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viernes, 26 de agosto de 2022

LOS MAYORES 8: Su lugar en la sociedad actual

 


LOS MAYORES 8: Su lugar en la sociedad actual

 

 

Entendiendo el contexto

La población de los viejos –sin eufemismos, del tipo tercera edad, etc. – en principio es un tema que interesa a todos, a los que ya lo son y  a los que todavía les faltan  muchos años para llegar.  Bien es cierto que este interés es muy variado y son muy variopintos los motivos que conducen al mismo. Un ejemplo paradigmático es el de las pensiones, que como todos sabemos,  se las ganaron los viejos, a los que llamamos pensionistas,  como derecho,  después de cumplir sus deberes: cotizando durante años y años - muchos más de cuarenta-  un importe determinado, dando como resultados final un importe a cobrar de pensión en función de los años cotizados y del importe mensual aportado. Es justamente esto lo que determina que unos cobren más y otros cobren menos de pensión.En las sociedades civilizadas, los derechos se apoyan en la columna de los deberes; nada que no esté equilibrado con un deber previo, puede declararse como un derecho.

 

Nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. También es cierto, que tampoco me gusta el que en su día llamé el ‘optimismo de pandereta’. Si eres lector de este blog,  tienes muy claro los beneficios del optimismo funcional, y los graves perjuicios del optimismo bobalicón, extravagante, de pandereta, sin sentido,  de los  que creen que  este mundo es una jauja que según define  la RAE  “Lugar o situación imaginarios donde reina la prosperidad y la abundancia.” Parece que vienen tiempos que nos demostrarán que no lo es, por mucha imaginación que se le eche al asunto.

Tenemos el reto de enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se vive una vejez activa  y gratificante, para que cuando ellos lleguen a la misma, la afronten con una sana autoestima e impidan que los agrupen en un “almacén de viejos” haciéndoles creer que son decrépitos e inservibles.

                                 LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

https://neuroforma.blogspot.com/2022/08/los-mayores-7-como-nos-llevamos-con-el.html



 

Desarrollo del artículo

 

“Hacia finales de año, tuve que renovar el DNI y me dieron uno que caducaba en el año 9999. Cuando hice indagaciones, porque creí que se trataba de un error, me dijeron que una vez cumplidos los setenta te dan un carné para el resto de la vida. Salí de la comisaría, pues, con una tarjeta que certificaba mi identidad para siempre, que venía a  ser lo mismo que certificarla para nunca. Significaba que el Estado me daba por amortizado, por muerto.”   Juan José Millás[1]


 

La psicología nos dice que todos tenemos una Identidad Personal, es decir, una serie de rasgos y características propias de cada persona. También,  todos tenemos una Identidad Social, la cual nos define en función de los grupos a los que pertenecemos. Para la sociología  es la identidad la que nos lleva a la comprensión de quienes somos y quienes son los demás y, también,  a la comprensión que los otros tienen de sí mismos y de los demás individuos, incluidos nosotros. 

La sociología también nos ubica en una determinada Generación: “conjunto de personas que, por haber nacido en el mismo período histórico, recibieron estímulos culturales y sociales similares y, por lo tanto, comparten gustos, comportamientos e intereses”. Las experiencias que han vivido al moverse en contextos similares desde el punto de vista personal, social, e histórico, les ha llevado a adoptar un estilo de vida y  unos comportamientos similares. El contexto histórico y sociocultural que han vivido le otorga a cada generación unas características propias.

                   LOS MAYORES 3.REFLEXIONES SOBRE LA EDAD                       

    https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/los-mayores-3.html

Un buen ejemplo es la Baby boomer. Los múltiples y variados relatos apocalípticos, con los que múltiples y variados actores e instituciones están, permanentemente,  acosando a los pensionistas,  señalan  como culpables a la Generación del Baby boomer

LOS MAYORES 2. LA PESADILLA DE LAS PENSIONES

https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/la-pesadilla-de-las-pensiones-opiniones.html

Hay una considerable relación entre la Identidad social y la Autoestima, ya que esta depende mucho de la valoración de las personas que nos rodean; nos miramos a nosotros en el espejo de la cara de los demás y en función de lo que percibimos referido a  señales de afecto o rechazo, así nos sube o baja la autoestima. La autoestima tiene que ver con cómo las personas se sienten a sí mismas. El cómo se sientan, bien o mal, condicionará en buena medida su comportamiento. 



