domingo, 5 de noviembre de 2023

LOS AUTOENGAÑOS DEL LA POLÍTICA-I

 



 LOS AUTO ENGAÑOS DE LA POLÍTICA- I

La idea de la Realidad Imposible de Conocer es una tontería metafísica. La realidad es la realidad que descubre la ciencia y la verdad sobre la naturaleza es lo que la ciencia al límite de sus pesquisas dirá sobre la naturaleza”

Charles Sanders Peirce

 

 

El pasado domingo, en el artículo que he escrito  en  mi  blog nos preguntamos si nuestros políticos actuales respondían al perfil del Liderazgo Personal que sintetizamos en el mismo artículo a través de un vídeo que aportamos:

Liderazgo Personal 

https://youtu.be/JCs2M1cUhyc


El punto de partida se iniciaba con una frase que J.A.Marina escribía en otro artículo en  elDiario.es: “No sé si los políticos bregados en la lucha están en condiciones de liderar el cambio." Después de hacer nosotros en el artículo una síntesis sobre el Liderazgo Personal a través de un vídeo, planteábamos a nuestros lectores  la siguiente pregunta:  

   ¿Se ajustan nuestros políticos actuales a este perfil que acabamos de mencionar?

Los humanos interpretamos la realidad a través de nuestros procesadores cerebrales. De aquí que cada persona parece que vive en una realidad propia, distinta de la que dicen vivir los demás. Esto lo podemos ver claramente en el mundo político. Hay personas que ,dicho coloquialmente,  ponen constantemente a caldo a Pedro Sánchez, “reprenderlo con dureza”,  según la RAE, a la vez que otras muchas lo ven como un dechado de virtudes  y, sin embargo, otras personas  ven a Feijóo como un dechado de virtudes, “modelo y ejemplo de buenas cualidades”, a la vez que otros muchos lo ponen a caldo constantemente. Ante este ejemplo cotidiano que todos los día lo vemos escenificado en discusiones de muchos ciudadanos y en los medios de comunicación, me  planteo, a menudo,  la siguiente pregunta:

¿Quiénes son los auto engañados, los que ven a Feijóo  como no capacitado para dirigir y gestionar España, o los que ven a Pedro Sánchez ‘sobrado’ de competencias para ser el presidente del gobierno?

Las personas que siguen la política consideran que su partido, en este caso,  PP o PSOE,  están en lo cierto en todo lo que manifiestan en su programa electoral y predican  sus dirigentes,  lo cual pone de relieve la capacidad de autoengaño que tenemos los humanos.

En Diciembre del año 2006 dio una conferencia, a la que asistí,  en el Club Faro de Vigo,    Fernando García de Haro, psiquiatra y Profesor de Psiquiatría de la Complutense. Recupero un cuaderno que siempre llevo en mi bolso desde hace muchos años, en el que anoté que ante el autoengaño  nos ofrecía dos medidas prácticas: La primera mantener un escepticismo sano sobre lo que pensamos y creemos. No nos olvidemos que los orígenes de la cultura europea hay que situarlos en los filósofos griegos cuando se dieron cuenta de que sus sentidos los engañaban y empezaron  descifrar la realidad a través de la duda, es decir, renunciaron a interpretarla mediante el pensamiento mágico mezclando sentimientos con cogniciones. En su lugar se quedaron con el pensamiento racional que adopta una actitud escéptica,  basada en la lógica y buscando la objetividad a través de la técnica científica. La segunda, saber diferenciar entre creencias y delirios. Según el profesor García de Haro, las dos, creencias y delirios,  comparten la propiedad de hacernos creer que lo que pensamos de la realidad es la realidad misma. El delirio, siguió diciendo según mis apuntes tomados entonces,  siempre tiene un origen patológico; las creencias cuando se viven fanáticamente o de forma excluyente, adquieren franca naturaleza enfermiza poniéndonos seguidamente dos ejemplos clarificadores:    

"Los ejecutores de los atentados de las Torres Gemelas, de los trenes de Madrid o de Londres los han llevado a cabo guiados por una creencia. Igual podemos decir de los nazis o del comunismo que creía que todo estaba justificado para imponer su ideología”.

En un momento de la conferencia se preguntó: ¿Son las creencias la salvación de la Humanidad o lo más peligroso que existe? y se respondiendo: "Aquí vamos a sostener que las creencias son el peligro más grave, sobre todo porque actualmente existen armas de destrucción masiva. La lucha entre creencias puede destruir la Humanidad".

Esta pregunta que se hizo en el año 2006, adquiere todo su sentido actualmente con lo que está pasando en el mundo. Lo que todos intuimos es que en nuestro tiempo actual, el autoengaño en el que vivimos nos está metiendo en una disyuntiva muy vulnerable y enfrentándonos a múltiples retos, entre el que figura el que nos menciona el profesor García de Haro: la destrucción de la humanidad. Podemos añadir otros muchos:  Guerra nuclear, agonía ecológica, cambio climático  y un largo etcétera que cualquier persona, consciente,  puede acabar de completar.

Lo que podemos deducir de lo que nos dice en el párrafo con el que iniciamos este artículo Charles Sanders Peirce, al que se atribuye, entre otras muchas cosas, ser el fundador del pragmatismo, nuestra capacidad de auto engañarnos radica en que todo lo que la mente humana llega a conocer son sus propias percepciones.

Son las percepciones las que nos llevan a construir nuestra realidad subjetiva, personal, en la que vivimos, asomándonos de vez en cuando a la realidad objetiva que nos proporciona la ciencia. Esta reflexión me lleva a la siguiente pregunta:

¿Podríamos vivir si no tuviéramos la capacidad de auto engañarnos?

