

 Seguimos ignorando muchas cosas sobre este virus, pero, a su vez,  hemos incrementado mucho nuestro conocimiento acerca del mismo. Saldremos de esta pandemia vírica, convencidos de que la ciencia es la herramienta más destacada para generar un conocimiento válido y creíble para salir de esta situación y de otras parecidas que puedan presentarse en un futuro. Por supuesto, teniendo siempre presente que la ciencia no tiene verdades absolutas, sino provisionales: "Con los conocimientos que tenemos al día de hoy afirmamos que... :https://neuroforma.blogspot.com/2021/04/el-poder-del-dinerociencia-dinero-y.html

 La inmunidad de rebaño, se logra, según nos dice la ciencia,  de dos formas: Dejando  que una determinada población se infecte de forma natural; consiguiendo una vacuna eficaz  y  vacunar a la población,  lo cual hace de barrera  contra la expansión del virus. El llamado  número R (número reproductivo básico), nos  indica cuán infecciosa es una  determinada enfermedad: una cifra  superior a 1, nos indica que la enfermedad  seguirá expandiéndose de forma exponencial. Cuando la cifra sea inferior a 1, (0,999), empezará a extinguirse de forma progresiva. [2]

Si hubiéramos seguido la mala idea que sugerían algunos, de dejar que la población se inmunizara de forma natural, las consecuencias a día de hoy serían nefastas:

“    "La inmunidad de rebaño es una peligrosa falacia sin respaldo científico”. Un grupo de 80 investigadores clama contra la propuesta de permitir la libre infección, que causaría, según la OMS, 77 millones de muertes.[3]


     ... y convencer de ello a los demás.

Leí en diversas  redes sociales,  algunos comentarios de personas, que empezaban diciendo que, por favor,  no se utilizase el término de rebaño. Les parecía  no adecuado y ofensivo referido a humanos. Confirman la hipótesis de que, en general,  todos los humanos   somos muy propensos a caer fácilmente en la trampa de la auto complacencia. Son muy pocas las personas que tienen una percepción equilibrada de si mismas. Soy un convencido de que el comportamiento animal supone una plataforma de gran utilidad para los humanos interesados en su aprendizaje y desarrollo personal y profesional. Hace algunos años comencé una conferencia sobre Mediación laboral ante profesionales de la psicología de esta forma: "Sé más de los humamos por mi aficción a la Etología, que por mis estudios de psicología  y sociología." Luego, para  situar el contexto utilicé la fábula de Esopo 'El león, la zorra y el asno'.  No solo utilicé esto para lograr el objetivo de la Apertura de una presentación,   cual es lograr centrar el interés del auditorio en nosotros,  a través de una afirmación sorprendente, en este caso, sino  y dado que soy un convencido de ello, que se viera que hay una correlación entre lo que digo y lo que siento: la convicción se nota, sobre todo en el lenguaje no verbal y el público la valora mucho. Por esta y otras muchas razones nuestros políticos no logran  "convencer de ello a los demás" que nos dice Jorge Wagensberg, que necesita la ciencia.

No hablamos sólo con la boca. El cuerpo también habla, y lo hace con sus gestos, posturas, expresiones, etc., diciendo más que las palabras que emitimos. El lenguaje no verbal “habla más alto” y  da más información que el lenguaje verbal. Nos impacta positivamente  nuestro interlocutor cuando apreciamos que tanto lo que dice (lenguaje verbal)  como el cómo lo dice (lenguaje no verbal) van en sintonía, es decir, expresan lo mismo. Nos impacta, negativamente,  nuestro interlocutor cuando apreciamos que no hay congruencia entre lenguaje verbal y no verbal:

https://neuroforma.blogspot.com/2016/10/el-psoe-y-la-congruencia-en-el-decir-no.html

Entendiendo el contexto

La RAE nos ofrece cuatro acepciones  del rebaño: “Hato grande de ganado, especialmente del lanar.” “Congregación de los fieles respecto de sus pastores espirituales”. “Conjunto de personas que se mueven gregariamente o se dejan dirigir en sus opiniones, gustos, etc.”. 

¿De dónde nos viene nuestro gregarismo?

