AUTOESTIMA
Si estás atento, es probable que a lo largo del día escuches varias veces la palabra autoestima.
Recurrimos a ella muy a menudo en nuestras conversaciones para referirnos a las
más diversas cuestiones: desde justificar una actuación brillante de alguien diciendo que tiene una alta autoestima,
criticar el trato de un jefe diciendo que baja la autoestima de sus
colaboradores, catalogar a alguien de presuntuoso y ególatra debido a su desmedida
autoestima, hasta decir de otro alguien que está deprimido a causa de su baja
autoestima.
Si
estás interesado en el tema te invito a leer:
https://neuroforma.blogspot.com/2022/02/sentirse-bien-sentirse-mal.html
De esta forma le habló a Eratóstenes (Director de la Biblioteca en la ciudad de Alejandría del faraón Ptolomeo III Evérgetes, 225 a.C.), su venerado maestro cuando Eratóstenes, en tiempos pasados, había decidido dejar Cirene y marchar a Alejandría. Así nos lo describe Juanjo Lamelas en su novela La leyenda de las lágrimas doradas, Ediciones Atlantis, Madrid, 2010.
Recojo la cita pues me parece interesante para empezar a situar la autoestima en un contexto entendible y práctico. Quedémonos, de momento, con estas tres palabras: ser, estar y permanecer.
El autoconcepto al que algunos autores se refieren como autoimagen o como Self, sería el “ser” de la cita anterior, y se refiere, como la misma cita sostiene, a la imagen que uno percibe de sí mismo: percepciones que tiene una persona de sí misma, acerca de su trabajo, de su situación en la vida, de cómo le van las cosas, de su capacidad de sacar el día a día adelante (autoeficacia), del control que ejerce sobre su vida, etc. Podemos decir que es la realidad subjetiva de una persona.
(Self-Ser ideal: William James)
La cuestión es que la autoestima se genera a
partir de la correlación que existe entre los dos conceptos anteriores, entre
el autoconcepto y el autoideal lo cual equivale a decir entre mi realidad, mi
éxito o no éxito (autoconcepto) y mis expectativas o pretensiones (autoideal).
Llegamos así a la fórmula americana ( William
James) de autoestima, la cual desde un enfoque pragmático queda así:
Autoestima = Nº de Valores que has desarrollado x Intensidad con la que aplicas, cada valor que has desarrollado, en el día a día.
La importancia de la autoestima en la vida de una persona es decisiva. En ella descansan las creencias, la actitud, la inteligencia emocional, la automotivación y otros conceptos tan relacionados con la eficacia personal y con el bienestar.
Una persona con baja autoestima se siente mal consigo misma, transmite su malestar a los demás y limita la estima que puede dar y recibir. Por lo contrario, una persona con una sana autoestima, facilita la creación de emociones positivas a pesar de que las circunstancias no sean las idóneas.
Las personas que consiguen construir una buena autoestima son personas con inteligencia emocional y a través de ella filtran todo estímulo ya sea interno o externo que podría poner en peligro su autoestima.
La autoestima también está relacionada con la actitud entendida esta como la predisposición a ver las cosas de una forma determinada. Mejorando la autoestima mejoramos la actitud. Nos decía William James que “la actitud más importante que una persona puede adoptar es la actitud respecto así misma. Eso es lo que denominamos autoestima”. Conseguir ser uno mismo (autoestima) pertenece al mundo de la dignidad. El autodesprecio te aniquila.
Autoestima y motivación
Por lo que hace referencia a la relación entre autoestima y motivación, decir que la autoestima es la productora de nuestras emociones y de nuestra motivación.
¿Cuál es tu autoconcepto profesional?
¿Y tu autoideal profesional?
¿Qué quieres llegar a ser?
Aquí radica una de las fuentes más importantes de energía y motivación: el deseo de querer acercarse cada día al autoideal profesional. En general, las personas estamos dispuestas a
El como una persona se vea a sí misma en un futuro es uno de los mejores predictores de su comportamiento y trayectoria. Si además de tener claro a donde quiere llegar, tiene un intenso deseo, es constante y persistente y lo suficientemente flexible para moverse dentro de un amplio margen de reglas y valores, está predicción se convierte en profecía autocumplida.
