domingo, 21 de enero de 2024

LA PARTIDA DE LA VIDA

 


LA PARTIDA DE LA VIDA

“No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto.”

Manuel Vicent

 

  

La locución latina “Carpe diem” es muy popular y utilizada muy frecuentemente en conversaciones ya sean estas informales o incluso formales. Aunque su significado más aproximado es el de “aprovecha el día” o “vive el momento”, cada cual la interpreta a su manera y justifica muchos comportamientos que más que aprovechar el día le lleva, a mi juicio,  a desgraciarlo y lo que es más penoso, a desgraciar su futuro.

“Vive el presente” sostienen muchas personas convencidas de que es lo mejor, aunque luego, en ese presente,   se  dediquen a llevar a cabo acciones que le gustan pero no le convienen.

Dado que sobre la oda de Horacio se ha teorizado mucho, hoy quiero abordarla desde un punto de vista práctico, que sea realista, que se pueda aplicar sea el contexto que sea en el que cada uno se mueva, que lo que hay que llevar a cabo esté bajo el  propio control personal de cada uno, que lo puedas llevar a cabo por sí mismo sin depender de nadie.

 

Hace muchos años  desarrollé una herramienta, que llamé ‘La partida de la vida’ que yo utilizo desde entonces,  y que me ha sido muy útil y me ha permitido “fabricarme” a mi medida. Aquí voy a hacer un breve resumen de la misma, invitándote a leer el siguiente artículo en este mismo blog, si estás interesado en ella y quieres aplicarla: Yo te garantizo que si la aplicas obtendrás grandes beneficios en tu vida. El enlace al artículo es el siguiente:

  

Decálogo de  AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES

https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html

 

Imagínate que la vida es una partida de naipes, que se juega con solamente 4 cartas: 1.Me Conviene; 2.No me Conviene; 3.Me Apetece; 4.No me Apetece.




El cómo juegues estas cartas determinará, en mucha parte, el resultado final de la partida, el cómo te vaya la vida.

Dos de estas cartas las utiliza tu cabeza, tu razón: Me Conviene y No me Conviene. Las otras dos cartas las utiliza tu corazón, tu emoción: Me Apetece y No me  Apetece.

El cómo las juegues,  puede convertirte en una persona madura y con voluntad o,  también, en una persona voluble y rehén.

La forma y las decisiones que tomamos para  navegar entre las circunstancias que nos envuelven, llevan a la madurez o al infantilismo, a trabajar en el presente para crear el futuro,  o a vivir en la permanente inconsciencia,  convirtiéndote en un títere  y rehén de unas circunstancias que te manejan a su gusto.

Unos cuantos ejemplos nos ayudarán a comprender y ver el realismo de lo que exponemos.

Si tienes el colesterol alto y te gusta mucho el queso manchego, ante el mismo deberías tomar la decisión consciente, desde la  razón –cabeza-  y jugar las cartas ‘Me Apetece’ pero  ‘No me Conviene’,  que te llevaría a no comer el queso. Por lo contrario, si adoptas  la decisión inconsciente desde la emoción –corazón- y juegas, sin más,  la carta “Me apetece”, te llevará a comer el queso, con el riesgo de incrementar tu colesterol, posible angina de pecho, quién sabe si un infarto, etc.

Si mañana tienes a primera hora  un examen importante y hoy un colega te invita a ir de ‘botellón’ por la noche, dado que te gusta y apetece mucho,  tienes muchas probabilidades de jugar la carta “Me Apetece” e irte a la ‘movida’. Sin embargo, si te acostumbras a utilizar esta herramienta que hoy te propongo, le dirías a tu amigo: No voy contigo. ‘Me apetece mucho’, pero ‘No me conviene’: mañana tengo un examen importante y quiero estar en forma para sacarlo lo mejor posible.

Con esta decisión, jugando así las  cartas, estás creando tu futuro desde el  presente.

Tienes más probabilidades de aprobar el examen, terminar los estudios y tener una vida diferente en muchas  parcelas que no tendrás si no terminas los estudios.

Las personas jóvenes que frecuentemente toman decisiones de esta índole (‘Me apetece’ pero ‘No me conviene’), cuando llegan a una edad adulta alcanzan la madurez, la cual yo defino como la capacidad de realizar, en el día a día, la mayor parte de las acciones bajo la etiqueta de ‘Me Apetece’ y ‘Me conviene’.