“Un individuo gregario (del latín gregarĭus,1​ 'grey' 'del rebaño') es aquel que tiende a vivir agrupado con otros congéneres formando manadas, cardúmenes, colonias o, en el caso del ser humano, grupos sociales.” [4]

Según nos ilustró Darwin, la selección natural tiene sentido desde el punto de vista individual. Mucho más tarde Dawkins nos dice que los genes son egoístas, tan solo van a lo suyo: replicarse.  Su foco está exclusivamente en aquello que les permitan conseguir su meta. En este nivel lo que manda es la competencia. Los individuos establecen una feroz competencia entre ellos   premiando el egoísmo. Estamos ante la selección individual.

En un momento evolutivo determinado, los individuos empezaron a vivir en grupos y se estableció una competencia entre grupos de tal forma que, evolutivamente,  fue más adaptativa y  empezó a premiar,  ya no a individuos que competían entre ellos, sino que cooperaban y buscaban el progreso del grupo, lo que hoy llamamos jugadores de equipo. Empezó así la selección grupal.

Cuando hay competencia entre grupos acaba ganando el más cohesivo, el que más coopera y colabora en el bien común.

 Hoy en día sabemos que la selección natural funciona a la vez en muy distintos  niveles. La selección multinivel cuantifica el grado en que la selección presiona en cada nivel  y nos aclara cuando favorece a la selección individual (genes para rasgos particulares) y cuanto a la selección grupal (genes para el auto sacrifico: altruismo).

 Parece que en las sociedades de recolectores los grupos se dividían cuando superaban los ciento cincuenta adultos. (Por eso se dice ahora, que en las redes sociales deberíamos limitar el número de personas con las que interactuamos).

 A lo largo de toda la evolución  los animales sociales vivieron en grupo, en rebaños y en manadas. Ninguno, excepto los humanos, fue capaz de organizarse  en ultra grupos, es decir, vivir en grupos grandes con una estructura interna la cual proporciona muchas ventajas. Tampoco ningún tipo de animales sociales, excepto los humanos,  fueron capaces de adquirir una intencionalidad compartida: compartir una idea común de cómo debían funcionar las cosas.

 Llegamos así evolutivamente a la mentalidad de grupo:

 "capacidad de aprender y ajustarse a las normas sociales, sentir y compartir emociones relacionadas con el grupo y, en última instancia, crear y obedecer a instituciones sociales” Michael Tomasello

Individualismo – Colectivismo

  Geert Hofstepsicólogo social,  llevó a cabo  una investigación  a través de  encuestas realizadas a empleados de la multinacional IBM (116.000 trabajadores)  en 40 países, entre los años 1967 y 1973 y encontró 4 factores que según él eran suficientes para distinguir las diferentes culturas estudiadas: Distanciamiento al poder, Evitación de la incertidumbre, Masculinidad – Feminidad e Individualismo – Colectivismo. La dimensión Individualismo – Colectivismo, es la más indicada para comprender el tema que estamos abordando.[5]

 Nuestros antepasados,  durante millones de años,  se enfrentaros al desafío adaptativo de formar y mantener coaliciones que pudiesen ser útiles ante los desafíos y ataques de grupos rivales. Hoy, nosotros,  somos los descendientes de las tribus que han tenido más éxito individual, primero y colectivo después.[6]

Disidentes constructivos - Disidentes destructivos

Hoy en día, podemos hacer una primera aproximación al análisis de  estas multitudes, entendidas como “gran cantidad de gente”, sosteniendo que las forman dos grupos  que persiguen diferentes objetivos,   los cuales abordan con diferentes pautas de comportamientos: un grupo que podemos llamar disidentes constructivos y otro grupo, compuesto a su vez de variados subgrupos, que llamamos disidentes destructivos.[7]

Los disidentes constructivos hacen avanzar la sociedad, la van  perfeccionando poco a poco. Asumen lo que nos dice Erich Fromm en su obra “La patología de la normalidad” (Paidós, Barcelona,1994, p.23) :

 "Si en la sociedad de los cavernícolas hubiesen existido sólo conformistas, está claro que todavía seríamos cavernícolas, e incluso caníbales”

Saben cuándo reinvidicar ante los que mandan sus derechos lesionados, y saben, también, cuándo obedecer a los mismos que mandan cuando se trata de actuar colectivamente para poder ganar todos.

