lunes, 10 de agosto de 2020

EJEMPLARIDAD: Ciudadanos normales versus políticos anormales

 

  




EJEMPLARIDAD

Ciudadano normales versus  políticos anormales

(entiéndase los términos “normales” y “anormales” en el contexto estadístico de normalidad).

 

El ciudadano normal y corriente no se para a hacer sesudos y racionales análisis políticos de lo que está pasando, pero, ello no quiere decir que le traiga al pairo la situación y la movida que se traen los políticos. Entre otras cosas,  porque estos, los políticos, por muy incompetentes, amorales y otras características similares que puedan tener, toman decisiones que afectan a sus bolsillos, a los de los políticos,  y a los nuestros, a los de los ciudadanos normales y corrientes. Estas decisiones que toman siempre van en el mismo sentido: Según el tipo de políticos de que hablemos, se trata de Mejorar las  condiciones de vida de los políticos y, a la vez, empeorar las condiciones de vida de los ciudadanos normales y corrientes. Dichos de forma didáctica: Llenar los bolsillos  de este tipo de políticos y aligerar los bolsillos de los ciudadanos normales. Ante semejante situación,  nadie dice "me la trae al pairo" y le deja indiferente e inmutable:  todo lo contrario, genera en algunos indignación e ira y en otros un pernicioso resentimiento. 

 

Sensaciones: 

La sabiduría de las vísceras

 

Las vísceras (Antoine Bechara,  nos dice que “cualquier decisión que carezca del elemento emocional, podría implicar consecuencias negativas”) [1]  de los ciudadanos normales y corrientes nos comunican  que por mucho teatro que hagan los unos y los otros,  al final,  en cuestiones de fondo,  todos coinciden. La discrepancia dialéctica a la que nos tienen acostumbrados, es pura y llana palabrería. Un teatrillo, desarrollado por unos pésimos actores,  que hacen sonrojar a los espectadores como señal inequívoca de la vergüenza ajena que sienten.  

 Hay muchos ciudadanos, normales y corrientes,  que zanjan cualquier discusión sobre política con el estribillo de “son todos iguales”.  Otros muchos ciudadanos normales y corrientes nos resistimos a creerlo. No sé si los primeros tienen razones y argumentos de peso para amparar su afirmación pues no los exponen. Los   segundos, normalmente,  asumimos la máxima  bíblica de “por sus hechos los conoceréis”.

 

 La sabiduría de las vísceras pone de relieve  que ante hechos esenciales, cada vez se confirma más fehacientemente lo de  “todos son iguais”, en galego,  y,  además,  seguido de  ¡Qué carallo! para expresar ya no una sensación sino una pura emoción de indignación e ira [2].


Ira y resentimiento


 

La idea del darwinismo de la supervivencia del más apto, tal vez podemos enunciarla, hoy en día,  así:

“Superviven los  indignados, se extinguen los resentidos”

  Hay bastante unanimidad, por parte de los expertos, en indicar que la indignación es una  emoción “vitalizadora”,  vinculada a la  percepción de injusticia y a la ira. La injusticia atenta contra la sociedad que tenemos montada. Sin justicia no hay libertad.  Con  la ira, sentimos rabia, enojo, furia e irritabilidad. La sangre fluye a las manos y se incrementa el ritmo cardíaco y el nivel de adrenalina. Se prepara el organismo para realizar una acción  enérgica que restaure la situación eliminando la injusticia.

“¿Por qué? preguntará tal vez un lector estricto. Porque si no lo hace se caerá el edificio. ¿Por qué tenemos que tener derechos y respetarlos? Porque, de lo contrario, no tendremos felicidad pública, ni paz, ni justicia, ni libertad. La historia de las invenciones morales había llegado por muchos caminos a esta conclusión.” (MARINA, José Antonio y DE LA VÁLGOMA María (1999): La lucha por la dignidad. Teoría de la felicidad política. Editorial Anagrama, S.A., Segunda edición. Barcelona 2001,    p.213)

 Si no lo hacemos así,  acabaremos en el  resentimiento (no adaptativo), el cual, en palabras de Scheler: “Es una autointoxicación psíquica que surge al reprimir sistemáticamente la descarga de ciertas emociones normales y pertenecientes al fondo de la naturaleza humana” (SCHELER, Max.: El resentimiento en la moral. Editorial: S.L. CAPARROS EDITORES. 1993) 

Hay también muchas evidencias de que crece como los contagios del virus, el número de personas afectadas por el resentimiento. 


El  coctel del resentimiento [3], con todos y cada uno de sus ingredientes, es una mezcla que nos “emborracha”, nubla nuestro raciocinio no facilitándonos una vida saludable. Tiene un alto coste emocional y físico para quien lo lleva encima impidiéndole sentirse libre, con la sensación de que controla su vida, con proactividad y sentido de logro. Va por la vida sintiéndose víctima con todos los sentimientos negativos que ello conlleva.

