domingo, 19 de febrero de 2023

LAS INTELIGENCIAS

 





LAS INTELIGENCIAS


“Es fácil conseguir que las computadoras muestren capacidades similares a las de un humano adulto en test de inteligencia, pero difícil o imposible lograr que posean las habilidades perceptivas y motrices de un bebé de un año“. Hans Moravec.


Podemos definir la inteligencia, en general, cómo la capacidad que tiene una persona de resolver los problemas que se le presentan en el día a día. Lógicamente, los problemas que se le presentan son múltiples y de variada naturaleza. Dependen, sobre todo, del contexto y entorno en el que cada persona se mueva. Así, por ejemplo, si una persona vive en plena naturaleza, los problemas que en mayor cuantía se le presentarán serán aquellos referidos a la misma. Le sería muy práctico, por lo tanto, tener muy desarrollada su inteligencia  medio ambiental o natural: aquella que se utiliza cuando observamos y estudiamos la naturaleza y que nos dota de la habilidad de reconocer y comprender el entorno natural permitiéndole al hombre sobrevivir y dominar el entorno. Si tu pretensión es dedicarte a la danza o ser un buen tenista, ajustador o cirujano,  te vendría muy bien tener desarrollada tu inteligencia corporal cinestésica o física: capacidad de utilizar el propio cuerpo para resolver problemas y hacer actividades.

En esta píldora estamos dando por supuesto que ya te has leído y comprendido una anterior y que titulamos “La Inteligencia Emocional: comprensión conceptual”, y que por lo tanto ya sabemos que hay más inteligencias que la que demostramos en el colegio, es decir, que la cognitiva, la  clásica, el CI: cociente intelectual. Lo más común es que se hable de las 9 inteligencias , a las que hay que sumar a las que aparecen en la  imagen las siguientes: Inteligencia espiritual o existenciaL  y la Inteligencia Pictórica.


 



Dado que los atributos deben guardar una alta y positiva correlación,  estadísticamente significativa,  con los resultados, las preguntas que me surgen, así de repente,  son las siguientes: 

¿No deberíamos tener construido un mundo mucho más adaptado a todas las características  humanas? 



¿Somos lo suficientemente inteligentes, para dejar de aplicar la tan repetitiva  máxima de que “hay que adaptarse a las circunstancias" y predicar con más énfasis y mayor frecuencia,  que hay que empezar por adaptar el mundo a los humanos.

 

Hace ya tiempo que ha aparecido  otra inteligencia más: La Inteligencia Artificial. He sido un seguidor de Ray Kurzweil y de otros promotores de la inteligencia artificial, en la cual se da, sin duda,  la paradoja de Moravec: lo que es difícil para nosotros es fácil para las máquinas; lo que es fácil para nosotros es difícil o imposible para ellas. Después de leer la  columna de Manuel Vicent, no me atrevo a exponer absolutamente nada  más. La sintetiza a través de sus metáforas  y sus argumentos narrativos y descriptivos,  magistralmente.

 Tan solo añadir en sintonía con lo que implícitamente me parece que sugiere Vivent,  que lo que nunca tendrá la Inteligencia Artificial será algo que también escasea en los tiempos actuales en los humanos: 

el sentido común, que trágicamente  se está convirtiendo, a pasos agigantados, en el menos común de los sentidos.
 

Leer, si estás interesado: 


INTELIGENCIA EMOCIONAL: Comprensión conceptual

febrero 19, 2023

 https://formadorvocacional.blogspot.com/2023/02/inteligencia-emocional-comprension.html

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 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”

Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.

 

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 COLUMNA

Migas de pan

Podría sucederle a la ciencia lo mismo que a Pulgarcito si el ciego azar la llevara a adentrarse en el bosque de la inteligencia artificial

