LOS MAYORES 8: Su lugar en la sociedad actual
Entendiendo el contexto
La población de los viejos –sin eufemismos, del tipo tercera edad, etc. – en
principio es un tema que interesa a todos, a los que ya lo son y a los que todavía les faltan muchos años para llegar. Bien es cierto que este interés es muy
variado y son muy variopintos los motivos que conducen al mismo. Un ejemplo
paradigmático es el de las pensiones, que como todos sabemos, se las ganaron los viejos, a los que llamamos
pensionistas, como derecho, después de cumplir sus deberes: cotizando durante
años y años - muchos más de cuarenta- un importe determinado, dando como resultados final un importe a cobrar
de pensión en función de los años cotizados y del importe mensual aportado. Es justamente esto lo que determina que unos cobren más y otros cobren menos de pensión.
Nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. También es cierto, que tampoco me gusta el que en su día llamé el ‘optimismo de pandereta’. Si eres lector de este blog, tienes muy claro los beneficios del optimismo funcional, y los graves perjuicios del optimismo bobalicón, extravagante, de pandereta, sin sentido, de los que creen que este mundo es una jauja que según define la RAE “Lugar o situación imaginarios donde reina la prosperidad y la abundancia.” Parece que vienen tiempos que nos demostrarán que no lo es, por mucha imaginación que se le eche al asunto.
Tenemos el
reto de enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se vive una vejez activa y gratificante, para que cuando ellos lleguen
a la misma, la afronten con una sana autoestima e impidan que los agrupen en un
“almacén de viejos” haciéndoles creer que son decrépitos e inservibles.
LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?
https://neuroforma.blogspot.com/2022/08/los-mayores-7-como-nos-llevamos-con-el.html
Desarrollo del artículo
“Hacia finales de año, tuve que renovar el DNI y me dieron uno que
caducaba en el año 9999. Cuando hice indagaciones, porque creí que se trataba
de un error, me dijeron que una vez cumplidos los setenta te dan un carné para
el resto de la vida. Salí de la comisaría, pues, con una tarjeta que
certificaba mi identidad para siempre, que venía a ser lo mismo que certificarla para nunca.
Significaba que el Estado me daba por amortizado, por muerto.”
La psicología nos dice que todos tenemos una Identidad Personal, es decir, una serie de rasgos y características propias de cada persona. También, todos tenemos una Identidad Social, la cual nos define en función de los grupos a los que pertenecemos. Para la sociología es la identidad la que nos lleva a la comprensión de quienes somos y quienes son los demás y, también, a la comprensión que los otros tienen de sí mismos y de los demás individuos, incluidos nosotros.
La
sociología también nos ubica en una determinada Generación: “conjunto de
personas que, por haber nacido en el mismo período histórico, recibieron
estímulos culturales y sociales similares y, por lo tanto, comparten gustos,
comportamientos e intereses”. Las experiencias que han vivido al moverse en
contextos similares desde el punto de vista personal, social, e histórico, les
ha llevado a adoptar un estilo de vida y
unos comportamientos similares. El contexto histórico y sociocultural
que han vivido le otorga a cada generación unas características propias.
LOS MAYORES 3.REFLEXIONES SOBRE LA EDAD
https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/los-mayores-3.html
Un buen ejemplo es la Baby boomer. Los múltiples y variados relatos apocalípticos, con los que múltiples y
variados actores e instituciones están, permanentemente, acosando a los
pensionistas, señalan como culpables a la Generación del Baby
boomer
LOS
MAYORES 2. LA PESADILLA DE LAS PENSIONES
https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/la-pesadilla-de-las-pensiones-opiniones.html
Hay una considerable relación entre la Identidad social y la Autoestima, ya que esta depende mucho de la valoración de las personas que nos rodean; nos miramos a nosotros en el espejo de la cara de los demás y en función de lo que percibimos referido a señales de afecto o rechazo, así nos sube o baja la autoestima. La autoestima tiene que ver con cómo las personas se sienten a sí mismas. El cómo se sientan, bien o mal, condicionará en buena medida su comportamiento.
El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones, en prejuicios y estereotipos que nos llevan a tratarlos de forma discriminatoria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad.
Dedicaremos un artículo al edadismo el cual está muy extendido en toda la población del planeta tierra - desarrollaremos varios y dramáticos casos que se dieron recientemente- y condiciona mucho el que los mayores puedan vivir una vejez activa y gratificante.
Subir y bajar
"La vida va descendiendo imperceptiblemente a modo de rampa; pero al llegar la vejez la figura es una escalera: cada año es un escalón que se hunde bruscamente. No es que en la vejez los años cuenten más sino que cuando los años cuentas más – cuando se desciende en escalera y no en rampa- es señal de que se ha entrado en la vejez.” Alejandro Nieto[2]
Tengo que
confesar que me encuentro ante un peliagudo dilema. Por un lado, declaro
en el primer artículo de esta segunda tanda –Mayores 7- que nada más lejos
de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. Por otro lado
escapo del optimismo de pandereta y
aspiro al optimismo funcional.
Para más inri
sostengo que a determinada edad debemos buscar, sobre todo, la autenticidad,
aparcando la hipocresía. Por si conjugar todo esto fuera poco, también
sostengo que no me gustaría distorsionar la realidad a la hora de vivir la
etapa de la ancianidad.
