viernes, 26 de agosto de 2022

LOS MAYORES 8: Su lugar en la sociedad actual

 


LOS MAYORES 8: Su lugar en la sociedad actual

 

 

Entendiendo el contexto

La población de los viejos –sin eufemismos, del tipo tercera edad, etc. – en principio es un tema que interesa a todos, a los que ya lo son y  a los que todavía les faltan  muchos años para llegar.  Bien es cierto que este interés es muy variado y son muy variopintos los motivos que conducen al mismo. Un ejemplo paradigmático es el de las pensiones, que como todos sabemos,  se las ganaron los viejos, a los que llamamos pensionistas,  como derecho,  después de cumplir sus deberes: cotizando durante años y años - muchos más de cuarenta-  un importe determinado, dando como resultados final un importe a cobrar de pensión en función de los años cotizados y del importe mensual aportado. Es justamente esto lo que determina que unos cobren más y otros cobren menos de pensión.En las sociedades civilizadas, los derechos se apoyan en la columna de los deberes; nada que no esté equilibrado con un deber previo, puede declararse como un derecho.

 

Nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. También es cierto, que tampoco me gusta el que en su día llamé el ‘optimismo de pandereta’. Si eres lector de este blog,  tienes muy claro los beneficios del optimismo funcional, y los graves perjuicios del optimismo bobalicón, extravagante, de pandereta, sin sentido,  de los  que creen que  este mundo es una jauja que según define  la RAE  “Lugar o situación imaginarios donde reina la prosperidad y la abundancia.” Parece que vienen tiempos que nos demostrarán que no lo es, por mucha imaginación que se le eche al asunto.

Tenemos el reto de enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se vive una vejez activa  y gratificante, para que cuando ellos lleguen a la misma, la afronten con una sana autoestima e impidan que los agrupen en un “almacén de viejos” haciéndoles creer que son decrépitos e inservibles.

                                 LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

https://neuroforma.blogspot.com/2022/08/los-mayores-7-como-nos-llevamos-con-el.html



 

Desarrollo del artículo

 

“Hacia finales de año, tuve que renovar el DNI y me dieron uno que caducaba en el año 9999. Cuando hice indagaciones, porque creí que se trataba de un error, me dijeron que una vez cumplidos los setenta te dan un carné para el resto de la vida. Salí de la comisaría, pues, con una tarjeta que certificaba mi identidad para siempre, que venía a  ser lo mismo que certificarla para nunca. Significaba que el Estado me daba por amortizado, por muerto.”   Juan José Millás[1]


 

La psicología nos dice que todos tenemos una Identidad Personal, es decir, una serie de rasgos y características propias de cada persona. También,  todos tenemos una Identidad Social, la cual nos define en función de los grupos a los que pertenecemos. Para la sociología  es la identidad la que nos lleva a la comprensión de quienes somos y quienes son los demás y, también,  a la comprensión que los otros tienen de sí mismos y de los demás individuos, incluidos nosotros. 

La sociología también nos ubica en una determinada Generación: “conjunto de personas que, por haber nacido en el mismo período histórico, recibieron estímulos culturales y sociales similares y, por lo tanto, comparten gustos, comportamientos e intereses”. Las experiencias que han vivido al moverse en contextos similares desde el punto de vista personal, social, e histórico, les ha llevado a adoptar un estilo de vida y  unos comportamientos similares. El contexto histórico y sociocultural que han vivido le otorga a cada generación unas características propias.

                   LOS MAYORES 3.REFLEXIONES SOBRE LA EDAD                       

    https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/los-mayores-3.html

Un buen ejemplo es la Baby boomer. Los múltiples y variados relatos apocalípticos, con los que múltiples y variados actores e instituciones están, permanentemente,  acosando a los pensionistas,  señalan  como culpables a la Generación del Baby boomer

LOS MAYORES 2. LA PESADILLA DE LAS PENSIONES

https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/la-pesadilla-de-las-pensiones-opiniones.html

Hay una considerable relación entre la Identidad social y la Autoestima, ya que esta depende mucho de la valoración de las personas que nos rodean; nos miramos a nosotros en el espejo de la cara de los demás y en función de lo que percibimos referido a  señales de afecto o rechazo, así nos sube o baja la autoestima. La autoestima tiene que ver con cómo las personas se sienten a sí mismas. El cómo se sientan, bien o mal, condicionará en buena medida su comportamiento. 



El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones,  en prejuicios y estereotipos que nos llevan a tratarlos de forma discriminatoria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad.

Dedicaremos  un artículo al edadismo el cual  está muy extendido en toda la población del planeta tierra - desarrollaremos varios y dramáticos casos que se dieron recientemente-  y condiciona mucho el que los mayores puedan  vivir una vejez activa  y gratificante. 

  

Subir y bajar 

"La vida va descendiendo imperceptiblemente a modo de rampa; pero al llegar  la vejez la figura es una escalera: cada año es un escalón que se hunde bruscamente. No es que en la vejez los años cuenten más sino que cuando los años cuentas más – cuando se desciende en escalera y no en rampa- es señal de que se ha entrado en la vejez.”      Alejandro Nieto[2] 

                                                                                         

Tengo que confesar que me encuentro ante un peliagudo dilema. Por un lado, declaro en  el primer artículo de esta  segunda tanda –Mayores 7- que nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. Por otro lado escapo del optimismo de pandereta  y aspiro al optimismo funcional.

Para más inri sostengo que a determinada edad debemos buscar, sobre todo, la autenticidad, aparcando la hipocresía.  Por  si conjugar todo esto fuera poco, también sostengo que no me gustaría distorsionar la realidad a la hora de vivir la etapa de la ancianidad.


¿Cómo conjugar todo esto?

Empecé el artículo anterior con la  “enantiodromia” de Jung: una primera etapa de caminar hacia adelante con fortaleza, seguida de una segunda en la cual seguimos caminando hacia adelante pero ya no con fortaleza sino “que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza.” 


¿Cómo la catalogarías tú, como optimista o cómo pesimista?

También hablo en el mismo artículo del juego de los opuestos - todo lo que es pasa a su contrario -  del filósofo presocrático Heráclito de Éfeso: “De vida nace muerte, de muerte vida, de juventud vejez, de vejez juventud, de vigilia sueño y de sueño vigilia, la corriente del engendrar y el perecer no se detiene nunca.” 

¿Cómo la catalogarías tú, como optimista o cómo pesimista?

Sea cual sea tu apreciación con respeto a la escala Pesimista – Optimista, a mi juicio ambas sintetizan bien la idea que muchas personas tienen acerca del ciclo vital de los humanos. Durante  el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte de una persona  tiene lugar un complejo proceso de desarrollo físico- cuerpo-, psicológico e intelectual- yo inmaterial, invisible e impalpable al que se le llama de muy diversas formas: yo, ego, conciencia, mente,  los creyentes: alma, espíritu, etc. -     que consta de etapas y rasgos bien definidos. En función de la etapa en que nos encontremos, percibimos muchas cosas de forma muy diferente. Así, por ejemplo,  todos cumplimos años, pero no todos lo percibimos lo mismo. La edad se mueve en dos mundos muy diferentes en los humanos: en el mundo inconsciente y en el mundo consciente. No nos preocupa ni nos acordamos apenas de ella cuando somos jóvenes. Lo que si es cierto, con carácter general, es que a partir de un determinado momento, que varía en función de cada cultura y persona, somos más conscientes de los años que cumplimos, de la edad que tenemos y de la rapidez con la que se esfuman los días. En una película, cuyo título no recuerdo, una madre decía a su hija: “Tu reloj biológico debe de ser digital, porque no oyes su tic tac”. Ya sabemos que el tiempo es el recurso más democrático y  valioso  que existe. Para todos,  la hora tiene 60 minutos y que cada minuto tiene 60 segundos. Pero, también sabemos, que llegados a determinada edad, el tiempo no corre para todos a la  misma velocidad, ni nos permite, tampoco, abordar las mismas metas y  proyectos.  

 Aporto, abajo,  una herramienta para los Pesioptimistas,  cuya filosofía de vida la fundamentan a partir de lo probable y lo improbable. 

 


 Al igual que en el anterior artículo, para escapar del dramatismo recurro de nuevo a mi admirado Manuel Vicent- todos los domingos comento su columna que publica en El País-. Recurro a la columna que publicó el 2022-02-13 y que tituló "Pasa la vida" y que  cumple, un domingo más,  con sus propias normas  - “Una columna de periódico debe ser el reloj de arena que filtre la memoria de ese deseo que el lector sentirá mañana.”-   y sintetiza de forma precisa,  a través de 367 palabras, nuestro transcurrir desde que nacenos hasta que nos vayamos definitivamente del planeta tierra.

Siempre nos quedará la certeza científica de que  nuestros átomos seguirán pululando por algún punto del universo. 

