sábado, 22 de febrero de 2025

Las emociones en las relaciones con los compañeros de trabajo (1)



 

Imagen 1: Elaboración propia

  Las emociones en las relaciones

 con los compañeros de trabajo (1)

 

"El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas;

el perfecto conocedor de los hombres las hace vibrar todas,

como un buen músico."

Charles Dickens

Introducción

Pasamos mucho tiempo en el trabajo. Por eso es importante y merece la pena,  gastar tiempo y energía en la mejora de las relaciones. Aquí te vamos a proponer cómo hacerlo a través de  las emociones pero, antes, te pedimos una reflexión sobre estas preguntas:

 

Imagen 2: Elaboración propia

   Situación actual

 ¿Qué tipo de relación mantienes  con tus compañeros?:

 

         ¿Competición o colaboración?

         ¿Facilitador o entorpecedor?

         ¿De relación de poder, sumisión paralizante, o de ayuda y responsabilidad?

         ¿Contagias en ellos optimismo o por lo contrario desgana y apatía?

         ¿Contribuyes  a lograr un “buen ambiente” o a bajar la moral?

         ¿Proporcionas energía positiva a los demás o eres un “vampiro emocional”?

         ¿Con tu  actitud relajas el ambiente o creas situaciones envenenadas y tensas?

 

El contagio emocional

 

Imagen 3: Elaboración propia

El punto de partida es el siguiente: 

las personas que comparten espacios de relación, sea en el trabajo o en la vida personal, acaban compartiendo los estados de ánimo y los sentimientos. No es lo mismo compartir enfado, ira o frustración, que compartir buen humor, optimismo o entusiasmo.


Puede que te estés preguntando en que me baso para hacer tal afirmación, si es una opinión personal, o se sustenta en algo más que una mera opinión:

 Me baso en un hecho manifiestamente probado que se llama 

“contagio emocional”.

 

Todos conocemos personas que al estar con ellas salimos llenos de energía, mientras que con otras salimos exhaustos, vaciados de energía y desde el punto de vista emocional, 'aplanado'. Esto ocurre por que estamos expuestos al contagio emocional de los demás, por lo tanto, a todo tipo de emociones, positivas y muy especialmente negativas. Como dice Sebastià Serrano “las emociones saltan de una mente a otra como si nada, los sentimientos son contagiosos, mucho más que las ideas”

 

La “wifi” emocional funciona. Lo que se siente se transmite. El contagio emocional es un hecho probado. Como ha señalado Daniel Goleman, las personas no expresamos verbalmente la mayoría de nuestros sentimientos, sino que emitimos continuos mensajes emocionales no verbales, mediante gestos, expresiones de la cara o de las manos, el tono de voz, la postura corporal, o incluso los silencios, tantas veces tan elocuentes. Cada persona es un continuo emisor de mensajes afectivos del más diverso género (de aprecio, desagrado, cordialidad, hostilidad, etc.) y, al tiempo, cada persona es también un continuo receptor de los mensajes que irradian los demás.

En el aprendizaje emocional tienen un gran protagonismo los procesos de imitación, que pueden llegar a ser muy sutiles en la vida cotidiana.



Basta pensar, por ejemplo, en la facilidad con que se producen transferencias de estado de ánimo entre las personas (tanto la alegría como la tristeza, el buen o mal humor, la apacibilidad o el enfado, son estados de ánimo notablemente contagiosos). O en cómo se transmite de padres a hijos la capacidad de reconocer el dolor ajeno y de brindar ayuda a quien lo necesita. Son estilos emocionales que todos vamos aprendiendo de modo natural, casi por impregnación.


Imagen 4: Elaboración propia

No hay que olvidar que la mayoría de las veces las personas captamos los mensajes emocionales de una forma casi inconsciente, y los registramos en nuestra memoria sin saber bien qué son, y respondemos a ellos sin apenas reflexión. Por ejemplo, ante determinada actitud de otra persona, reaccionamos con afecto y simpatía o, por el contrario, con recelo y desconfianza, y todo ello de modo casi automático, sin que sepamos explicar bien por qué. Todos estamos muy influidos por hábitos emocionales, que en bastantes casos hemos ido aprendiendo sin apenas darnos cuenta, observando a quienes nos rodean.



