domingo, 21 de mayo de 2023

RUIDO

 

RUIDO

 

Los organismos vivos desarrollamos la sensibilidad o propiedad de sentir o percibir por los sentidos. Gracias a ello damos respuestas que tienen como fin  la adaptación del organismo al medio.

Nuestro oído percibe sonidos entendiendo por tales una vibración mecánica transmitida por el aire o cualquier fluido, capaz de ser percibida por el órgano  auditivo, es decir, capaz de producir una sensación auditiva. Cosa distinta al sonido es el ruido, definido como  sonido no deseado y molesto. Adquiere este carácter debido a que tiene un componente subjetivo. El “canto melodioso de los pájaros”, (“oído izquierdo”) lo percibimos la mayoría de humanos como sonido agradable; las emisoras de radio que comienzan  “a dar las primeras noticias del día”, dado el carácter negativo y bronco de las mismas (“oído derecho”) las percibimos como ruido, tan molesto,  que incluso nos genera estrés con todos los efectos colaterales que este causa en los organismos vivos.  No cumple el requisito de sonido no deseado,  por que casi siempre podemos apagar la radio o mejor aún, no encenderla. Digo casi siempre porque una de las características más perversas y frustrantes de los ruidos es que en  muchas situaciones  no puedes no escucharlo, lo tienes que soportar sí o sí.  

En comunicación, el cómo se dice, suele ser más importante que lo qué se dice. No hablamos sólo con la boca. El cuerpo también habla, y lo hace con sus gestos, posturas, expresiones, etc., diciendo más que las palabras que emitimos. El lenguaje no verbal 'habla más alto' y  da más información que el lenguaje verbal.

 



Por eso cuando leí en la columna de Manuel Vicent “los distintos líderes de opinión, cada uno con su forma de expresar su ideología”, sentí tal confusión que me impulsó a buscar en google la definición de la RAE de “ideología”:  

1. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una personacolectividad o épocade un movimiento culturalreligioso o políticoetc.

2. f. Fil. Doctrina quea finales del siglo XVIII y principios del XIX, tuvo por objeto el estudio de las ideas.

Ninguna de las dos acepciones,  tienen  nada que ver con lo que expresan la mayoría de los políticos que tenemos en estos momentos. El cómo muchos de los políticos actuales expresan lo que dicen, para mí es todo menos ideología.

 Las campañas electorales suelen convertirse en una serie de opiniones, totalmente subjetivas,  en las que se manejan muy pocos argumentos: estos se han sustituido por falacias, exabruptos y demás piezas retóricas las cuales se emplean perversamente como recursos expresivos.  

 La forma más habitual de influir en los ciudadanos ya no son los hechos; son las mentiras, creadas y ofrecidas a la población  basándose, no en lo que realmente sucede,  sino en lo que  los grupos, filtrados sociológicamente,  quieren oír. La sociología cognitiva, nos pone de relieve que la percepción de la realidad está metafóricamente “filtrada”. Engaño y mentira  se han convertido en  fundamentales para convencernos  a la población que le demos nuestro voto. No es la razón, sino la emoción, la que nos lleva a la acción: en este caso a votar. 

Si te interesa el tema te invito a leer: 

 CAMPAÑA ELECTORAL

DATOS OBJETIVOS DEL MUNICIPIO DE MONTEDERRAMO

https://neuroforma.blogspot.com/2023/05/campana-electoral-datos-objetivos-del.html

 Las personas son razonables, nos dice Rawls en  ‘El liberalismo político’, Critica, 2004. p.80,  cuando “se muestras dispuestas a proponer principios y criterios en calidad de términos equitativos  de cooperación y, a aceptarlos de buena gana siempre que se les asegure que los demás harán lo mismo”. Reflejamos esto de forma habitual en nuestras conversaciones, y hablamos de dar y recibir, intercambio, pacto, contrato, hoy por ti mañana por mi, primero yo te rasco tu espalda y luego tú me rascas la mía, etc.








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 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.


En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”


Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.


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COLUMNA

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En la cama

En primavera solía despertarse hacia las seis, cuando por la ventana le llegaba el canto de los pájaros mientras las emisoras de radio comenzaban a dar las primeras noticias

MANUEL VICENT

21 MAY 2023 - 05:00 CEST

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Boca arriba en la cama a su izquierda tenía la ventana abierta a una verde campiña y a su derecha estaba la mesilla de noche con la radio encendida. Ahora en primavera solía despertarse hacia las seis de la mañana cuando por la ventana le llegaba el canto melodioso de los pájaros mientras las emisoras de radio comenzaban a dar las primeras noticias del día. Por el oído izquierdo le llegaba directamente al cerebro la belleza y la armonía de la naturaleza; en cambio, el oído derecho no cesaba de acumular toda clase de miserias que generaba este mundo. Recién salido del sueño, en el cerebro de este ciudadano se producía la confusión entre los mirlos, los gorriones y los jilgueros, cada uno con su canto peculiar, y los distintos líderes de opinión, cada uno con su forma de expresar su ideología. Lo que oía por la radio era realmente apestoso, la guerra de Ucrania, la sequía, el cambio climático, los debates crispados de los políticos ante las próximas elecciones, otra mujer asesinada por su pareja, otro incendio, otra inundación y en medio de tantas desgracias se abría paso el alegre y frenético jolgorio que se traían los pájaros en la verde campiña. ¿Acaso no se estarían peleando también entre ellos por la comida, por el apareamiento o por el mando, como sucedía con los políticos o solo cantaban porque habían sido creados para alegrar con su canto el siempre inminente apocalipsis? Llegaba un momento en que había que elegir. Boca arriba en la cama el ciudadano se sentía con un oído sucio y otro limpio. Pensó que la solución consistía en cambiar de postura. A veces se ponía boca abajo, de modo que el canto de los pájaros, al llegar por el oído contrario, lo limpiaba de toda la basura que recibía por la radio. Un rato boca arriba y otro boca abajo, este ejercicio le permitía equilibrar el optimismo y la depresión a la hora de levantarse de la cama cada mañana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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