Entendiendo por "certeza científica"que lo propio del hombre es buscar la verdad, no poseerla. Por eso la ciencia llega a verdades no definitivas sino provisionales.  Tiene la capacidad,  y a su vez la humildad,  de sostener sobre algo lo siguiente: con los conocimientos científicos que tenemos al día de hoy, podemos sostener que esto es…  

 


COLUMNA

Pasa la vida

https://elpais.com/opinion/2022-02-13/pasa-la-vida.html

 

La infancia dura hasta los cuatro años, la niñez hasta los 12, la adolescencia hasta los 17, la juventud hasta los 35, la madurez hasta los 50. Desde la cumbre del medio siglo cuya subida suele ser muy abrupta e insegura, ya se divisa el valle con una senda de bajada, que se pierde en el horizonte. A esa edad los sueños juveniles o bien se han realizado o se han desvanecido. Llegado a estas alturas, la vida ya te ha mostrado sus cartas. Has venido a este mundo a mandar o a obedecer. Serás un vencedor o un derrotado. Antiguamente se vivía tan poco que a uno no le daba tiempo a cambiar de pareja, ni de ideología ni de carácter, por eso entonces las personas parecían ser todas de una sola pieza. En cambio, hoy a los 50 años se puede emprender una nueva vida que te permita seguir soñando. La gente se divorcia, tiene más hijos, la brega diaria continua, pero unos juegan bien los dados y otros se quedan para siempre al borde del camino. Durante la bajada por el valle la edad pasa por distintas fases. A los 60 años ya eres mayor de verdad, a los 75 empiezas a agradecer que te digan que pareces más joven, que el tiempo no pasa para ti. Por fortuna, a partir de los 80 ya no se cumplen años, solo se cumple salud o enfermedad. Se es viejo si uno se rinde y se entrega a la melancolía, a la cólera o al silencio. Hay viejos melancólicos que solo piensan en el pasado, viejos cabreados que se avergüenzan de sus antiguos ideales porque los confunden con la ruina de su rostro reflejada en el espejo, viejos que se sientan en la última vuelta del sendero con la mirada perdida y callan. En el valle que se divisaba desde la cumbre efímera de la juventud, en estos días de febrero están en flor los almendros. Su floración solo dura unos días, lo suficiente para recordar que a lo largo de la vida ha habido instantes de felicidad por los que ha merecido la pena vivirla.

¿Cómo la catalogarías tú: como optimista, cómo pesimista, o tal vez como realista? 


Quiero terminar con dos frases que me enviaron dos amigos después de haber  leído el anterior artículo:

“Vive como quieras y disfruta como puedas” Tocho

“Vive como puedas y disfruta lo mejor de lo que dispones” Sindo

 


 

Referencias Bibliográficas

[1] Millás, JJ y Arsuaga.: “La muerte contada por un sapiens  a un neandertal”, Penguín Random House Grupo Editorial., 2022, p. 28

[2] Nieto, A.: “El mundo visto a los 90 años”, Editorial Comares., 2022, p.3

viernes, 19 de agosto de 2022

LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

 


Este artículo, escrito el 19-08-2022,  ha sido reescrito el 25-8-2024

LOS MAYORES 7: 
¿Cómo nos llevamos con el que somos
?

 

“Nuestras vidas son como el curso del sol en el firmamento. Por la mañana gana continuamente fortaleza hasta que alcanza el cenit del mediodía. Entonces, acontece la enantiodromia: el movimiento constante hacia adelante que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza.”                                                                                                             Carl Gustav Jung     


                                          Entendiendo el contexto

      

El 11 de julio del año 2017 empecé  a publicar, en mi blog,  una serie de artículos sobre las personas mayores. El  primero de ellos lo titulé:

LOS MAYORES 1. LAS TRES EDADES

Lo comencé de esta forma:

 ¡Feliz cumpleaños!
¡Mis mejores deseos para que te sigas manteniendo joven…!
Casi todos, a lo largo del año, echamos mano del repertorio de frases convencionales para desearle un feliz aniversario a nuestros semejantes.  Siempre nos referimos a lo mismo, a la edad cronológica, a esa que cae a golpe de calendario. En ese mismo  artículo que comparto  invito a reflexionar sobre las otras edades, ante las cuales, la edad cronológica, la que se refleja en el DNI, va perdiendo cada día más valor. Hoy priman la edad biológica y la edad psicológica sobre las otras.


 Siguiendo con mi costumbre de hacer preguntas en los escritos que elaboro, comenzaba  el siguiente párrafo con esta pregunta: ¿Cuál es tu experiencia con la edad?: y aportaba  una pequeña reflexión que, si estas interesado en el tema,  te invito a leerla  en el artículo que  sigue en mi blog.

Subtitulé el párrafo siguiente, también con otra pregunta: ¿Qué pasa con la edad? y  seguía con cinco preguntas más:

¿Es tan mala como algunos sostienen?

