LOS MAYORES 9: el colectivo más discriminado
Entendiendo el contexto
El hecho de pertenecer a un grupo da lugar a que los demás nos perciban
de una manera determinada y a un trato diferenciado por parte de estos. La
percepción que tenemos de los grupos a los que no pertenecemos, y que es la que
origina este trato diferenciado, la sustentamos, en muchas ocasiones, en prejuicios y estereotipos que nos llevan a
tratarlos de forma discriminatoria. Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS) el edadismo se refiere a la forma de pensar -estereotipos-, sentir -prejuicios- y actuar -discriminación- con respecto a los demás o a nosotros
mismos por razón de la edad. El edadismo
está muy extendido en toda la población del planeta tierra, pues se
aplica tanto a las mujeres como a los hombres si bien es verdad que con mucha más intensidad a las mujeres.
Hay toda una retahíla
de -¿insultos?- añadidos que componen el estereotipo con que muchas personas
perciben a los pertenecientes a la población de los mayores: carcamal,
añejo, senil, caduco, decrépito, vejestorio, carroza, nonagenario,
octogenario, ochentón, chocho, matusalén, añoso, arcaico,
asilado, caduco, veterano, vetusto, envejecido, longevo, senil,
setentón, vejestorio…
Es la forma más
sibilina de condicionar e impedir a las personas que llegan a ella, el
disfrutar de una vejez activa y gratificante que es el objetivo que me guía a
la hora de escribir esta segunda tanda de artículos sobre los mayores.
La utilización de las palabras tiene connotaciones. El lenguaje tiene un
significado que sobrepasa al significado literal de las palabras. Con la
connotación añadimos, a la palabra o a la frase, un significado diferente al
suyo propio. Así, por ejemplo, muchas personas hacen un uso extenso de las
connotaciones peyorativas. Valga como ejemplo, ajustado a lo que estamos
tratando hoy, el siguiente: “A la
vejez, se acorta el dormir y se alarga el gruñir”.
Lo grave de todo esto, es que en contra de lo que pensábamos
antes, de que los humanos como seres lingüísticos utilizábamos el
lenguaje de forma pasiva para describir la realidad, para hablar sobre las
cosas, para describir el mundo exterior que percibimos y expresar lo que
pensamos y sentimos en nuestro mundo interior, hoy en día al lenguaje se le
atribuye una función generativa, es decir, el lenguaje hace que
sucedan cosas.
"El lenguaje, por lo tanto, no solo nos permite describir la realidad,
el lenguaje crea realidades. La realidad no siempre precede al lenguaje, éste
también precede a la realidad. El lenguaje, postulamos, genera ser”. [1]
Si quieres profundizar en este tema te invito a leer y reflexionar:
https://neuroforma.blogspot.com/2017/01/la-corrosion-lenguaje-sinconciencia.html
Desarrollo del artículo
La afirmación de arriba la hace, en el libro
que menciono abajo en las referencias bibliográficas, Juan Luis Arsuaga,
catedrático de Paleontología. El otro autor del libro, Juan José Millás, le pregunta: - ¿La decrepitud asociada a
la vejez es un producto de la cultura? - Tú verás, le responde Arsuaga
La
gacela de la que nos habla Arsuaga se juega la vida. El constructo social y
cultural que las personas de nuestra época actual se han formado sobre la vejez, considerándola
como decadencia, decrepitud y humanos
inservibles, es la forma más sibilina de condicionar e impedir a las personas que llegan a ella,
el disfrutar de una vejez activa y gratificante que es el objetivo que me guía
a la hora de escribir esta segunda tanda de artículos sobre los mayores. Los
epítetos que menciono más arriba, en el apartado de entendiendo el contexto,
son potentes fuerzas que derriban la autoestima que cualquier persona.
“La gerontofobia puede llegar a ser un mal de nuestra sociedad. El notable aumento de expectativa de vida no ha eliminado el miedo a envejecer. El rechazo a los ancianos y que no se implementen políticas específicas para ellos, no contribuye a la normalización de un hecho inevitable como es el de hacerse viejo. El miedo a envejecer uno mismo puede llevar al rechazo de los que ya son viejos. La gerontofobia es una reacción irracional que puede llevar a actitudes poco éticas con las personas mayores, al desprecio e incluso al maltrato o agresión”. [4]
“A mediados de marzo de
2020, los mayores quedaron atrapados en las residencias. El coronavirus
comienza a aniquilarlos por miles, pero no hay espacio para ellos en los
hospitales de Madrid porque las autoridades han recomendado a los médicos
reservar las camas para el resto de la población. En una pequeña sala de un
hospital a las afueras un grupo de médicos piensa que esta decisión es horrible
y prepara una respuesta. Este relato periodístico indaga en el dolor de los
afectados y muestra, con material inédito, la actuación de los políticos que
estaban al mando durante aquellos días”
https://elpais.com/especiales/2021/covid-19-en-las-residencias-de-ancianos/
Puedes escucharlo también en tu móvil aquí: Podium
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Sin la ética del cuidado volvemos a
las cavernas
La ética del cuidado, del cuidado de uno mismo, autocuidado, y del
cuidado de los demás, se fundamenta en
la responsabilidad. La responsabilidad
se fundamenta en el concepto de libertad, la cual nos proporciona la posibilidad de elegir hacerse cargo del
resultado de nuestras decisiones tomadas, acciones llevadas a cabo y de las
consecuencias que se derivan de las mismas.
