CARROÑA INFORMATIVA
"Ante mi incapacidad para crear personajes imaginarios creíbles, a la hora de hacer literatura me he servido a veces de figuras de la vida real que parecían de ficción".
Manuel Vicent
Introducción
En los medios escritos y audiovisuales, estamos
acostumbrados a observar unas prácticas profesionales faltas de la más elemental ética profesional,
manifestada en adulterar opiniones y
declaraciones de personajes públicos, especialmente del mundo político, invención
de hechos que no han tenido lugar, tergiversar informaciones, inventar noticias,
y un largo etcétera que no desgloso para no cansar al lector.
Lo que se persigue con ello empieza por causar daño
o perjuicio moral a alguien, y puede terminar con la pretensión de llegar al
poder ejecutivo del Estado a través de la manipulación de los votantes
creándoles una realidad ficticia que nunca llegará a ser real.
Todo esto se pone en práctica a través de los “Buitres”
Humanos Carroñeros, permanentemente atentos y activos en su práctica del Buitreo, consistente en esparcir Carroña Informativa por doquier que sirve de ‘alimento’
a sus seguidores, convirtiendo a los más destacados en “Ignorantes Ilustrados” :
los Sócrates contemporáneos que han cambiado el clásico “solo sé que no sé nada” por el
moderno y actual “sólo sé que lo sé todo”
"Buitres" humanos carroñeros
Conseguir un fin no ético, utilizando medios no éticos, es el escalón máximo al que puede llegar un "buitre" humano carroñero y del que aprenderán e imitarán buitres humanos futuros que quieran llegar a lo alto de su profesión. Les produce risas y grandes carcajadas un principio que rige en el mundo visible de la superficie, y que guía, en muchos casos, la conducta de ciudadanos honrados (la presa más ansiada del buitre humano carroñero) que se enuncia así:
Solamente fines éticos, logrados con medios éticos, nos llevan a una evolución sostenible.
(https://neuroforma.blogspot.com/2018/09/la-involucion-de-los-lideres-una-mente.html)
Lo importante es lograr la agitación de sus seguidores hasta llevarlos al delirio. Los seguidores de “primer nivel”, ávidos y necesitados de recibir cada día su “chute” de intoxicación (https://neuroforma.blogspot.com/2020/05/no-dejemos-que-nos-intoxiquen-las.html) para poder luego, en sus respectivos grupos y camarillas, ser los protagonistas repitiendo un cúmulo de chascarrillos y exabruptos con los que se ganan su admiración . Miden el apego de su audiencia por el número de cabezas que asienten y por la frecuencia e intensidad de las risas que provocan, convirtiéndose las cabezas asintiendo y las risas, en poderosos refuerzos positivos que llevan a estos 'seguidores de primer nivel' a buscar con ansiedad chute tras chute de intoxicación en los más diversos medios, ya sean portales de noticias, prensa escrita, radio, redes sociales, televisión, conferencias, etc.
Mientras los buitres limpian y sanean la naturaleza allí donde habitan, engullendo toda clase de despojos, el buitreo humano ensucia y denigra con sus prácticas la sociedad en la que lo practican, logrando que cada día un mayor número de ciudadanos trague las ruedas de molino que ellos se inventan y vivan y reaccionen a una realidad ficticia, creada a su medida, para que actúen según los deseos y los objetivos de otros.
Llegamos así al paradigma de la desinformación dominado por personajes que para definirlos, de forma clara y precisa, es necesario recurrir a un oxímoron: ignorantes ilustrados.
Tipologías de "Buitres" humanos carroñeros
De una forma muy general, grosso modo, podemos hablar de dos tipos: amorales e inmorales. En los primeros su conciencia (capacidad de “darse cuenta”) es tan limitada y su inconsciencia es de tal magnitud, que ni siquiera son conscientes de si obran bien o mal. Todo se cuece en su tenebroso inconsciente impidiendo este, por cuestiones de supervivencia, que nada aflore a su mundo consciente. Uno de los arquetipos de Jung es "la sombra", la cual se manifiesta a través de los rasgos de personalidad y los comportamientos que una persona no acepta como propios y que oculta a los demás. La sombra incluye las disposiciones psíquicas personales y colectivas que no son asumidas por la consciencia.
Los segundos, los inmorales, sí se dan cuenta de las consecuencias de sus actos, de cómo su obrar corrompe y destruye a personas y degradan la sociedad, pero les importa un pito, mientras no tengan consecuencias negativas para ellos en forma de sanciones económicas o penales, actuando estas, cuando se producen, como poderosos refuerzos negativos[2] que dan como resultado rebajar considerablemente las conductas de buitreo. Si estas no disminuyen, es que la intensidad y la frecuencia del refuerzo negativo aplicado, no fue la suficiente.
