sábado, 7 de junio de 2025

CONSTRUYENDO LÍDERES -3

 



CONSTRUYENDO LÍDERES- 3



Jaime

Juan Duque, se sentía un tanto confuso. Había asistido a lo largo de su vida laboral a muchos cursos de Habilidades Directivas y Liderazgo, había leído multitud de artículos y libros sobre el mismo tema y, ahora, que quería aplicar en el día a día los mejores enfoques de liderazgo, no sabía por donde empezar.

Decidió hablarlo con Jaime Jate, pues, sin duda, este tendría su propia opinión sobre el tema y, seguro –pensaba Juan-,  que sería una opinión muy valiosa e interesante.

- Si los árboles no te dejan ver el bosque – le dijo Jaime- ¡Elévate!

 

-¿Recuerdas aquella escena de la película “El club de los poetas muertos” en la que Robin Williams, que hacía el papel del  profesor Keating, les hizo subir a sus alumnos de literatura a la mesa del profesor y ponerse en píe sobre ella:

            -¿Por qué he subido aquí?  ¿Quién lo sabe?

            -Para sentirse más alto – le respondió un alumno-

- No. Me ha subido a la mesa para recordarme que debemos mirar constantemente las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde arriba. Si no me creen, vengan a comprobarlo.

- Cuando ustedes crean que saben algo, deben mirarlo de un modo distinto… Cuando lean no consideren solo lo que piensa el autor: consideren lo que piensen ustedes.

 

- Alguien, que no recuerdo en este momento quién – prosiguió Jaime- habló del “segundo diluvio” para referirse a que nos están ahogando con un exceso de información. Si quieres volver idiota a alguien no lo hagas ocultándole información;  dale mucha información que no sabe como procesar, no sabe diferenciar el grano de la paja, lo que es útil de lo que no sirve para nada.

 

Juan Duque quedó un tanto sorprendido por estas ideas de Jaime. Creía que realmente no le faltaba razón. Un líder, si quería ser tal, tenía que tener, necesariamente, ideas claras y propias, fruto no sólo de lo que había leído y vivido, sino, sobre todo, fruto de sus propias reflexiones. Recordaba haberle escuchado decir en otras ocasiones a Jaime que la experiencia no es cuestión de años y de haber vivido muchas situaciones, sino, de las conclusiones personales que se han sacado de esos años y de esas situaciones: “una cosa son veinte años de experiencia y otra, muy distinta, un día repetido veinte años”.

 

Jaime quedó en enviarle un correo electrónico con unas ideas de él llamaba “Visión de helicóptero del Liderazgo”, que según él, sintetizaban los conceptos más importantes que un líder debería tener totalmente claros.

"Si los árboles no te dejan ver el bosque, elévate"

Si te interesa el tema aporto el siguiente, video que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

https://youtu.be/64JT5NtJWcUhttps://youtu.be/64JT5NtJWcU

CONSTRUYENDO LÍDERES 3

 

https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/4856216627575737289

 

 

 

Si te interesa el tema aporto el siguiente, artículo que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

 

https://neuroforma.blogspot.com/2017/11/vision-de-helicoptero-del-liderazgo-1.html

 




Si te interesa el tema aporto el siguiente video, que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

https://youtu.be/64JT5NtJWcUhttps://youtu.be/64JT5NtJWcU


VISIÓN DE HELICÓPTERO

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Basta con un solo paso

Un simple gesto cambiar de historia, de sentimientos, de patriotismo, de idioma, de amores, de destino


Subió al coche, puso la radio y echó a andar. Pese a que el paisaje era espléndido y entre los pinos se veía un mar muy azul con las montañas del Pirineo cubiertas de nieve, dentro del coche la radio no hacía sino vomitar basura política, lo último de las cloacas con su hedor correspondiente. Pudo poner música clásica, tal vez el Concierto para clarinete de Mozart le hubiera ido bien a aquellas suaves colinas, pero el conductor era un tipo de español intoxicado y no podía evitar que le gustara aquella basura llena de insultos tabernarios que creaban una atmósfera asfixiante. Después de varias horas de camino ahora conducía, tal vez extraviado, por una carretera secundaria que serpenteaba por las estribaciones de una montaña. De pronto, oyó el sonido de una cascada que formaba un riachuelo de aguas muy claras, muy limpias. Paró el coche para respirar aquel aire tan puro y quiso la casualidad que sin saberlo aparcara en la misma raya de la frontera de Francia y España. De hecho, esa línea invisible que dividía a los dos países pasaba entre las ruedas del coche y lo partía en dos, de modo que una ventanilla pertenecía a Francia y la otra a España. Esa división también se producía en las ondas de la radio llenas de interferencias. A veces sobre la basura política se interponía un concierto de violonchelo y, por el contrario, entre un adagio que se perdía entre los arbustos silvestres se apoderaba la voz de un arriero político que llamaba asesino y mafioso a su adversario. Bajó del coche, dio un paso adelante y se sentía en Francia. En ese momento dejaba de tener sentido todo lo que sucedía en nuestro país, pero si daba un paso atrás se veía de nuevo lleno de mierda porque estaba en España. Optó por darse un baño. Desnudo bajo aquella gélida cascada pensó que bastaba solo un paso para cambiar de historia, de sentimientos, de emociones, de héroes, de patriotismo, de gastronomía, de idioma, de amores, de destino. En realidad, no sabía de qué parte procedía aquella cascada.

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