domingo, 10 de enero de 2021

El trumpismo ha tropezado: ¡Aleluya!

 


El trumpismo ha tropezado: ¡Aleluya!

Nos decía Paul Sartre que “un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.

¿En qué circunstancias, acontecimientos, contexto social, etc., nació y se desenvolvió Trump, que hicieron de él semejante personaje  para acabar siendo lo que es ahora, en este momento: una nueva versión de 'Conan el bárbaro'? Pretender, en los tiempos actuales,  hacer política  desde un poder fabricado a través de la espada y la brujería es toda una temeridad

Unos siglos antes, Baruch Spinoza nos había definido, de forma clara y precisa el centro de la psicología, la ética y la política que él desarrolló a lo largo de su corta vida.

Llamó a este centro el conatus: y lo definió así: “Cada cosa se esfuerza, en cuanto está en ella, por perseverar en su ser”. En una primera aproximación podemos entender el conato, como  que todo lo que existe, tiende a la autoconservación.

El empecinamiento de Trump en mantenerse en la presidencia del país más poderoso de la tierra, saltándose las normas que este se había dado para que ello fuera posible, es una prueba empírica relevante,  confirmatoria de la hipótesis de que la personalidad,  muchas veces anula la inteligencia y recursos cognitivos y económicos  que alguien pueda tener,  obteniendo en la vida cotidiana resultados totalmente negativos, por mucha riqueza que este pueda tener.

Freud incorporó al desarrollo de su sistema el conatus de Spinoza,    y sostuvo  que las acciones de autopreservación se activaban de forma inconsciente. La imprudencia e irreflexión de Trump que le llevaban a no valorar las consecuencias de sus acciones,  son una prueba evidente de su falta de conocimiento e incapacidad de percibir y darse cuenta del  funcionamiento del mundo político actual. Confirman, también, la  afirmación de psicoanálisis de que es el inconciente el que manda y regula la vida de los humanos dejando en un segundo plano a la razón.

Con  personajes como Trump quedó confirmado que son los instintos y no la razón los que nos llevan a actuar y, también, que aquello tantas veces repetido que que somos ‘Homo Sapiens Sapines’, hombres doblemente sabios, es una de las más grandes falacias jamás inventadas.

 En una de las cartas que Sartre escribió a Simone de Beauvoir,  le hablaba de otra persona y le decía entre otras cosas “(…) se había dado cuenta de que lo que le estropeaba la vida no era la fatalidad sino su propia forma de ser”.  Sartre, J.P.: Cartas al castor 1. Barcelona, Edhasa, 1986 p.117

La personalidad tiene una gran incidencia en nuestro comportamiento y poderosos efectos sobre la calidad de vida que uno logra tener. Es, a través de ella,  que que hace que nos adaptamos mejor o peor, social y personalmente,  a la vida en general y a  las diferentes parcelas de esta. Sin duda Trump, no se adaptó a la política.

La historia recodará los años 2020 y 2021, como la victoria de la humanidad ante dos destructores  virus, a cada cuál más letal: el SARS-CoV-2, propagador de la enfermedad Covid-19 , y el trumpismo, propagador de la enfermedad “comecocos”,  que produce, entre otras cosas,  unas intensas mermas de madurez, sensatez y sentido común,  llegando, en los casos más graves, a suspender la actividad funcional del cerebro humano generando individuos descerebrados.

Ya nos lo advertía, en el siglo pasado,  Skinner:

“El auténtico problema no es si las máquinas piensan, sino si lo hacen los hombres”. 

Burrhus Frederic Skinner