 ¿Es, tal vez, solamente un artefacto social creado por una sociedad sin valores, totalmente hedonista, en la cual el culto a la juventud es lo que prima?

¿Una sociedad que pasa de todo excepto de ganar dinero y gastarlo, que burla cualquier tipo de espiritualidad, desarrollo personal, ética, valores y otras palabrejas que no son otra cosa que “monsergas de los mayores”?

 ¿Será cierto que la edad, por sí misma, marca pautas de siniestro y desolación?

 ¿Qué hay de cierto con las tan mencionadas pérdidas de 'facultades' de los mayores?

Sigue el artículo con toda una serie de reflexiones que, si estás interesado,  te invito a leer y, sobre todo,  a reflexionar.

El último artículo de esta primera serie lo publiqué en el blog el 12 de abril del año 2019 y lo titulé:

MAYORES 6: EL APOCALIPSIS DE LAS PENSIONES

 Comienzo hoy una segunda tanda de artículos sobre los mayores con el siguiente título:  

LOS MAYORES 7: ¿Cómo nos llevamos con el que somos?

"Los dos días más importantes de tu vida son
 el día que naces y el día que averiguas para qué"
Mark Twain

Venimos a este mundo con un cuerpo físico regido por las leyes biológicas. Podemos llamarle nuestro primer nacimiento. A medida que nos vamos desarrollando, vamos tomando consciencia de nosotros mismos, de nuestro yo. De esta forma podemos llegar a responder a la enigmática  pregunta de ¿Quién soy yo? Sería nuestro  segundo nacimiento.

Los dos nacimientos, el primero  –cuerpo­­­-  más el segundo –yo-   van construyendo una convivencia  más o menos armoniosa, más o menos estable,  con más o menos  fluctuaciones, que dura toda la vida, hasta que finalmente el cuerpo físico se convierte en cadáver, es decir, se muere para terminar en cenizas o en gusanos.  Es esta convivencia la que da respuestas a la pregunta del título: ¿Cómo nos llevamos con el que somos? O si la quieres hacer más personal ¿Cómo te llevas con el que eres? O de forma más precisa. 

¿Me llevo bien con el que soy?

La dicha no es ausencia de desdicha, sino consciencia de la misma. En cuanto arrojamos luz sobre nuestra desdicha, esta pierde buena parte de su mordiente. La desdicha es poderosa y hace estragos si somos inconscientes de su causa y de sus ramificaciones." 

Pablo d'Ors: Biografía del silencio, p.72


Si tu respuesta es un rotundo sí,  es probable que seas una persona joven  y que tu cuerpo te proporcione grandes satisfacciones derivadas del amar, del entusiasmo, del asombro, de comer, el dormir, el beber, etc. etc. Tú ordenas y tu cuerpo te obedece aplicándote un refuerzo positivo: te sientes bien, experimentas placer, disfrutas, en definitiva,  te sientes a gusto dentro de tu propia piel. 



Si por lo contrario, tu respuesta es un rotundo no, es probable que seas una persona con muchos años – permítaseme  no caer en eufemismos del tipo de tercera edad, etc. diciendo que eres una persona vieja al cual su cuerpo ya no solo no le obedece,  sino que además le  proporciona refuerzos  negativos en forma de malestares, dolores, ansiedades...


Este distanciamiento entre el cuerpo físico  y el yo inmaterial, invisible e impalpable -al que se le llama de muy diversas formas- : yo, ego, conciencia,   los creyentes alma, espíritu, etc.- no suele ser espontáneo sino que se va fraguando poco a poco a medida que vamos cumpliendo años.

Nuestro cuerpo no es nuestro verdadero yo. Cada uno de nosotros sentimos que lo utilizamos como vivienda, en la que estamos muy a gusto cuando somos jóvenes. Más adelante, cuando ya no somos tan jóvenes,  empezamos a encontrarle deficiencias. Un poco más adelante, cuando ya somos viejos,   la convivencia se hace muy conflictiva e incómoda. Nuestro yo se hace plenamente consciente de los desgastes del cuerpo, de sus limitaciones y deficiencias. A nuestra casa, -cuerpo- en la que habitamos, -yo-  le salen goteras por todos los lados. Nuestras visitas al médico se hacen cotidianas y este no para de retejar y remendar.   

Esta primera reflexión que acabo de exponer hay que entenderla de una forma general, grosso modo. Soy consciente de que si entramos en detalles habría muchos matices que reseñar, pero,  aun así, si podemos generalizar que  antes de que suceda la  enantiodromia de la que nos habla Jung, -el juego de los opuestos, según sostenía Heráclito “todo lo que es pasa a su contrario”-,  la vida transcurre feliz. Nuestra autenticidad, receptividad, curiosidad, atención, disfrute,  nos aporta todo un cúmulo de placeres.

