Cuesta
subir, duele bajar
Cuando, hace ya muchos años, empecé a hacer senderismo descubrí la sierra de San Mamede, cuyo punto más alto está en lo que la mayoría de los habitantes de la zona llaman “O Santo”, y otros, matizando un poco más, “Fonte do Santo”. Está a una altitud de 1618 metros relativamente cerca de la Estación de Esquí de Manzaneda.
Allí descubrí que si la subida costaba mucho esfuerzo, la bajada, sobre todo si era por el corta fuegos y no por el camino (las dos posibilidades que hay de llegar desde Gabín y A Mogainza), era mucho más penosa. En una ocasión fuimos un amigo y yo y se me rompió la suela de uno de los tenis de senderismo, lo cual fue mucho más dificultoso llegar al destino.
Los que invierten en la Bolsa, utilizan la metáfora contraria diciendo que esta funciona subiendo por las escaleras y bajando en el ascensor.Cuando yo trabajaba, a dos operarios de la misma empresa les tocó, en épocas distintas, un premio millonario de la primitiva de entonces. Se fueron de la empresa y pasado el tiempo uno perdió todo su patrimonio, mientras que el otro, al parecer, lo incrementó.
Hoy la columna de Manuel Vicent (se puede leer en este mismo artículo, más abajo) aplica su reflexión a los catalanes:
“Al
pie de ese monte sagrado a los independentistas catalanes les espera la
realidad, la vida vulgar y heroica de cada día. A partir de ahora tendrán que
aprender a bajar del Canigó con cuidado de no pisar alguna roca suelta que
produzca una avalancha incontrolada y los lleve hasta el fondo del barranco.”
Nunca he estado en el
Canigó, que ha sido inmortalizado en la literatura (poema épico de Jacinto Verdaguer)
y que tiene para los catalanes un profundo sentido cultural y simbólico. Si he
estado cientos de veces (creo no exagerar) la última con un amigo el verano pasado, en la sierra de San Mamede y cada vez que la visité
quedé profundamente impresionado de la majestuosidad de la misma. Con mis
amigos me refiero a ella como ‘Naturaleza en Estado Puro’ y no es ninguna frase hecha sino mi personal y sincera percepción, ya no digamos nada de la del amigo que me acompañaba, nativo de la zona. Cuando empecé, hace muchos años, a
visitarla podía caminar durante horas por la misma y no encontrar ningún humano
ni ningún indicio de su paso por ella
(entiéndase basura).
https://neuroforma.blogspot.com/2019/01/el-proces-mental-de-los-soberanistas.html
.........................................................................
i
Bajando del Canigó
Tras las pasadas elecciones a los independentistas
catalanes les espera la realidad, la vida vulgar y heroica de cada día
Cualquier alpinista
experimentado sabe que muchas veces la verdadera complicación sucede, no al
subir, sino al bajar de la montaña. El esfuerzo titánico que se realiza en la
escalada tiene menos peligro que si no aciertas a poner el pie en su sitio
durante la bajada. Esta experiencia de los montañeros se puede aplicar a los
partidos independentistas de Cataluña que en las pasadas elecciones
autonómicas han perdido la mayoría en votos y escaños por
primera vez desde el inicio de la Transición y de momento han quedado perplejos
cogidos a la brocha mirando el vacío en lo alto del monte del Canigó donde
habitan los dioses que guardan los sueños de la patria catalana. Al pie de ese
monte sagrado a los independentistas catalanes les espera la realidad, la vida
vulgar y heroica de cada día. A partir de ahora tendrán que aprender a bajar
del Canigó con cuidado de no pisar alguna roca suelta que produzca una
avalancha incontrolada y los lleve hasta el fondo del barranco. Tal vez algunos
no sepan o no quieran bajar a la realidad, pero esta puede ser tan hermosa como
lo era aquella Cataluña alegre, dinámica y creativa que en medio de la dictadura
nos redimía de una España casposa con una ligera brisa de libertad que llegaba
de Europa. En aquella Barcelona de los años sesenta del siglo pasado estaban ya
en la calle todos los mitos, todos los ritos de la modernidad y cada uno se
sentía ya independiente a su manera. La independencia política, que al final
solo es una palabra, llena de una dulce ebriedad el espíritu de quienes la
sienten como un horizonte vital. Seguramente los independentistas están
condenados a no poder renunciar a ella, aunque saben de sobra que se trata de
una utopía. Al pie del monte sagrado están los ciudadanos cargados de
problemas, gente subalterna y tributable que tiene la costumbre de comer tres
veces al día y considera una hazaña llegar a fin de mes. Los independentistas han
comenzado a bajar del monte Canigó. Bienvenidos a la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario