domingo, 2 de febrero de 2025

El tiempo interior(1)

 

 Imagen 1: Elaboración propia

El tiempo interior (1)

Vivimos en el mundo que cada uno interpreta. No vemos las cosas como son, sino como somos;  somos, en mucha parte, el estado de ánimo que tengamos en ese momento.

Mi pretensión con este artículo es convencerme a mí mismo y al lector, de la importancia del estado de ánimo –entiéndase el término como equivalente a estado emocional-, debido a que entre otras muchas razones, es el determinante de los resultados que obtenemos en las diferentes áreas de interés –Áreas de Resultados Clave- que tengamos en la vida.


 Imagen 2: Elaboración propia

De forma indirecta el artículo es una apelación a los resultados, tanto los tangibles como los intangibles.

 Aspiro a que no sea un artículo  más, de los muchos que existen, que desde una óptica convencional tratan de mandar mensajes que gusten “al de arriba”, descuidando totalmente, el impacto nulo o negativo que tenga en los interlocutores “de abajo”.

  "Hoy todo significa lo mismo y lo contrario, todo es bueno y malo a la vez, 

todo está prohibido y permitido, ya no sabes si en un cóctel has dado la mano a un asesino"

Manuel Vicent

Es por esta razón, que voy a escribirlo desde las siguientes premisas:

 1.    Voy apelar al sentido común

2.    Lo sustentaré, también, sobre lo que actualmente nos dicen las ciencias de la conducta.

 3.    No voy a mencionar, salvo en este mismo momento, de forma explícita, términos tales como autoestima, autoeficacia, locus de control, autonomía responsable, y un largo etcétera, que el lector ya se puede imaginar, dado que tanto se oyen y leen y que, la verdad, ya nos tienen un poco saturados. Lógicamente, estos términos estarán implícitos en muchas de la ideas que expongamos.

 Imagen 3: Elaboración propia

4.    No voy a ser “políticamente correcto”, pues pretendo que el artículo propicie la reflexión - facultad exclusivamente humana- del que lo lea, y a esta no se llega “templando gaitas” y mucho menos recurriendo a lo convencional que en muchos casos se transforma en pura hipocresía.

 Abordaremos las siguientes cuestiones

En primer lugar veremos la importancia del estado de ánimo. Seguidamente, analizaremos su incidencia en los resultados que obtenemos, tanto personales como profesionales. Después, reflexionaremos acerca de cómo lo podemos “construir” para que se alíe con nosotros y nuestros objetivos. También veremos como podemos dejar que nos lo “construyan” desde afuera y se convierta, de esta forma, en nuestro peor enemigo, o dicho de otra forma, "el enemigo en tu propia casa". Espero que haya activado tu curiosidad, y me prestes tu atención.

 

La importancia del estado de ánimo

 Todas las noches, los telediarios de las diferentes cadenas, nos “dan el tiempo”. Una persona antes llamada “el hombre del tiempo”, -sobre todo en los ambientes rurales de nuestra Galicia, en donde el tiempo meteorológico que haga es muy importante, mucho más que el tiempo emocional, y en donde algo importante solamente podía decirlo un hombre, nos anuncia como fue el día de hoy, y nos anticipa como será el de mañana. Nos preparamos, de esta forma, para abordar lo que viene, de la mejor manera posible, unos días llevando paraguas y gabardina. 

 Con la misma receptividad deberíamos seguir nuestro “tiempo interior”, es decir, nuestro estado de ánimo, pues, sin duda tiene una incidencia en nuestra vida actual mucho mayor de la que pueda tener el tiempo meteorológico.

 Un día de sol radiante puede ser percibido como un día gris y nefasto. Un día de lluvia puede ser vivido como un día pleno y maravilloso. Detrás de esta percepción esta el estado de ánimo. Es el cristal de colores con el que percibimos la vida e interpretamos los acontecimientos. 

    Imagen 4: Elaboración propia

 Imagen 5: Elaboración propia

Su construcción

 Cada uno de nosotros puede  construir y controlar su estado emocional.

En esta construcción podemos ser plenos protagonistas, y aliar el estado de ánimo a nosotros para que nos ayude a conseguir nuestros objetivos, o podemos adoptar un papel pasivo, dejando que sean otros los que nos lo creen, arriesgándonos así, a que sea, en muchas ocasiones, nuestro peor enemigo, el obstáculo más grande que se interpone entre nosotros  y nuestras metas.