Para explicar lo que acontece, después de  la enantiodromia: el movimiento constante hacia adelante que ya no denota un aumento, sino un decremento, en fortaleza, y para no dramatizar la situación, recurro a Manuel Vicent:

“Cuando en el cuarto de baño, al contemplar tu rostro en el espejo, compruebes que eres una ruina, no te desprecies por eso. Se trata de un desastre natural, que nada tiene que ver con el cambio climático. [...]Por muy desgraciado que te sientas, sin duda habrás guardado algunos momentos de placer en tu memoria. Recuerda qué limpio estaba aquel mar de tu niñez, cómo sabían los frutos dorados de aquellos árboles, qué aroma tan puro contenían las hogazas de pan candeal que se guardaban en la alacena de la vieja casa"        COLUMNA: Sostenible.

Si quieres profundizar en esta idea de invito a leer, en este mismo blog:

LOS RELATOS CREAN REALIDAD: La canción lógica

 https://neuroforma.blogspot.com/2019/12/la-cancion-logica-nacemos-con-una-serie.html

 

 Nada más lejos de mi ánimo que caer en una visión pesimista del envejecimiento. También es cierto que tampoco me gusta el que en su día llamé el ‘optimismo de pandereta’. Si eres lector de mi blog tienes muy claro los beneficios del optimismo funcional, y los graves perjuicios de optimismo bobalicón, sin sentido,  de los  que creen que  este mundo es una jauja. Ya sostenía en marzo del año 2018 en el artículo

 LOS MAYORES 3.REFLEXIONES SOBRE LA EDAD

 Que no me gustaría distorsionar la realidad que me tocará vivir cuando llegue a la etapa de la ancianidad (Ver Figura 1)  ni a través de la idealización ni  de la infravaloración. A lo largo de toda mi vida he practicado el óptimismo funcional. Me proporcionó buenos resultados, en consecuencia,  pienso seguir practicándolo en el tiempo que me queda por vivir, reajustándolo  a mis circunstancias personales y al contexto que me toque vivir.

 En ese mismo artículo, también decía que la invisibilidad social de los mayores, de repente cambió de signo y pasó a ver la luz. Apartados del sistema productivo y condenados al ostracismo social por arte y magia de la incompetencia de los políticos de turno, que les llevó a encender el interruptor de las ‘sagradas pensiones’, hizo que los mayores  salieran de su letargo y pasasen a ser parte activa y visible en foros en los que son olímpicamente ignorados. Su presencia en las calles, en los medios de comunicación, en las tertulias televisivas, en las discusiones del bar, en las redes sociales, en las conversaciones familiares, forma  ya parte de la cotidianidad.

 


 ¿Quiénes son esos mayores que tanta guerra están dando? 

¿Es consciente la sociedad de quiénes estamos hablando? 

¿Tienen conciencia (capacidad de darse cuenta) ellos mismos de quienes son como colectivo?



 Y a ti, sea cual sea tu edad, 

¿te interesa el tema de los mayores?

 Tenemos el reto de enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se vive una vejez activa  y gratificante, para que cuando ellos lleguen a la misma, la afronten con una sana autoestima e impidan que los agrupen en un “almacén de viejos” haciéndoles creer que son decrépitos e inservibles. 

"¿Me dirás por favor, por favor, qué es lo que hemos aprendido?

Sé que suena absurdo, pero
por favor, dime quién soy.”

Supertramp, The logical song


Dudé, si empezar o no, este artículo con la enantiodromía de Jung. No acababa de convencerme  eso de transitar en sentido contrario. Finalmente recurrí a ella por ser bastante ajustada al sentido común imperante  –no olvidemos que es el menos común de los sentidos-  en los tiempos actuales.

El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones,  en prejuicios y estereotipos que nos llevan a tratarlos de forma discriminatoria. Ejemplo paradigmático de esto es  el colectivo de los viejos -sin eufemismos de "tercera edad" y demás pamplinas -.  Utilizo este término en la figura 1 que aparece en este artículo para hacerme entender con mis lectores, pero, a mi juicio, hay que empezar a desterrarla. Los fines del eufemismo son disfrazar lo feo de bonito o neutro; disfrazar lo fácil de complicado; disfrazar la vacuidad de palabrería; disfrazar lo concreto de vaguedades. A nuestra edad debemos, a mi juicio,  aspirar a la autenticidad. Si quieres argumentos de por qué digo esto te invito a leer, en este mismo blog, el artículo titulado:

LACORROSIÓN DEL LENGUAJE

Hay toda una retahíla de (¿insultos?) añadidos que componen el estereotipo con que muchas personas perciben a los pertenecientes a la población de los mayores: carcamal, añejo,  senil, caduco, decrépito, vejestorio, carroza, nonagenario, octogenario, ochentón, chocho, matusalén, añoso, arcaico, asilado,  caduco, veterano, vetusto, envejecido, longevo, senil, setentón, vejestorio… 

Es la forma más sibilina de condicionar  e impedir a las personas que llegan a ella, el disfrutar de una vejez activa y gratificante que es el objetivo que me guiará a la hora de escribir esta segunda tanda de artículos sobre los mayores.