“Me extraña que no  se haya hecho una completa historia de la obediencia, porque es uno de los factores esenciales de la evolución humana. Era de esperar, porque somos una especie domesticada. Todas las modalidades de poder van acompañadas de otras correlativas de obediencia. La obediencia animal es la sumisión  a la jerarquía fundada en la fuerza. La obediencia humana es también sumisión a la jerarquía y a la fuerza, pero, además, a la norma. Esta última pertenece al orden simbólico y comunicativo. Supone obediencia a una orden.”[8]

Los segundos, los Disidentes Destructivos,  generan involución, retroceso, ya no tanto por los objetivos que puedan perseguir, que también, sino, sobre todo,  por los medios a través de los cuales pretenden lograrlos. El fin no justifica los medios.  En una sociedad civilizada hay que promover el perseguir fines éticos, logrados con medios éticos. No siguen a Erich Fromm, sino a "Buitres" humanos carroñeros [9]

Noticias falsas

El sociólogo Sousa Santos, catedrático  emérito de sociología  de la universidad de Coímbra dedica en el capítulo VI de su última obra que acaba de editar recientemente un apartado titulado Conocimiento, información y noticias falsas. En sus conclusiones finales del libro nos dice:

"Finalmente, el cuarto afinamiento analítico se refiere a la gravedad de las noticias falsas. Es cierto que presté algo de atención en el Capítulo 6, pero la información científica posterior a la redacción de este capítulo me lleva a pensar que es un área que deberá merecer mayor atención analítica, política e incluso jurídica. Es que, en tiempos de pandemia, las noticias falsas se traducen en muertes y, por tanto, constituyen acciones delictivas que los países no están preparados para castigar ejemplarmente, así como tampoco están preparados para frenar eficazmente la difusión de noticias falsas." [10]

 Hace, también, una reflexión sobre el impacto de la infopandemia (lo que yo llamo “el segundo diluvio” que nos está 'ahogando' con un exceso de información)  en la salud pública

Mensaje final

 Después de esta lectura y reflexión, y considerando que las personas a las que  les parecía el término “rebaño” no adecuado referido a humanos, si entienden como rebaño lo que yo aquí llamo “Disidentes destructivos” tal vez sería conveniente ampliar un poco el mensaje del que hablamos al principio del artículo sobre  agradeciéndonos el SERGAS nuestra colaboración en el proceso de vacunación, quedando definitivamente así: 

El triunfo de los disidentes constructivos 

 “Le agradecemos su colaboración para lograr la “inmunidad de rebaño”, a la vez que deseamos que nunca llegue a formar parte del mismo” SERGAS

 

 


 

Referencias Bibliográficas

 

[1]NUESTRA INCIERTA VIDA ANORMAL

https://neuroforma.blogspot.com/2020/12/nuestra-incierta-vida-anormal.html

[2] El número reproductivo básico (R0): consideraciones para su aplicación en la salud pública*

 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6291769/

[3] https://elpais.com/ciencia/2020-10-15/la-inmunidad-de-rebano-es-una-peligrosa-falacia-sin-respaldo-cientifico.html?ssm=TW_CM

[4] GREGARIO:  https://es.wikipedia.org/wiki/Gregario

[5] LOS seis PILARES de la MORAL -2: CUIDADO 

https://neuroforma.blogspot.com/2020/03/los-seis-pilares-de-la-moral-2.html

[6]LOS seis PILARES de la MORAL - 6: LEALTAD 

https://neuroforma.blogspot.com/2020/05/los-seis-pilares-de-la-moral-5-lealtad-1.html

[7] OLAS VÍRICAS - OLAS EMOCIONALES:  

https://neuroforma.blogspot.com/2021/02/olas-viricas-olas-emocionales.html

[8] MARINA José Antonio.: BIOGRAFÍA DE LA INHUMANIDAD – Historia de la crueldad, la sinrazón y la insensibilidad humanas. Ariel, Primera edición: marzo 2021, p.63

[9] CARROÑA INFORMATIVA:

https://neuroforma.blogspot.com/2020/06/carrona-informativa.html

[10]Boaventura de Sousa Santos.: El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía. Ediciones Akal, S.A., 2021, p.215

domingo, 11 de abril de 2021

CIENCIA, DINERO y PANDEMIA GLOBAL

 



