sábado, 25 de enero de 2025

DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN: MIEDO (3)

 




DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN:  

MIEDO (3)

"Vive según tus sueños, no según tus miedos" 


Los seres humanos tenemos la capacidad de situarnos en los tres tiempos verbales: pasado, presente y futuro.






Recurrimos a la memoria para situarnos en el pasado. Gracias a la percepción que elabora los datos sensoriales llegados a nuestra conciencia por medio de los sentidos, nos ponemos en el presente. También podemos recurrir a la imaginación para situarnos en el futuro.

¿Cómo te imaginas el futuro?

¿Te preocupas por lo que vendrá o te ocupas por lo que sucede en el presente?

¿A qué tienes miedo?

¿Cuántos de estos temores son infundados?


La preocupación por lo que vendrá, los miedos imaginados, se archivan en la memoria como si fuesen miedos reales ya experimentados en el pasado, es decir, incorpora como reales recuerdos actualmente  falsos, simplemente imaginados. También, por este mismo mecanismo puede incorporar como propios los recuerdos de otros.

ley
Imagen 2: Elaboración propia

¿De las estrategias que se exponen en la imagen, cual es la que más utilizas?


Imagen 3: Elaboración propia

"La ley de Perls", que aconseja vivir en el presente, nos indica que tan solo el 8% de las preocupaciones que tenemos merecen la pena que nos preocupen y, sobre todo,  que nos ocupemos de ellas para solucionarlas. 


                                                                                     Imagen 4: Elaboración propia


 Imagen 5: Elaboración propia

      ¿Cuál es la probabilidad real de que suceda?

      ¿Qué es razonable que haga yo para evitarlo?

      ¿De qué me está sirviendo darle vueltas y más vueltas?




Imagen 6: Elaboración propia

        

Imagen 7: Elaboración propia

 

Ante muchas de las preocupaciones que nos asaltan si hacemos la pregunta que aparece en la imagen de abajo, seríamos conscientes de que  "La Ley de Perls" se cumple.


                                                                               Imagen 8: Elaboración propia


 “Si tus problemas tienen solución, ¿por qué preocuparte?

          Y si no tienen solución, ¿por qué preocuparte?”

                                                         (Refrán chino)

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo"

José Ortega y Gasset



                                                                        Imagen 9: Elaboración propia

   El la imagen B de la izquierda, representa a una persona rodeada de circunstancias muy adversas. La imagen de la derechas, representa a una personas rodeada de circunstancias normales. La persona B empequeñece. La persona A engrandece: 

        

Mario Capecchi, premio Nobel de Medicina del 2007, es un ejemplo paradigmático que sabe mucho de circunstancias no propicias. Desde niño, ha sabido utilizar su energía para salir adelante a pesar de todo lo que le sucedió:

 En 1941 los alemanes metieron a su  madre en campo de concentración nazi de Dachau. ÉL tenía 4 años. Al principio fue recogido por unos vecinos que lo abandonaron al cabo de un año en la calle cuando se les acabó el dinero que su madre les había dejado para cuidarle. Empezó a deambular por las calles, solo y con bandas de chicos sin techo como él. Comía los restos que encontraba en los cubos de basura y, hasta llegó a robar para comer.En 1945 su madre fue finalmente liberada de Dachau y después de pasar año y medio de búsqueda lo encontró en un hospicio gravemente enfermo y desnutrido. Los dos juntos emigraron a los EE.UU. Capacha comenzó entonces la escuela primaria sin saber leer, escribir ni hablar inglés. En 1961 obtuvo una licenciatura de Física y Química en el College Antioch del estado de Ohio y en 1967 su doctorado de Biofísica en la Universidad de Harvard.


                                         Imagen 10: Elaboración propia


Martín E.P. Seligman, profesor de psicología de la universidad de Pensilvania demostró con animales y personas , los efectos nocivos de la falta de control y los sentimientos de indefensión.

Personas que en el pasado se han sentido impotentes ante obstáculos o tropiezos, porque pensaban que hicieran lo que hicieran no cambiaría nada, tienden a adoptar una disposición apática y a deprimirse ante los reveses futuros.

Tanto los animales como las personas que desarrollan y albergan la expectativa de poder defenderse o ejercer el control en situaciones desfavorables son más resistentes a los contratiempos y tienen menor propensión a rendirse o a “tirar la toalla” ante desafíos.