 Espero que tú si has leído el artículo hasta llegar aquí, puede ser una señal de que sí estas interesado en el tema,  y sigas leyendo los próximos artículos que iré publicando en mi blog. Como entenderás no me mueven intereses comerciales, ni mucho menos propagandistas. Si quieres saber lo que realmente me mueve a escribir en este blog y lo que puedes esperar de mí, te invito a leer, el siguiente artículo:  

 

SOBRE MI

https://neuroforma.blogspot.com/2016/10/comienzo-2-si-has-leido-la-primera.html

 

"Sé dueño de tu edad y vive la vida a tú manera"

                                                                                        Carl Honoré

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Durante el mes de agosto El País no publica, como desde hace años viene siendo habitual todos los domingos, la columna de Manuel Vicent. Por eso no aparece aquí.  Las vacaciones de Agosto hay muchas personas que las priorizan sobre otros menesteres


domingo, 7 de agosto de 2022

LAS DIVAGACIONES DE AYUSO

 


Las divagaciones de Ayuso


"La experiencia es la madre del desengaño y éste procrea escépticos y cínicos, a los que resulta imposible volver a engañar." [1]


Los cambios de rumbo de la señora Ayuso, las traiciones a sus aliados, sus manifiestas y abundantes mentiras, su decir una cosa  y hacer la contraria, formular  promesas que luego nunca cumple...,  tiene que acabar, necesariamente, desengañando a sus votantes.

 Las constantes salidas de tono de la señora Ayuso, manifestadas inesperadamente,  la convierten  en la reina del exabrupto. Fue un molesto y desagradable ‘grano en el culo’ (permítaseme la expresión, un tanto mal sonante, pero,  muy pedagógica)  para el Sr. Casado y lo seguirá siendo, como ya predije en su día, para el Sr. Feijoó.


Las peroratas  de la señora Ayuso y su guerra cultural (4 frases  huecas de contenido y sentido, que garantizan la “libertad de tomar unas cañas) parece que convence, de momento, a muchos de sus devotos: 

¿A qué más  puede aspirar un humano a lo largo de su trayectoria vital?

La guerra cultural que la señora Ayuso preconiza (aunque el término cultura asociado a Ayuso constituya un oxímoron)  y que Feijoó ignora,   determina lo que “puede ser dicho” y, sobre todo,  lo que “no puede ser dicho”. 

Si algo no encaja, dentro de lo políticamente correcto, se le aplica la terapia de la cancelación.




¿No piensa en ningún momento la señora Ayuso que, con esta marcha, le va a llegar la ‘cancelación’ a ella misma? ¿Tan poderosa se siente?


En otro artículo de este blog menciono el consejo de Harry Truman: Como psicoanálisis para los políticos (generalizable a toda persona con poder) infectados del virus de la invulnerabilidad,   que creen estar completamente protegidos, ya que tienen muchos amigos dispuestos  a echarle una mano  en todo momento, les vendría muy bien, a este tipo de políticos,   recordar a Harry Truman y seguir su consejo:

"Aquellos que deseen ardientemente una amistad que compren un perro. En cuanto las cosas se tuercen, los amigos pueden resultar cualquier cosa menos fieles, mientras que la lealtad del perro es siempre incondicional."

Leer:

El triunfo de la INSENSATEZ

https://neuroforma.blogspot.com/2020/11/el-triunfo-de-la-insensatez.html

El uso  excesivo de palabras al hablar  hace, a veces, que caigamos unos con más y otros con menos frecuencia en la verborrea,  la cual define la  RAE  como “Locuacidad, verbosidad.  Palabrería excesiva, propia de un charlatán o de un demagogo”. Todo parece indicar que el número de personas con verborragias está creciendo de forma exponencial, sobre todo en el mundo político, aunque no sólo. ¿No entenderán la gran  utilidad del silencio en múltiples ocasiones? Sin duda, la señora Ayuso no la entiende... Le invito a leer y reflexionar:

Leer:

  La UTILIDAD del silencio

https://neuroforma.blogspot.com/2021/07/la-utilidad-del-silencio.html

Podría sacar, sin duda, una gran utilidad de sus silencios ¿Cómo? Siendo  capaz de vencer al automatismo, la impulsividad,  y pensar (en silencio) antes de hablar. Es aquí donde adquiere todo el sentido el siguiente proverbio:

“Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras”

La libertad de hablar  tiene que ir,  necesariamente,  acompañada de responsabilizarnos de lo que decimos y del cómo lo decimos.