Explicando el cómo te sientes

 

Imagen 5: Elaboración propia

¿Nunca te has sentido eufórico sin saber por qué?

¿Alguna vez te has sentido triste y deprimido sin causa aparente?

¿Te sientes a veces de una manera determinada sin una causa objetiva que lo justifique?

 

La causa está en el contagio emocional: las emociones intercambiadas con los demás a lo largo del día determinan nuestro estado anímico. Es esto lo que determina que digas “he tenido un buen día” y, también,  que otros días digas “hoy ha sido un día horrible”

Si el ambiente que te rodea es tóxico, cargado de emociones negativas, sin duda te acarreará daños colaterales, es decir, serás víctima inocente de explosiones emocionales ajenas en forma de enfados, rabia, resentimiento, etc. ¿Qué rango de victima alcanzarás? Esta en función de tu sensibilidad. No todos somos igualmente vulnerables o contagiables: los más vulnerables son las personas más sensibles.

 

 

El salario emocional.

Lo propio del ser humano es demostrar su valía y competencia para de este modo fortalecer su autoestima. Esto lo logra teniendo éxito en aquella actividad que realiza. El éxito consiste en alcanzar metas que previamente se han definido y está ligado a alcanzar los objetivos en nuestro trabajo.

Para esto es necesario considerar las necesidades emocionales de las personas de tal forma que se les garantice un salario emocional lo más digno posible. El salario emocional lo constituye todo aquello que sirve para satisfacer nuestras necesidades emocionales.

En la búsqueda de este salario el propio individuo, y el propio grupo tiene mucho que ver. Cada uno tiene en su mano hacer más atractivas las consecuencias de trabajar y crearse una percepción más grata del trabajo, mediante una estrategia mental concreta.

En función del salario emocional que tú des a los demás, así tú recibirás y tendrás influencia en los otros. También es una forma de crecer en autoestima. ¿Cómo?: Si tú eres la causa de felicidad de otro, la causa no puede ser menor que el efecto, por lo tanto serás más feliz. Si uno es la causa de la desgracia del otro, la causa no puede ser menor que el efecto...

Por otro lado: 

si das a una persona más de lo que pides tu capacidad de influir está garantizada.

¿Qué pagos  das a los demás? Dependerá de tu “estilo afectivo”.Para tomar conciencia del mismo te invitamos a seguir el Método de Muestreo de Emociones: Chequea tu estado emocional para tomar conciencia de cuales son las emociones que sueles sentir con más frecuencia y como estas pueden estar relacionadas con determinadas horas y momentos del día. No solamente adquirimos hábitos psicomotores; también tenemos hábitos emocionales. De aquí que se diga que una persona a los treinta y algo años tiene la cara que se merece. Así, por ejemplo, si una persona tiene el hábito emocional de la ira, con el tiempo se le configuran en su cara ciertas expresiones y arrugas que llevan a los demás a etiquetarlo de « persona avinagrada ». Él mismo ha construido su propia cara.

 

Contagio y me contagias

 

El contagio emocional es recíproco: yo te contagio a ti y tú me contagias a mí. También es, la mayor parte de las veces, inconsciente: transmitimos a los demás y los demás nos transmiten a nosotros un estado de ánimo de forma no consciente y sin control alguno por nuestra parte.  Fruto de ese contagio, cada uno va forjando una idea de los otros a través de los sucesos contagiosos y, finalmente, le ponemos una etiqueta a cada cual. La imagen que los demás tienen de ti es una consecuencia de los balances emocionales que han tenido contigo.

No solo operamos con números y establecemos balances en nuestras cuentas bancarias. También establecemos balances emocionales: en lugar de operar con números, operamos con emociones y  sentimientos que nos llevan a establecer balances emocionales fruto de los cuales tomamos decisiones del siguiente orden: me divorcio o no me divorcio, trabajo a gusto en esta empresa o no trabajo a gusto, esta persona me cae bien o mal, etc.

 

Mejorando nuestra comunicación emocional.