Según él, las circunstancias no nos obligan a elegir una única dirección, siempre somos libres de escoger entre distintos caminos; aquí es donde reside la verdadera libertad del ser humano.


¿Qué vas a elegir

martes, 21 de enero de 2025

EL TODO ES MÁS QUE LA SUMA DE LAS PARTES

           




EL TODO ES MÁS QUE LA SUMA DE LAS PARTES

1 + 1 = +3: El todo (3), es más que la suma de las partes (1+1)
Sin duda la suma está mal, si nos guiamos por la aritmética básica que todos estudiamos en la escuela.
Pero esta operación referida a los procesos e interacciones humanas, genera un fenómeno de sinergia: el todo (resultado) es más que la suma de las partes (1+ 1).
¿Y cómo es posible?
La cuestión pasa por la forma en que se relacionen las partes. La forma en que se relacionan es una parte más y, además, la que aporta un mayor valor añadido.
Cuando se relacionan positivamente añaden un valor adicional. Cuando se relacionan negativamente (-), restan un valor adicional.






De aquí deducimos lo siguiente:
Recursos x Relaciones = Resultados
Ya puede una persona, una familia, un grupo, un pueblo, un país tener muchos recursos de toda índole. Vamos a ponerle un valor de 10. Los resultados que van a obtener, van a depender, sobre todo, de sus relaciones. Si estas son muy malas (vamos a ponerle un valor de 0: Recursos 10 x Relaciones 0 = Resultados 0
Más les valdría no tener tantos recursos (pongamos 5) y mejores relaciones (pongamos 6).
Recursos 5 x Relaciones 6 = Resultados 30



La sinergia se da desde la cooperación, no desde la competencia. El competente no compite, compite el incompetente.
La clave está en cooperar dentro del grupo para competir en el mercado.
Entendemos por cooperación no el “sí guana”, sino el basar los planes de acciones a llevar a cabo, en la discrepencia de IDEAS previa, y en llegar al consenso como fruto de la discusión de IDEAS diversas e incluso, al principio discrepantes.
10 CEREBROS PIENSAN MÁS Y MEJOR QUE UN CEREBRO.
 Ángel Montes 

sábado, 18 de enero de 2025

DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN: MIEDO (2)

 


DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN:  

MIEDO (2)

"Vive según tus sueños, no según tus miedos" 


MIEDO A HABLAR

Siempre he tenido la afición de leer y coleccionar entrevistas que los medios de comunicación hacían a personas de mucha edad, muy viejos. Buscaba, ya no sólo la sabiduría inherente a una persona vieja que se mantuvo activa intelectualmente durante muchos años sino, además y sobre todo, la sinceridad con la que expresan lo que piensan, aunque ello no sea del agrado de muchos o de las estructuras del poder. Ya no tienen nada que perder o ganar y la sabiduría que desarrollaron, los lleva a la conclusión de que tiene mucho más valor, expresar con auténtica libertad personal lo que piensan y creen, que los premios o castigos que les puedan proporcionar.

Cuando el convencionalismo y lo políticamente correcto se utiliza ya no para el necesario regulamiento de una sociedad civilizada, sino para amordazar y silenciar a los miembros de un grupo o sociedad, estamos ante el miedo dañino, perjudicial y patológico. Así, por ejemplo, cuando se habla de flexibilidad, no se refiere en muchos casos, a la necesaria adaptabilidad a las circunstancias cambiantes. Se utiliza, en muchos casos, como pruebas de sometimiento.

La palabra, es la herramienta que utilizamos para la manifestación de uno mismo. Si tienes miedo a hablar, tienes miedo a la expresión de ti mismo. El silencio lleva a la ausencia total de compromiso, del que tanto se habla en la actualidad y se demanda en las empresas a los trabajadores: 

“Hablar con él no es diálogo, es desgaste; guarda tus palabras para quien valore la conversación y no para quien compite con el eco de su propia voz".

 Con este tipo de personas si procede tener cierto miedo, debido a su arraigado "Sesgo de mi lado". Invito a echar un vistazo a la amplia bibliografía que hay sobre el mismo. El Diccionario Cambridge define el sesgo como "opinión no objetiva que influye en la capacidad de formar juicio". El sesgo de a mi lado pone de manifiesto nuestra escasa racionalidad priorizando todo aquello que reafirma nuestras creencias, valores... sin que nos importen los hechos por mucho que estos sean contrarios a nuestra ideología.