El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones,  en prejuicios y estereotipos que nos llevan a tratarlos de forma discriminatoria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad.

Dedicaremos  un artículo al edadismo el cual  está muy extendido en toda la población del planeta tierra - desarrollaremos varios y dramáticos casos que se dieron recientemente-  y condiciona mucho el que los mayores puedan  vivir una vejez activa  y gratificante. 

  

Subir y bajar 

"La vida va descendiendo imperceptiblemente a modo de rampa; pero al llegar  la vejez la figura es una escalera: cada año es un escalón que se hunde bruscamente. No es que en la vejez los años cuenten más sino que cuando los años cuentas más – cuando se desciende en escalera y no en rampa- es señal de que se ha entrado en la vejez.”      Alejandro Nieto[2] 

                                                                                         

Tengo que confesar que me encuentro ante un peliagudo dilema. Por un lado, declaro en  el primer artículo de esta  segunda tanda –Mayores 7- que nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. Por otro lado escapo del optimismo de pandereta  y aspiro al optimismo funcional.

Para más inri sostengo que a determinada edad debemos buscar, sobre todo, la autenticidad, aparcando la hipocresía.  Por  si conjugar todo esto fuera poco, también sostengo que no me gustaría distorsionar la realidad a la hora de vivir la etapa de la ancianidad.


¿Cómo conjugar todo esto?

Empecé el artículo anterior con la  “enantiodromia” de Jung: una primera etapa de caminar hacia adelante con fortaleza, seguida de una segunda en la cual seguimos caminando hacia adelante pero ya no con fortaleza sino “que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza.” 


¿Cómo la catalogarías tú, como optimista o cómo pesimista?

También hablo en el mismo artículo del juego de los opuestos - todo lo que es pasa a su contrario -  del filósofo presocrático Heráclito de Éfeso: “De vida nace muerte, de muerte vida, de juventud vejez, de vejez juventud, de vigilia sueño y de sueño vigilia, la corriente del engendrar y el perecer no se detiene nunca.” 

¿Cómo la catalogarías tú, como optimista o cómo pesimista?

Sea cual sea tu apreciación con respeto a la escala Pesimista – Optimista, a mi juicio ambas sintetizan bien la idea que muchas personas tienen acerca del ciclo vital de los humanos. Durante  el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte de una persona  tiene lugar un complejo proceso de desarrollo físico- cuerpo-, psicológico e intelectual- yo inmaterial, invisible e impalpable al que se le llama de muy diversas formas: yo, ego, conciencia, mente,  los creyentes: alma, espíritu, etc. -     que consta de etapas y rasgos bien definidos. En función de la etapa en que nos encontremos, percibimos muchas cosas de forma muy diferente. Así, por ejemplo,  todos cumplimos años, pero no todos lo percibimos lo mismo. La edad se mueve en dos mundos muy diferentes en los humanos: en el mundo inconsciente y en el mundo consciente. No nos preocupa ni nos acordamos apenas de ella cuando somos jóvenes. Lo que si es cierto, con carácter general, es que a partir de un determinado momento, que varía en función de cada cultura y persona, somos más conscientes de los años que cumplimos, de la edad que tenemos y de la rapidez con la que se esfuman los días. En una película, cuyo título no recuerdo, una madre decía a su hija: “Tu reloj biológico debe de ser digital, porque no oyes su tic tac”. Ya sabemos que el tiempo es el recurso más democrático y  valioso  que existe. Para todos,  la hora tiene 60 minutos y que cada minuto tiene 60 segundos. Pero, también sabemos, que llegados a determinada edad, el tiempo no corre para todos a la  misma velocidad, ni nos permite, tampoco, abordar las mismas metas y  proyectos.  

 Aporto, abajo,  una herramienta para los Pesioptimistas,  cuya filosofía de vida la fundamentan a partir de lo probable y lo improbable. 

 


 Al igual que en el anterior artículo, para escapar del dramatismo recurro de nuevo a mi admirado Manuel Vicent- todos los domingos comento su columna que publica en El País-. Recurro a la columna que publicó el 2022-02-13 y que tituló "Pasa la vida" y que  cumple, un domingo más,  con sus propias normas  - “Una columna de periódico debe ser el reloj de arena que filtre la memoria de ese deseo que el lector sentirá mañana.”-   y sintetiza de forma precisa,  a través de 367 palabras, nuestro transcurrir desde que nacenos hasta que nos vayamos definitivamente del planeta tierra.

