LA DEBILIDAD DE LOS RELATOS
“En historia, a veces el techo es más importante que los cimientos”. Yuval Noah Harari
Empezamos construyendo nuestras
creencias, nuestro mundo mental y la sociedad en la que nos desenvolvemos a
través de los relatos.
Las religiones, las ideologías, los partidos políticos, todo lo que nos
ayuda a dar sentido a la vida, lo construimos mediante relatos. [i]
“De hecho, hasta donde llega nuestro conocimiento científico, ninguno de los miles de relatos de las diferentes culturas, religiones y tribus han inventado a lo largo de la historia es cierto. Todos son solo invenciones humanas” [ii]
El que no sean verdad, sino mera ficción, no importa. El que no puedan
explicarse racionalmente es lo de menos. Lo realmente relevante es que nosotros creemos en ellos, pues, es de esta forma, como se hacen poderosos. De aquí que la
fe sea considerada como una gran virtud y la duda como un gran mal. Por ello,
ante expectativas que no se cumplen, para no decaer, se reinterpretan los
hechos, hasta negarlos si es necesario. También son útiles las interpretaciones alternativas. Nos decía el filósofo Ludwig Wittgenstein:
“Supongan que yo hago rayas en una pared. De algún modo eso se asemeja a escribir, pero es una escritura que ni yo, ni nadie, reconocerían ni entendería. Así que digamos que garabateo. Luego, un analista comienza a formularse preguntas, a buscar asociaciones… y así llegamos a una explicación del por qué hago eso. Entonces ya podemos correlacionar las diferentes rayas que hice con los diferentes elementos de la interpretación. Y podemos referirnos al garabateo como una especie de escritura, como al uso de un tipo de lenguaje, aunque no fuera entendido por nadie”.
Las preguntas clave a hacernos:
¿Podemos dar significado a cualquier cosa y apoyarnos en él para crear un sentido a nuestra vida?
¿Utilizamos un racionalismo ramplón para tratar de explicar lo que está
fuera de toda explicación?
Nos cuenta Carla Carmona en 'La consciencia del límite', que en 1920 Wittgenstein comenzó una conferencia que pronunció en Cambridge "diciendo que no quería dar una conferencia de divulgación científica que pretendiera hacer creer a sus oyentes que entienden algo que realmente no entienden y satisfacer así lo que le perecía uno de los deseos más bajos de su tiempo, la curiosidad superficial sobre los últimos resultados de la ciencia".
Las preguntas clave a hacernos:
¿Podemos dar significado a cualquier cosa y apoyarnos en él para crear un sentido a nuestra vida?
¿Utilizamos un racionalismo ramplón para tratar de explicar lo que está
fuera de toda explicación?
Nos cuenta Carla Carmona en 'La consciencia del límite', que en 1920 Wittgenstein comenzó una conferencia que pronunció en Cambridge "diciendo que no quería dar una conferencia de divulgación científica que pretendiera hacer creer a sus oyentes que entienden algo que realmente no entienden y satisfacer así lo que le perecía uno de los deseos más bajos de su tiempo, la curiosidad superficial sobre los últimos resultados de la ciencia".
Nos cuenta Carla Carmona en 'La consciencia del límite', que en 1920 Wittgenstein comenzó una conferencia que pronunció en Cambridge "diciendo que no quería dar una conferencia de divulgación científica que pretendiera hacer creer a sus oyentes que entienden algo que realmente no entienden y satisfacer así lo que le perecía uno de los deseos más bajos de su tiempo, la curiosidad superficial sobre los últimos resultados de la ciencia".
Decía Confucio que la armonía social y la estabilidad política se alcanzaba
a través de la observancia estricta de
los ritos.
La fe y las creencias se fabrican y
mantienen mediante la construcción de
representaciones, imágenes, símbolos, mitos y rituales, los cuales hacen que lo
abstracto se convierta en algo concreto y lo ficticio en real. De aquí la
importancia de los protocolos, las ceremonias y la parafernalia que
siguen los poderosos.
Me gusta el Papa Francisco (que hoy aborda en su columna del País Manuel Vicent) [iii] por determinados estilos de vida que adopta. Uno de ellos es el que haya roto con muchas de las pompas y parafernalias y boato de su vida en el Vaticano.
Me gusta el Papa Francisco (que hoy aborda en su columna del País Manuel Vicent) [iii] por determinados estilos de vida que adopta. Uno de ellos es el que haya roto con muchas de las pompas y parafernalias y boato de su vida en el Vaticano.
“El otro Pontífice se llama Francisco. Lleno de congoja pasea por el jardín con unos zapatones negros preparados para pisar muchos charcos. Su Dios es un ente embarrado que a duras penas logra abrirse paso entre sucias cuestiones para las que la teología no tiene respuestas”. Manuel Vicent
Sucede que, a pasar de que desde niños seamos socializados en una cultura dada mediante los relatos pertinentes, desde que nacemos y cuando aún no tenemos desarrollada la racionalidad, con el tiempo llegamos a ver las contradicciones del
relato que nos inculcaron y las contradicciones en las que hacen que caigan quienes creen en él,
dado que todos los relatos establecen
unas pautas de conducta e ideales que la mayoría de la gente se ve incapaz de
seguir. Dejamos entonces de racionalizar nuestras creencias y caemos en las
dudas.
El paso siguiente es buscar relatos alternativos, tener siempre a mano uno por si el principal falla.
El paso siguiente es buscar relatos alternativos, tener siempre a mano uno por si el principal falla.
Lo estamos viendo estos días en
nuestros políticos, muchos de los cuales se cambian, con gran facilidad de un
relato de izquierdas a uno de derechas o, incluso, de extrema derecha. También al
contrario, personajes que empezaron su vida política en la derecha y hoy se
mueven con facilidad en la izquierda.
Muy pocos humanos, a pesar de la racionalidad limitada que nos es inherente, pueden
estar absolutamente convencidos de la verdad de un único y exclusivo relato.
Romper con la esclavitud mental y utilizar
como guía la duda metódica, es un gran avance que nos impide caer en los
antiguos y criminales fascismos que imponían un único, exclusivo, natural
e incuestionable relato.
Todos ganaremos, sobre todo los políticos, si empezamos por argumentar
racionalmente, haciéndo ver que lo
que dicimos es algo real. Que los políticos nos den razones que no sean convertidas en meras
palabras, para que luego, sus acciones, no vayan por otro lado.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
[i] LOS RELATOS DE
LOS POLÍTICOS
[ii] HARARI Y.N, 21 lecciones para el siglo xxi. Ediciones Debate,
Barcelono 2018. p.30
[iii] Columna de Vicent en el País:
https://elpais.com/elpais/2019/04/05/opinion/1554465909_484648.html