Diserté durante años sobre el DMIG: Discurso Mínimo Interpersonal Garantizado (puedes leerlo en este mismo Blog). Exponíamos un estudio experimental y concluíamos que cada jefe tenía que garantizar diariamente este discurso mínimo a cada uno de sus colaboradores. En estos tiempos actuales me comentan casos en los que un colaborador está esperando para hablar con el suyo dos meses. ¡Increíble!

Se hace necesario desterrar urgentemente la “vieja gestión” que interpretaba como un gran riesgo el decir lo que se piensa y lo que se siente, y prefería el silencio como signo de “conformidad”. De esta “vieja gestión” cuyo problema era el individuo, que se dedicaba a vigilar, disciplinar, unificar e igualar. Que perseguía con ahínco el espíritu cuartelero, las filas cerradas y el conformismo, hay que pasar a la “nueva gestión”. Para ésta, la solución es el individuo, desarrollar la individualidad, dejar espacio para desarrollar su peculiaridad, que construye la organización en torno a la persona.

¿Podría ser la solución a la tan demandada productividad de las empresas?

Si en la “vieja gestión” había gestores que robaban luz ajena para tener luz propia, y lo que todavía es peor, gestores que anulaban y apagaban la luz ajena para impedir que se viese su falta de luz propia; la “nueva gestión”, debe inclinarse a crear las condiciones para que cada uno pueda dar la mayor cantidad de luz propia posible, en definitiva, la mejor versión de sí mismo. Así podríamos competir sin precarizar las condiciones de trabajo.

Las leyes, normas y reglas de funcionamiento que una sociedad se da a sí son legítimas si tienen como objetivo velar por el bien común, por el bien de todos. Por ello está justificado que se creen estructuras de poder que tienen la facultad de aplicar, a quién no las cumpla, refuerzos negativos (castigos). Se da así, que hay personas que las cumplen desde la razón, por estricto sentido cívico, y, también, otras personas que las cumplen, desde la emoción, por miedo al castigo.

Lo malo es cuando este miedo se generaliza y se utiliza no ya para preservar el bien común sino el beneficio de alguien y al margen de las leyes, normas y reglas que velan por el bien de todos. Manipulando y extorsionando a las personas se aprovechan de ellas para conseguir beneficios propios y antagónicos al bien de todos.

Si te interesa el tema y quieres profundizar te invito a ver el siguiente video :  

Decálogo de Autogestión. Cardar para saber mirar

https://tv.uvigo.es/video/5b5b62fe8f420804526d0554

 

Lo malo es cuando en una organización, un determinado puesto al que se le ha dotado de un poder para conseguir que sea llevado a cabo con eficacia   que consiga una eficiencia final, lo ocupa una persona que cree que el poder no es inherente al puesto, sino a su persona y lo utiliza generando miedo en los demás para beneficio personal de él mismo, ya sea un beneficio tangible o intangible (ego, presunción, importancia, egolatría, etc. etc.). Cualquier ciudadano, medianamente informado, podría enumerar un número significativo  de ejemplos que se están dando en variados ambientes y contextos suficientes para confirmar  que no se trata de bulos sino de realidades. 

Hace años cuando mi nieta tenía 7 años la llevé al cine. Vimos la película titulada Zootrópolis. 

Al principio de la película se decía que el mundo, hace muchos años estaba dividido en depredadores feroces y presas sumisas. Ciertos puestos solamente los podían ocupar los depredadores, nunca las presas. Una coneja, Judy Hopps, no se lo creyó, no se dejó amedrentar, creyó en si misma (auto creencia) y cambió, ya no esquemas sino paradigmas. Recuerdo, a pesar del largo tiempo que ya ha pasado,que cuando salimos del cine, mi nieta de 7 años sólo decía: "abuelo, ¡y lo consiguió!, ¡y lo consiguió!

“La coneja Judy se guio por sus sueños, no por sus miedos", y no solo eso, también se ocupó de desarrollar las competencias necesarias para conseguir sus metas, enfrentándose a las mismas sin miedo.