 

Para mejorar lo que transmitimos lo primero es convertir el proceso del contagio emocional en consciente. ¿Cómo? Reflexionando sobre qué es lo que contagiamos y que efecto tiene sobre la gente.

La conciencia es un espacio que creamos entre lo que nos sucede y cómo reaccionamos a ello. Los animales tienen instintos a través de los cuales dan respuestas a los estímulos del entorno. El Homo Sapiens aprende como responder a ellos en un proceso de socialización en una cultura determinada.

No es justo andar por ahí contagiando nuestras frustraciones y mal humor a todos los que se encuentran con nosotros. No es justo que si cuando vamos a trabajar tenemos un altercado con otro conductor, con los atascos o con quién sea, transmitimos nuestro enfado y mal humor a todos los compañeros de la oficina. No es justo que si has tenido una bronca con tu jefe, lo paguen tus hijos cuando llegues a casa. Recuerda: “

« Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.

Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto,

 En el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto,

eso, ciertamente, no resulta tan sencillo »

Aristóteles


Por eso, la dificultad de trato de muchas personas no está en que les falte afabilidad o cordialidad, sino en que no saben compartimentar. Al permitir que sus frustraciones contaminen otras situaciones distintas de la causante originaria, hacen pagar por ellas a quienes no tienen nada que ver con el origen de sus males. Ese tipo de personas sufre con facilidad muchas decepciones, porque se ven arrastradas por sus estados de desánimo, crispación o euforia. Son un poco simples, se lee en ellos como en un libro abierto, y son por eso muy vulnerables: el que sepa captar sus cambios de humor jugará con ellos como con una marioneta, con sólo saber tocar los puntos oportunos en el momento oportuno.

 

Lógicamente, para hacer el proceso de contagio emocional consciente, lo primero es estar en contacto con tus sentimientos. Te invitamos a realizar de vez en cuando el ejercicio que titulamos “Informe metereológico interior”. Dedicar un tiempo cada día a escucharte un poco por dentro, identificar el estado emocional en el que te encuentras será muy rentable.


 

                                                                                                Imagen 6: Elaboración propia

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Un asteroide muy extraño

Se acerca a la tierra un aerolito de gran tamaño. Trae templos y murallas de una civilización que se había perdido en el espacio


Algunas veces he imaginado que esto podría suceder. Hace 66 millones de años un asteroide de aproximadamente 10 kilómetros de diámetro hizo impacto sobre la tierra, el polvo oscureció la luz del sol durante años y al carecer de alimento se extinguieron los dinosaurios y otras especies de animales. Entre los pocos que sobrevivieron se hallan unos pequeños roedores de los que desciende el ser humano. Toda el agua del mar proviene de asteroides de hielo y en alguno de ellos desde el fondo del universo tal vez llegó una bacteria que fue origen de la vida. Más o menos esto es lo que nos cuentan los científicos. Ahora se está acercando a la tierra un asteroide, el 2024 YR4, que mide entre 40 y 90 metros. Se trata de una roca del tamaño de un edificio y su trayectoria la vigila el sistema de Alerta de la NASA. Se espera que pase de largo. Pero algunas veces he soñado que esto podría suceder. Imagino que un día podría acercarse a la órbita de nuestro planeta un asteroide muy extraño hasta el punto que los astrónomos no dieran crédito a sus telescopios al descubrir que sobre una enorme roca perdida en el espacio se vislumbraban algunas murallas, aparecían un templo, un anfiteatro, columnas de atrios, estatuas de Apolo derribadas, y otras ruinas semejantes a las que ha dejado nuestra civilización. Los técnicos de la NASA conseguían desviar su trayectoria con un cohete para evitar una inmensa catástrofe que acabaría con la historia de la humanidad aplastada por su propia historia. En ese caso el asteroide se perdía en la oscuridad del universo, como un sueño y los científicos, poetas, filósofos y teólogos se preguntaban en un largo y absurdo debate de qué lugar del tiempo había sido extraída esa roca, quién fue su creador, qué clase de seres la habitaron, cuál era su destino. Según los astrónomos, ese esteroide navegando por el espacio con nuestras propias ruinas se acercará de nuevo a la tierra dentro de miles de años, cuando aquí ya no quede nadie para soñarlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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