CIENCIA, DINERO y  PANDEMIA GLOBAL

Escribí en este mismo blog, el 27-07-2018, un  artículo que titulé:

EL EL PODER DEL DINERO: https://neuroforma.blogspot.com/2018/07/el-poder-del-dinero-habra-un-periodo.html, el cual empieza así: 

“Habrá un periodo en el que solo los más ricos podrán pagar los nuevos fármacos contra el cáncer” Antoni Ribas

La ciencia, de la que decimos que no genera verdades absolutas, sino “verdades provisionales”,  no cree en los dogmas,  pero,  si cree en el dinero. Esta última creencia, cuya consecuencia directa es la mercantilización de la misma, genera unos efectos perversos y dañinos de gran alcance.

Y termina de esta forma: 

 “EL saber para quién pueda pagarlo”
“Los avances que proporcione la ciencia para quienes puedan comprarlos”

Te invito a leerlo en este mismo blog.

Lo que nos está pasando actualmente,  avala y confirma la hipótesis que entones sostuve acerca de la ciencia mercantilizada. Creo que hoy es oportuno recordarlo pues puede ayudarnos, a mi juicio, a clarificar un poco este clima de confusión en el que estamos inmersos.   

Estamos viviendo una pandemia que pone de relieve que el paradigma dominante actual para explicar el mundo,  ya no es el paradigma racionalista,  sino el paradigma sistémico. Nos propone este paradigma, que emergió como dominante en la sociología en la década de los 70 del anterior siglo, cambiar nuestro enfoque y adquirir un nuevo modo de pensar que debería transformar la  visión que tenemos  de la realidad

El filósofo de la ciencia Thomas Samuel Kuhn,   definió al paradigma como "una escuela o método psicológico con conceptos, problemas y controles comunes y con postulados no discutidos": Dorsch Friedrich,: "Diccionario de Psicología": Editorial Herder, Barcelona, 1985.  Dado los múltiple y variados usos que se hace del concepto de paradigma, invito a leer los dos siguientes artículos publicados en este mismo blog: 

 LA UTILIDAD  DE LOS  PARADIGMAS CIENTÍFICOS:  https://neuroforma.blogspot.com/2018/07/la-utilidadde-los-cientificos-en.html

 LA GRANDEZA DE LA CIENCIA Y SUS PARADIGMAS:  https://neuroforma.blogspot.com/2018/08/la-grandeza-de-la-ciencia-y-sus.html

El paradigma sistémico nos hace ser conscientes de que  vivimos en un mundo interconectado, a nivel global,  en el cual los fenómenos que se dan en el mismo son interdependientes. Para resumirlo de forma práctica y concreta,  utilicé en muchas ocasiones  la siguiente definición del mismo: 

          Yo dependo de ti y tú dependes de mí.

 Los humanos pasamos a lo largo de nuestra vida por una fase de dependenciaYo dependo de ti. Las etapas de desarrollo humano pre-natal, infancia y  niñez,  estarían ubicadas dentro de esta fase. Pasamos, también,  por una fase de independencia. Yo dependo de mí. Se da en la  etapa de la adolescencia, en la que buscamos  la autonomía y nuestra identidad personal y comenzamos a hacernos egocéntricos.. A medida que nos hacemos adultos y maduramos, nos hacemos más  conscientes y llegamos a la fase de la interdependencia: yo dependo de ti y tú dependes de mí. 

 Todo un cúmulo de  efectos reales de este principio los estamos viendo en esta pandemia desde múltiple puntos de vista. Quiero enfocarme en primer lugar en el de la “eficacia de las vacunas”. El clima de confusión mencionado anteriormente se hace patente, sobre todo, en este apartado.

 Nos dicen que la vacuna tal tiene un 92% de eficacia; que la vacuna cual tiene un 80%, etc. Que si esta tiene estos efectos adversos,  que si esta otra tiene estos otros... En este tema de la eficacia,  nos inclinamos por la que más tiene, entendiendo que la de 92% nos protege más a cada uno de nosotros individualmente, que la que tiene un 80%. No entendemos que esa eficacia se refiere al colectivo, es decir, la que tiene una eficacia del 92%, si la población total a vacunar fuese de 100 personas, sería efectiva con 92 personas y no lo sería con  8 personas. La que tiene un 80%  actuaría sobre 80 personas y no lo haría sobre 20, con lo cual tardaríamos más en llegar a la inmunidad de rebaño, siempre y cuando esta fuese posible con este coronavirus. La ciencia aún ignora si es posible o no alcanzarla con el COVID-19. No saben si las personas que ya lo pasaron quedan protegidas para no volver a contraerla, ni cuanto tiempo dura la inmunidad.  