Si te interesa el tema, y quieres saber más, te invito a ver el siguiente Vídeo sobre el desarrollo de las competencias en las empresas que he titulado: 

 

LA PRACTICA CONSCIENTE TE LLEVA A SER COMPETENTE

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406

La película trataba de una comedia de aventuras ambientada en la moderna ciudad de Zootrópolis, en la que cohabitan mamíferos de todos los entornos; un lugar en el que cualquiera, desde el elefante hasta la musaraña más diminuta, puede ser lo que quiera. Pero la recién llegada agente Judy Hopps descubre que ser la primera conejita de un cuerpo de policías formado por animales grandes y rudos no era nada fácil. Decidida a demostrar su valía, acepta la oportunidad de resolver un misterioso caso, aunque para ello tenga que colaborar con el locuaz Nick Wild, un zorro experto en el arte del timo.

 El miedo anula a la razón, lo que lleva a las personas, sometidas y extorsionadas, que actúan bajo el miedo, que para no sentirse culpables, buscan justificaciones totalmente falaces y que pretender, sin conseguirlo, vender como lógicas para justificar sus conductas irracionales promovidas por el miedo. La manipulación emocional de los demás puede buscar dos cosas: buscar un beneficio para la persona manipulada motivándola para sacar adelante sus objetivos y, al contrario que esta primera, la segunda busca extorsionar a la persona  para conseguir de él/ella sacar beneficios personales para el extorsionador.

El sometimiento exagerado a la convención social sin permitirse la más mínima transgresión a causa del patológico miedo nos anula.

COMO MANEJAR NUESTRO MIEDO.

No podemos aspirar a una sociedad ideal y utópica en la cual no exista el miedo y en la que no sea necesario recurrir al mismo como forma de garantizar ciertos comportamientos. Lo que sí es importante, es desarrollar la capacidad de determinar a qué miedos temer y a cuales otros no debemos dedicarle la más mínima atención.

Hace tiempo empecé una conferencia en Santiago, ante un público cualificado en el conocimiento de los humanos (eran todos psicólogos de diversas comunidades de España), de esta forma: “Sé más de los humanos por mi afición a la etología que por mis estudios de psicología y sociología… “

No sólo pretendía con ella hacer una apertura impactante (es la primera norma que les aconsejo a los asistentes a un master de la universidad de Vigo a los que les impartía Presentaciones y Reuniones eficaces). 

Pues bien, la etología como conclusión de sus estudios experimentales nos dice que ante el miedo, los animales tienen un repertorio de conductas para hacerles frente: huida, inmovilidad o inhibición (lo que llamamos ‘hacerse el muerto’), sumisión y, finalmente, lucha. Dado nuestra naturaleza animal, también las damos nosotros los humanos, pero, dado que además somos racionales, (aunque también es cierto que de una racionalidad limitada) nos  dotamos de ciertas peculiaridades y, lo que es más importante, creamos una nueva conducta de hacerle frente, creando un antónimo del miedo: 

LA VALENTÍA.

Si queremos manejar el miedo, lo primero es aceptarlo, ser conscientes de que todos lo sentimos. Lo segundo, es identificar nuestros miedos.

¿Qué te dicen las siguientes palabras?: Muerte, envejecer, enfermedad, decidir, rechazo, enfrentamiento, fracaso, impotencia, desaprobación, vulnerabilidad, engaño, pérdida de imagen, pérdida de poder, cambio, futuro, reducción de plantilla... Detrás de ellas están nuestros miedos.

Un tercer y definitivo paso consiste en saber cómo satisfaces tus necesidades SIDIDA (Seguridad, Individualidad, Diversidad, Integración, Desarrollo Personal - Profesional y, Aportaciones que hacemos al entorno). Ver: El cómo satisfagas tus necesidades SIDIDA marca el camino que te llevará a la cima.  

Ver video para observar el contraste entre la Seguridad y el Miedo:             

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/452197862257656

Para afrontar la vida hace falta valentía. El miedo limita tus posibilidades personales y hace que te sientas muy vulnerable. Limita nuestras posibilidades de actuar como humanos en muchas situaciones vitales. De aquí la necesidad de planificar la vida para que la podamos vivir sin tantos miedos. Una planificación basada en una escala de valores, en objetivos, en la ética y en una distinción clara de que clase de miedos no debería sentir nunca, o cuando menos, no permitirles que nos condicionen la vida. 

Aquello por lo que dejamos de luchar por culpa del miedo nunca será motivo de éxito personal.