MANUEL VICENT

19 FEB 2023 - 05:00 CET

Hace 5.500 años en Mesopotamia el pensamiento fue inscrito por primera vez con los dedos en tablillas de barro. Desde entonces, a lo largo de la historia, los dedos nunca han dejado de participar en el desarrollo de la inteligencia humana. Hoy los niños golpean con sus yemas sonrosadas el teclado del iPhone, un nuevo cerebro que los adolescentes llevan con orgullo en el bolsillo trasero del pantalón. La cultura informática nos ha dejado en la entrada de un bosque animado donde se dice que está poblado de máquinas que piensan por sí solas y ya no necesitan aprender nada de los humanos. La inteligencia artificial no está muy lejos de ser una versión digital del cuento de Pulgarcito. Todo el mundo sabe qué le pasó a ese niño. Sus padres eran unos leñadores muy pobres y decidieron abandonar a sus siete hijos en el bosque porque no los podían alimentar. Así lo hicieron, pero Pulgarcito en el bosque les dijo a sus hermanos que no temieran nada porque había dejado migas de pan por el camino, de modo que siempre podrían regresar a casa si así lo deseaban. Al cabo de un tiempo de vagar por el bosque se sintieron perdidos y al intentar volver sobre sus pasos se encontraron con que las migas de pan se las habían comido los pájaros. Pulgarcito y sus hermanos quedaron en poder de un ogro, que los quiso devorar. Lo mismo podría sucederle a la ciencia si el ciego azar la llevara a adentrarse en el bosque de la inteligencia artificial. Si los pájaros se comieran las migas de pan que deberían devolverla a la realidad, podría quedar para siempre atrapada en un bosque virtual donde todo sería real y ficticio, verdadero y falso, bueno y malo a la vez, un juego divertido y diabólico, ejecutado con los dedos, pero sin ninguna posibilidad de retorno a la vida real. En este caso habría que pedirle a Pulgarcito que inventara algún plan para salvarnos del ogro y volver a casa.

https://elpais.com/autor/manuel-vicent/



domingo, 12 de febrero de 2023

EL MEJOR VS EL PEOR DE LOS MUNDOS POSIBLES

 




EL MEJOR VS EL PEOR DE LOS MUNDOS POSIBLES

"Creo que no es el momento de procurarme nuevos enemigos".                                             Voltaire

Una cosa es un  cataclismo natural, producido por un fenómeno natural  y otra cosa, distinta, es un cataclismo social detrás del cual está la mano del hombre.

Un cataclismo natural ( a medias) fue el terremoto ocurrido hace unos días, y un cataclismo social es la guerra de Rusia con Ucrania que empezó hace un año. En ambos, las causas son distintas aunque los efectos son igual de devastadores. Tiene toda la razón Manuel Vicent: “De hecho, vistos desde un satélite, los escombros del terremoto de Siria y Turquía parecen tan naturales como los que produce la maldad humana en la guerra de Ucrania.”

 Si retrocedemos a Aristóteles que consideraba como buena toda acción que conduce al logro del bien del hombre o a su fin, y como acción mala toda la que se oponga a ello, los efectos de ambos cataclismos, ya sean naturales o sociales, forman parte del mal. A veces los efectos de ambos interactúan multiplicándose la tragedia.




 ¿Hubiera tenido los mismos efectos, sobre todo en vidas humanas,  este mismo terremoto si ocurriera en Japón? 

La mano del hombre también está como constructor de esta masacre. Un humano se benefició construyendo edificios sin la calidad requerida para un lugar  como este.


¿Conocerá este humano lo que es la ética y la moral?



Nuestro optimismo racionalista que comenzó en el siglo XVII, y que actualmente lleva a muchos a considerarse como inmortales dioses,  no puede evitar los cataclismos naturales, pero,  sí puede, y debe,  evitar los cataclismos sociales, los cuales producen efectos tan perversos como la destrucción de los pilares de todas las acciones buenas que los humanos hemos realizado y socaban la necesaria confianza y las relaciones interpersonales que llevan a ser posibles todos los mejores proyectos que los humanos nos hemos dado a nosotros mismos. 

PUTIN  el GUERRERO

https://neuroforma.blogspot.com/2022/03/putin-el-guerrero.html

El deísta Voltaire, al que se le atribuye la frase con la que comienzo este artículo, como las últimas palabras que dijo cuándo una  cuidadora la preguntó si antes de morir quería renegar de Satanás,   estaba convencido de la existencia de un dios que creó las leyes de la naturaleza, pero, no creía en ninguna religión, creía a su vez que todo ocurre para el bien, según nos dice Manuel Vicente:  

“todo es por nuestro bien, vivimos en el mejor de los mundos posibles. “

Por otro lado, Rousseau le reprochó  el pesimismo que Voltaire ponía de manifiesto  en su Poema sobre el desastre de Lisboa. A pesar de que en su  Cándido, su personaje Pangloss creía que  vivimos “en el mejor de los mundos posibles”.