¿Cómo conjugar todo esto?
Empecé el
artículo anterior con la “enantiodromia”
de Jung: una primera etapa de caminar hacia adelante con fortaleza, seguida de
una segunda en la cual seguimos caminando hacia adelante pero ya no con
fortaleza sino “que ya no denota un aumento, sino un decremento, en
fortaleza.”
¿Cómo la catalogarías
tú, como optimista o cómo pesimista?
También
hablo en el mismo artículo del juego de los opuestos - todo lo que es pasa a su contrario - del filósofo presocrático
Heráclito de Éfeso: “De vida nace muerte, de muerte vida, de juventud vejez, de
vejez juventud, de vigilia sueño y de sueño vigilia, la corriente del engendrar
y el perecer no se detiene nunca.”
¿Cómo la catalogarías
tú, como optimista o cómo pesimista?
Sea cual sea tu apreciación con respeto a la escala Pesimista – Optimista, a mi juicio ambas sintetizan bien la idea que muchas personas tienen acerca del ciclo vital de los humanos. Durante el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte de una persona tiene lugar un complejo proceso de desarrollo físico- cuerpo-, psicológico e intelectual- yo inmaterial, invisible e impalpable al que se le llama de muy diversas formas: yo, ego, conciencia, mente, los creyentes: alma, espíritu, etc. - que consta de etapas y rasgos bien definidos. En función de la etapa en que nos encontremos, percibimos muchas cosas de forma muy diferente. Así, por ejemplo, todos cumplimos años, pero no todos lo percibimos lo mismo. La edad se mueve en dos mundos muy diferentes en los humanos: en el mundo inconsciente y en el mundo consciente. No nos preocupa ni nos acordamos apenas de ella cuando somos jóvenes. Lo que si es cierto, con carácter general, es que a partir de un determinado momento, que varía en función de cada cultura y persona, somos más conscientes de los años que cumplimos, de la edad que tenemos y de la rapidez con la que se esfuman los días. En una película, cuyo título no recuerdo, una madre decía a su hija: “Tu reloj biológico debe de ser digital, porque no oyes su tic tac”. Ya sabemos que el tiempo es el recurso más democrático y valioso que existe. Para todos, la hora tiene 60 minutos y que cada minuto tiene 60 segundos. Pero, también sabemos, que llegados a determinada edad, el tiempo no corre para todos a la misma velocidad, ni nos permite, tampoco, abordar las mismas metas y proyectos.
Siempre nos quedará la certeza científica de que nuestros átomos seguirán pululando por algún punto del universo.
Entendiendo por "certeza científica"que lo propio del hombre es buscar la verdad, no poseerla. Por eso la ciencia llega a verdades no definitivas sino provisionales. Tiene la capacidad, y a su vez la humildad, de sostener sobre algo lo siguiente: con los conocimientos científicos que tenemos al día de hoy, podemos sostener que esto es…
https://elpais.com/opinion/2022-02-13/pasa-la-vida.html
La infancia
dura hasta los cuatro años, la niñez hasta los 12, la adolescencia hasta los
17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del
medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle
con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sueños
juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas
alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar
o a obedecer. Serás un vencedor o un derrotado. Antiguamente se vivía tan poco
que a uno no le daba tiempo a cambiar de pareja, ni de ideología ni de
carácter, por eso entonces las personas parecían ser todas de una sola pieza.
En cambio, hoy a los 50 años se puede emprender una nueva vida que te permita
seguir soñando. La gente se divorcia, tiene más hijos, la brega diaria
continua, pero unos juegan bien los dados y otros se quedan para siempre al
borde del camino. Durante la bajada por el valle la edad pasa por distintas
fases. A los 60 años ya eres mayor de verdad, a los 75 empiezas a agradecer que
te digan que pareces más joven, que el tiempo no pasa para ti. Por fortuna, a
partir de los 80 ya no se cumplen años, solo se cumple salud o enfermedad. Se
es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancolía, a la cólera o al
silencio. Hay viejos melancólicos que solo piensan en el pasado, viejos
cabreados que se avergüenzan de sus antiguos ideales porque los confunden con
la ruina de su rostro reflejada en el espejo, viejos que se sientan en la
última vuelta del sendero con la mirada perdida y callan. En el valle que se
divisaba desde la cumbre efímera de la juventud, en estos días de febrero están
en flor los almendros. Su floración solo dura unos días, lo suficiente para
recordar que a lo largo de la vida ha habido instantes de felicidad por los que
ha merecido la pena vivirla.
¿Cómo la catalogarías tú: como optimista, cómo pesimista, o tal vez como realista?
Quiero
terminar con dos frases que me enviaron dos amigos después de haber leído
el anterior artículo:
“Vive como quieras y disfruta como
puedas” Tocho
“Vive como puedas y disfruta lo
mejor de lo que dispones” Sindo
Referencias
Bibliográficas
[1] Millás,
JJ y Arsuaga.: “La muerte contada por un sapiens a un neandertal”, Penguín Random House Grupo
Editorial., 2022, p. 28
[2] Nieto, A.:
“El mundo visto a los 90 años”, Editorial Comares., 2022, p.3