 

¿Cómo te gustaría que fuese tu vida y no te marcas objetivos que te lleven a conseguirlos por miedo?

¿Qué te gustaría hacer y no haces por miedo?



LA MÁXIMA A SEGUIR NO ES “NO TENGO MIEDO” SINO “ACTÚO A PESAR DEL MIEDO”. ESTO ES LA VALENTÍA, ESTRATEGIA HUMANA DE AFRONTAR EL MIEDO INVENTADA POR LOS HUMANOS.

"El que pierde abundancia pierde mucho; el que pierde a sus amigos pierde más; pero el que pierde su valor pierde a todos". Miguel Cervantes.



................................................................................


Columna

i

Primera entrada de un dietario

¿Quién era yo? En ese instante me sentía una sustancia perpleja mientras caminaba por las callejuelas del barrio antiguo Yuyuan, llenas de tiendas abarrotadas de pelucas y máscaras

Manuel Vicent

17 ENE 2025 - 11:57ACTUALIZADO:18 ene 2025 - 05:00 CET

8

Hace 10 años, el día 1 de enero de 2015, empecé a escribir este dietario, sin saber adónde me iba a llevar ese río de palabras. He aquí la primera entrada. Abro el periódico y leo que en la celebración del año nuevo en Shanghái se ha producido una avalancha en la que ha habido 36 muertos y 47 heridos. Ha ocurrido durante los últimos minutos de esta Nochevieja en la zona del Bund. La avalancha ha sido debida a que una empresa publicitaria comenzó a lanzar desde la ventana del hotel Cathay, una gran cantidad de billetes de 100 dólares falsos y la gente se dispuso a matarse bajo esa lluvia de dinero, materia de todos los sueños del capitalismo que en China ya ha tomado carta de naturaleza. “De repente, no nos podíamos mover y empecé a escuchar gritos de socorro”, dijo un testigo. El poder económico de China se presentó ante el mundo como un desafío en los Juegos Olímpicos de 2008. Por fortuna los chinos no tienen Dios. Solo nos faltaba otro Dios monoteísta adorado por 1.400 millones de fanáticos en Oriente, en lucha abierta contra los tres dioses coléricos de Occidente, los de los cristianos, musulmanes y judíos.

Recuerdo que en el año 1986 estuve en Shanghái hospedado en ese viejo hotel Cathay, que entonces se llamaba De la Paz, el nuevo nombre impuesto por el maoísmo para borrar su pasado imperialista. El Cathay era el hotel de las novelas de aventuras de Vicki Baum, por donde pasaron los personajes de Somerset Maughan, los héroes de Conrad y trascurren escenas de La condición humana, de André Malraux. Mi habitación conservaba un destartalado vestigio de los tiempos de esplendor; contenía armarios en los que se podía entrar caminando y la taza dorada del retrete se hallaba en lo alto de cinco peldaños alfombrados como un trono; en aquella cama con baldaquino de seda raída de noche el soplido de las sirenas de los barcos que bajaban por el río Whangpoo hacia los mares del Sur me hacían creer que había todavía fumaderos de opio y burdeles en la calle Szechuan, gánsteres con esmoquin blanco vigilando las fichas y los dados en las timbas donde acudían los reyes de la prostitución en coches con los cristales antibalas tintados y en la sala de fiestas del hotel cantaba, rodeada de elegantes rufianes, una misteriosa dama con el pelo laqueado y la falda abierta hasta la cintura. El maoísmo había barrido todo aquello. En la habitación había arraigado tal vez desde principios de siglo ese dulce olor a melaza que desprenden las maderas nobles y tratando de dormir arrullado por las mandíbulas de la carcoma que estaba devorando una de las patas de la cama me preguntaba cuántos aventureros, mercaderes, amantes, asesinos, escritores, artistas habrían cabalgado sus sueños en este lecho con baldaquino de palosanto.