Vivimos en una sociedad en la que
somos interdependientes: yo
dependo de ti y tú dependes de mí.
La ética del cuidado va más allá del “toma y daca” en el que tenemos
basado, por ejemplo, el pilar de la Equidad: “tanto me más, tanto de doy”; el intercambio no está
determinado por lo que alguien dio, sino por lo que alguien necesita en una
situación determinada y en el deber universal.
“Hace unos días escuché, en un podcast, lo siguiente: “Limpiar
un culo es la actividad más ingrata del mundo”. Y lo peor no es de quien venía
semejante afirmación (y el hecho de que tenga miles de seguidores), sino el
contenido de la misma.
Lo que para algunos es “limpiar un culo”, para otros es una tarea más de
nuestro trabajo. Y esto no lo escribo porque sea enfermera. Lo escribo porque
no se trata de “limpiar un culo”, señores. Es tener un poco de humanidad. Se trata de cuidar, de
dar confort al otro, de ser las manos y los ojos del que no puede. Porque a
todos nos gustaría que cuidasen de nosotros. ¿O no es así? ¿Qué valores estamos
dejando? Mis abuelos cuidaron de sus padres, hasta el final. He visto a mis
padres cuidar de los suyos, también hasta el final. Y me asusta pensar que el
“cuidar” esté pasando de moda. Sólo espero que a aquellos que opinan que
“limpiar un culo” es ingrato, nunca se lo tengan que limpiar.”
Judit Caballero Linares [5]
Para cumplir con el objetivo que me he marcado en esta segunda tanda de artículos sobre los
mayores voy acabar con lo siguiente:
Un gratificante
ejemplo de optimismo funcional:
Tenemos magníficos ejemplos en el día a día, debido a la pandemia del coronavirus. Ejemplos de cómo nos cuidamos de nosotros mismos respetando las normas de confinamiento que los profesionales de la salud nos marcan. Ejemplos de cómo cuidamos de los demás respetando las distancias, etc., para no infectarlos. Ejemplo paradigmático de cuidado de los demás que nos han dado todos los profesionales de la salud haciendo durante días y noches un sobreesfuerzo con total entrega y dedicación.
https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/3037712878605047999
“La visión del mundo en 2022, proceda de
un nonagenario o de un veinteañero , es en cualquier caso una información fugaz
puesto que en muy poco tiempo se han de ver las cosas de otra manera. Pero eso
no tiene importancia porque aquí no se quiere describir el mundo “como es” sino
dar cuenta de “como es visto” y esto es un dato histórico que identifica a una
generación”[6]
HERRAMIENTAS PARA EL DESARROLLO DEL OPTIMISMO FUNCIONAL:
1. Mirando hacia atrás: Sitúate en una edad de 90 años. Mira hacia atrás
¿Qué cambiarías?
¿Qué harías que no hiciste?
¿Qué no harías que hiciste?
¿Cómo entenderías a esa edad lo que es vivir?
¿Le encuentras sentido a tu vida?
Tal vez eches de menos no haber puesto más en juego tus recursos personales
y haberte arriesgado más.
2. Mirando hacia delante:
Después del ejercicio anterior, piensa en lo que
vas a hacer para que cuando llegues a los 90 años, no te arrepientas.
Referencias
Bibliográficas
[1Echeverría, Rafael.: Ontología del lenguaje. Buenos Aires, Granice,
2006
[2] (Toledano Buendía, S. (2006). La neo lengua de Orwell en la prensa
actual. La literatura profetiza la manipulación mediática del lenguaje. Revista
Latina de Comunicación Social, 62. http://www.ull.es/publicaciones/latina/200601toledano.htm
[3] Millás, JJ y Arsuaga.: “La muerte contada por un sapiens a un neandertal”, Penguín Random House Grupo
Editorial., 2022, p. 47
[4] https://www.inforesidencias.com/contenidos/noticias/nacional/la-gerontofobia-puede-llegar-a-ser-un-mal-de-nuestra-sociedad#:~:text=El%20miedo%20a%20envejecer%20uno,incluso%20al%20maltrato%20o%20agresi%C3%B3n.
[5]https://elpais.com/opinion/2022-08-29/tener-un-poco-de-humanidad.html?fbclid=IwAR1Sn4pLWW9U4T1IULGKb87omzbgBG6GshALICj64Nw5OCdIS44tKbaWJDU
[6] Nieto,
A.: “El mundo visto a los 90 años”, Editorial Comares., 2022