Hoy en día sería adaptativa, y sintonizaría con la opinión pública, la desolación que sintió ante el terremoto de Lisboa. También sería adaptativa, y sintonizaría con la sociedad actual, si opinara que vamos camino de construir el peor  de los mundos posibles. Afirmo esto desde mi aceptación y utilización del optimismos funcional y mi rechazo del optimismo de pandereta,  que bien le podría haber llamado, cuando hace muchos años lo llamé así,  Optimismo Panglossiano, al cual hoy le sería tan difícil  justificar su  actitud,  como le fue a Franco justificar lo que dijo cuando murió Carrero Blanco: “No hay mal que por bien no venga”

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 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”

Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.

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 COLUMNA

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Escombros de un terremoto

Hoy nadie espera que un Dios reivindique la inmensa tragedia del seísmo de Turquía y Siria

 

MANUEL VICENT

12 FEB 2023 - 05:00 CET

El terremoto de Lisboa acaeció bajo un sol radiante a las nueve de la mañana del 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos. A esa hora todas las iglesias estaban llenas y al venirse abajo los fieles murieron aplastados bajo sus mármoles que podrían imaginarse sagrados. Desde Sodoma y Gomorra los cataclismos de la naturaleza eran atribuidos al castigo de un Dios airado por la maldad de los humanos. Pero el terremoto de Lisboa, que produjo más de 100.000 muertos, fue el primero en socavar los cimientos de la religión, ya que en plena época de la Ilustración hizo que chocaran también las dos placas tectónicas de la filosofía y la teología, de la fe y la razón. Algunos creyentes elevaron la mirada al cielo y se atrevieron a preguntarle a Dios: ¿Por qué? El propio Voltaire exclamó: ¡Qué van a decir ahora los predicadores…! Nada. Los clérigos aprovecharon esa catástrofe para sacar el látigo, y los templos fueron reconstruidos pese a que habían aplastado a la mayoría de los fieles. En su famoso poema acerca de esta tragedia, Voltaire se preguntaba cómo siendo Dios tan sabio y omnipotente permitía que murieran niños inocentes bajo los escombros. Hoy ya nadie es tan ingenuo para formularse esa pregunta. Todo el mundo sabe de qué se trata y no espera que un Dios reivindique la inmensa tragedia del seísmo de Siria y Turquía. Podría hacerlo el papa de Roma, que dice ser su representante en la tierra, pero imagino su angustia al tener que dar la cara asomado a una ventana del Vaticano. ¿A quién echar la culpa? El papa Francisco podría hablar como Pangloss, el optimista irredento del Cándido de Voltaire: todo es por nuestro bien, vivimos en el mejor de los mundos posibles. De hecho, vistos desde un satélite, los escombros del terremoto de Siria y Turquía parecen tan naturales como los que produce la maldad humana en la guerra de Ucrania.

https://elpais.com/opinion/2023-02-12/escombros-de-un-terremoto.html

 

domingo, 5 de febrero de 2023

LA MEJOR VS. LA PEOR VERSIÓN DE NOSOTROS MISMOS

 


LA MEJOR VS.  LA PEOR VERSIÓN DE NOSOTROS MISMOS

 

¡La confianza es buena; el  control es mejor! Lenin

 

Todas las personas tenemos dos versiones: la mejor y la peor. Entre ambas hay, como todos sabemos por la propia experiencia que nos aporta la vida, una gran diferencia. Todos conocemos a alguien que tenga grandes virtudes y, a su vez, también, unos grandes defectos. Todos sabemos que personas perfectas no existen.

 El balance entre el número de veces que utilizamos cada una de ellas, configura nuestro carácter a través del cual creamos  la imagen y la opinión que los demás tienen de nosotros. Sí es cierto que, en general, tienen un mayor impacto y se graban más profundamente en nuestra memoria, las peores versiones, las más negativas. También es verdad que con el paso del tiempo, se van diluyendo y apenas queda (o mejor, quedaba)  un pequeño resquicio de las mismas, pues, según nos dice Manuel Vicent:

“En el mundo digital cualquier error que cometas, seguirá de forma perenne en la Red, como si lo estuvieras cometiendo siempre ahora mismo”.

 En las empresas de antes (supongo que también en las de ahora) a través del management,  se aleccionaba a los jóvenes que se incorporaban a la misma,  que tenían que confiar en las personas de su equipo, pero que no podían caer en una “confianza ciega”, pues esto es incompatible con un correcto funcionamiento de una organización. Sí es cierto que en la vida se nos pueden dar circunstancias en las que tengamos que confiar ciegamente en alguien,  por no tener nosotros ninguna otra opción, pero, en la empresas, la confianza otorgada a alguien tiene que estar justificada, es decir, una confianza basada en argumentos sólidos.


