FUTURO A LARGO PLAZO
Es frecuente en lecturas y conferencias sobre sobre la evolución sostener la idea que a partir de la hipótesis de que el tiempo es infinito, un grupo de monos dándole al azar a las teclas de una máquina de escribir podrían terminar por escribir las obras completas de Shakespere.
Todos entendemos que las probabilidades de que esto ocurriera serían 1, es decir, un cero
%. Fue el tiempo ilimitado y el azar, mezclado con procesos complejos, lo que
nos trajo hasta aquí y actualmente ya desafiamos a los dioses buscando la inmortalidad.
Uno de los postulados de la ciencia actual
sostiene que “Todo animal (Homo sapiens incluído) es un conjunto de
algoritmos orgánicos modelados por la selección natural a lo largo de millones
de años de evolucción.
Según nos dice el Génesis, 1,26, el hombre ha
sido creado a la imagen de Dios con el objetivo de tener el dominio sobre el
resto de la creación y también, a través de San Pablo, se nos ofrece la vida
eterna afirmando que morimos como cuerpos físicos pero resurgimos como cuerpos
espirituales (Corintios, 1, 15, 35y ss., (San Pablo utilizó la palabra griega
soma, que significa “cuerpo”) según nos
dice en ‘Siete teorías de la naturaleza humana’ Leslie Stevenson.
En este mundo actual que nos describe
Manuel Vicent <<Solo que los dictadores podrán perpetuarse
indefinidamente en el poder y los idiotas seguirán haciendo el ganso, los
ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando, los poetas
soñando, los actores bailando, los niños llorando, los políticos mintiendo<<. Lo que a mi juicio necesitamos,
urgentemente, es una auténtica
revolución ética y moral, como única forma de sacarle carga de trabajo a
Caronte transportando multitudes de personas al infierno.
Una herramienta necesaria para llevar a
cabo la revolución ética es la filosofía. Requisito necesario para filosofar es
no haber agotado la capacidad de asombro. El asombro no solo es una adaptación
evolutiva útil, que nos permite adaptarnos a nuevos escenarios. También tiene
efectos beneficiosos sobre nuestro cerebro. Se ha observado que la experiencia
del asombro altera nuestra percepción del tiempo, reduce la impaciencia y nos
hace sentir que tenemos más tiempo disponible. También nos conecta con los
demás y nos impulsa a ayudar a otras personas y, por último, nos trae al
momento presente y aumenta la satisfacción con la vida: (https://www.eldiario.es/tumejoryo/sensacion-asombro-inspirarnos-hacernos-mejores-personas_1_9084561.html)
Leer más:
https://neuroforma.blogspot.com/2021/05/la-perspicacia-de-glaucon-apariencia.html
El epicureísmo, del que nos habla Manuel
Vicent, nos alecciona con unas propuestas éticas muy olvidadas en los tiempos
actuales, tales como la búsqueda de la serenidad, disfrutar de la vida con
sabiduría, saber disfrutar de los placeres intelectuales, dar prioridad a la
auténtica amistad... El estoicismo ayudó a configurar la forma de entender la
vida de los romanos y ejerció una gran influencia en Europa hasta del siglo XVI.
Necesitamos de una “formación
Integral”. El calificativo “Integral” hace referencia a que abarca la totalidad
del ser humano y sus diferentes dimensiones: ética, espiritual, cognitiva,
afectiva, comunicativa, estética, corporal, socio-política…
Lo podemos resumir todo diciendo que no solamente hay que formar a las
personas para el trabajo, sino para la vida.
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Cómo ser inmortal
Los filósofos de la escuela estoica o cínica ya nos
dejaron la fórmula de una eternidad de andar por casa sin pasar por el
quirófano. No pensaban nunca en el futuro
La inmortalidad está ya al alcance
de cualquiera. No se trata de los avances de la ciencia médica
que van a permitir renovar los órganos y tejidos del cuerpo como en un taller
de automóviles. Dentro de poco uno podrá guardar en el frigorífico varios
corazones, hígados, estómagos y páncreas de repuesto envueltos en papel albal
para cuando se necesite sustituirlos por los viejos ya gastados. En realidad,
uno podrá tener una réplica entera de su cuerpo de 35 años, incluido el cerebro
con todos los secretos de la memoria guardado en un almacén gracias a la
inteligencia artificial. Morir o seguir en este mundo será un juego a capricho
del usuario. Si te aburres, te largas, eso es todo. Solo que los dictadores
podrán perpetuarse indefinidamente en el poder y los idiotas seguirán haciendo
el ganso, los ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando,
los poetas soñando, los actores bailando, los niños llorando, los políticos
mintiendo. Esta inmortalidad clínica será sumamente grosera y, dado que el
mundo seguirá sin tener sentido, los sabios se irán por voluntad propia al más
allá a bordo de la barca de Caronte, en una travesía nocturna en la que no hay
ningún faro. Poco importa, porque los filósofos de la escuela estoica o cínica ya nos
dejaron la fórmula para ser inmortales de andar por casa sin necesidad de pasar
por el quirófano. Su experimento era muy sencillo. No pensaban nunca en el
futuro. Sabían que el tiempo solo era un horizonte que podían adaptar a sus
sueños. Dividían el tiempo en días, horas, minutos y segundos. A la hora de vivir con plenitud solo
le daban importancia en esos últimos segundos que fluyen alrededor de los
sentidos y a través de ellos descendían a esa profundidad donde ya no existe ni
un antes ni un después, sino el nudo de todos los placeres que a su vez les
permitía ser puros, felices e incontaminados. Por lo demás, creían, como Marco Aurelio, que
la vida solo era una opinión. Mientras estés vivo serás inmortal.
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