Nos dejamos llevar por el porcentaje que nos dicen los fabricantes,  ocultando que en las muestras en las que las que se ensayaron las vacunas con humanos,  fueron seleccionadas por ellos mismos y  no eran ni un número de personas estadísticamente significativo para sacar conclusiones definitivas,  ni representativas de la población general en cuanto a diversas características de esta. En consecuencia,  cuando ya se empieza a poner en la población real,   baja la eficacia de las mismas, pero que aún así, una vez aprobada por los organismos correspondientes, el balance riego - beneficio es altamente positivo. Parece como si buscáramos el riesgo cero, cuando sabemos, o deberíamos saber,  que el riesgo cero no existe. Nos empeñamos en mantener ideas caducas, o nunca probadas empíricamente. Defendemos gran número de  creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con evidencias incontrovertibles. 

Otro tema que no manejamos con racionalidad es el de "efectos secundarios" de las vacunas. Los científicos repiten una y otra vez que son muy poco probables, sobre todo los más graves (grosso modo, 1 por cada 100.000 vacunados)  y que además no  son consecuencia directa de la vacuna. Los receptores de este mensaje, nosotros, no acabamos de entender que para comprender la realidad y hacer previsiones para el futuro,  disponemos de algo muy potente: la relación de causa-efecto. Es tan potente que lo generalizamos excesivamente según nos decía David Hume: 

"Cada razonamiento que hay en torno a las realidades de hecho parece fundamentarse en la relación de causa y efecto. [...] Todos nuestros razonamientos presuponen siempre que existe una conexión entre el hecho presente y el que se deduce como consecuencia de él".

 He encontrado a lo largo de mi vida,  personas que en sus programas de estudios se incluían ya no tan solo estudios de estadística descriptiva,  sino también, estadística inferencial,  y hasta generalizaban la relación de causa-efecto al índice de correlación. 

Por último, no voy a extenderme en la comunicación de los políticos sobre la fecha de vacunación de los distintos colectivos. 









Simplemente recordarles que toda información salida de su VOCA (entiéndase boca) si quieren recuperar algo de su credibilidad perdida, tienen que cumplir, necesariamente,  las condiciones siguientes: que la información sea verdadera, descriptiva, relevante y a tiempo. 


Estos tres efectos que abordo en este artículo, el de la eficacia de las vacunas, el de los efectos secundarios y el de las fechas, son un buen ejemplo del "segundo diluvio" del que hablo muchas veces: nos están "ahogando" con un exceso de información que no sabemos procesar, logrando el efecto contrario al que debe buscar : la claridad mental. 

 Si aplicamos el paradigma sistémico  a este momento que estamos viviendo con la presencia del virus, que sin duda a la mayoría de nosotros nos hizo aumentar nuestra consciencia y conciencia de  la interdependencia en la que estamos todos, nos pone de relieve que el egoísmo de los países ricos que no son sensibles a la necesidad de vacunar a toda la población del planeta, es un ejemplo paradigmático de lo que el gran sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos llama "la inercia de las ideas muertas": ideas que no funcionan y todo el mundo lo sabe, pero que no llegan a desterrarse y perduran en el tiempo. Merece la pena leer su libro recientemente editado, titulado "EL FUTURO COMIENZA AHORA: DE LA PANDEMIA A LA UTOPIA", Editorial Akal, 2021,  en la que desarrolla "la tesis  de que siglo XXI puede ser el comienzo de una nueva era basada en la idea de que la naturaleza no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la naturaleza."