Se llegaba a una confianza útil, no fingiendo ser lo que no es; con un elevado índice de autenticidad (correlación entre lo que se dice y lo que se hace); teniendo un carácter íntegro;  no dejándose engañar por personajes maquiavélicos y no aceptando en su equipo a intrigantes aunque estos tuvieran  muchas fortalezas o puntos fuertes.

“Ese vigilante lo sabe todo de ti y guarda tu secreto con una labor de insecto en un cajón por si un día le puede servir para anularte. Será en tu peor momento o cuando a él le convenga.”

 


¿Podemos confiar, hoy en día,  en las herramientas que nos proporciona el mundo digital?
 

Jeremy Bentham, se sentiría totalmente frustrado,  pues su arquitectura, aplicada a las cárceles, sería insignificante ante la perfección de los sistemas actuales aplicados ya no solo  a los delincuentes, sino a los ciudadanos libres en general.  

Que opinaría Foucault, que nos dice en su obra 'Vigilar y castigar' sobre la Vigilancia jerárquica: "La vigilancia debe ser una mirada que vea sin ser vista.”

 Para construir una sana y funcional confianza,   son requisitos imprescindibles, la consistencia y la rectitud, la previsibilidad  y la confidencialidad. Confiamos en personas caracterizadas por su consistencia y rectitud.

INGREDIENTES DE LA CONFIANZA

Una forma muy fácil y práctica de definirla es “que te fíes que la otra parte no tomará una decisión en tu contra”.

 ¿Cómo construir una confianza sólida?

 Los ingredientes de la confianza son los siguientes:Tu credibilidad profesional. Que la gente entienda que de lo que hablas sabes.

2.   Tu credibilidad personal. Honestidad, no abusar, no engañar.

3.   La empatía. Habilidad de conectar con la otra parte, ser capaz de dar valor a los demás. Dar al otro la capacidad de expresarse.

4.   Discurso atractivo. Que lo que digas tenga fuerza y argumentes bien.

 Genera desconfianza,  las siguientes cuestiones:

 La falta de capacidad de reconocer los propios errores.

2.    La estrategia de disimularlos, taparlos con agilidad y pasarle el muerto a otro.

3.    El modificar constantemente las reglas buscando el beneficio propio.

CÓMO CONSTRUIR UNA SÓLIDA CONFIANZA

 https://neuroforma.blogspot.com/2017/01/como-construir-una-solida-confianza-la.html

 “Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.         

Carl Jung

 

 

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 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”

Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.

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COLUMNA

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El vigilante

En el mundo digital cualquier error que cometas, seguirá de forma perenne en la Red, como si lo estuvieras cometiendo siempre ahora mismo

MANUEL VICENT

05 FEB 2023 - 05:00 CET

“Piensa que cualquier cosa que firmes, un día estará en la mesa de tu peor enemigo en tu peor momento”. Esta fue la advertencia que le hizo el viejo director de una multinacional a un joven que acababa de acceder a un puesto ejecutivo en la empresa. Su aviso partía del conocimiento directo de lo más ruin del alma humana, algo que en estos tiempos en que la violencia y la banalidad cabalgan juntas, le puede servir de lección a quien aspire a sacar cabeza del anonimato. Lo primero que debe saber un político, un líder de opinión, un científico, un empresario, un artista famoso es que hay alguien que te vigila, que conoce tus puntos flacos, tus caídas, los errores que has cometido, lo que has dicho o escrito, incluso aquello tan humillante, que siempre has tratado de ocultar. Ese vigilante lo sabe todo de ti y guarda tu secreto con una labor de insecto en un cajón por si un día le puede servir para anularte. Será en tu peor momento o cuando a él le convenga. Hasta hace poco, durante los felices tiempos analógicos, este acecho desde la oscuridad no tenía tanto peligro, puesto que el papel o el micrófono que servían de soporte a cualquier grave desliz acababa por desaparecer podrido junto con los periódicos en el basurero y la voz de la radio al final se la llevaba el viento y ya no volvía. Pero en el mundo digital cualquier error que cometas, seguirá de forma perenne en la Red, como si lo estuvieras cometiendo siempre ahora mismo. De hecho, la Red te convierte en ese mosquito que fue atrapado por una gota de ámbar y permanece intacto desde hace un millón de años, solo que ahora cualquier pelanas puede devolverte a la actualidad, donde ya te espera un tribunal constituido por miles y miles de idiotas. Bastará con que un enemigo anónimo escriba tu nombre en el teclado y aparecerán en su pantalla todas tus caídas por las que serás una y otra vez sacrificado.