Siempre nos quedará la certeza científica de que  nuestros átomos seguirán pululando por algún punto del universo. 

Entendiendo por "certeza científica"que lo propio del hombre es buscar la verdad, no poseerla. Por eso la ciencia llega a verdades no definitivas sino provisionales.  Tiene la capacidad,  y a su vez la humildad,  de sostener sobre algo lo siguiente: con los conocimientos científicos que tenemos al día de hoy, podemos sostener que esto es…  

 


COLUMNA

Pasa la vida

https://elpais.com/opinion/2022-02-13/pasa-la-vida.html

 

La infancia dura hasta los cuatro años, la niñez hasta los 12, la adolescencia hasta los 17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sueños juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar o a obedecer. Serás un vencedor o un derrotado. Antiguamente se vivía tan poco que a uno no le daba tiempo a cambiar de pareja, ni de ideología ni de carácter, por eso entonces las personas parecían ser todas de una sola pieza. En cambio, hoy a los 50 años se puede emprender una nueva vida que te permita seguir soñando. La gente se divorcia, tiene más hijos, la brega diaria continua, pero unos juegan bien los dados y otros se quedan para siempre al borde del camino. Durante la bajada por el valle la edad pasa por distintas fases. A los 60 años ya eres mayor de verdad, a los 75 empiezas a agradecer que te digan que pareces más joven, que el tiempo no pasa para ti. Por fortuna, a partir de los 80 ya no se cumplen años, solo se cumple salud o enfermedad. Se es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancolía, a la cólera o al silencio. Hay viejos melancólicos que solo piensan en el pasado, viejos cabreados que se avergüenzan de sus antiguos ideales porque los confunden con la ruina de su rostro reflejada en el espejo, viejos que se sientan en la última vuelta del sendero con la mirada perdida y callan. En el valle que se divisaba desde la cumbre efímera de la juventud, en estos días de febrero están en flor los almendros. Su floración solo dura unos días, lo suficiente para recordar que a lo largo de la vida ha habido instantes de felicidad por los que ha merecido la pena vivirla.

¿Cómo la catalogarías tú: como optimista, cómo pesimista, o tal vez como realista? 


Quiero terminar con dos frases que me enviaron dos amigos después de haber  leído el anterior artículo:

“Vive como quieras y disfruta como puedas” Tocho

“Vive como puedas y disfruta lo mejor de lo que dispones” Sindo

 


 

Referencias Bibliográficas

[1] Millás, JJ y Arsuaga.: “La muerte contada por un sapiens  a un neandertal”, Penguín Random House Grupo Editorial., 2022, p. 28

[2] Nieto, A.: “El mundo visto a los 90 años”, Editorial Comares., 2022, p.3

viernes, 14 de mayo de 2021

APARIENCIA SIN ESENCIA

 


APARIENCIA SIN ESENCIA

“Todos ven lo que aparentas, pocos advierten lo que eres”      

Maquiavelo

 


Nos  cuenta Platón en su obra más importante, ‘La República’,  en la que desarrolla una serie de diálogos de  Sócrates con sus discípulos, que Glaucón (445 a. C.), filósofo griego y hermano de Platón,  desafía  a Sócrates  a que  demuestre que  lo que conduce a la felicidad   es la justicia por sí misma y  no la reputación de la  justicia.

La capacidad de Glaucón de percatarse de algo que a la mayoría de personas les pasa inadvertido, le llevó a afirmar que   a los humanos nos preocupa más la apariencia que la esencia, el parecer que el ser, la reputación que nuestra forma de ser,  en definitiva, que lo importante no es como tú realmente eres, sino lo que aparentas. La influencia de la reputación supera a la influencia de la realidad.

No sé si Julio César (100-44 a. C.) conocía este diálogo de Glaucón, siglos después (68 a.C.),  cuando se divorció de Pompeya, argumentando que  «Mi esposa debe estar por encima de toda sospecha».  Actualmente  dicho argumento  lo conocemos como «La esposa de César no solo debe ser honesta, sino parecerlo». Glaucón le diría a Julio Cesar que lo esencial era “parecer honesta” y en un segundo plano,  como  secundario e irrelevante,   “ser honesta”.

La reputación deshonesta (valga el oxímoron)

Glaucón, como buen contertuliano,  empieza pidiéndole a Sócrates que imagine como se comportaría un hombre que tuviese el anillo de Giges. (También hace referencia al mismo Platón en el libro II de La república).

“Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado, ante el espectáculo, descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; a inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Platón: La república, II, 359a - 360b.


Las conclusiones de Glaucón son desoladoras:                                             

“Pues bien, no habría persona tan incorruptible como para perseverar en la justicia y abtenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impide dirigirse al mercado y tomar allí sin miedo alguno cuanto quiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antoja, matar o libertar a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales.”

¿Cuántos  'opinantes de exabruptos' en los medios de comunicación digitales actuales, amparándose en el anonimato de un nombre ficticio para el lector, escribirían lo que escriben  si se identificaran  con  su nombre verdadero?

Me recuerdan a las frases- insultos que se escribían en las empresas en las puertas de los váteres por dentro, hace años, casi siempre dirigidas a la dirección y sobre todo a los mandos intermedios.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” Mateo 23:27

 

La perspicacia de Glaucón: APARIENCIA SIN ESENCIA en los tiempos actuales

Hoy  en día la apariencia está elevada al pódium en el que descansan las columnas del éxito. Tener la capacidad de fingir, de aparentar lo contrario de lo que se piensa, priorizar la estética sobre la ética, de prometer lo inalcanzable sabiendo que se está mintiendo y creyendo que a los que se lo dicen son idiotas.

¿Con cuál de estas dos definiciones de autoestima te quedas?

Lo estamos viendo cada día en los políticos de nuestra querida España:  buscan el voto de los ciudadanos, no decirles la verdad de la situación.  Tener la reputación de que defienden los derechos e intereses de los ciudadanos, aunque esta reputación se construya con mentiras, falacias y demás piezas  retóricas, puede dar  más votos que si fueran sinceros y abordaran  la realidad de la situación. No olvidemos que son políticos votados por nosotros, los ciudadanos, es decir, si nosotros estuviéramos en su lugar probablemente actuaríamos igual que ellos.

Somos muy propensos a ver los defectos y vicios de los demás, pero muy ciegos en ver los  nuestros propios. Eso se debe a que caemos fácilmente en la trampa de la Autocomplacencia. Son muy pocas las personas que tienen una percepción equilibrada de sí mismas.

Bien es cierto que las figuras políticas deben ser más ejemplares que los demás.

 Todos escuchamos en la misa dominical (he estado internado desde los 10 años a los 16, asistiendo a una misa diaria y los domingos y festivos a dos ) aquello de la paja y la viga: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.” Mateo 7:1-2. 

Y ya que estamos hablando de Platón, lo expone de forma muy pedagógica:

El filósofo griego  Aristipo (siglo IV a.  C.)  era muy  goloso. Platón una vez lo paró y le reprochó:

 - No te perece le dijo - que compraste mucho más pescado del que necesita tu apetito?

 -Cierto- admitió  Aristipo-, pero pagué poco por él. Solo dos  óbolos!

 -Oh! – exclamó Platón-, a ese precio lo compraría   también yo.

 -Ves- le hizo notar  Aristipo-, si yo soy  goloso, entonces tú eres  avaro.

 

Si Glaucón estaba en lo cierto, puede que alguien,  por muy deshonesto que se muestre con sus acciones a lo largo del día,  no le preocupe lo más mínimo y duerma de un tirón por la noche; sí le preocupará y no dormirá,  si es consciente de que tiene reputación de mentirosos y deshonestos.  Están de suerte porque nunca fue tan fácil engañar a muchos tanto  tiempo.

Podrías pensar lo peor

Que la apariencia no es sincera, no

Pasadas las noches en vela

¿Será una condena de amargo sabor?

La apariencia no es sincera: Héroes del silencio (https://www.youtube.com › )

 
La  honesta reputación

“Los que son verdaderamente virtuosos no son conocidos por su virtud. Los que crean tal reputación lo hacen por motivos egoístas”

Aforismo taoísta

 

La solución que nos daba Sócrates para evitar la decadencia de la polis, pasaba por qué gobernaran los filósofos, pues tan solo ellos perseguirán conseguir  lo que es realmente bueno y no sólo lo que es bueno para ellos mismos.

Platón (exalumno de Sócrates) afirmaba que el conocimiento correlacionaba positivamente con la edad (a mayor edad, mayor conocimiento).  Y no solo eso, también afirmaba que la razón, lo más genuino de la naturaleza de los humanos, es frecuentemente  corrompida por las pasiones. En función de todo ello la solución que nos daba,  era que ya que tan solo los ancianos  eran capaces de impedir que su raciocinio fuese eclipsado por  sus emociones, eran los que podían  guiar y conducir  a los ciudadanos a hacer lo que es correcto, no lo popular. 