Según nos decía Jung, "Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad". Sacar a la luz su "lado oscuro" es el primer paso para redimir a un "buitre" humano carroñero.
A los buitres humanos carroñeros lo de la ética[3] les trae sin cuidado y podemos encontrarnos con dos tipo: los hay amorales y los hay inmorales.
La práctica del 'buitreo'
Esta
práctica está creciendo de forma tan alarmante que ya se crea con ella una
realidad ficticia en la cual viven cada día más personas. La cuestión se va
deteriorando de tal forma, que ya ha perdido toda estimulación y deleite
intelectual. Bajó el nivel de los lectores y seguidores y bajó, también, el nivel de los pseudoperiodistas que aparecen en
distintos medios. Con respecto a los primeros no hace falta comentar nada; las
evidencias, que el día a día nos pone ante los ojos, son
suficientemente elocuentes. Con respecto a los segundos, los periodistas, el
nivel de precarización de esta profesión es tal que habría que cambiarles el
nombre para no deshonrar a aquellos ‘grandes’ de antaño, tales
como Robert Upshur "Bob"
Woodward y Carl Bernstein, ambos reporteros de The Washington
Post, que descubrieron el escándalo Watergate.
Hoy en día, la precariedad laboral de los llamados periodistas es alarmante y lleva a que estos se vean forzados a tener más de un empleo. “Las dinámicas imperantes en el sector empujan a muchos periodistas a trabajar como becarios, freelance, o periodistas a la pieza, cuando no como voluntarios no remunerados” (Ferrández-Ferrer, 2012, p. 7).
"Además, Calvo (2005) indica que “un 36 % de los encuestados trabaja para más de una empresa” (p. 176). También, en el caso de los periodistas digitales, Tejedor (2005) indica que un tercio de ellos no cuenta con un contrato laboral.”[4].
Adiós a todo signo de lícito poder y de sana influencia.
Necesitamos, más que nunca, unos medios de comunicación, éticos, serios y honrados, que hagan de contrapeso a los tres poderes del Estado. (y de paso, al poder del 'buitreo')
Con esta precariedad laboral empiezan así su trayectoria laboral los periodistas, hasta convertirse, los más osados, y de mayor "talento" en
"GrandesBuitresHumanos Carroñeros."
Empiezan haciendo el papel de meros escribientes ("Persona que tiene por oficio copiar o poner en limpio escritos ajenos, o escribir lo que se le dicta"). Siguen luego escribiendo sus propios textos, pero sobre anécdotas, chuminadas, banalidades, sin entrar nunca en lo trascendental, importante, significativo y profundo. En esta etapa se trata de ir perfeccionando sus competencias manipulativas a base divertir, primero, para luego despistar a sus lectores y entrenarles en mirar el dedo y sacarles toda futura tentación de mirar a la luna. También se logra en esta etapa que los escribientes se queden con el rol de "periodistas del montón", castrando su posibilidad de que en un futuro se pudieran convertir en periodistas con capacidad y formación suficiente para escribir y abordar cosas serias, que nos ayuden a todos a mejorar la realidad que tenemos. Paul Sartre y Simone de Beauvoir diferencian entre lo esencial (grano) y lo contingente (paja). Cuando Simone tuvo un romance con un escritor americano, Sartre resolvió la cuestión diciéndole al Castor (así llamaba a Simone) “lo esencial es al amor que nos tenemos, lo contingente todo lo demás”. El enfoque que hoy en día un periodista del montón daría a esta noticia, si estás leyendo este artículo ya te imaginas cual sería:
Se regodearía con lo contingente, creando todo un siniestro culebrón que ‘alimentaría’ a sus lectores por largo tiempo. Allá por la década de los 80, del pasado siglo, esperé impaciente a que saliera el libro, dos volúmenes, titulado 'Cartas al Castor' el cual conservo como una reliquia en mi biblioteca. Centrar la atención en lo esencial, marca una gran diferencia en la vida. Centrarla en lo contingente empobrece y empequeñece nuestra trayectoria vital.
Los “buitres humanos”, los mercenarios de la noticia, cuando no existe la carroña se la inventan, la crean de la nada.
