domingo, 19 de noviembre de 2023

LA LÓGICA DEL AGUA

 


Del YO al NOSOTROS

 

Permítaseme una metáfora para explicarme, sin levantar susceptibilidades,   y manifestado previamente mi respeto por todos los españoles aunque no respete, para nada,   muchas de las ideas y acciones  que algunos exhiben. Debemos respeto a todos los humanos (yo lo ampliaría a todos los seres vivos), pero no a todas las ideas y acciones generadas por algunos humanos. Si alguien tiene la idea de que hay que quemar los montes  no solo no habrá que respetarla, además habrá que repudiarla y denunciarla. Si alguien dice “yo no soy presidente porque no quiero” y todos sabemos que nos miente, procede respetar a la personas que aspira a ser presidente pero no respetar una mentira constatada: 

"Pero nadie es más detestable que el jugador que tiene mal perder, que está dispuesto a cometer cualquier trampa, a romper la baraja o a dar una patada al tablero con tal de no admitir la derrota. Es como quien tiene mal vino y encima no sabe beber". Manuel Vicent

 Si  nos concebimos como una piedra separada,  incluso si nos unimos a otra piedra, de todos modos seguimos siendo  dos piedras. Cuando creemos (autoengaño) en la supremacía del YO como algo diferenciado , con la ilusión de poder personal y de control total sobre el destino, y en que nuestro “YO” está de alguna forma separado de otros entes del mundo, caemos en el narcisismo (autoengaño) entendido como un problema social  manifestado a través del egoísmo individual. El yo no deja de ser una ilusión óptica.

Por lo contrario, si pensamos que somos agua y nos unimos con otra persona, sumar agua con agua da como resultado agua por igual. La idea de perder el sentido del yo, y no potenciarlo a través de una falsa  y artificial autoestima, es el mejor camino  para incrementar el BIS ) Bienestar Individual Subjetivo de los ciudadanos.

 Si las relaciones de España con Cataluña  pasan de las piedras al agua todos habremos ganado: Las piedras rozan y chocan, el agua fluye (Según la RAE:  “Dicho de una idea o de una palabra: Brotar con facilidad de la mente o de la boca.”) expresando  una intención de no forzar que las cosas pasen.

 

 Comenzaba su discurso de investidura hace 4 años Pedro Sánchez diciendo: “No se va romper España”.

La frase nos permite inferir que el ambiente político que se respiraba en aquel entonces es posible que se pareciera, algo o mucho,  al que hoy tenemos. Estuve expectante para ver si también en esta ocasión empezaba de nuevo así su discurso de investidura Pedro Sánchez. Tal vez no lo haya empezado así para no echar más leña al fuego. En esta ocasión (Noviembre del 2023) lo empezó diciendo:  “Manifestarse en la calles es una de las formas   de ejercer la democracia   que reconoce nuestra constitución”.

 

Tengo una característica que no soy capaz de clasificarla como “buena” o como “mala”. Dado que predico que con los humanos no funcionan las escalas  dicotómicas, aquellas que solo tienen dos valores posibles (blanco- negro; bueno-malo, etc.), es probable que  me aporte en ocasiones algunas ventajas  y en otras todo lo contrario. La característica en cuestión es que, en un tiempo prudencial,  me olvido de los acontecimientos desagradables que me han sucedido y generando todo un cúmulo de emociones negativas.  No tengo claro si ya no existe lo olvidado, si desapareció de mi cerebro para siempre o, por lo contrario,  sí sigue en mi memoria a largo plazo pero  no soy capaz de recuperarlo para que aflore y me haga  consciente del mismo. En consecuencia con lo anterior, no recuerdo nada de lo que vociferaban entonces los apocalípticos  de aquellos años. Recuerdo, sin embargo,  perfectamente  los exabruptos (brusquedad, incorrección, grosería, inconveniencia, salida de tono)  que se escucharon en las calles, sobre todo en la de Ferraz, en el parlamento y en determinados medios de comunicación en estas dos últimas semanas.

Por otra parte, también observo que tenía razón Pedro Sánchez ya  que España no se rompió y no sólo eso sino que además fueron múltiples y variados los colectivos de  ciudadanos que  mejoraron su vida, entre ellos los trabajadores en general, los pensionistas, las mujeres, y un largo etcétera.  

En Cataluña  dejó de hablarse de unilateralismo (en toda sociedad hay obligación de cumplir normas  pero no hay nadie que pueda exigírselo) y hoy ya hablamos de bilateralismo ( alguien  exige deberes  y otorga facultades; alguien debe cumplir y hay alguien que  pueda exigírselo).

 

Todo esto sucedió, a mi juicio,  gracias al pragmatismo y al buen hacer de Pedro Sánchez y su equipo.

 John Rawls (neo pragmatismo)  entendía que en una sociedad civilizada, que merezca tal nombre,  las personas somos racionales y razonables, y en función de estas dos apreciadas  características vivimos en democracia. Puede sonarnos a jauja a  muchos españoles, viendo las calles y manifestaciones varias llenas de agresividad tanto físicas como dialécticas en las que prevalecieron los comportamientos irracionales ganaron por goleada a  los racionales:

"Es más elegante aceptar una derrota que celebrar una victoria, hay más estética en el fracaso que en el éxito, tiene más literatura el perdedor que el ganador". Manuel Vicent

 También nos decía Rawls que “las personas racionales y razonables que van a compartir un acuerdo social se deben ver  a sí mismas como libres e iguales.”

El pragmatismo considera que algo puede ser considerado verdadero y útil en función de sus consecuencias prácticas (las cuales tendrá, a mi juicio, la investidura de noviembre del 2023).