En una sociedad civilizada no es posible la convivencia  con un exceso de egocentrismo que nos lleve a ver y buscar tan solo lo nuestro (“vengo aquí a hablar de mi libro"; “Estoy en la política para hacerme rico”). Ayer a la noche escuché a un tertuliano decir lo siguiente: Como dice no sé quién (no me quedé con el nombre que dijo) “ Aquí cada uno va a lo suyo, excepto yo que voy a lo mío”

Todos y cada uno de nosotros tenemos que ser capaces de amortiguar determinados intereses individuales en beneficio de la comunidad.

“Hay una poderosa forma de presión social para facilitar los comportamientos excelentes. Me refiero a la reputación, la fama, la gloria, al deseo de sobrevivir en la memoria de los hombres” José Antonio Marina

Una reputación basada no en lo que alguien dice,  sino en lo que hace (“por sus obras los conoceréis” Mateo 7, 15-20

Una vez conseguida una reputación, basada en los hechos, se afianza mucho la autoestima.  

Los seres humanos a lo largo de toda nuestra existencia adquirimos conocimientos sobre el mundo que nos rodea y, también, sobre nosotros mismos. Empezamos entonces a recoger información en las distintas situaciones en las que nos movemos, sobre todo en situaciones sociales, referidas a como los demás reaccionan ante nosotros,  la imagen de nosotros mismos que vemos proyectada en los demás, acerca de qué tipo de comparaciones establecen, referidas, también, a los distintos papeles o roles que desempeñamos y con todo ello vamos construyendo el auto concepto. La autoestima tiene que ver con el Auto concepto y con el Auto ideal que está compuesto por la información que una persona valida sobre su futuro. Características y deseos de cómo nos gustaría ser. Proyectos, objetivos, metas, futuro, aspiraciones y expectativas, son los ingredientes clave. Sintetizando, las pretensiones que una persona tenga. Self ideal: William James


Conseguir que nuestros políticos tengan una reputación y sana autoestima, ganada a pulso a través de sus comportamientos y actos  honestos,  y poner en ellos el foco de forma permanente, exigiéndoles transparencia  y que se centren en las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos en lugar de pelearse entre ellos.

También, al que  pierda esa reputación honesta,  hacer que pague con creces sus consecuencias, es una forma de mejorar la conducta y las obras de los políticos. Conducta seguida de malas consecuencias se extingue o decrece.

 Los políticos con capacidad  de corromperse no son tontos. Lo que les lleva a ello, tampoco suele ser debido a un acto irracional, sino un análisis racional  previo basado en el coste- beneficio y compuesto de tres elementos: 1. Beneficios que esperaban obtener. 2. Probabilidades que ellos calculaban que tenían de ser descubiertos ( No tienen, afortunadamente el anillo de Giges). 3. Valor del castigo que esperaban si finalmente eran descubiertos.

 



“El rostro que el agua nos devuelve no es el mismo para nuestros ojos que para los demás. Has de ver tu imagen con tus ojos y con los de ellos y usar la faz que más te convenga. Las personas se interpretan en tres estados: el estar, el ser y el permanecer. El ser se vincula a uno mismo y es la imagen que uno mismo percibe; el estar  es la imagen que a uno mismo le llega del entorno, es el reflejo visto por los demás; el permanecer es retrato de las obras que uno hace a lo largo de la vida y es la historia la que se encarga de juzgarlo en forma de recuerdo o de olvido. Cada quien ha de esforzarse para mejorar los tres iconos de la vida y a ti, mi buen discípulo, te falta el estar”.

Así le habló a Eratóstenes (Director  de la Biblioteca en la ciudad de Alejandría del faraón Ptolomeo III Evérgetes,  (225 a.C.), su venerado maestro cuando Eratóstenes,  en tiempos pasados,  había decidido dejar Cirene y marchar a Alejandría.

Juanjo Lamelas.,: “La leyenda de las lágrimas doradas”, Ediciones Atlantis, Madrid, 2010.

