Gestión de la Diversidad
- “M. Laplace,
me han dicho que usted ha escrito este extenso libro sobre su sistema del
universo, pero nunca ha mencionado a su Creador”
- Señor, no necesito tal hipótesis”
Este diálogo
tiene lugar cuando Pierre-Simon, marqués de
Laplace presentó su obra Systéme de l’Universe a Napoleón
Aunque los dos personajes de los que nos
habla hoy Manuel Vicent eran dos auténticos malabaristas, eran, también a su vez, muy
diferentes el uno del otro. Uno, gracias a sus destrezas
kinestésico-corporales, logro mantenerse en su sitio, sin caerse, y se
ganó la admiración de todos los aficionados al futbol.
El otro, a pesar de su “mente
preclara” y de su habilidad para formular malabarismos dialéctico que convertían las
falacias en verdades absolutas, no fue capaz de soportar el
ecosistema de la curia vaticana, en la que
prevalecen, entre otros vicios y virtudes, sobre todo,
las peleas por el poder eclesiástico y tuvo que
abandonar su papado.
“Mi reino no es de este mundo” decía, según algunas fuentes, Jesús de Nazaret. Otros sostienen que esa no era la auténtica frase, que fue mal traducida del arameo, que lo que dijo realmente fue lo siguiente: “Mi reino es un mundo otro”, lo cual cambia por completo la cosmovisión y el papel de los cristianos en el mundo. Fue esta última, la que se convirtió en la brújula de la “Teología de la Liberación” a la que tan ferozmente combatió el ex papa Joseph Ratzinger. Esta teología promovía un cristiano pro activo, comprometido, aquí, en el planeta tierra, para lograr un mundo más justo y así, desde aquí, ganar el cielo. Parece que Jesús de Nazaret no estaba muy contento con el mundo que le había tocado vivir y aspiraba a cambiarlo.
Para hacer una valoración de los grandes personajes que pasan a formar parte de la historia, es importante, a mi juicio, saber cómo fue su paso por la vida y como reaccionaron ante acontecimientos trágicos ocurridos en el mundo en el que vivieron.
Ratzinger, que vivió en un ecosistema religioso, a los 16 años juró fidelidad a Hitler, se afilió a las
juventudes hitlerianas, y se enroló en el ejército. El ascensor social
funcionó, sin averías para Ratzinger, el cual predicando una teología que preconizaba que al cielo cristiano se llegaba previo paso, por un mundo de sufrimiento, elevándole a él a lo más alto de la jerarquía
católica.
El ateo Pierre-Simón, marqués de
Laplace, vivía en un ecosistema profano. También
para él funcionó el ascensor social y en
1806 Napoleón lo hizo conde.
Sin duda tanto Ratzinger que se manejó
en su círculo religioso a través de la fe, como Laplace que se manejó en su
círculo profano a través de la razón, cometieron a lo largo de sus vidas, como
todos los humanos, errores. Confío
en que ambos hayan percibido muchos de los suyos y hayan sido
conscientes de que detectamos un error cuando aparecen unas evidencias más
fuertes a través de las cuales nos hacemos conscientes de la debilidad
de nuestras evidencias anteriores. La retroalimentación que nos proporcionan las últimas, eliminan el impacto de las primeras.
Las evidencias de los macabros hechos que le suscitó a Razinger
su razón en su visita a Auschwitz el 28 de mayo de 2006, sin duda
pusieron en cuestión su temprana equivocación de profesar una fuerte fe en Hitler y que quedan reflejadas en la
pregunta que allí mismo le hizo a Dios: "¿Por qué, Señor, has
tolerado esto?"
No sabemos si tuvo tiempo Laplace de ver el número suficiente de evidencias, a través de su razón, para ser consciente de que uno de sus errores fue su fe en las teorías newtonianas, y se dió cuenta de que la ciencia no tiene verdades absolutas, sinó verdades provisionales que podemos anunciarlas así: "con los conocimientos científicos que tenemos a día de hoy podemos afirmar que..." Era, sin duda, consciente de que la fe proporciona creencias que correlacionan positivamente con la Inteligencia Espiritual, y que la ciencia proporciona causalidades guiándose por los el principio de causa-efecto, el cual correlaciona positivamente con el CI: Cociente de Inteligencia.
Si recurrimos a un experimento mental, tal vez podríamos imaginar las posibles preguntas o postulados que formularía Laplace ante una imposible visita a Auschwitz (recurro para ello a lo que se considera el catecismo agnóstico: Faure, S., Doce pruebas que demuestran la no existencia de Dios, La Máscara, Valencia, 1999.
De los 12 puntos que aborda, selecciono 4, entendiendo que algunos pueden herir la sensibilidad de personas creyentes, las cuales tiene todos mis respetos:
1.¿Puede lo perfecto crear lo
imperfecto, sin ser una imperfección por su parte?
2.Si Dios es infinitamente bueno y quiere
suprimir el mal, o no puede o puede y no quiere.
