LA PARTIDA DE LA VIDA
“No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de
Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera
fabricarlo a mi gusto.”
Manuel Vicent
La locución latina “Carpe diem” es muy
popular y utilizada muy frecuentemente en conversaciones ya sean estas
informales o incluso formales. Aunque su significado más aproximado es el de “aprovecha
el día” o “vive el momento”, cada cual la interpreta a su manera y justifica
muchos comportamientos que más que aprovechar el día le lleva, a mi juicio, a desgraciarlo y lo que es más penoso, a
desgraciar su futuro.
“Vive el presente” sostienen muchas
personas convencidas de que es lo mejor, aunque luego, en ese presente, se dediquen a llevar a cabo acciones que le
gustan pero no le convienen.
Dado que sobre la oda de Horacio se ha
teorizado mucho, hoy quiero abordarla desde un punto de vista práctico, que sea
realista, que se pueda aplicar sea el contexto que sea en el que cada uno se
mueva, que lo que hay que llevar a cabo esté bajo el propio control personal de cada uno, que lo
puedas llevar a cabo por sí mismo sin depender de nadie.
Hace muchos años desarrollé una herramienta, que llamé ‘La
partida de la vida’ que yo utilizo desde entonces, y que me ha sido muy útil y me ha permitido
“fabricarme” a mi medida. Aquí voy a hacer un breve resumen de la misma, invitándote
a leer el siguiente artículo en este mismo blog, si estás interesado en ella y
quieres aplicarla: Yo te garantizo que si la aplicas obtendrás grandes
beneficios en tu vida. El enlace al artículo es el siguiente:
Decálogo
de AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú
DECIDES
https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html
Imagínate que la vida es una partida de
naipes, que se juega con solamente 4 cartas: 1.Me Conviene; 2.No me Conviene; 3.Me Apetece; 4.No me Apetece.
El cómo juegues estas cartas determinará, en mucha parte, el resultado final de la partida, el cómo te vaya la vida.
Dos de estas cartas las utiliza tu
cabeza, tu razón: Me Conviene y No me Conviene. Las otras dos cartas las
utiliza tu corazón, tu emoción: Me Apetece y No me Apetece.
El cómo las juegues, puede convertirte en una persona madura y con voluntad o, también, en una persona voluble y rehén.
La forma y las decisiones que tomamos
para navegar entre las circunstancias
que nos envuelven, llevan a la madurez o al infantilismo, a trabajar en el
presente para crear el futuro, o a vivir
en la permanente inconsciencia,
convirtiéndote en un títere y
rehén de unas circunstancias que te manejan a su gusto.
Unos cuantos ejemplos nos ayudarán a
comprender y ver el realismo de lo que exponemos.
Si tienes el colesterol alto y te gusta
mucho el queso manchego, ante el mismo deberías tomar la decisión consciente,
desde la razón –cabeza- y jugar las cartas ‘Me Apetece’ pero ‘No me Conviene’, que te llevaría a no comer el queso. Por lo
contrario, si adoptas la decisión
inconsciente desde la emoción –corazón- y juegas, sin más, la carta “Me apetece”, te llevará a comer el
queso, con el riesgo de incrementar tu colesterol, posible angina de pecho,
quién sabe si un infarto, etc.
Si mañana tienes a primera hora un examen importante y hoy un colega te
invita a ir de ‘botellón’ por la noche, dado que te gusta y apetece mucho, tienes muchas probabilidades de jugar la carta
“Me Apetece” e irte a la ‘movida’. Sin embargo, si te acostumbras a utilizar
esta herramienta que hoy te propongo, le dirías a tu amigo: No voy contigo. ‘Me
apetece mucho’, pero ‘No me conviene’: mañana tengo un examen importante y
quiero estar en forma para sacarlo lo mejor posible.
Con esta decisión, jugando así las cartas, estás creando tu futuro desde el presente.
Tienes más probabilidades de aprobar el
examen, terminar los estudios y tener una vida diferente en muchas parcelas que no tendrás si no terminas los
estudios.
Las personas jóvenes que frecuentemente
toman decisiones de esta índole (‘Me apetece’ pero ‘No me conviene’), cuando
llegan a una edad adulta alcanzan la madurez, la cual yo defino como la
capacidad de realizar, en el día a día, la mayor parte de las acciones bajo la
etiqueta de ‘Me Apetece’ y ‘Me conviene’.