Había llegado a Shanghái por la noche cuando el hormiguero estaba apagado. Al día siguiente por la mañana me eché a la calle y en la calzada Nanking me vi de pronto aplastado por la humanidad. Miles, cientos de miles de cuerpos humanos todos con el mismo rostro formaban torbellinos como sifones en cada esquina y por uno de ellos fui engullido para ser transportado en volandas entre piernas y brazos sin ninguna dirección salvo la que marcaba a ciegas la propia corriente humana hasta una plazoleta donde rompían confusas oleadas de carne. Con una sensación de naufragio finalmente quedé arrumbado contra el pretil del río jadeando con las costillas maceradas y hubo un momento en que se me acercó un chino joven, bien trajeado, plantó su cara a unos tres de palmos de la mía y con un interés desmedido me preguntó en un inglés balbuciente: ¿quién eres? Eso quería yo saber —pensé— en medio de aquella humanidad pegajosa que me rodeaba. Aquel joven me dio su tarjeta y me dijo que si había ido a China por negocios contara con él. Me propuso montar a medias una peluquería de señoras o un bar con chicas guapas. El tipo, tal vez, me había confundido con un occidental que trabajaba de alguna empresa mixta. Sin que acertara a contestarle, dio media vuelta y se perdió.

¿Quién era yo? En ese instante me sentía una sustancia perpleja mientras caminaba por las callejuelas del barrio antiguo Yuyuan, llenas de tiendas abarrotadas de pelucas y máscaras. El oleaje humano me dejó en la puerta de una pagoda que se hallaba a merced de las golondrinas. En su interior se veneraba a un Buda de jade y en el jardín me encontré con un monje ciego sentado en un banco al pie de un sicomoro. No había edad en aquellos ojos blancos como huevos de paloma. Juraría que tenía mil años. Por medio de una intérprete le pedí un consejo para ser feliz. “No pienses nunca”, me dijo, “en las cosas que no has podido conseguir. El yo produce muchos gases. Pásmate ante el milagro de estar vivo. Sé consciente de tu respiración y olvida todo lo demás”. A continuación, me preguntó quién era yo. No supe qué contestar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 12 de enero de 2025

DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN: MIEDO (1)

 


DECÁLOGO DE AUTOGESTIÓN:  

MIEDO (1)

"Vive según tus sueños, no según tus miedos" 


Un ratón le pidió a un mago que lo salvara de su pánico a los gatos. Fue complacido y transformado en gato. Pero comenzó a tener miedo del perro; para salvarlo, a instancias suyas, el mago lo transformó en perro. Pero, como perro, tenía miedo a la pantera, el mago lo convirtió en pantera, con lo cual comenzó a tener miedo al cazador. El mago entonces lo volvió de nuevo ratón.

“Porque al que tiene alma de ratón –le dijo- nadie le quita el miedo”

Fábula India

¿Qué te mueve en la vida?

¿Qué te mueve en la vida?

En general, podemos hablar de que existen dos tipos de personas referidas a la motivación que les mueve en la vida. Un primer tipo cuya motivación básica es la de escapar de lo que no les gusta. Por lo contrario, el segundo tipo se mueven, sobre todo, por motivos que le llevan a caminar hacia lo que les gusta.

Los primeros, evitadores del fracaso, responden bien a los refuerzos negativos: al miedo, a la coacción, al castigo. Los segundos, buscadores del éxito, son sensibles a los refuerzos positivos: reconocimiento, elogio, deferencia, logros.

Son dos perfiles muy diferentes y cada uno de ellos con sus implicaciones prácticas en cómo les va la vida.

Siempre se explicaban las diferencias entre un perfil y otro a través de factores tales como educación, contexto cultural y trayectoria vital de cada uno. Actualmente, algunas investigaciones de la neurociencia concluyen que también tienen una base biológica. En concreto, se sostiene que las personas más miedosas e inseguras, tienen más dopamina en la amígdala cerebral y una deficiente o lenta comunicación entre esta y el córtex prefrontal. Los que asumen más retos y se muestran más seguros y valientes, tienen una menor cantidad del neurotransmisor dopamina en la amígdala y una mejor y rápida comunicación entre esta y el cíngulo anterior, situado en la corteza frontal detrás de la frente.

Imagen 1: Elaboración propia

Desgraciadamente hay mucho miedo, muchos evitadores del fracaso. Y los hay, al margen de la posible explicación biológica, a mi juicio, porque muchos entornos fomentan el miedo hasta un punto de podemos considerar dañino y pernicioso, con un coste personal y social alarmante.

Y a ti: 

 

¿ qué te mueve en la vida? 

¿Escapas de lo que no te gusta o caminas hacia lo que te gusta?

