domingo, 15 de enero de 2023

ANIMALES AUTODOMESTICADOS

 


ANIMALES AUTO DOMESTICADOS

 

“Antes de llegar al uso de razón ya me di cuenta de que había perros más buenos e inteligentes que sus amos”. Manuel Vicent

 

José nació en la España rural un verano  en el punto medio del calendario del siglo 20, en uno de los rincones más hermosos de la península ibérica: Galicia.

Fui por primera vez consciente de la permanente belleza de  la vegetación   de mi Galicia natal, cuando el azar del sorteo me envió a hacer la mili en el Sahara. Desde un destartalado y sucio cuartel madrileño, de madrugada nos subieron a un avión militar y nos condujeron hasta el Aaiún y de allí, en camiones,  a la Playa de Aaiún para hacer el campamento. Todo era arena, no se veía vegetación alguna. El contraste entre el paisaje de Galicia y la desolación de las arenas del desierto, unido al desafío que suponía hacer la mili,  hizo aflorar en mí el primer episodio de morriña.

Pasado el periodo de 14 meses me licenciaron. Viajé  desde el Aiún a Madrid en un avión regular que hacia la ruta Canarias-Madrid, con uniforme del ejército. Una azafata  nos asignó a los  cinco militares un asiento  tocándome a mí, por azar,  uno en la clase business, en el que pude disfrutar, a medias,  de un maravilloso y distinguido menú, después de un sofisticado aperitivo. Mis expectativas se centraban en llegar pronto a Galicia para contemplar su verdor.

De Madrid a Orense en tren. Recuerdo la ansiedad que sentí porque este entrara en Galicia para empezar a contemplar su vegetación.

 Si te interesa el tema te invito a leer y reflexionar:

LOS MAYORES 10: Recuerdos lejanos

https://neuroforma.blogspot.com/2022/09/recuerdos-lejanos.html  

José, en la escuela  estudió en la Enciclopedia Álvarez (intuitiva, sintética y práctica, según decía en su portada), de tercer grado,  que en la naturaleza había tres reinos: el animal, el vegetal y el mineral.   Del reino animal nos decía que “está formado por todos los seres que nacen, crecen, viven y se reproducen, andan por sí solos, sienten si se les pega y mueren”. 

José,  fue haciéndose consciente de que  como animal  pertenecía a los vertebrados ya que tenía huesos, era un mamífero y dentro de estos pertenecía a los bimanos: “los mamíferos más perfectos. Están dotados de dos manos, dos pies, tienen un alma inmortal y una inteligencia que los lleva hacia el progreso . Su única especie es el hombre”. Todavía no conocía el vocablo pero sus neuronas iban activando el circuito del Antropocentrismo.

En la misma  enciclopedia Álvarez aparecía una  clasificación de los animales entre domésticos y salvajes,  y una descripción de “Las utilidades y prejuicios que unos y otros reportan al hombre", explicando las utilidades,  exclusivamente desde un enfoque  puramente pragmático: “...la cabra da leche; la oveja, lana ...”

En el apartado de prejuicios nos dice. “Pero no todos los animales prestan servicio al hombre, pues los hay sumamente perjudiciales, como el lobo, el zorro y demás fieras; los que se alimentan de plantas cultivadas, como la langosta; los que son huéspedes molestos de nuestras casas, como el ratón, y los venenosos, como la víbora y el escorpión." José todavía no era consciente, pero en sus neuronas iban activando el circuito del maltrato animal.

 

No existía entonces el 4 de octubre como el “Día Mundial de los Animales” con el objetivo de mejorar entre todos el bienestar animal aumentando nuestra conciencia de que le hemos puesto la naturaleza muy, pero que muy difícil, para que los animales salvajes puedan sobrevivir sin nuestra ayuda y respeto.

 

Recurrí a la Enciclopedia  Álvarez para dejar claro que los humanos somos animales (para más señas, somos mamíferos del orden de los primates) y que la separación humano-animal, demuestra un complejo de inferioridad en el animal más evolucionado en la escala filogenética, el homo sapiens, lo cual hace  entendible que muchas personas, por ignorancia o por ingenuidad, cuando se refieren a "los animales", en realidad se están refiriendo a "los demás animales", excluyendo al ser humano. Pero en ese caso: 









¿Sería válido afirmar que los humanos somos superiores al resto de los animales?

Nace así el antropocentrismo: “teoría filosófica en la cual se concibe al ser humano y sus intereses como el centro de todo, por lo que se produce una supeditación de lo 'demás' (seres vivos, medio ambiente, etcétera) a las necesidades y bienestar del ser humano”, (sea este el precio que sea, aún a costa de elininar el planeta en el que vivimos todos)

El antropocentrismo está vinculado con la religión, a la concepción idealista-religiosa según la cual el hombre es el centro y el fin último del universo; el antropocentrismo se halla estrechamente relacionado con la teleología. Han contribuido de manera especial a superar el antropocentrismo la teoría de Copérnico (Sistemas heliocéntrico y geocéntrico del mundo), la de Darwin y otros descubrimientos de la ciencia.

