ANIMALES AUTO DOMESTICADOS
“Antes de llegar al uso de razón ya me di cuenta de
que había perros más buenos e inteligentes que sus amos”. Manuel Vicent
José nació
en la España rural un verano en el punto
medio del calendario del siglo 20, en uno de los rincones más hermosos de la
península ibérica: Galicia.
Fui por primera vez consciente de la
permanente belleza de la vegetación de mi Galicia
natal, cuando el azar del sorteo me envió a hacer la mili en el Sahara. Desde
un destartalado y sucio cuartel madrileño, de madrugada nos subieron a un avión
militar y nos condujeron hasta el Aaiún y de allí, en camiones, a la
Playa de Aaiún para hacer el campamento. Todo era arena, no se veía vegetación
alguna. El contraste entre el paisaje de Galicia y la desolación de las arenas
del desierto, unido al desafío que suponía hacer la mili, hizo
aflorar en mí el primer episodio de morriña.
Pasado el periodo de 14 meses me
licenciaron. Viajé desde el Aiún a Madrid en un avión regular que hacia la ruta Canarias-Madrid, con
uniforme del ejército. Una azafata nos asignó a los cinco
militares un asiento tocándome a mí, por azar, uno en la
clase business, en el que pude disfrutar, a medias, de un
maravilloso y distinguido menú, después de un sofisticado aperitivo. Mis
expectativas se centraban en llegar pronto a Galicia para contemplar su verdor.
De Madrid a Orense en tren. Recuerdo la
ansiedad que sentí porque este entrara en Galicia para empezar a contemplar su
vegetación.
Si te interesa el tema te invito a leer y reflexionar:
LOS
MAYORES 10: Recuerdos lejanos
https://neuroforma.blogspot.com/2022/09/recuerdos-lejanos.html
José, en la escuela estudió en la Enciclopedia Álvarez (intuitiva, sintética y práctica, según decía en su portada), de tercer grado, que en la naturaleza había tres reinos: el animal, el vegetal y el mineral. Del reino animal nos decía que “está formado por todos los seres que nacen, crecen, viven y se reproducen, andan por sí solos, sienten si se les pega y mueren”.
José, fue haciéndose consciente de que como animal pertenecía a los vertebrados ya que tenía huesos, era un mamífero y dentro de estos pertenecía a los bimanos: “los mamíferos más perfectos. Están dotados de dos manos, dos pies, tienen un alma inmortal y una inteligencia que los lleva hacia el progreso . Su única especie es el hombre”. Todavía no conocía el vocablo pero sus neuronas iban activando el circuito del Antropocentrismo.
En la
misma enciclopedia Álvarez aparecía
una clasificación de los animales entre domésticos
y salvajes, y una descripción de “Las utilidades y prejuicios que unos y otros reportan al hombre", explicando las
utilidades, exclusivamente desde un
enfoque puramente pragmático: “...la
cabra da leche; la oveja, lana ...”
En el
apartado de prejuicios nos dice. “Pero no todos los animales prestan servicio al
hombre, pues los hay sumamente perjudiciales, como el lobo, el zorro y demás
fieras; los que se alimentan de plantas cultivadas, como la langosta; los que
son huéspedes molestos de nuestras casas, como el ratón, y los venenosos, como
la víbora y el escorpión." José todavía no era consciente, pero en sus neuronas
iban activando el circuito del maltrato animal.
No existía
entonces el 4 de octubre como el “Día Mundial de los Animales” con el objetivo
de mejorar entre todos el bienestar animal aumentando nuestra conciencia de que
le hemos puesto la naturaleza muy, pero que muy difícil, para que los animales
salvajes puedan sobrevivir sin nuestra ayuda y respeto.
Recurrí a la Enciclopedia Álvarez para dejar claro que los humanos somos animales (para más señas, somos mamíferos del orden de los primates) y que la separación humano-animal, demuestra un complejo de inferioridad en el animal más evolucionado en la escala filogenética, el homo sapiens, lo cual hace entendible que muchas personas, por ignorancia o por ingenuidad, cuando se refieren a "los animales", en realidad se están refiriendo a "los demás animales", excluyendo al ser humano. Pero en ese caso:
¿Sería válido afirmar que los humanos somos superiores al resto de los animales?