 https://elpais.com/opinion/2023-02-05/el-vigilante.html

 

 

  

 

 

 

 

domingo, 29 de enero de 2023

LA CONDICIÓN HUMANA

 

 


 LA CONDICIÓN HUMANA


“Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger —médico, abogado, artista, hombre de negocios, e incluso mendigo o ladrón— independientemente de su talento, inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados”.  John Watson


El conductismo, que empieza con Watson y sigue con Skinner,  fue el paradigma dominante de la psicología hasta la década de los 50 del anterior siglo. Fue sustituido, en su primacía de explicación de la realidad,  por el cognitivismo.

 

Si estas interesado y quieres profundizar te invito a leer:

 El mundo como una gran Caja de Skinner

https://neuroforma.blogspot.com/2019/12/el-mundo-como-una-gran-caja-de-skinner.html


Cuando uno pasa por la vida con ciertas inquietudes y alguna sensibilidad, nunca llega a colmar su asombro,   pues, justamente eso es la vida : la capacidad de asombrarse. Quedar maravillados ante una flor que se abre, un gato que te mira y parece entenderte, el sosiego, calma y tranquilidad alcanzada con el ronroneo de un gato en tu regazo y el embrujo de una chimenea encendida...

Pero (el pero funciona a nivel cerebral como una goma de borrar, eliminando todo lo dicho anteriormente) una cosa es el asombro positivo que se manifiestas ante multitud de hechos de la naturaleza, y otra muy distinta, el asombro negativo que experimentamos ante ciertas acciones humanas.  Al igual que con el colesterol también aquí nos encontramos con asombro bueno y asombro malo. El bueno nos nutre, el malo nos mata.

Los beneficios del asombro positivo son múltiples 

Un artículo que publica eldiario.es, nos dice lo siguiente: 


La ciencia del asombro

El estudio más famoso sobre el asombro corresponde a los investigadores Keltner y Haidt, que lo describen como una “percepción de la vastedad”, de ser pequeños frente al Gran Cañón o ante el artista excepcional y, además, la “necesidad de acomodación”, es decir, de ajustar nuestras expectativas y nuestras ideas preconcebidas para poder asimilar la nueva información que está entrando en nuestro cerebro y que creíamos que era imposible.  

El asombro no solo es una adaptación evolutiva útil, que nos permite adaptarnos a nuevos escenarios. También tiene efectos beneficiosos sobre nuestro cerebro. Se ha observado que la experiencia del asombro altera nuestra percepción del tiempo, reduce la impaciencia y nos hace sentir que tenemos más tiempo disponible. También nos conecta con los demás y nos impulsa a ayudar a otras personas y, por último, nos trae al momento presente y aumenta la satisfacción con la vida: https://www.eldiario.es/tumejoryo/sensacion-asombro-inspirarnos-hacernos-mejores-personas_1_9084561.html

La distancia que le gustaría calcular a Manuel Vicent, a mi juicio, podemos cuantificarla, aunque sea subjetivamente, con escalas cualitativas,  en el número de asombros positivos que tenemos en un día normal, dividido por el número de asombros negativos que experimentamos ese mismo día.

Parece que a Camus, el cual ante el dilema de tener que aceptar a Dios o aceptar el mundo, eligió aceptar al segundo, le saldría un ratio favorable: “En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.” Aun así fue capaz de entender la apatía más absoluta la cual reflejó a través de Meursault en “El Extranjero”. Si Camus viviera hoy,  le costaría muchos seguir manteniéndose socialmente sin ser “cancelado”,  y no sufrir un linchamiento digital en todo regla,  dado  su elevado ratio de autenticidad (correlación que existe entre lo que se piensa y se dice), lo que le llevó a tener grandes controversias con Sartre empezando por su  “el infierno son los otros” y terminando con la idea de que los fines no justifican cualquier medio para conseguirlos, a pesar de que Sartre era el referente intelectual de la época.  

 Las paradojas a las que nos lleva nuestra “condición humana”, oscilan al igual que el péndulo. Fuimos capaces de construir ideas y cosas grandiosas, pero, también, caímos en las barbaries más desoladoras. No hace falta poner ejemplos. Basta conocer un poco la historia para que nos vengan a la memoria de golpe un motón de ambas.