La biografía de persona maduras nuestra que han sabido controlar el modo y manera de ir tomando las decisiones que creían convenientes para que su vida fuera la que ellos querían y, cuando el resultado de sus decisiones no era el que esperaban, han sabido aprender del fracaso asimilando lo ocurrido y saliendo fortalecidos de la experiencia. El proceso de madurez conduce a una vida más equilibrada y satisfactoria

 

 

Si te decides a leer el artículo cuyo enlace adjunto (es un poco largo pero, a mi juicio, merece mucho la pena). Ya no solamente para uno, tenga la edad que tenga,  pero, sobre todo,  para los más jóvenes, para aquellos que están construyendo su propia y futura vida, ¡Casi nada!

Si tienes 16 años no te sería válido construir todos tus días siguiendo la descripción que nos hace Manuel Vicent:

 “Por mi parte no tendría inconveniente en seguir el consejo del poeta latino siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto”. Sin duda a él le gusta y le conviene, (tiene 87 años). A mi juicio muy bien aprovechados;  para ti, a tu edad...

 

Cada uno debe tener en cuenta  los tres futuros que los humanos tenemos: futuro probable  o muy probable,  futuro menos probable pero posible y, finalmente, futuro imposible. 

Tú, debes de tener en cuenta los tuyos, diferente de todos los demás, en función de variables tales como las tres edades, salud, aptitudes, expectativas,  etc.




No te olvides que la gran coalición está formada por el pensamiento crítico más  el optimismo funcional, distinto del optimismo de pandereta, tan en boga, que sostiene que todo es posible. Un optimismo funcional diferencia claramente entre riesgo e incertidumbre. El riesgo puede  medirse a través  de las opciones disponibles y de las probabilidades que tienen cada una de las opciones. La incertidumbre no es medible, es todo azar.








 Si te decides leerás estos dos apartados que se inician así:

1.APLICACIÓN PRÁCTICA: EJEMPLOS DE LA VIDA MISMA

No me gusta hablar de mí en mis sesiones de formación, pero, no tengo inconveniente en poner algún ejemplo personal si mejoro con ello la pedagogía de la sesión.

2. LA UTILIDAD DE LAS HERRAMIENTAS

Esta herramienta para mí es tan importante y tan útil que me quedo con las ganas de seguir desarrollándola, pero no quiero que nadie deje de leer esto por parecerle muy extenso. La abordaremos de nuevo en otras ocasiones. Te invito ahora a reflexionarla y que veas sus múltiples aplicaciones prácticas que tienen en la vida; que sepas extrapolarla a situaciones concretas que se te den a ti y que la utilices para tomar decisiones.

Decálogo de  AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES

https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html







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COLUMNA

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El tiempo huye

No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto

MANUEL VICENT

21 ENE 2024 - 05:00 CET

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El tiempo huye y no hay forma de pararlo. Horacio en su famosa oda Carpe diem propone a su amante Leucónoe, como solución, que no piense en el futuro y que se agarre a los pequeños placeres que la vida le ofrece cada día. Esta oda ha sido muy manoseada por todos los vendedores de felicidad al por mayor con sus libros de autoayuda. Pero los verdaderos discípulos de Epicuro saben que no todos los días son buenos para agarrarse a ellos a modo de salvación, porque hoy el mundo está en poder de los criminales e idiotas, hasta el punto que hay días en que Horacio y su novia darían lo que fuera por quedarse en la cama. Por mi parte no tendría inconveniente en seguir el consejo del poeta latino siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto. Debería ser un día de abril, de junio o de septiembre con sus luces y sus frutos correspondientes. Me tendría que despertar el canto de los mirlos y durante una agradable somnolencia, después de estirarme como lo hace mi perra, mientras sonaba el concierto de Brandemburgo de Bach, comprobar con grata sorpresa que no me dolía nada del cuerpo ni del alma. Un sol amoroso de 25 grados me permitiría pasear junto al mar para sentarme luego a media mañana en una terraza a la sombra de los plátanos ante una cerveza fría y unas aceitunas amargas y leer el periódico en el que no habría noticias de niños destrozados por las bombas, ni políticos rebuznando. Luego tendría una comida divertida con amigos y precisamente ese día al caer la tarde se produciría esa llamada tan deseada. Una voz muy segura por teléfono me haría saber que el sueño que he acariciado durante tanto tiempo por fin se había cumplido. Nunca sabría quién me había llamado ni de qué sueño se trataba. Y de nuevo en la cama me gustaría quedar dormido con las gafas caídas en la punta de la nariz y unos poemas de Walt Whitman entre las piernas.

 

 



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