No me voy a extender, siendo fiel a la cabecera con la que inicio cada artículo de este blog,  en exponer argumentos que avalen lo sostenido más arriba. A las personas interesadas les invito a leer los siguientes dos artículos:   


Los países ricos que rechazan la supresión de patentes de las vacunas compran más de la mitad de las dosis disponibles:https://www.publico.es/sociedad/paises-ricos-rechazan-supresion-patentes-vacunas-compran-mitad-dosis-disponibles.html


Charles West, que sabía mucho de sistemas y de ética,   nos resumió todo esto de forma magistral: 

"El enfoque sistémico comienza cuando se ve el mundo con los ojos de los demás”

A mi juicio, ello implica, necesariamente, dejar de lado el pensamiento egocéntrico, lo cual empieza por explorar un poco la siguiente pregunta:  

¿Cómo pensamos  lo que pensamos?

La base de nuestros  pensamientos está en lo que creemos. Nuestras  creencias son las responsables de nuestros pensamientos. Investiga tus creencias y llegarás a la raíz de tus pensamientos. Son ellas las que dan una estructura a nuestra mente, creando un “estilo de pensar”, unos hábitos o programas mentales orientados  en un sentido u otro.

 También son los cimientos de los valores. A partir de lo que creemos, creamos nuestros valores. Los valores son las priorizaciones que tú haces acerca del valor que tienen para ti las cosas. Influyen en tus pensamientos, sentimientos y acciones. Este esquema de cómo pensamos,  podemos generalizarlo a todos.

 En el caso de estar dando u observando un pensamiento egocéntrico, que parte  de la premisa de que lo que creen es cierto,  sin haber cuestionado jamás las bases de sus creencias, podemos sintetizar sus argumentos  así: “Yo lo creo,  luego es cierto”.

 Además de lo anterior, que podríamos llamarle egocentrismo personal,  hay que añadirle el  grupo al que pertenece. Desde esta perspectiva,  parten de la premisa de que las creencias más relevantes del grupo son ciertas; tampoco se las han cuestionado nunca. La síntesis de sus argumentos sería así: “Nosotros lo creemos,  luego es cierto”. Si el anterior era un egocentrismo personal, esto es un sociocentrismo  radical.

 

  Conviene preguntarse  lo siguiente:

 

¿Reconocemos  nuestras  tendencias egocéntricas?
¿Tratamos  de analizar nuestras posibles creencias irracionales?

 

Somos inconsistentes,  también, en nuestro pensar. Si nos referimos a uno de sus componentes, los conocimientos, nos desenvolvemos fundamentalmente a través de un saber ingenuo, el cual es espontaneo, no nos cuesta esfuerzo. El saber  crítico,  que exige una determinada actitud, requiere  autodisciplina y esfuerzo.  El saber crítico sólo puede admitir algo cuando está fundamentado, esto es, exige que se aduzcan los fundamentos o razones de cada afirmación (principio de razón). Esto ya exige esfuerzo.

 La Fundación para el pensamiento crítico dice que “cuando pensamos, tenemos un propósito con un punto de vista, basado en suposiciones que llevan a implicaciones y consecuencias. Usamos conceptos, ideas y teorías para interpretar datos, hechos y experiencias, para contestar preguntas, resolver problemas y asuntos”

 

¿Reconocemos  el poder y el daño potencial del pensamiento egocéntrico en nosotros  mismos y en los demás?

 ¿Ponemos  todas nuestras alertas en marcha para ser conscientes de cuando estamos funcionando a nivel egocéntrico y tratamos de controlarlo o minimizarlo?

 

 Papa Francisco, en su tercera encíclica, titulada Fratelli Tutti (Hermanos todos),abunda en su idea de “o nos salvamos todos o no se salva nadie”, por lo que propone una “solidaridad auténtica” para rescatar a la humanidad...

http://www.siempre.mx/2020/10/o-nos-salvamos-todos-o-no-se-salva-nadie-papa-francisco/


“O nos salvamos todos o no se salva nadie”

Papa Francisco




domingo, 4 de abril de 2021

DELEITE INTELECTUAL

 





Deleite intelectual

 "Los mejores, más variados y duraderos placeres, son los de la mente"                                       Arthur Schopenhauer


En su columna  de hoy, Manuel Vicent nos deleita recurriendo al olfato, el cual,  según nos dice la neurociencia actual, es el único sentido, junto con el gusto, cuya  información que nos proporciona  se procesa, fundamentalmente,  en el cerebro límbico, formado evolutivamente a partir del cerebro reptiliano. La información que proporcionan los otros sentidos se procesa en el cerebro más evolucionado, en la corteza,  la que nos otorga a  los humanos el título de Sapiens y nos coloca en la cima de la escala filogenética como el animal más evolucionado y el único  Homo que existe ya que todos las demás se han extinguido.

