Aunque escribí este artículo el 13 de junio del 2023, hoy,
11-11-2023, en honor al acuerdo alcanzado por Pedro Sánchez añado lo siguiente:
De momento lo que tenemos es lo que nos cuentan los medios de
comunicación y, los que pertenecen a algún partido político, los mensajes
enlatados que sus dirigentes le dicen que divulguen. Estos va a ser muy difícil
(imposible) que cambien su punto de vista actual.
EL VALOR DE LA DISCREPANCIA
LA PRACTICA CONSCIENTE TE LLEVA A SER COMPETENTE
https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406
Lo que hace que cada uno de nosotros sea
único e irrepetible, lo que nos identifica como personas singulares, es
justamente nuestra percepción subjetiva. Es esta la que nos lleva a la
elaboración de nuestro propio punto de vista y a ver las cosas desde nuestra
óptica particular.
Esto debería llevarnos del categórico “esto es
así”, al más real y ajustado “yo esto lo veo así”. Es desde este último
postulado, desde el que podemos afirmar el valor de la discrepancia, la cual,
debidamente expuesta, da como resultado un punto de vista consensuado, más
óptimo y mejor, que cualquiera de los puntos de vista particulares con los que
iniciamos la discusión.
A Alfred Sloan, presidente durante muchos años de la General Motors, le gustaba
la discrepancia, los puntos de vista diferentes, hasta tal punto que convirtió
la discrepancia en un método sistemático de tomar decisiones.
Según cuenta Fredmund Malik, en su libro “Dirigir, Rendir, Vivir: Management
eficaz para una nueva era”, publicado por Ediciones Deusto, era habitual que en
reuniones en las que se llegaba muy rápidamente al consenso procediese
diciendo: “en tal caso propongo que suspendamos ahora la reunión y que nos
tomemos el tiempo necesario para llegar a opiniones diferentes…” Tenía
conciencia de que las decisiones tomadas por aclamación no podían ser buenas y
que sólo existía el consenso porque nadie había hecho los deberes a conciencia.
Debió ser en él en quien se inspiró el gurú americano que dijo aquello de “si
tengo diez y los diez piensan igual, me sobran nueve”.
Hay un motón de estudios experimentales que nos muestran la necesidad de
discrepar y de exponer cada cual su punto de vista.
Gracias a Irving Janis, ya conocemos las nefastas consecuencias del
“pensamiento de grupo”.
También, por los experimentos de Stanley Milgram sobre “Obediencia a la
autoridad” sabemos que obedecer, sin más, a ciertos mandatos contrarios a la
propia conciencia personal acarrea nefastas consecuencias.
Los experimentos de Salomón Asch sobre la conformidad de grupo, ponen de
relieve que la presión social a la que somos sometidos, nos hace comulgar con
ruedas de molino.
PUNTO 1: TENER UN PUNTO DE VISTA PROPIO
Decía Gustavo Bueno, recientemente fallecido, que “una opinión no vale nada si no tiene, por lo menos, un argumento a su lado”
Se trata de tener en cuenta lo QUE decimos,
nuestro punto de vista, y, sobre todo, COMO lo decimos.
¿Qué crees que es más importante, lo que dices
(palabras) o como lo dices (gestos, el tono, el énfasis, velocidad, etc.)?
La mayor parte de lo que comunicamos, no procede
de lo que decimos, sino de la comunicación no verbal. El cuerpo habla más de la
boca.
Nuestras emociones y actitudes pesan más que
nuestras palabras: no sólo las recordamos, sino que influyen, de manera
determinante y decisiva, en la aceptación de nuestras ideas.
Una actitud inadecuada constituye una barrera
insuperable.
Es más importante la actitud que la aptitud.
Regla Mehrabian
El psicólogo Albert Mehrabian, actualmente Profesor
Emérito de la UCLA, llevó a cabo experimentos sobre las actitudes y
sentimientos y se encontró que en ciertas situaciones donde la comunicación
verbal es muy ambigua, sólo el 7 por ciento de la información es atribuida a
las palabras, mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz (entonación,
proyección, resonancia, tono, etc.) y 55 por ciento al lenguaje corporal
(gestos, posturas, movimiento de los ojos, la respiración, etc.).
Ver: https: //é.wikipedia.org/wiki/Comunicaci%C3%B3n_non_verbal
PUNTO 3: SABER VALORAR EL PUNTO DE VISTA DE NUESTRO INTERLOCUTOR
Predice, a través de dos variables Razón – Emoción, y nos pronostica cuatro tipos de conflictos: enfrentamiento o guerra abierta; retranca; hipocresía; discrepancia sana. La peor situación no es la de enfrentamiento a guerra abierta. No es la peor por que en esa situación visible, alguien tiene que tomar una solución. La peor en la hipocresía por que hace que el conflicto este soterrado y nadie le ponga solución.
PUNTO 4: SER CONSCIENTE DEL RESULTADO OBTENIDO: MEJORA
DEL PUNTO DE VISTA INICIAL
MEJORA
DE LAS RELACIONES:
EL TODO ES MÁS QUE LA SUMA DE LAS PARTES
1 + 1 = +3: El todo (3), es más que la suma de las partes (1+1)
Sin duda la suma está mal, si nos guiamos por la aritmética básica que todos
estudiamos en la escuela.
Pero, esta operación, referida a los procesos e interacciones humanas, genera
un fenómeno de sinergia: el todo (resultado) el más que la suma de las partes
(1+ 1).
¿Y cómo es posible?
La cuestión pasa por la forma en que se relacionen las partes. La forma en que
se relacionan es una parte más y, además, la que aporta un mayor valor
añadido.
Cuando se relacionan positivamente añaden un valor adicional. Cuando se
relacionan negativamente (-), restan un valor adicional.
Recursos x Relaciones = Resultados
Ya puede una persona, una familia, un grupo, un pueblo, un país tener muchos
recursos de toda índole. Vamos a ponerle un valor de 10. Los resultados que van
a obtener, van a depender, sobre todo, de sus relaciones. Si estas son muy
malas (vamos a ponerle un valor de 0: Recursos 10 x Relaciones 0 = Resultados 0
Más les valdría no tener tantos recursos (pongamos 5) y mejores relaciones
(pongamos 6).
Recursos 5 x Relaciones 6 = Resultados 30
La sinergia se da desde la cooperación, no desde la competencia. El competente no compite, compite el incompetente. Hoy más que nunca está en plena actualidad la teoría del equilibrio de Nash (Teoría de Juegos), que nos dice que los paradigmas demuestran matemáticamente cómo la búsqueda de una solución que beneficie a todos consigue generar mayores beneficios para los participantes, mientras que si todas se centran en satisfacer sus intereses sin un espíritu colaborativo obtendrán un resultado peor que si se hubiesen puesto de acuerdo.
Entendemos por cooperación no el “sí guana”, sino el basar los planes de acciones a llevar a cabo, en la discrepencia de IDEAS previa, y en llegar al consenso como fruto de la discusión de IDEAS diversas e incluso, al principio discrepantes.
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