La biografía de persona maduras nuestra
que han sabido controlar el modo y manera de ir tomando las decisiones que
creían convenientes para que su vida fuera la que ellos querían y, cuando el
resultado de sus decisiones no era el que esperaban, han sabido aprender del
fracaso asimilando lo ocurrido y saliendo fortalecidos de la experiencia. El proceso de madurez conduce a una vida
más equilibrada y satisfactoria
Si te decides a leer el artículo cuyo
enlace adjunto (es un poco largo pero, a mi juicio, merece mucho la pena). Ya
no solamente para uno, tenga la edad que tenga,
pero, sobre todo, para los más
jóvenes, para aquellos que están construyendo su propia y futura vida, ¡Casi
nada!
Si tienes 16 años no te sería válido
construir todos tus días siguiendo la descripción que nos hace Manuel Vicent:
Cada uno debe tener en cuenta los tres futuros que los humanos tenemos: futuro probable o muy probable, futuro menos probable pero posible y, finalmente, futuro imposible.
Tú, debes de tener en cuenta los tuyos, diferente
de todos los demás, en función de variables tales como las tres edades, salud,
aptitudes, expectativas, etc.
No te olvides que la gran coalición está formada por el pensamiento crítico más el optimismo funcional, distinto del optimismo de pandereta, tan en boga, que sostiene que todo es posible. Un optimismo funcional diferencia claramente entre riesgo e incertidumbre. El riesgo puede medirse a través de las opciones disponibles y de las probabilidades que tienen cada una de las opciones. La incertidumbre no es medible, es todo azar.
1.APLICACIÓN PRÁCTICA: EJEMPLOS DE LA VIDA MISMA
No me gusta hablar de mí en mis sesiones de formación, pero, no tengo inconveniente en poner algún ejemplo personal si mejoro con ello la pedagogía de la sesión.
2. LA UTILIDAD DE LAS
HERRAMIENTAS
Esta herramienta para mí es tan importante y tan útil que me quedo con las ganas de seguir desarrollándola, pero no quiero que nadie deje de leer esto por parecerle muy extenso. La abordaremos de nuevo en otras ocasiones. Te invito ahora a reflexionarla y que veas sus múltiples aplicaciones prácticas que tienen en la vida; que sepas extrapolarla a situaciones concretas que se te den a ti y que la utilices para tomar decisiones.
Decálogo
de AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES
https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html
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El tiempo huye
No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de
Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera
fabricarlo a mi gusto
El tiempo huye y no hay forma de
pararlo. Horacio en su famosa oda Carpe
diem propone a su amante Leucónoe, como solución, que no
piense en el futuro y que se agarre a los pequeños placeres que la vida le
ofrece cada día. Esta oda ha sido muy manoseada por todos los vendedores de
felicidad al por mayor con sus libros de autoayuda. Pero los verdaderos
discípulos de Epicuro saben
que no todos los días son buenos para agarrarse a ellos a modo de salvación,
porque hoy el mundo está en poder de los criminales e idiotas, hasta el punto
que hay días en que Horacio y su novia darían lo que fuera por quedarse en la
cama. Por mi parte no tendría inconveniente en seguir el consejo del poeta
latino siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo
a mi gusto. Debería ser un día de abril, de junio o de septiembre con sus luces
y sus frutos correspondientes. Me tendría que despertar el canto de los mirlos
y durante una agradable somnolencia, después de estirarme como lo hace mi perra,
mientras sonaba el concierto de Brandemburgo de Bach, comprobar con grata
sorpresa que no me dolía nada del cuerpo ni del alma. Un sol amoroso de 25
grados me permitiría pasear junto al mar para sentarme luego a media mañana en
una terraza a la sombra de los plátanos ante una cerveza fría y unas aceitunas
amargas y leer el periódico en el que no habría noticias de niños destrozados por las bombas,
ni políticos rebuznando. Luego tendría una comida divertida con amigos y
precisamente ese día al caer la tarde se produciría esa llamada tan deseada.
Una voz muy segura por teléfono me haría saber que el sueño que he acariciado
durante tanto tiempo por fin se había cumplido. Nunca sabría quién me había
llamado ni de qué sueño se trataba. Y de nuevo en la cama me gustaría quedar
dormido con las gafas caídas en la punta de la nariz y unos poemas de Walt Whitman entre las piernas.
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