Nace así el antropocentrismo: “teoría filosófica en la cual se concibe al ser humano y sus intereses como el centro de todo, por lo que se produce una supeditación de lo 'demás' (seres vivos, medio ambiente, etcétera) a las necesidades y bienestar del ser humano”, (sea este el precio que sea, aún a costa de elininar el planeta en el que vivimos todos)
El antropocentrismo está vinculado con la religión, a la concepción idealista-religiosa según la cual el hombre es el centro y el fin último del universo; el antropocentrismo se halla estrechamente relacionado con la teleología. Han contribuido de manera especial a superar el antropocentrismo la teoría de Copérnico (Sistemas heliocéntrico y geocéntrico del mundo), la de Darwin y otros descubrimientos de la ciencia.
El sueño
de que somos superiores lo ha fabricado el mismo homo sapiens, específicamente
esa parte de nuestra especie que se formó en la ideología del mundo occidental
cristiano.
“Como nada es infinito, en el mundo real todo acaba, la muerte es el final de la vida. Sólo donde hay vida puede haber muerte. Compartimos con los animales muchas cosas, entre ellas la muerte.Esta muerte pude ser natural, es decir, envejecemos y al final llega la muerte. No hay razón para lamentarla."
Lo que es lamentable, y moralmente reprobable, son otros tipos de muerte, por ejemplo, la muerte provocada innecesariamente por la interferencia de un agente humano, el asesinato o matanza de un animal. “La producción de dolor sin sentido, la tortura, siempre es un mal moral. La matanza de un animal, si se realiza sin dolor o para evitar dolores deja de ser un mal moral”.
Los
mamíferos no viven solo de comida. También necesitan vínculos emocionales.
Según nos
dice la ciencia actual, los mamíferos
comparten con nosotros necesidades y
emociones. También sostiene que es probable que también las tengan las aves, los reptiles y los peces. Ver los
experimentos de Harry Harlow sobre la
privación materna.
https://psicologiaymente.net/psicologia/experimento-harlow-privacion-materna
Preguntar
a cuidadores de cerdos que pasa cuando le sacan los cerditos a la madre antes
de tiempo. En condiciones de naturaleza
los lechones mamarían entre 10 y 20 semanas. En las granjas industriales se les
desteta a la fuerza entre dos y cuatros semanas después de nacer, y son
enviados a engordar para su posterior
sacrificio. Las puercas encerradas en
cajones de gestación tienen típicamente síntomas de frustración aguda alternada
con desesperación extrema.
Los
animales sufren y padecen. También gozan y
disfrutan. Tienen sentimientos,
son diferentes a nosotros pero no inferiores.
Yuval Noah
Harari, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén nos dice que “Pruebas
convergentes indican que animales no humanos tienen los sustratos
neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes,
junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales […]”
Todos los
animales merecen nuestra consideración moral y respeto.
Un ser humano medianamente sensible, evolucionado, tiene una consideración moral a los animales. Y la tiene gracias a su capacidad de ponerse imaginativamente en su lugar y padecer con los padecimientos de un animal y llegar a compadecerlo. Es decir, los seres humanos tenemos algo que se llama empatía y algo que se llama compasión. Por eso entendemos y nos podemos poner fácilmente en el lugar del gato o el perro que tenemos en casa y sufrir por ellos. Igualmente nos ponemos contentos cuando los vemos felices y contentos.
Hoy a la mañana, cuando me levanté
vi que mi gato Piki Pikillas, alias el “Guliguillas” estaba muy ufano, lo cual
manifestaba de una forma muy particular: dándome con su pata en mi pijama para
invitarme a jugar. ¡Ya me alegró el día! Ahora está viendo como escribo esto y
parece como si lo entendiese y me diera su aprobación.
Todos los
animales merecen nuestra consideración moral y respeto. Los animales domésticos
por razones obvias. Los animales salvajes, que no nos deben nada ni nada nos
piden a los humanos (son autosuficientes, libres, autónomos, no superviven
gracias a nosotros, sino “a pesar de” nosotros) tiene un elemental derecho:
¡qué los dejemos en paz!
La iniciativa en algunos hospitales americanos de permitir que los enfermos tengan en el hospital a sus mascotas, me parece una buena estrategia. Sin duda los enfermos se podrán muy contentos viendo a su mascota, pero hay más: se observó, hace ya tiempo, que la compañía de las mascotas hacían que los enfermos se recuperaran antes. Los beneficios derivados de la convivencia con animales de compañía son múltiples y diversas. ¡Sería una gran noticia que nos ayudaran a arreglar nuestra caótica sanidad...!