Para elaborar su columna de hoy, tal vez recordó Vicent la magdalena, y dejándose llevar por el  “efecto proustiano”de la memoria  trasladando  la misma y  su razón a su infancia y recordando  no solamente cosas aisladas sino el contexto compuesto en el que esta tuvo lugar, imitando a Proust en su obra  «En busca del tiempo perdido», y describiéndolo a través de los diversos olores que dejaron una huella en su cerebro: 

"El olor a linotipia de aquellos cromos de futbolistas y tebeos, el de los lápices Alpino y el de las gomas de borrar con sabor a coco, el del confesionario donde el pecado de la carne se confundía con el aliento a tabaco de picadura que fumaba el confesor, el de la brea de las barcas varadas en la playa, el del jabón Heno de Pravia que se usaba en casa, el del pegamento de los parches en el neumático de la bicicleta, el de las tahonas y confiterías que en los antiguos Sábados de Gloria horneaban las monas de Pascua, el de los salazones en la alacena, el de alcanfor del armario ropero, el del serrín húmedo con que se barría el bar y el cine del pueblo, el de las jaras que te arañaban las pantorrillas en las excursiones por el monte en primavera, el de los pinos mojados después de una tormenta de verano, el del humus de las hojas fermentadas de otoño."

 La lista de olores que nos proporciona, describe toda una sociología del olfato  dejando que cada cual trasforme las ecuaciones químicas del mismo en ecuaciones simbólicas,  e intuya el  papel tan importante que desempeña el olor en la interacción social.  

La columna de hoy es un buen ejemplo de  su  capacidad   para recordar y relacionar dichos recuerdos  con sensaciones y experiencias  vividas hace muchos años.Los olores llevan a Vicent a un tiempo y a un lugar determinado y desencadenan  en su cerebro un torrente de recuerdos.

 Nunca deja de sorprenderme  la imaginación  de Vicent y su gran habilidad de condensar la vida en una columna de 352 palabras, según me dice el contador de palabras del procesador de textos de mi ordenador,  o mejor aún,  dicho en palabras del mismo Manuel Vicent:

“Para que todo el universo quepa en una columna de 66 líneas a 30 espacios es necesario desechar lo que sobra: planetas, estrellas, galaxias, el vacío que existe entre ellas con su silencio de piedra pómez. Hay que quedarse solo con lo esencial: con las grandes pasiones que mueven al alma de unas hormigas, con las horas infinitas que invierten los muertos soñando. Una columna de periódico debe ser el reloj de arena que filtre la memoria de ese deseo que el lector sentirá mañana.”

La imaginación no viene de la nada. Se desarrolla a través de los recuerdos, los cuales al combinarlos con una estructura diferente a como los hemos adquirido, da como resultado final algo nuevo.  Es fundamental, pues, tener un buen archivo de recuerdos en nuestra memoria, por eso nosotros estamos convencidos que todo progreso, ya sea personal o social,   requiere previamente un cerebro bien abonado y regado de experiencias, conocimientos y sabiduría. 

Si en una panadería entran sacos de harina y salieran a su vez como producto final la misma harina, sin aportarle nada, no nos comeríamos la maravillosa bolla de pan. Lo mismo pasa con nuestro cerebro: si entra información en él y no la someto al proceso de pensarla y  reflexionarla, saldrá lo que entró y me convertiré en un mero transmisor de ideas de otros. Un ciego de nacimiento será incapaz de imaginar el esplendor de una puesta de sol, porque carece de materiales sobre los cuales pueda actuar su cerebro.

