El trumpismo ha tropezado: ¡Aleluya!
Nos
decía Paul Sartre que “un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.
¿En
qué circunstancias, acontecimientos, contexto social, etc., nació y se
desenvolvió Trump, que hicieron de él semejante personaje para acabar siendo lo que es ahora, en este momento: una nueva versión de 'Conan el bárbaro'?
Unos
siglos antes, Baruch Spinoza nos había definido, de forma clara y precisa, el
centro de la psicología, la ética y la política que él desarrolló.
Llamó a este centro el conatus: y lo definió así: “Cada cosa se esfuerza, en cuanto está en ella, por perseverar en su ser” (IIIp6). En una primera aproximación podemos entender el conato, como que todo lo que existe, tiende a la autoconservación.
El
empecinamiento de Trump en mantenerse en la presidencia del país más poderoso
de la tierra, saltándose las normas que este se había dado para que ello fuera
posible, es una prueba empírica relevante, confirmatoria de que la personalidad, muchas
veces anula la inteligencia y recursos cognitivos y económicos que alguien pueda tener, obteniendo en la vida cotidiana resultados
totalmente negativos.
En
una de las cartas que Sartre escribió a Simone de Beauvoir, le hablaba de otra
persona y le decía entre otras cosas “(…) se había dado cuenta de que lo que le
estropeaba la vida no era la fatalidad sino su propia forma de ser”. Sartre, J.P.: Cartas al castor 1.
Barcelona, Edhasa, 1986 p.117
La
historia recodará los años 2020 y 2021, como la victoria de la humanidad ante
dos destructores virus, a cada cuál más
letal: el SARS-CoV-2, propagador de la enfermedad Covid-19 , y el
trumpismo, propagador de la enfermedad “comecocos”, que produce unas intensas
mermas de madurez, insensatez y sentido común, llegando, en los casos más
graves, a suspender la actividad funcional del cerebro humano generando individuos descerebrados.
Ya
nos lo advertía, en el siglo pasado, Skinner:
“El auténtico problema
no es si las máquinas piensan, sino si lo hacen los hombres”.
Burrhus Frederic Skinner