Difunden la idea y, a través de la misma, crean la realidad que alguien le dictó era la correcta, y que una mayoría de sus seguidores aceptan como válida, a pie juntillas, sin distinguir entre realidad ficticia, virtual y realidad real (aquí echarán en falta el "valga la redundancia" y de todo el contenido del artículo no se quedarán con nada: se quedarán con la anécdota que les permitirá sacarme el pellejo)
Según nos dice la
ontología del lenguaje, éste, no solamente nos vale para describir la realidad,
sino, también, para crearla. Un viejo dilema de las ciencias
sociales se enuncia así:
Ya no se tiene en cuenta la veracidad de la información, no importa
distinguir entre lo verdadero y lo falso. Se trata de conducir a la
población hacia un mundo que no sea capaz de comprender por sí misma. Invadirla
con un exceso de información de tal forma que no tenga capacidad de procesarla,
de distinguir entre el contenido y la anécdota, el grano de la paja. La
creación hoy de ignorantes, ya no pasa por restringir el acceso al conocimiento
y a la información. La estrategia actual a seguir es justo la contraria:
invadir a la población con un exceso de información (“segundo diluvio”) de tal
forma que no sean capaces de procesarla
y discriminar entre el grano y la paja, lo contingente y lo esencial, el
contenido de la anécdota. En definitiva, ‘ahogar’ a la población, no con
agua, sino con un exceso de información.
Para ello, se despliega todo un
ejército: los medios de comunicación, los debates preparados con
una intención previa, los sabuesos de la anécdota con la intención de
distraer y desviar la atención de lo que realmente importa, los mercenarios de
la confusión, que hacen que muchos, cuando alguien habla de Política en serio,
con mayúsculas, diferente de politiquilla, se queden mirando el
dedo y acaben etiquetando a la politiquilla como esencial, y a la Política como
contingente.
El ignorante ilustrado
Llegamos así desde el virtuoso ignorante sabio, personas que no han tenido la oportunidad de formarse pero que han pasado por la vida con un descomunal sentido común y siendo consciente de lo que sabía y de lo que ignoraba, y una gran sabiduría práctica que fue desarrollando con su experiencia a lo largo de su trayectoria vital, al peligroso ignorante ilustrado actual, que se cree que lo sabe todo y va por doquier pontificando sin saber nada, ni siquiera de lo que habla y utilizando de forma extensa, como elementos explicativos, la mentira, la farsa y la manipulación, mezclados todos ellos con exageradas dosis de cinismo e hipocresía. Son los modernos Sócrates que han cambiado el “solo sé que no sé nada” como guía de vida, por el “sólo sé que lo sé todo” ya no como guía de vida sino como coraza.
Hay ignorancias necesarias (no podemos
saberlo todo), pero hay otras ignorancias que, en el mundo actual, no están
justificadas desde ningún punto de vista. Hay cosas que como ciudadanos
responsables tenemos la obligación de no ignorar.
Existe una doctrina jurídica llamada “ignorancia deliberada”, aplicada, fundamentalmente, a casos de blanqueo de dinero. Un magistrado del Tribunal Supremo la resume así: “Como sabía la respuesta, no preguntó”. Una sentencia de este mismo tribunal señala que “quien se pone en situación de ignorancia deliberada, sin querer saber aquello que puede y debe saberse, y sin embargo se beneficia de la situación, (el marido o mujer de un corructo que se beneficia del lucro y dice que no sabía nada) está asumiendo y aceptando todas las consecuencias del ilícito negocio en el que voluntariamente participa”. https://neuroforma.blogspot.com/2017/02/lagran-coalicion-pensamiento-critico-y.html
Aplicado esto a nosotros: ¿No estaremos
cayendo en una "ignorancia liberada" la cual no nos beneficia, todo
lo contrario, al no querer enterarnos de lo que sucede? Dicho de otra forma:
¿no estaremos aplicando la estrategia del avestruz “esconder la cabeza debajo
del ala”?
Estos personajes ignorantes ilustrados son los que nos deberían motivar a todos para eliminar de nuestra sociedad toda práctica de 'buitreo' por las nefastas y graves consecuencias personales y sociales que generan.
La eliminación del 'buitreo'
Según nos decía “Reinold Niebuhr, conocido a veces como el teólogo del sistema, gurú de George Kennan y de los intelectuales de Kennedy, afirmaba que la racionalidad es una técnica, una habilidad, al alcance de muy pocos: solo algunos la poseen, mientras que la mayoría de la gente se guía por las emociones y los impulsos. Aquellos que poseen la capacidad lógica, tienen que crear ilusiones necesarias y simplificaciones acentuadas desde el punto de vista emocional, con objeto de que los bobalicones ingenuos[6] vayan más o menos tirando. Este principio se ha convertido en un elemento sustancial de la ciencia política contemporánea”. [7]
Por otro lado Marcuse nos ponía en guardia acerca de estas
argucias, sosteniendo que la dimensión crítica (herramienta mediante la cual la
razón capta el orden social) es esencial para el pensamiento y la
argumentación.[8]
¿Cómo deshacernos de los "buitres" humanos carroñeros?