 

 

Si estas interesado y quieres profundizar te invito a leer:

 

LA ACTUALIDAD DE LA BANALIDAD DEL MAL

 https://neuroforma.blogspot.com/2020/06/la-actualidad-de-la-banalidad-del-mal.html

 





¿Tenemos una respuesta a la controvertida naturaleza humana?






Lo dado  y lo adquirido

La respuesta a la pregunta de arriba está en los genes y en el ambiente y también entre el determinismo y el libre albedrío.

A mí, desde un punto de vista pragmático,  me gusta definir la libertad como el número de opciones que una persona tiene ante una determinada situación. Decimos en el coaching que si no tienes ninguna opción estas muerto; si solo tienes una opción eres un esclavo; si tienes dos estás ante un dilema, lo cual llevamos mal los humanos. Tendríamos que ser capaces de construir, ante cualquier situación que se nos presente, 3, 4 o 5 opciones para movernos en la vida con un grado de libertad funcional y operativo.

Por lo que respecta a nuestra propia construcción podemos sintetizar lo que sabemos de la ciencia de esta forma: 

un 80 % de las personas, tienen un 25% de influencia de  lo dado (genes, no modificables) y un 25 % de influencia de la educación temprana no modificable (lo adquirido). Le quedaría, por lo tanto,  un 50% de espacio de libertad para tomar decisiones propias y construirse a su medida.

Al 20% restante de personas les sucede que debido a las condiciones de sus genes,   o a su anómala educación temprana, le disminuye  su grado de libertad, por lo que este ya no llega al 50%.

¿Está la construcción de nosotros mismos bajo “nuestro propio poder personal”?

 

Si estas interesado y quieres profundizar te invito a leer:

CADA UNO SE HACE ASÍ MISMO

https://draft.blogger.com/blog/posts/2964713666956404174

 

El comportamiento social es enteramente explicable por el entorno social en el que son educadas las personas. Necesitamos una educación y formación integral. 


El calificativo “Integral” hace referencia a que abarca la totalidad del ser humano y sus diferentes dimensiones: ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética, corporal, socio-política…   Lo podemos resumir así:  

 No solamente hay que formar a las personas para el trabajo, sino para la vida. 

 Si estás interesado en el tema te invito a ver el siguiente  video:

 

Vídeo: Decálogo de Auto Gestión:
https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/452197862257656/

 

 


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 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”

Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.

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 Un sueño feliz

Tal vez la percepción que nos dan hoy los telediarios es que entre el bien y el mal, entre la belleza y el horror no existe distancia alguna

 

MANUEL VICENT

29 ENE 2023 - 05:00 CET

 

Si se pudiera medir me gustaría saber la distancia que existe entre la Primavera de Botticelli y el campo de exterminio de Auschwitz 1, entre la Novena Sinfonía de Beethoven y la bomba atómica sobre Hiroshima, entre Jack el Destripador y san Francisco de Asís, entre los versos de Petrarca y el dictador Stalin, entre un violín stradivarius tocado por Yehudi Menuhin y un carro de combate Leopard que vomita fuego contra el enemigo. Aunque Albert Camus creía que, pese a todo, en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio, a estas alturas de la historia no está claro si el ser humano es ya un animal doméstico o tiene todavía a medio cocer sus instintos más salvajes. Tal vez la percepción que nos dan hoy los telediarios es que entre el bien y el mal, entre la belleza y el horror, no existe distancia alguna. La cultura como una forma de represión no ha llegado a las entrañas del primate. Se puede ser un violador y haber leído a Platón. En medio de este clima de deterioro moral la otra noche tuve un sueño feliz. Soñé que la humanidad entera había asistido al concierto almibarado de Año Nuevo que la orquesta filarmónica de Viena celebra en la bombonera de Musikverein en cuyo ámbito milagrosamente cabían todos, ricos y pobres, sabios y analfabetos, creyentes y ateos, asesinos, violadores, pacifistas, halcones, místicos y fabricantes de armas, unidos a la gente común de todas las razas. Al final del concierto, los miles de millones, que conforman la humanidad, fueron sometidos a la imperiosa batuta de un director exquisito que los hizo aplaudir la Marcha Radetzky, como monos amaestrados, ahora lento, ahora rápido, ahora fuerte, ahora piano. Por un momento creí que la humanidad había sido domesticada, pero terminado el concierto todo fue lo mismo de siempre. Los misiles caían sobre los hospitales mientras seguían sonando los valses de Strauss.

https://elpais.com/opinion/2023-01-29/un-sueno-feliz.html