También, a la señora Ayuso,  con sus impertinentes comentarios que no buscan otra cosa que no sea la de hacerse ver, le vendría muy bien el siguiente consejo: “Hágaselo ver”. Para empezar la terapia le propongo, que antes de hablar en público, haga primero  el test DECIR.

Leer:

Pongamos que hablamos de Madrid.DECIR antes de HABLAR

 https://neuroforma.blogspot.com/2020/10/decir-antes-de-hablar-pongamos-que.html











¿Puede una persona con estas características aspirar a gobernar Madrid?






INGREDIENTES DE LA CONFIANZA

Una forma muy fácil y práctica de definirla es “que te fíes que la otra parte no tomará una decisión en tu contra”.

¿Cómo construir una confianza sólida?



Los ingredientes de la confianza son los siguientes:

1.   Tu credibilidad profesional. Que la gente entienda que de lo que hablas sabes.
2.   Tu credibilidad personal. Honestidad, no abusar, no engañar.
3.   La empatía. Habilidad de conectar con la otra parte, ser capaz de dar valor a los demás. Dar al otro la capacidad de expresarse.
4.   Discurso atractivo. Que lo que digas tenga fuerza y argumentes bien. 

 

Referencias Bibliográficas: 

[1]   Nieto Alejandro, : EL MUNDO VISTO A LOS 90 AÑOS, Granada, Editorial COMARES, 2022. P.11

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 Hoy El País no publica la columna que habitualmente publica Manuel Vicent todos los domingos. Cogería el mes de agosto ya  que también tiene el derecho a disfrutar de sus vacaciones.


 


domingo, 31 de julio de 2022

VIEJOS RECUERDOS EN PERSONAS VIEJAS


 

Viejos recuerdos en personas viejas (sin eufemismos)

 “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla.”

Gabriel García Márquez


Nuestro admirado Manuel Vicent nos sumerge hoy en el mar y apela a nuestra imaginación para recrearnos en sibaritas y sofisticados placeres: baño y pesca en alta mar, audífonos y reproductor acuáticos para escuchar a Mozart bajo en agua...

Todo ello alumbrado  por  astro rey al que imagina, tal vez influido por la belleza inigualable  de los atardeceres y amaneceres,  con las mismas características del sol de su infancia olvidándose  que el de hoy también ha envejecido deteriorándose e  incrementado considerablemente el cáncer de piel y produciendo en los humanos  el llamado foto envejecimiento.

Lo que más me ha llamado mi atención ha sido su recuerdo de cómo aprendió a nadar. Me hizo recordar a mí un episodio muy similar en cuanto a la causa y a sus efectos. Me explico, y para hacerlo debo recurrí a hablar de mi mismo sin pretender caer en los lados más oscuros de la llamada  “literatura de autoficción”, o “literatura del yo”, construida a partir de  la intimidad del que escribe. Un lado oscuro que, según algunos,  hace el juego al neoliberalismo fomentando  la individualidad a ultranza. Me identifico, sin embargo, con aquellos que piensan que las historias dan respuesta a la necesidad  de “mirar hacia dentro”, lo cual supone el fomento de la introspección y de la reflexión, tan necesaria, a mi juicio hoy en día.  

También me identifico y estoy de acuerdo con lo que escribe Santiago Ramón y Cajal en el final de la  introducción de su libro titulado ‘El mundo visto a los ochenta años’:

“La índole de este libro me ha obligado a hablar hartas veces de mí mismo, poniéndome como ejemplo de las desventuras y tribulaciones de un anciano trabajador. El Yo –lo sé de sobra- se juzga orgulloso y antipático. He procurado, empero, despersonalizar en lo posible la mayoría de los relatos, ventilando el tufillo de hospital y evitando el pedantismo técnico de las historias clínicas. El lector benévolo y comprensivo, perdonará ciertas confidencias y expansiones inoportunas, en gracia de la intención docente y utilitaria en que se inspiran. Y será indulgente también con ciertas consideraciones fastidiosamente científicas inexcusables en los dos primeros capítulos”

Me identifico, plenamente,  con esto que nos dice el “solitario y descreído octogenario de los años treinta, que también podría pertenecer a nuestro tiempo y a nuestra circunstancia histórica más actual.”