La invitación que nos hace Vicent a complementar la respiración abdominal que el define como "inhalar por la nariz lenta y profundamente el oxígeno del aire para llenarte de energía nueva, llevarlo hasta el fondo de los pulmones, retenerlo lo más posible y exhalar por la boca para liberar la energía vieja convertida en anhídrido carbónico", con lo que él denomina hazaña intelectual: "ser capaz de recuperar con este ejercicio de respiración algunos de los perdidos aromas que a lo largo de la vida se han constituido en una estructura de tu memoria", supondría, a mi juicio una mejora del mismo. No solo mejoraríamos el funcionamiento del diafragma, sino, también,  nuestra memoria. También lograríamos la tan ansiada serenidad y calma tan ausente en este mundo tan agitado que tenemos hoy y no tendríamos necesidad de recurrir al Valium, al Prozac o al propranolol o  cualquier otro medicamento que amortecen nuestras emociones. Cualquier emoción supone, en mayor o menor grado, signos exteriores, observables por los que nos rodean: temblor de las manos, enrojecimiento de la cara, incapacidad de hablar claro, etc. Esto depende de nuestro forma y ritmo de respirar y se eliminan cuando respiramos con calma que impide que las emociones nos turben profundamente eliminando nuestra claridad mental, con todo lo que ello supone. Aquí dejo la sugerencia para  profesionales de Mindfulness. 

Yo todo esto lo recuerdo y práctico por haberlo aprendido cuando era un adolescente  en un curso que hice a distancia: "Mis 20 lecciones de cultura psíquica".  Muchas ideas  que aprendí entonces las confirma la neurociencia actual. 



“La capacidad de imaginar acontecimientos posibles depende asimismo de aprender y recordar, y es el fundamento para razonar y navegar por el futuro y, más en general, para crear nuevas soluciones  de un problema”, nos dice el  neurocientífico Antonio Damasio, al cual sigo desde hace muchos años. Nos lo dice en su obra “Y el cerebro  creó al hombre”, p.207.

En esto se fundamente el buen hacer profesional  de Manuel Vicent, proporcionando a sus lectores un gran deleite intelectual. Sin duda logra reflejar en cada una de sus columnas lo esencial, dando la impresión de que es un metódico y ejemplar  seguidor de la  máxima de Saint-Exupéry:

 “La perfección se logra no cuando no queda nada que agregar, sino cuando ya no queda nada que quitar."

Copio y pego la columna de Vicent por si alguien no está suscrito a El País y el enlace no le permite acceder a ella: 

 


Respirar

La hazaña espiritual consiste en ser capaz de recuperar con este ejercicio algunos de los perdidos aromas que a lo largo de la vida se han constituido en una estructura de tu memoria



 MANUEL VICENT

04 ABR 2021 

El valor emocional de los olores en la infancia

Aprender a respirar es toda una hazaña espiritual. En este caso no se trata solo de inhalar por la nariz lenta y profundamente el oxígeno del aire para llenarte de energía nueva, llevarlo hasta el fondo de los pulmones, retenerlo lo más posible y exhalar por la boca para liberar la energía vieja convertida en anhídrido carbónico. La hazaña espiritual consiste en ser capaz de recuperar con este ejercicio de respiración algunos de los perdidos aromas que a lo largo de la vida se han constituido en una estructura de tu memoria. Para la gente de mi generación es el olor a linotipia de aquellos cromos de futbolistas y tebeos, el de los lápices Alpino y el de las gomas de borrar con sabor a coco, el del confesionario donde el pecado de la carne se confundía con el aliento a tabaco de picadura que fumaba el confesor, el de la brea de las barcas varadas en la playa, el del jabón Heno de Pravia que se usaba en casa, el del pegamento de los parches en el neumático de la bicicleta, el de las tahonas y confiterías que en los antiguos Sábados de Gloria horneaban las monas de Pascua, el de los salazones en la alacena, el de alcanfor del armario ropero, el del serrín húmedo con que se barría el bar y el cine del pueblo, el de las jaras que te arañaban las pantorrillas en las excursiones por el monte en primavera, el de los pinos mojados después de una tormenta de verano, el del humus de las hojas fermentadas de otoño. Después de tantos años esos aromas están todavía en el cerebro. Se trata de respirarlos con el pensamiento y a la hora de exhalarlos liberar también como el anhídrido carbónico, que los acompañaba, la miseria de postguerra, la represión y el silencio de cuantos fueron obligados a callar. Inspirar, exhalar, es como escalar la propia montaña. De subida todo claro, de bajada todo oscuro, así una y otra vez hasta aprender que tu vida está en el aire.

 https://elpais.com/opinion/2021-04-04/respirar.html