El sueño de que somos superiores lo ha fabricado el mismo homo sapiens, específicamente esa parte de nuestra especie que se formó en la ideología del mundo occidental cristiano.

 José, con los años aumentó su consciencia de que el reino animal,   cuyos seres  viven y  que funcionan básicamente del mismo modo, con base en la similitud de las células del organismo. Decía Jesús Mosterín, antropólogo, filósofo y matemático y Presidente honorario del Proyecto Gran Simio en España, y promoción de derechos legales para los homínidos no humanos (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) lo siguiente:  

“Como nada es infinito, en el mundo real todo acaba, la muerte es el final de la vida. Sólo donde hay vida puede haber muerte. Compartimos con los animales muchas cosas, entre ellas la muerte.Esta muerte pude ser natural, es decir, envejecemos y al final llega la muerte. No hay razón para lamentarla."

Lo  que es lamentable, y moralmente reprobable, son otros tipos de muerte, por ejemplo, la muerte provocada innecesariamente por la interferencia de un agente humano, el asesinato o matanza de un animal. “La producción de dolor sin sentido, la tortura, siempre es un mal moral. La matanza de un animal, si se realiza sin dolor o para evitar dolores deja de ser un mal moral”.

Los mamíferos no viven solo de comida. También necesitan vínculos emocionales.

Según nos dice la ciencia actual, los mamíferos  comparten con nosotros necesidades y  emociones. También sostiene que es probable que también las tengan  las aves, los reptiles y los peces. Ver los experimentos de Harry Harlow  sobre la privación materna.  

https://psicologiaymente.net/psicologia/experimento-harlow-privacion-materna

Preguntar a cuidadores de cerdos que pasa cuando le sacan los cerditos a la madre antes de tiempo.  En condiciones de naturaleza los lechones mamarían entre 10 y 20 semanas. En las granjas industriales se les desteta a la fuerza entre dos y cuatros semanas después de nacer, y son enviados a engordar  para su posterior sacrificio.  Las puercas encerradas en cajones de gestación tienen típicamente síntomas de frustración aguda alternada con desesperación extrema.

Los animales sufren y padecen. También gozan y  disfrutan.  Tienen sentimientos, son diferentes a nosotros pero no inferiores.

Yuval Noah Harari, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén nos dice que “Pruebas convergentes indican que animales no humanos tienen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales […]

Todos los animales merecen nuestra consideración moral y respeto.

Un ser humano medianamente sensible, evolucionado, tiene una consideración moral a los animales. Y la tiene gracias a su capacidad de ponerse imaginativamente en su lugar y padecer con los padecimientos de un animal y llegar a compadecerlo. Es decir, los seres humanos tenemos algo que se llama empatía y algo que se llama compasión. Por eso entendemos y nos podemos poner fácilmente en el lugar del gato o el perro que tenemos en casa y sufrir por ellos. Igualmente nos ponemos contentos cuando los vemos felices y contentos. 



                                            Piki Pikillas, alias el “Guliguillas”


Hoy a la mañana, cuando me levanté vi que mi gato Piki Pikillas, alias el “Guliguillas” estaba muy ufano, lo cual manifestaba de una forma muy particular: dándome con su pata en mi pijama para invitarme a jugar. ¡Ya me alegró el día! Ahora está viendo como escribo esto y parece como si lo entendiese y me diera su aprobación.

Todos los animales merecen nuestra consideración moral y respeto. Los animales domésticos por razones obvias. Los animales salvajes, que no nos deben nada ni nada nos piden a los humanos (son autosuficientes, libres, autónomos, no superviven gracias a nosotros, sino “a pesar de” nosotros) tiene un elemental derecho: ¡qué los dejemos en paz!

La iniciativa en algunos hospitales americanos  de permitir que los enfermos tengan en el hospital a sus mascotas, me parece una buena estrategia. Sin duda los enfermos se podrán muy contentos viendo a su mascota, pero hay más: se observó, hace ya tiempo, que la compañía de las mascotas hacían que los enfermos se recuperaran antes. Los beneficios derivados de la convivencia con animales de compañía son múltiples y diversas. ¡Sería una gran noticia que nos ayudaran a arreglar nuestra caótica sanidad...!