Al margen
de ideas religiosas, todas respetables, la ciencia nos dice que los humanos
somos animales, más concretamente, somos mamíferos del orden de los primates.
La separación entre humano y animal excluyendo al ser humano del grupo animal
y, además, creyéndonos seres superiores
y con el derecho a marginar a los “otros animales”, es una idea errónea y
basada en la ingenuidad o la ignorancia.
La idea de que el ser humano es superior a otras especies es una creencia
antropocéntrica que no tiene ninguna fundamentación científica (como ya hemos
dicho, para la ciencia el ser humano es un animal). Pero aun así, muchas
personas se aferran a esa idea de superioridad diciendo que los humanos somos
diferentes.
Es
evidente que los humanos somos diferentes a otros animales, del mismo modo que
las vacas son diferentes a otros
animales, que las hormigas también son diferentes y cualquier especie que nos
imaginemos es diferente a otra especie.
Pero ello no quiere decir que no pertenecemos al reino animal ni que
somos superiores a las demás animales ni que somos el centro del universo
Un amante
de los animales no suele caer en el antropomorfismo del que hablamos
anteriormente. Y no suele caer por que respeta a los animales en función de sus
características propias lo que le
permite comprenderlos y valorarlos.
“La
autodomesticación es un postulado teórico que propone que los animales, tanto
humanos como no humanos, están sometidos a un proceso de selección en el que se
retienen particularmente sus rasgos juveniles. Esto es, la agresividad relativa
a la adultez devendría un rasgo contraproducente para la supervivencia en
entornos donde la colaboración resultara necesaria. De tal manera, se
facilitaría el proceso de adaptación en los sujetos con mayor capacidad para el
establecimiento de vínculos sociales (más relacionados con estadios tempranos
del desarrollo)”.
9 marzo,
2020 - 13:35
https://psicologiaymente.com/social/autodomesticacion
“Ausencia mental” significa atención sin distracciones: es decir, estar plenamente absorto en lo que se está haciendo...En los gatos, la ausencia mental es condición innata”
Gray John., : Filosofía Felina: Los gatos y el sentido de la
vida. Editorial Sexto piso, México 2020, p.104
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https://elpais.com/opinion/2023-01-15/reino-animal.html
Antes de llegar al uso de razón ya me di cuenta de que
había perros más buenos e inteligentes que sus amos
Quienes de niños nos hemos criado como garduños en
el campo recibimos las primeras lecciones
de la vida observando a los animales. Por mi parte, antes de llegar al uso de
razón ya me di cuenta de que había perros más buenos e inteligentes que sus
amos. Como un hecho natural vi nacer a gatos, perros, conejos, corderos, mucho
antes de saber cómo había nacido yo y por qué me lo ocultaban mis padres;
también vi morir a algunos animales y con qué elegancia y serenidad lo hacían.
Ya me gustaría poder acabar con la dignidad con que murió la yegua Maravilla, la
que me llevaba con tanta alegría al mar los veranos. También asistí a las cópulas que ejecutaban para
reproducirse, sin sospechar que algo parecido haría yo el día de mañana y que por eso mismo que hacían
los conejos yo podría ser condenado al fuego eterno. A veces veía un anillo de cuervos graznando en el cielo y me extasiaba con su
belleza que se debía a que en el monte había una alimaña muerta; un buen día
oía gritar a los vencejos y entendía que ya era primavera y cuando cantaba el
cuco al atardecer me olía que ya estaba cerca el calor. Recuerdo la intensa
emoción al descubrir un nido en algún árbol; por su forma y por las motas que
tenían los huevos sabía si era de jilgueros, de mirlos o de verderones y cuando
tenía a uno de ellos en la mano sentía palpitar su corazón. En aquella edad de
la inocencia uno también formaba parte del reino animal, pero luego en la
escuela me enseñaron que algunos animales fueron dioses, que la serpiente introdujo en el
paraíso la inteligencia en el cerebro humano,
que antes de emprender una batalla los guerreros antiguos consultan el hígado
de las ocas. Los animales eran un misterio, como lo sigue siendo hoy el que mi
perra Lía con solo seis meses sea capaz de adivinar mis
pensamientos. Cada mañana me espera al pie de la cama para jugar con la pelota
en la boca.
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