 

 

 

 

 

 

viernes, 11 de enero de 2019

A PROPÓSITO DE BORRELL





A PROPÓSITO DE BORRELL





“No hay nada más fecundo que una ignorancia consciente de sí misma”.Ortega y Gasset

Mi amigo  EdgeRank (el algoritmo de Facebook) me anima a publicar esto que escribí en el año 2016. Cada cual que saque sus propias conclusiones. A mí me confirma  lo que nos decía Ortega y Gasset: 

"El nivel de ignorancia y de escasa inteligencia que se da entre los políticos es tan deplorable, que arremeten contra aquel que destaca por su sabiduría y su inteligencia ya que lo ven un peligro."


¿Cómo puede una sociedad del conocimiento estar gobernada por unos políticos que están en la sociedad de la ignorancia?


Esto es lo que escribí el 30-09-2016 en diversas redes sociales: 

Me agrada, a priori, toda persona que tiene el don de “ser ella misma”, en cualquier circunstancia. No me agradan, a priori, aquellos que no saben qué papel adoptar en muchas situaciones y se muestran confusos (no confundir con prudentes), tratando de captar señales en los demás que les indiquen como deben comportarse ellos.

Los primeros suelen tener un marco de referencia interno propio, elaborado en base de su experiencia (no confundir solo con años), valores, ética, etc. Los segundos tienen un marco de referencia externo, ajeno a ellos mismos.

Un ejemplo del primer tipo de personas lo tenemos en Borrell. Del segundo tipo no pongo ningún ejemplo, pues, a la persona que lea esto, sin duda, le vendrán a su cabeza muchos ejemplos.
La libertad con la que responde Borrell a las preguntas, con respuestas propias, no estereotipadas, buscando su encuadre no dentro de lo “políticamente correcto” sino expresando lo que realmente siente y piensa, es un ejemplo que madurez intelectual.

Piero Rocchini, que trabajó durante 9 años como psicólogo en la Asamblea italiana, en el puesto de Consejero de psicología clínica de la Cámara de los diputados, escribió un libro titulado "La neurosis del Poder", publicado por Alianza Editorial, 1993. Su lectura nos da claves para entender lo que está pasando en la política española hoy. De sus sesiones de psicoterapia con muchos diputados, sintetizo algunos de los diálogos:

- Psicólogo: ¿Le ocurre a menudo que no consiga dormir o se sienta nervioso?
- Diputado: Cuando pretenden que haga cosas. Ninguno me pregunta si las sé hacer. Me las piden y ya está; y yo, si no quiero que me dejen de lado, debo aceptar. Hoy estás arriba y mañana no cuentas…
- Psicólogo: ¿Se siente satisfecho de su vida?
- Diputado: Satisfecho como el que siempre tiene miedo. Mientras cuente en el partido, soy un dios; pero si me dan de lado, no soy nadie.
- Psicólogo: ¿Es una madre exigente el partido?
- Diputado: Pero con los que se han convertido en alguien. Hay que pasar por la experiencia, para comprender esa sensación. El partido te da oportunidades, te mantiene, resuelve tus problemas, pero no puedes decirle no.
Páginas 57 y 58.

- Psicólogo: ¿No teme volver a aquella angustia de despersonalización de la que hablábamos? ¿Aquel vivir solamente a través de una máscara?
- Diputado: Si la gente corriente no puede permitirse tener ideas demasiado personales, ¿cómo podríamos tenerlas nosotros?
- Psicólogo: ¿Es así de fácil ser siempre la persona adecuada, independientemente de la petición?
- Diputado: ¿Qué tendría que hacer, cambiar de oficio? Hacer política es esto: dar al otro la impresión de que piensas como él. (…) Lo importante es saber dónde sopla el viento.
Página 80

En el libro hay otras muchas sesiones de psicoterapia sin desperdicio. También una encuesta que hizo entre los políticos muy ilustrativa.
Digo en muchos foros que el grado de libertad que una persona tenga ante una situación concreta está determinado por el número de opciones que tenga ante la misma.

¿Qué opciones tienen muchos diputados, que solamente se dedicaron a la política, si el partido les da de lado, de dedicarse a otra cosa que les garantice el mismo estatus?


En el libro mencionado Rochinni escribe una máxima que es repetida entre los diputados italianos: “La madre, la leche nos ha dado / ¡el resto nos lo da el partido!



https://cadenaser.com/programa/2016/09/29/hoy_por_hoy/1475174270_292302.html?fbclid=IwAR1L-rJ4gkR4wHHgb0V67wS2f4R7-_bByCyPvWKIspSv7ClEP9vGyMrREQg