3.Dios no es infinitamente bueno: la
existencia del infierno lo atestigua
4. La multiplicidad de dioses atestigua
que no existe ninguno. Dios no sería justo si se presentara a unos hombres sí y
a otros no, a unos de una manera y a otros de otra.
Termino este artículo
recurriendo al Dalai Lama:
“Resulta difícil imaginar cómo acomodar en el seno de
tal cosmovisión cuestiones como el sentido de la vida o el bien y el mal. El
problema no son los datos empíricos de la ciencia sino la concepción de que
dichos datos, y ellos únicamente, constituyen el terreno legítimo para el
desarrollo de una cosmovisión integral o el único medio apropiado para
responder a los problemas del mundo. La existencia humana y la propia realidad
abarca más de lo que puede explicar la ciencia actual.”
Dalai Lama., :El universo en un solo
átomo: Cómo la unión entre la ciencia y espiritualidad pude salvar el mundo,
Mondadori,S.L.,2006
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Malabarismos
Se acaban de ir a la tumba el expapa Joseph Ratzinger y el rey Pelé con las pompas fúnebres respectivas a cargo de sus propios fieles, puesto que ambos habían sido sumos pontífices, cada uno de una distinta religión. Uno fue teólogo y el otro un mago con el balón. Para Jorge Luis Borges, la teología pertenece al género de la literatura fantástica. En este sentido, puede que no haya habido literato capaz de manejar la ciencia ficción con tanto rigor como Joseph Ratzinger, un sofista superdotado, que hizo con la fe y la razón los mismos malabarismos que Pelé realizaba con la pelota. Su jugada maestra se produjo cuando con zapatos rojos de Prada pisó sin mancharlos el campo de exterminio de Auschwitz y formuló la pregunta: ¿Dónde estabas, Señor, cuando sucedía esto? Sabía de sobra que no obtendría respuesta alguna. No la hay. Los sofistas griegos tenían una inteligencia muy creativa. A partir de un principio falso eran capaces de elaborar una construcción lógica prodigiosa, llena de quiebros sutiles entre el sí y el no, con lo que siempre encontraban un resquicio sorprendente para evadirse de los arcanos más oscuros. Se dice que si los teólogos supieran con absoluta certeza que Dios no existe, seguirían produciendo teología como quien se entretiene envolviendo a Dios en un infinito encaje de bolillos. El futbol es hoy otra religión. Cientos de millones de fieles han cambiado el templo por el estadio donde se practica el oficio litúrgico de implorar en cada partido el favor del balón, su único dios verdadero. Como sumo sacerdote de esta religión, Pelé introducía a ese dios en su cerebro y le bastaba con una leve flexión de cadera para sacarlo por la parte más inesperada del cuerpo. Aunque el nombre de Ratzinger parece el de un interior del Bayern de Múnich, en realidad fue un teólogo que en medio de los lobos voraces hizo de Dios, como Pelé, un juego de la imaginación.
Hola, Julio; Sin entrar en todo tu artículo, si que deseo comentarcon un inciso la cita de M. Vicente "¿Dónde estabas, Señor, cuando sucedía esto?". Pues bien; Benedicto XVI no necesitaba preguntar por la ausencia de Dios, él, Benedicto, siempre debió sentir presente al Señor.
ResponderEliminar"¿Por qué callaste?” fue la pregunta de Bendicto, dejando de poner duda alguna sobre en qué "lugar" estaba Dios.
“Hablar en este lugar de horror, una acumulación de crímenes contra Dios y el hombre sin paralelo en la historia, es casi imposible, es particularmente difícil y deprimente para un cristiano, un Papa que viene de Alemania. En este lugar, fallan las palabras pueden realmente sólo queda un silencio estremecido, un silencio que es un grito interior a Dios: ¿Por qué callaste?”. (sic, Benedicto)
Saludos cordiales y feliz año.
No sé alemán pero gracias a google he traducido diversos textos. En el enlace que sigue comentan su visita a Auschwitz que era, sin duda, un lugar significativo para Benedicto XVI por muchas razones que no merece la pena recordar ahora. Un cordial saludo y un próspero año 2023.
Eliminarhttps://www.dw.com/de/gedenken-und-beten-in-auschwitz/a-2034451
https://www.dw.com/de/gedenken-und-beten-in-auschwitz/a-2034451
ResponderEliminarEn el Link encontrarás lectura -bastante crítica diría yo- sobre aquella visita en Auschwitz . Puede ser que ya sea conocida por ti,
Ah, y disculpa el tuteo, se me fue el santo al cielo :(
Muchas gracias por el enlace que me envías. Las críticas constructivas son muy valoradas por las personas inteligentes, dado que aprenden mucho de los errores. Confío en que Benedicto XVI haya percibido muchos de los suyos y haya sido consciente de que detectamos un error cuando aparecen unas evidencias más fuertes a través de las cuales nos hacemos conscientes de la debilidad de nuestras evidencias anteriores. Ah, siempre me ha gustado el tuteo y a medida que cumplo años cada vez más. Un cordial saludo
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