Una cuestión clave es la información que una persona empieza a procesar sobre sí misma en el entorno laboral y que la lleva, como hemos visto anteriormente, a la construcción de su autoconcepto laboral.
Aquí es importante la inteligencia emocional que esta persona tenga para filtrar todo aquello que pueda dañar su autoestima. Tener las habilidad de procesar lo adecuado para que su autoestima no se dañe sean cuales sean las circunstancias, es vital. Sin esta inteligencia emocional, y con las características de algunos de los entornos laborales actuales la construcción de un autoconcepto laboral sano se hace muy difícil.También es muy importante la cultura de empresa y el jefe que le toque a cada uno. No es lo mismo un jefe que otorga confianza, que te ve como persona capaz, que tiene la habilidad de irte asignando tareas de dificultad y reto progresivo para ir aumentando tu autoeficacia ((probabilidades subjetivas con las que calculamos el éxito en una tarea antes de emprenderla), que tener un jefe desconfiado, controlador, que te ve como un niño al que hay que llevar de la mano y no te otorga ninguna autonomía.
El “Efecto Pigmalión” está suficientemente contrastado. Las expectativas de los demás influyen poderosamente en las expectativas que uno tiene sobre sí mismo. Ya no digamos nada si la persona que tiene esas expectativas sobre nosotros es nuestro propio jefe.
Por eso, y otras muchas razones,
es importante la Ética de todos los
ciudadanos, pero muy especialmente la empresarial.
Un empresario con ética genera lo que se entiende
como “libertad como independencia”: aquella que permite a las personas tener su
propia vida (un hogar, una familia, atender a sus necesidades, etc.). Darles a
las personas la posibilidad de plantear y planificar una vida deseada, con
proyectos y expectativas a la medida de cada uno. Es esta la mejor forma de
vertebrar una sociedad sana, productiva y solidaria.
Si estás interesado en el tema te invito a leer:
https://neuroforma.blogspot.com/2016/12/la-etica-empresarial-resulta-facilmente.html
El niño recordaba la primera vez que vio los raíles
que se perdían entre los árboles. Imaginaba que más allá de esa curva existía
una ciudad maravillosa en la que vivían sus héroes de los tebeos
En las noches de verano, desde la cama
con las ventanas abiertas oía a lo lejos el silbido desgarrado del tren que
atravesaba toda la oscuridad. Nunca se preguntaba adónde iban aquellos trenes
que oía pasar por la noche, pero sabía que un día a la semana dejaban en la
estación un gran paquete con los tebeos que él leía con avidez. Su familia
tenía un huerto que lindaba con la vía del tren. El niño recordaba la primera
vez que vio los raíles brillando al sol y que al final se perdían en una curva
entre los árboles. Imaginaba que más allá de esa curva existía una ciudad
maravillosa en la que vivían Roberto Alcázar y
Pedrín, el Guerrero del Antifaz, el Capitán Trueno, El Jabato, el Hombre Enmascarado y
soñaba con viajar un día hasta allí para saber si esos héroes que leía en los
tebeos eran de verdad. En medio del silencio de la naturaleza en algún momento
comenzaba a temblar la tierra y de pronto por aquella curva procedente de esa
ciudad maravillosa aparecía un monstruo echando humo. Con un estruendo
espantoso pasaba el tren y desde la acequia en la que el niño se bañaba desnudo
adivinaba fugazmente a través de las ventanillas los rostros de los pasajeros;
algunos iban dormidos, otros miraban absortos el paisaje; eran fantasmas que se
dirigían a un destino desconocido. El niño había colocado unos clavos sobre los
raíles y cuando ya se alejaba el último vagón buscaba entre las traviesas
aquellos clavos que las ruedas del tren habían aplastado hasta convertirlos en
pequeñas espadas. Después de tantos años hoy es un ejecutivo que acaba de tomar
un tren de medianoche. En la oscuridad de la ventanilla a veces descubre
reflejado el rostro de aquel niño que le acompaña siempre. Piensa que en
cualquier viaje existe un andén perdido por donde pasa el convoy que se dirige
a aquella ciudad maravillosa que está más allá de la curva de los sueños.
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