 

¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción. Las emociones son las respuestas que damos a lo que nos sucede. Damos esas respuestas, en buena parte, en función de nuestra identidad emocional, de nuestro estilo de sentir. Este estilo determina la reactividad emocional que manifestamos hacia el entorno en el que interactuamos con los demás, construyendo nuestras relaciones. Un entorno en el que interaccionamos unos con otros y en el que nos mandamos constantemente mensajes emocionales, positivos o negativos. El ratio entre ambos da como producto final un balance emocional que nos lleva a que nos sintamos a gusto o a disgusto, con energía o agotados, alegres o tristes, en calma o agitados, seguros o con miedo. 

Si te interesa el tema te invito a leer: 

Ver: Decálogo de AUTOGESTIÓN: Una vida bien vivida requiere ser presidida. http://tv.uvigo.es/es/video/mm/20004.html

Las emociones comunican. Esto es lo que ponemos de manifiesto cuando decimos que “la cara es el espejo del alma”. La cara de enfado de nuestro jefe cuando llegamos tarde a la reunión comunica más que todo un discurso. El gesto de sorpresa ante un regalo que no esperábamos es de una elocuencia pura. Además, en estos dos casos, hablamos de un lenguaje universal, entendible por todos aunque no hablemos el mismo idioma. Todos tenemos varias caras. La psicología nos habla del rostro social. Todos escogemos conscientemente o no unas u otras expresiones faciales para adecuarnos a cada situación comunicativa

El miedo como respuesta emocional que damos ante un estímulo amedrentador que percibimos como peligroso, es propio de todo animal incluyendo a los humanos. Es una de las emociones básicas o primarias. Estas son universales, fácilmente identificables en personas de diversas culturas, y también en animales. Son las más representativas de lo que entendemos por emociones y fue su estudio el que proporcionó la base para el desarrollo de la neurobiología de las emociones. Ya en el año 1873 Darwin publica su obra titulada ‘La expresión de las emociones en los animales y en el hombre’ y clasifica las emociones básicas así: alegría, asco, ira, miedo, sorpresa y tristeza. Antonio Damasio, en su libro ‘Y el cerebro creó al hombre’, Ediciones Destino 2010, Pag.194, las clasifica así: miedo, ira, asco, sorpresa, tristeza y felicidad. Las expresamos a través del lenguaje no verbal y las podemos identificar en otra persona en décimas de segundo. 

Si te interesa el tema te invito a ver:

Ver: Decálogo de AUTOGESTIÓN: 

El cómo satisfagas tus necesidades SIDIDA marca el camino que te llevará a la cima. http://tv.uvigo.es/es/video/mm/20005.html

La intensidad del miedo que sintamos, en una situación dada, será igual a la percepción subjetiva de la gravedad del peligro que entraña para nosotros dicha situación, dividido por la percepción subjetiva de los recursos personales que creemos tener para hacerle frente.

De aquí popemos inferir que podemos gestionar nuestro miedo de dos formas: Una, disminuyendo la percepción del peligro. Dos, Incrementando la percepción de los recursos personales.

La utilización del miedo

Hay dos clases de miedos: los innatos y los adquiridos. Los humanos somos el animal más miedoso. Tenemos muchos miedos, referidos al futuro, que no los tienen los demás animales. Todos los animales pueden ponerse en el pasado a través de la memoria y en el presente por medio de la percepción. Pero, que se sepa, no se pueden poner en el futuro utilizando la imaginación. Muchos de nuestros miedos se generan aquí. 

Mi gato (Piki Pikillas, alias el “Guligillas”), recuerda cuando en el pasado se cayó del ático en el que vivimos. Esto le generó algún miedo aprendido (condicionamiento clásico). Cuando en el presente está en mi regazo y ronronea, está feliz. (Como las emociones se contagian, me hace feliz a mí). Lo que creo que no hace, es echar mano de la imaginación y ponerse en el futuro con el siguiente diálogo interno: “y sí algún día me abandonan y me hacen callejero, con todos los riesgos que esto supone…” “Y cuando llegue a viejo, ¿podré vivir con la misma calidad de vida que vivo ahora…? Nuestros miedos adquiridos van en el sentido de miedo a perder lo que se tiene, o a no alcanzar lo que se desea, o a la inseguridad respecto a un futuro incierto que se quisiera garantizar.