Al margen de ideas religiosas, todas respetables, la ciencia nos dice que los humanos somos animales, más concretamente, somos mamíferos del orden de los primates. La separación entre humano y animal excluyendo al ser humano del grupo animal y, además, creyéndonos  seres superiores y con el derecho a marginar a los “otros animales”, es una idea errónea y basada  en la ingenuidad o la ignorancia. La idea de que el ser humano es superior a otras especies es una creencia antropocéntrica que no tiene ninguna fundamentación científica (como ya hemos dicho, para la ciencia el ser humano es un animal). Pero aun así, muchas personas se aferran a esa idea de superioridad diciendo que los humanos somos diferentes.

Es evidente que los humanos somos diferentes a otros animales, del mismo modo que las vacas  son diferentes a otros animales, que las hormigas también son diferentes y cualquier especie que nos imaginemos es diferente a otra especie.  Pero ello no quiere decir que no pertenecemos al reino animal ni que somos superiores a las demás animales ni que somos el centro del universo

Un amante de los animales no suele caer en el antropomorfismo del que hablamos anteriormente. Y no suele caer por que respeta a los animales en función de sus características propias  lo que le permite comprenderlos y valorarlos.

 

“La autodomesticación es un postulado teórico que propone que los animales, tanto humanos como no humanos, están sometidos a un proceso de selección en el que se retienen particularmente sus rasgos juveniles. Esto es, la agresividad relativa a la adultez devendría un rasgo contraproducente para la supervivencia en entornos donde la colaboración resultara necesaria. De tal manera, se facilitaría el proceso de adaptación en los sujetos con mayor capacidad para el establecimiento de vínculos sociales (más relacionados con estadios tempranos del desarrollo)”.

 Joaquín Mateu-mollá

9 marzo, 2020 - 13:35

https://psicologiaymente.com/social/autodomesticacion

 Somos muchas las personas a las que nos gustan los animales. A veces hay personas que nos critican por mostrar tanto afecto por ellos y por el mimo con que los cuidamos. Hay argumentos de todo tipo: personas que sufren mucho y nadie les echa una mano,  que les atribuimos  a los animales características y cualidades que son exclusivas del ser humano (antropomorfismo),  es decir, adscribir cualidades humanas a los animales que con los problemas que tenemos las personas deberíamos dedicarnos solo a ellas, etc. etc.

  

“Ausencia mental” significa atención sin distracciones: es decir, estar plenamente absorto en lo que se está haciendo...En los gatos, la ausencia mental es condición innata”

Gray John., : Filosofía Felina: Los gatos y el sentido de la vida. Editorial Sexto piso, México 2020, p.104

.................................................................................................................................

 Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”
Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.
...............................................................................................................................

COLUMNA

 

Reino animal

https://elpais.com/opinion/2023-01-15/reino-animal.html

Antes de llegar al uso de razón ya me di cuenta de que había perros más buenos e inteligentes que sus amos

 

MANUEL VICENT

15 ENE 2023 - 05:00 CET

 

Quienes de niños nos hemos criado como garduños en el campo recibimos las primeras lecciones de la vida observando a los animales. Por mi parte, antes de llegar al uso de razón ya me di cuenta de que había perros más buenos e inteligentes que sus amos. Como un hecho natural vi nacer a gatos, perros, conejos, corderos, mucho antes de saber cómo había nacido yo y por qué me lo ocultaban mis padres; también vi morir a algunos animales y con qué elegancia y serenidad lo hacían. Ya me gustaría poder acabar con la dignidad con que murió la yegua Maravilla, la que me llevaba con tanta alegría al mar los veranos. También asistí a las cópulas que ejecutaban para reproducirse, sin sospechar que algo parecido haría yo el día de mañana y que por eso mismo que hacían los conejos yo podría ser condenado al fuego eterno. A veces veía un anillo de cuervos graznando en el cielo y me extasiaba con su belleza que se debía a que en el monte había una alimaña muerta; un buen día oía gritar a los vencejos y entendía que ya era primavera y cuando cantaba el cuco al atardecer me olía que ya estaba cerca el calor. Recuerdo la intensa emoción al descubrir un nido en algún árbol; por su forma y por las motas que tenían los huevos sabía si era de jilgueros, de mirlos o de verderones y cuando tenía a uno de ellos en la mano sentía palpitar su corazón. En aquella edad de la inocencia uno también formaba parte del reino animal, pero luego en la escuela me enseñaron que algunos animales fueron dioses, que la serpiente introdujo en el paraíso la inteligencia en el cerebro humano, que antes de emprender una batalla los guerreros antiguos consultan el hígado de las ocas. Los animales eran un misterio, como lo sigue siendo hoy el que mi perra Lía con solo seis meses sea capaz de adivinar mis pensamientos. Cada mañana me espera al pie de la cama para jugar con la pelota en la boca.

 

 

 

 








No hay comentarios:

Publicar un comentario