Mi respuesta es que no. El mundo que tenemos construido, en el que se dan tragedias de todo tipo que la mayoría de las personas, psíquicamente sanas,  no serían capaz de soportar, no funcionaría sin mentiras y sin auto engañarnos a través de lo cual creamos y sostenemos percepciones distorsionadas que nos evitan enfrentarnos a la cruda realidad y tener que manejar determinado tipo de emociones que nos hacen muy vulnerables. Voy a recurrir a la columna de hoy de Vicent para argumentar un poco mi respuesta.

 “La Palanca” título de la columna de Manuel Vicent de hoy, es una magnífica metáfora de autoengaño, no sólo de la política, sino existencial.

“Te preguntarás para qué se tiene uno que levantar de la cama si fuera se está produciendo un espantoso genocidio, la muerte de inocentes servida como espectáculo con todo detalle. Al final esa masacre también destruirá tu alma. Te preguntarás si puedes perder un minuto de tu vida siguiendo los enredos de la política y participar en el odio y la irresponsabilidad que los políticos usan de argamasa en sus tratos.”

Para responder de forma más concreta al título de este artículo que hace referencia a la política del día a día, recurro a Antonio Maestre, que  escribe hoy en eldiario.es un artículo que titula “La vergüenza tiene ideología”. Copio y pego el siguiente párrafo, un poco largo pero creo que merece la pena:

“Sentir vergüenza es una emoción humana y por qué la sentimos es lo que define nuestra sensibilidad política, emocional y cultural. Se puede sentir vergüenza por haber dejado que en Madrid más de 7.000 ancianos fueran abandonados en las residencias para morir sin atención hospitalaria mientras aquellos con seguro privado tenían la oportunidad de salvarse o morir con menos sufrimiento y agonía. Pero es cierto que eso puede no haberte hecho sentir vergüenza y sí que Carles Puigdemont pueda volver a España sin ser juzgado por malversación. España ha tenido momentos que hicieron sentir vergüenza a muchos españoles de una gravedad mucho mayor que el perdón de unos delitos leves en el marco de una negociación. La participación de España en la guerra de Irak, las mentiras del PP después del 11M, la corrupción sistemática de la derecha durante décadas, la participación del Estado y el PSOE en el terrorismo de los GAL, la muerte de cientos de inmigrantes en las vallas de Melilla y en el mar Mediterráneo, la muerte de miles de pacientes esperando un tratamiento contra la hepatitis, la pervivencia de los símbolos que exaltan la dictadura, la permanencia de miles de cadáveres de españoles en las cunetas, los indultos a los policías condenados por torturas, los miles de desahucios a personas sin recursos. Se puede sentir vergüenza por ser español por primera vez en la vida por una ley de amnistía. Es una emoción subjetiva que hay que comprender, pero sí es cuestionable por qué no se ha sentido vergüenza en todos estos años cuando se han producido infinidad de actos, hechos y actuaciones que han podido llevar a movernos la víscera.

 

Termino hoy  desde el pragmatismo que sostiene que el  criterio para juzgar la verdad de cualquier acto o decisión es a través de sus efectos prácticos,  priorizando  el valor práctico de lo que hacemos, su utilidad, entre ellas mejorarnos la vida a los ciudadanos. Teniendo en cuanta la frase y llevándola a la práctica rebajaríamos el número de auto engaños lo cual  tendría una gran incidencia en la vida de todos. 

"Hay dos formas de que te engañen: una es creer lo que no es; la otra es negarse a creer lo que es."              Soren Kiekegaard

Yo simplemente añadiría, dada la inclinación de Soren por la subjetividad,  que 'creer' lo que es’ recurriendo a la ciencia. 

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 COLUMNA

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La palanca

Cuando pienses que la parte más bella y dulce de tu vida ha quedado atrás para siempre, recuerda alguno de los momentos en que fuiste feliz y apoya tu memoria en esa sensación para salir del túnel

 

MANUEL VICENT

05 NOV 2023 - 05:00 CET

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El maestro le dijo: si en algún momento de tu vida has sido muy feliz, debes guardar esa sensación como un tesoro en tu memoria porque un día lo vas a necesitar. Cuando creas que el embozo del edredón, subido hasta la barbilla, es la última barricada que te queda y no encuentres un resquicio de luz al fondo del túnel por el que valga la pena levantarte de la cama; cuando pienses que no es necesario seguir viviendo porque ya lo has visto todo, lo has hecho todo, has conocido a todas las personas que te tocaba conocer, inteligentes e idiotas, y que la parte más bella y dulce de tu vida ha quedado atrás para siempre, entonces recuerda alguno de los momentos en que fuiste muy feliz y apoya tu memoria, como una palanca, en esa sensación para salir del túnel y seguir adelante sabiendo que a la vuelta de la esquina te espera un nuevo placer desconocido. Así hablaba el maestro. Te preguntarás para qué se tiene uno que levantar de la cama si fuera se está produciendo un espantoso genocidio, la muerte de inocentes servida como espectáculo con todo detalle. Al final esa masacre también destruirá tu alma. Te preguntarás si puedes perder un minuto de tu vida siguiendo los enredos de la política y participar en el odio y la irresponsabilidad que los políticos usan de argamasa en sus tratos. Solo aquellos días felices te servirán de consuelo. Piensa en La Primavera de Botticelli que viste en el primer viaje a Italia, sorbe una y otra vez algún verso de Garcilaso, de Keats o de Hölderlin como un licor, recuerda aquella sobremesa con los amigos en la cala de Ibiza, recupera el viento de sal que te daba en la cara cuando a los 20 años ibas en la motocicleta a la playa con aquella chica a la espalda. Sin duda el maestro ignoraba que la felicidad produce a veces una profunda desolación. El discípulo pensó en aquello que le decía el maestro y de pronto comenzó a llorar.

 

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