El miedo estuvo presente en nuestra educación. Cuando éramos niños, el entorno familiar y social en el que nos movimos, nos fueron descubriendo toda una lista de miedos para que respondiéramos de forma automática ante peligros reales y objetivos que nosotros no teníamos capacidad de valorar como tales. A partir de aquí, inducimos nuestros propios miedos subjetivos. 

 Luego, la sociedad nos siguió infundiendo otra larga lista de miedos a través de las figuras de poder, hasta asentar un mecanismo muy eficaz en la generación del miedo: peligro a perder algo que creemos poseer. Esto nos convierte en dóciles, sumisos y manejables.

Que el miedo ha sido utilizado desde siempre como arma de control social, no es ninguna novedad. Que ha sido utilizado como herramienta de dominación política y, también, dentro de las empresas, como herramienta de gestión, tampoco es nada nuevo. De aquí que tanto la política como la empresa tienen una gran facilidad en la creación de falsos miedos. Lo novedoso está en que hoy en día no es operativo, ni encaja dentro de empresas que quieran ser competitivas, y, a pesar de ello, sigue utilizándose de forma extensa. Es incompatible con empresas competitivas en el mercado actual y ubicado en países que no hayan recurrido a la precarización de las condiciones laborales y sociales de los trabajadores. Empresas que opten por aquello que se predicó tanto, durante tanto tiempo, de que podíamos competir con los países emergentes a pesar de que nuestros salarios eran muy superiores. La clave estaba, según se nos decía, en la productividad (cuanto produzco dividido por cuanto me cuesta producirlo). Si en el coste para producir, un capítulo importante es el salario, y aquí ganamos el triple que un chino, por poner un ejemplo, ¿cómo vamos a competir? A través de la innovación, de la creatividad, del “trabajador del conocimiento”. Todo esto está reñido con el miedo. En mi opinión esta idea se abandonó hace ya tiempo y lo que se pretende ahora es que compitamos poniéndonos en las mismas condiciones sociales y laborales que tienen estos países. Esto tiene graves implicaciones de toda índole, entre ellas el de generar todavía más miedo.



Imagen 2: Elaboración propia

.................................................

Columna

i

¿Dónde están los sabios?

Si algún joven aspirante a escritor me pidiera un consejo le diría: “Lee a Horacio, lee a todos los grandes, pero después abre la ventana, asómate a la calle y disponte a oír el grito del chatarrero”

Manuel Vicent

12 ENE 2025 - 05:00 CET

 

Hay sabios que todo lo que saben es porque lo han leído; hay sabios que todo lo que saben es porque lo han vivido. Ignoro qué da más profundidad a la vida, si leer a Shakespeare u oler una hogaza de pan candeal recién salida del horno. Puede que ese perfume del pan posea más hondura que el monólogo de Hamlet, puesto que permanece arraigado en el cerebro hasta la muerte, mientras las dudas de aquel príncipe de Dinamarca se las lleva el viento. Creo que el triángulo que el panadero traza sobre la corteza crujiente de una hogaza de pan de pueblo tiene más verdad que aquel equilátero que contenía el ojo vigilante de Jehová. Si algún joven aspirante a escritor me pidiera un consejo le diría: “Lee a Horacio, lee a Shakespeare, lee a todos los grandes, pero después abre la ventana, asómate a la calle y disponte a oír el grito del chatarrero”. Al llegar a cualquier ciudad desconocida visita antes el mercado que la catedral, antes los bares que los museos, y en lugar de ir al teatro prueba a sentarte en una terraza soleada para ver pasar el río de la gente. Cada persona lleva un mapa en la cara que te remite a regiones ignotas del alma humana. En este año que empieza no formules ningún propósito, salvo el de pasar los días un poco entretenido en medio del disparate de la vida que nos rodea. Busca la compañía de los científicos y de los sabios que lo saben todo por experiencia, pero no de los intelectuales cabreados que cambian de garita para disparar sin saber que lo hacen sobre su propio cabreo. ¿Dónde están los sabios de antaño? Aquellos labriegos herméticos, aquellos marineros cocidos por el sol de la mar, hay que ir a buscarlos en las tabernas del puerto o en las solanas de los pueblos abandonados. Allí se ven algunos viejos con el bastón entre las piernas luciendo una camiseta de la Harvard University. Se la ha mandado su nieto que está haciendo un máster en Estados Unidos. Tal vez de su boca salga alguna sentencia parecida a las de Epicteto o de Marco Aurelio.