Paso, después de la necesaria y extensa explicación anterior,  al recuerdo personal que me suscita la inspiradora lectura de la columna de Vicent de hoy.

Dice haber aprendido a nadar (efecto)  a los 6 años, a consecuencia (causa) de una traicción de un niño que lo empujó.” No he hecho otra cosa en esta vida.” La frase puede entenderse en sentido metafórico y también real: a Manuel Vicent le encanta nadar y la practica con deleite a pesar de que aprendió a hacerlo como fruto de una experiencia traumática.

Yo, a la edad de 6 años también sufrí una experiencia traumática fruto de la cual me proporcionó grandes deleites a lo largo de toda mi vida.

En el rural gallego, en el que nací, a esa edad me acerqué al patio del vecino (Eduardo)  en el que se encontraba su perro (Ney)  comiendo un hueso. Intenté acariciarlo, y el reaccionó dándome un mordisco en mi pierna izquierda (la única cicatriz que aún conservo). Me recuerdo sangrando abundantemente, viendo a mi madre con un gran estrés y la rapidez con la que me llevó a casa del maestro y practicante del pueblo (D. Pío) el cual me curó la herida y la cerró dándome  los primeros puntos de mi vida.

Aquella experiencia me llevó a ser un amante de los animales en general, y de los domésticos en particular, sobre todo perros y gatos a los que amé a todo lo largo de mi ciclo vital.

No he tenido perro (vivo en un ático en la ciudad) y no me parece adecuado para un perro, pero si he tenido gatas (Fuga, Melisa, Chipy, que  murieron con 19, 13 y 15 años y que tengo enterradas en una finca en la Serra de San Mamede y actualmente, desde mayo del 2013, tengo un Bosque de Noruega  al que llamo Piki Pyquillas, alias del Guliguillas.

En cuanto a los perros acabo acariciando a casi todos con los que me encuentro aunque al principio parezcan feroces y tengo uno en la montaña que no es mío pero que cuando voy allí hace su vida conmigo : alimentación, senderismo, etc.

Otra de las características que algunos le adjudican a la literatura del yo y con la que estoy de acuedo, “[...]y una vía para reconocerse en las experiencias de otros y aprender de ellas.” Ángeles Oliva

Todo aquello que contribuya a mejorar nuestra  comprensión del punto de vista de otras personas, nos hace crecer como personas y como sociedad civilizada. 



Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.
En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”


COLUMNA

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Un día de mar

Si uno toma la vida como una representación puede imaginar que esa luz del sol que recibe en la vejez es la misma que doró su infancia. Hay que aceptarla como un regalo

MANUEL VICENT

31 JUL 2022 - 05:00 CEST

El sol salió a las 6.55 y su descarga luminosa fue la misma para todo el mundo, para los que a esa hora iban al trabajo, para los que abandonaban exhaustos las discotecas y para los que íbamos a pescar y a tomar el baño en alta mar. Yo llevaba un audífono acuático para oír música debajo del agua, un placer que me ha regalado la vida. Clareaba el día cuando ganamos la bocana y largamos los sedales con las plumas y las rapalas. Mientras navegábamos a la espera de que picara alguna llampuga, salió el sol con toda la gloria y de pronto recordé cómo aprendí a nadar. Tendría seis años y con otros niños desnudos jugábamos entre naranjos alrededor de una alberca de agua verde sobrevolada de libélulas, llena de limo y con ranas extasiadas con las patas abiertas. Uno de aquellos niños me empujó a traición, caí dentro de la alberca y empecé a bracear para no ahogarme. No he hecho otra cosa en esta vida. En aquel momento se estaba poniendo el sol y recuerdo que la luz del crepúsculo era tan dulce como lo era mi inocencia. Ahora estaba amaneciendo y no obstante yo era un viejo. Después de pescar unas caballas, algunos bonitos y un pez limón, de regreso a puerto viendo que el mar estaba sumamente tendido me eché al agua con el audífono acuático pegado a los parietales. La sinfonía de Mozart comenzó a surgir desde lo más hondo del abismo, las corrientes expandían la música muy lejos y servían a la vez de cajas de resonancia, de modo que todo el mar se convirtió en una apabullante orquesta. Generalmente en el cine los amaneceres se suelen rodar durante las puestas de sol, ya que las cámaras no distinguen la luz que nace por la mañana de la que muere por la tarde. Si uno toma la vida como una representación puede imaginar que esa luz del sol que recibe en la vejez es la misma que doró su infancia. Hay que aceptarla como un regalo.

https://elpais.com/opinion/2022-07-31/un-dia-de-mar.html