Señor, concédeme
serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
fortaleza para cambiar
lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender
la diferencia.
Reinold Niebuhr
Fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar:
Empezar por cambiar y eliminar el hábito de quedarse mirando el dedo, y no confundir lo esencial con lo contingente, es una buena manera de eliminar a los “buitres” humanos carroñeros y transformar el mundo (para mejor)
La segunda, prestar atención a la luna cuando alguien la señale, para poner en práctica el primer principio de mi Decálogo de Auto gestión desarrollado hace años:
El primer principio lo llamo "CARDAR PARA SABER MIRAR". Lo podemos sintetizar a través de dos pregunta:
¿A quién y a qué prestas tu atención?
¿Filtras lo esencial de todo el flujo de
información que recibes y sabes diferenciar lo importante de lo accesorio?
Puedes ver su desarrollo en el siguiente video:
"Cuando el sabio señala la luna el necio se queda mirando el dedo"
Proverbio chino
Referencias Bibliográficas
[1]LA GRAN COALICIÓN: PENSAMIENTO
CRÍTICO Y OPTIMISMO FUNCIONAL (1)
https://neuroforma.blogspot.com/2017/04/la-gran-coalicion-pensamiento-critico-y.html
[2] El mundo como una gran Caja de
Skinner
https://neuroforma.blogspot.com/2019/12/el-mundo-como-una-gran-caja-de-skinner.html
[3]LOS seis PILARES de la MORAL -1:
FUNDAMENTOS MORALES
https://neuroforma.blogspot.com/2020/02/los-seis-pilares-de-la-moral-1.html
[4]Situación laboral del periodista: https://www.google.com/search?q=situacion+laboral+de+los+periodistas&rlz=1C1CHBF_esES843ES843&oq=situacion+laboral+de+los+periodistas&aqs=chrome..69i57j0.12910j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8
[5]Cómo nos venden la moto (Noam Chomsky e Ignacio Ramonet,
Barcelona, Icaria, 1995). https://poderparlante.files.wordpress.com/2012/03/como-nos-venden-la-moto-chomsky-ramonet.pdf.
[6]LA GRAN COALICIÓN: PENSAMIENTO CRÍTICO + OPTIMISMO FUNCIONAL (2)
https://neuroforma.blogspot.com/2017/02/lagran-coalicion-pensamiento-critico-y.html
[7] El Control de los Medios
de Comunicación. Por Noam Chomsky | 03/07/2004 | https://rebelion.org/el-control-de-los-medios-de-comunicacion/
[8] Fernandez Liria, C.
(2016): ¿Para qué servimos los filósofos?, Catarana.
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El juego del tres en raya
Ante mi incapacidad para crear
personajes imaginarios creíbles, a la hora de hacer literatura me he servido a
veces de figuras de la vida real que parecían entes de ficción. La historia de
Jesús Aguirre, hijo natural, cura secularizado, que acabó siendo duque de
Alba, constituía un material de novela
difícil de superar. Bastaba con soplarle un poco de aliento como
hizo Dios con el barro de Adán y dejar que hablara, que se moviera a su aire y
seguir de cerca sus pasos, la manera con que atravesaba con sumo desparpajo
todos los estamentos de la alta sociedad para que su simple biografía
constituyera una inmejorable forma de entender medio siglo de la Historia de
España. Sucedía lo mismo con la figura de Adolfo Suárez, un político que
cumplió con la audacia de un corsario el encargo real de traer la libertad y la
democracia a este país. Desde los sótanos del Movimiento Nacional se puso al
frente de esa aventura, pero antes tuvo que limpiar las cuadras del franquismo
bajo el desprecio y la granizada de insultos, a derecha e izquierda, que
soportó con un valor desmedido. Un día perdió la memoria y
el hecho de que muriera ignorando su propia hazaña lo convirtió en un personaje
literario. Fue como se cuenta de Alejandro el Magno, quien vencido en una
supuesta batalla, su ejército se dispersó, y, perdido en un bosque después de
muchos años, hecho un mendigo, llegó a una ciudad en cuyo mercado la gente
usaba una moneda acuñada con su rostro. Tomó una en sus manos y dijo: “Esta es
una moneda de cuando yo era Alejandro el Magno”. Hubo una vez un político
aventurero que trajo la democracia al España; hubo una vez un rey que en mitad
de la gloria arrojó su corona a la basura; hubo una vez una mujer rubia que
jugó con ellos al tres en raya. Llegará un día en que el rey Juan Carlos,
Adolfo Suárez y Carmen Díez de Rivera serán simples siluetas fantasmales de la
historia, y en ese juego del tres en raya
será difícil adivinar si fueron de ficción o fueron reales.
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