 Si decidimos no dejarlo al azar, disponemos de diversas herramientas.  Tenemos, en primer lugar,  nuestros pensamientos. Una intra comunicación adecuada,  es de lo más efectiva en la creación de un estado emocional deseado. También tenemos nuestro cuerpo. La relajación, la respiración, determinados ejercicios, inciden de forma directa en nuestro “clima interior”. Estas dos herramientas están difundidas y explicadas en multitud de libros por lo que no me voy a extender ahora en ellas.

 Quiero poner el énfasis, en esta ocasión, en algo de lo que en muchas ocasiones no somos conscientes pero que influye de una manera determinante en nuestro estado de ánimo. Me refiero a las personas con las que nos relacionamos, ya sea de forma voluntaria, ya sea por circunstancias no elegidas por nosotros.

Desde siempre ha habido un enorme interés por el control de las emociones. Siempre la falta de este control ocasionó serios problemas. Siguiendo la inercia del péndulo, estamos pasando actualmente del modelo racionalista del ser humano, dominante en la ciencia y en la sociedad, al modelo del “hombre emocionado”. Las emociones están de “moda”, se buscan, se fomentan y se utilizan, sobre en el ocio.

  Imagen 6: Elaboración propia

De considerarlas como algo peligroso y pecaminoso (filosofía cristiana de la edad media) y que por lo tanto había que anular, estamos pasando a la exaltación de la espontaneidad que considera represivo y perjudicial cualquier intento de control emocional. El bienestar psicológico está, como casi siempre, en el punto medio: ni es buena la represión y anulación de las emociones, ni es bueno la manifestación emocional sin cortapisas.

                           Imagen 7: Elaboración propia

La falta de control de nuestro mundo afectivo, el dejarnos conducir por nuestras emociones, no es inteligente. Es necesario controlar las emociones para que las emociones no nos controlen a nosotros.

  Imagen 8: Elaboración propia

"Todo da a entender que esa batalla se ha perdido, puesto que la confusión de lenguas, la maldición de Yahvé infligida a los constructores de Babel, persiste más que nunca".

Manuel Vicent


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COLUMNA

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Ser joven, ser viejo

Hoy todo significa lo mismo y lo contrario, todo es bueno y malo a la vez, todo está prohibido y permitido, ya no sabes si en un cóctel has dado la mano a un asesino

 Manuel Vicent

02 FEB 2025 - 05:00 CET


Ser joven consiste en verlas venir; ser viejo consiste en ver cómo se van. Me refiero a los placeres y los días, a aquellas palabras tan limpias y anheladas, la libertad, la democracia, que en tiempos de la dictadura, cuando eras joven, las imaginabas como esa brisa fresca del mar que te daba en la cara. Ser libre consistiría en poder respirarlas. Hoy han perdido su significado y ya viejo ves cómo un viento sucio de tierra se las lleva por tu espalda. En tiempos de Franco, cualquier clase de placer servía de arma contra su tiranía. En medio de la oscuridad bastaba una guitarra eléctrica, un viaje, un baño en la playa, una canción, un libro, un pecado de la carne, cualquier alegría, para que en ese nublado se abriera una grieta de sol como una herida luminosa que sangraba para dejarte ver el final del túnel. La libertad estaba dividida en pequeñas conquistas de cada día que uno se tomaba por su cuenta. La democracia era la forma de ser solidario y se ensayaba en las sobremesas levantando la copa con los amigos entre carcajadas. Muchos arriesgaron su vida e incluso la entregaron por defender esas palabras. Había que luchar para que no fuera arrebatado su sentido. Todo da a entender que esa batalla se ha perdido, puesto que la confusión de lenguas, la maldición de Yahvé infligida a los constructores de Babel, persiste más que nunca. Hoy todo significa lo mismo y lo contrario, todo es bueno y malo a la vez, todo está prohibido y permitido, ya no sabes si en un cóctel has dado la mano a un asesino. Aquel ángulo que se abría hacia la luz cuando uno era joven hace ya tiempo que se ha cerrado hacia la oscuridad, de modo que ser joven ya no consiste en ver cómo viene la vida de frente, sino buscar la forma de cargarla en la espalda. La tierra tiembla con cada telediario porque en el imperio gobierna un errático Nerón que cada día se repinta la cara con tres capas de crema chantilly y luego baja el pulgar y dice: nadie que no tenga al menos mil millones estará nunca a salvo.




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