  Todo habrá merecido la pena si España y Cataluña pasan del YO  al NOSOTROS,  de la lógica de la PIEDRA  a la lógica del AGUA: el INDIVIDUO consagrado al COLECTIVO.

  A veces sucede que nos entra una piedra en el zapato: ¿Cómo reaccionamos? ¿Seguimos caminando o nos paramos a sacarla de inmediato? Aunque lo más funcional sería detenernos y librarnos de ella en muchos casos sucede que por la prisa, la vergüenza, la inercia, la pereza, etc. seguimos caminando cargando con la china, “piedra pequeña y a veces redondeada.” (RAE). Pedro Sánchez ha caminado mucha parte de la legislatura con una piedra en su zapato. Alberto Feijóo ha tenido ( y sigue teniendo) desde que preside el PP muchas piedras en su zapato que le ha obstaculizado  su trayectoria hacia el éxito.

 Le urge, a mi juicio, aplicar una auditoría a sus programas mentales  recordando que es todavía conceder algo denegar con gracia. Para ello es necesario detenernos y observar aquello con lo que cargamos. Pueden ser piedras mentales: prejuicios, creencias que tenemos sobre nosotros mismos, los demás o la vida. Piedras emocionales: relaciones no deseadas o tóxicas, compañías limitadores y castradoras... Piedras materiales: Objetos de escasa o nula utilidad que vamos acumulando hasta quedarnos sin espacio físico en casa; compras compulsivas o para sentirnos bien cayendo en una bulimia consumista.

Nos decía Willian James que “ser sabio es el arte de saber qué pasar por alto”.

Pararnos a revisar nuestros hábitos (prejuicios creencias, relaciones tóxicas y un largo etcétera, que actúan como piedras molestas que se nos meten en el zapato que incluso no nos dejan caminar; renunciar a un hábito nocivo no es fácil y requiere un esfuerzo a veces muy importante.

 Cuando a lo largo de nuestra vida intentamos algo y no funciona, solemos y suelen decir, que nos salió el tiro por la culata.  Aún en estos casos tenemos  diversas opciones.

Sin duda, la opción más funcional y  más productiva (además de la 4 de la imagen) es utilizar  el fracaso como una experiencia de vida y aprender de ella, reflexionando y sacando las conclusiones pertinentes. Suelo decir que  sólo tenemos experiencia sobre las cosas que hemos reflexionado. 

"Un monje del monasterio del Nido del Tigre de Bután me dijo un día que ante cualquier fracaso repitiera 100 veces como si fuera una oración: ”He sido derrotado, algo he hecho mal, no importa, mañana empezaré de nuevo”. Es más elegante aceptar una derrota que celebrar una victoria, hay más estética en el fracaso que en el éxito, tiene más literatura el perdedor que el ganador".Manuel Vicent

 

Invito a ver el siguiente VIDEO:

 LA PRACTICA CONSCIENTE TE LLEVA A SER COMPETENTE

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406



En mi limitada  opinión (no digo "en mi modesta opinión" ya que estoy convencido que la suelen utilizar personas desde la óptica de falsa modestia) sobre un  tema que me queda muy grande (lo digo desde la óptica del realismo), y siendo consciente de que puedo equivocarme: 

 

Las relaciones de España con Cataluña requieren una visión a largo plazo pero un cambio de comportamiento a corto plazo. También, tener un propósito de comenzar a cambiar y dar un simple pequeño paso. Un pequeño paso tras otro es la mejor estrategia que se puede aplicar, sin olvidarnos de la actitud de considerar “el individuo consagrado al colectivo".

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COLUMNA

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La derrota

Aunque el tenista rompa la raqueta contra el suelo, por muy bronco que haya sido el partido al final deberá subir a la red para felicitar a

MANUEL VICENT

19 NOV 2023 - 05:00 CET

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A un jugador de póquer muy avezado que había perdido una cifra exorbitante en una partida, al día siguiente sus compañeros de garito le preguntaron qué tal había dormido esa noche y él contestó que había dormido como un bebé, porque cada cinco minutos se despertaba y lloraba. Añadió que para un jugador que sabe perder las derrotas cicatrizan enseguida. En ese momento estaba sentado de nuevo a la mesa y tenía dos ases en la mano. El mundo se creaba de nuevo y la suerte volvía a rodar. Un monje del monasterio del Nido del Tigre de Bután me dijo un día que ante cualquier fracaso repitiera 100 veces como si fuera una oración: ”He sido derrotado, algo he hecho mal, no importa, mañana empezaré de nuevo”. Es más elegante aceptar una derrota que celebrar una victoria, hay más estética en el fracaso que en el éxito, tiene más literatura el perdedor que el ganador.

Por mi parte, prefiero a Van Gogh con una sola oreja que con dos y al Picasso de la época azul, muerto de hambre, en calzoncillos que al triunfador con esmoquin y pajarita. En todos los colegios anglosajones el deporte está considerado como una asignatura fundamental porque en la cancha se aprenden todas las reglas que luego hay que aplicar a los negocios, a la política y a la moral ciudadana, el juego limpio, el respeto al adversario, pelear hasta la extenuación sin rendirse nunca, valorar el triunfo y aceptar la derrota como una lección. Aunque el tenista rompa la raqueta contra el suelo, por muy bronco que haya sido el partido al final deberá subir a la red para felicitar y abrazar al ganador. Sería expulsado del circuito si no cumpliera estas reglas. Pero nadie es más detestable que el jugador que tiene mal perder, que está dispuesto a cometer cualquier trampa, a romper la baraja o a dar una patada al tablero con tal de no admitir la derrota. Es como quien tiene mal vino y encima no sabe beber.

 

 

 

 

 

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