 La paradoja  que se da en el resentido es que acompaña la sed de venganza con el juicio de impotencia de llevarla a cabo: se siente impotente ante el otro. No hay posibilidades (facticidad) pues de restablecer el sentimiento del propio valer ofendido, la satisfacción del daño sufrido o restaurar el honor ofendido. 

 La represión ejercida sobre una sed de venganza que lleva a la sensación de que “no hay nada que hacer” “hay que someterse”, “así es la vida”, etc., es la que lleva al resentimiento, el cual, según Nietzsche: “Es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud”.  

 


 La injusticia y la falta de equidad generan ira para enfrentarse a la situación y solucionarla.  No es adaptativa ni soluciona nada, la ira farisaica, entre otras cosas porque no es creíble, y la simulamos ante situaciones que desde un análisis racional no podrían etiquetarse de "injustas". Proliferan tanto estas situaciones que la auténtica ira está evolucionando a una ira farisaica que no soluciona nada. Debemos considerar aquí que conservamos las mismas emociones que nuestros más remotos antepasados. Apenas han variado a lo largo de la evolución. Lo que sí ha evolucionado es la forma en que las manifestamos y, también, la forma en que las satisfacemos.  Podemos sentir ira hacia alguien  y no por ello atacarlo hasta seccionarle la yugular. Darwin sostenía que somos los descendientes de los antepasados que utilizaron la reacción (actuar ante situaciones determinadas de formas instintiva guiados por la emoción) con éxito y sobrevivieron, a diferencia de los que no lo hicieron. Esto nos trajo hasta aquí, con unas emociones que nuestros antepasados seleccionaron muy bien pagando un alto precio en ese aprendizaje. Y aquí estamos nosotros con unas necesidades emocionales y una lógica de las emociones.

 Si a la situación de injusticia le añadimos la percepción de que los políticos “son todos  iguales” genera resentimiento y este, nos lleva  a entender que los ciudadanos estamos entre la espada y la pared,  conduciéndonos a la “indefensión aprendida” la cual nos impide actuar ante situaciones injustas, transformando la proactividad en pasividad. No se solucionan así situaciones claramente injustas que nos afectan muy mucho, por ejemplo, dejar que nos roben parte de nuestras pensiones ganadas a pulso,  revalorizándolas, no con el IPC,  sino con el 0,25%.  (Para ser consecuente con la cabecera de este artículo: "Una opinión, sin un argumento  que la respalde, no vale de mucho", invito a leer los argumentos aportados a la opinión "situaciones claramente injustas" referidas a las pensiones, los siguientes artículos que se relacionan abajo sobre las pensiones)


 No todos son iguales

  Tenemos que desterrar, por las graves consecuencias sociales, psicológicas, económicas, etc. que genera, el relato de que “todos los políticos son iguales”.

 La cuestión clave pasa a ser, en consecuencia,  dar una respuesta racional a las siguientes preguntas:

 

 ¿Por qué, cuando se trata de tomar decisiones esenciales, todos los políticos que gobiernan actúan de la misma manera? 

 ¿Será, tal vez, que no tienen ninguna otra opción?

 ¿Podemos confirmar el hecho de que  acceder al gobierno supone tener que obedecer a otras instancias de diversa índole, sí o sí?

 ¿Si esto fuese así, estaríamos viviendo en una democracia?

 Claro que,  si es así, siempre tendrían la opción de renunciar a gobernar en estas condiciones  y dedicarse a la profesión de políticos en la oposición o a cualquier otro oficio. 

 Somos conscientes de que el poder causa adicción y renunciar a sus privilegios se hace muy duro...    

 Que se lo pregunten sino a Piero Rocchini, que trabajó durante 9 años como psicólogo en la Asamblea italiana, en el puesto de Consejero de psicología clínica de la Cámara de los diputados, escribió un libro titulado "La neurosis del Poder", publicado por Alianza Editorial, 1993. Su lectura nos da claves para entender lo que está pasando en la política española hoy. De sus sesiones de psicoterapia con muchos diputados, sintetizo algunos de los diálogos:

- Psicólogo: ¿Se siente satisfecho de su vida?

- Diputado: Satisfecho como el que siempre tiene miedo. Mientras cuente en el partido, soy un dios; pero si me dan de lado, no soy nadie.

- Psicólogo: ¿Es una madre exigente el partido?

- Diputado: Pero con los que se han convertido en alguien. Hay que pasar por la experiencia, para comprender esa sensación. El partido te da oportunidades, te mantiene, resuelve tus problemas, pero no puedes decirle no.

En el libro  Rochinni escribe una máxima que es repetida entre los diputados italianos: “La madre, la leche nos ha dado / ¡el resto nos lo da el partido! Ver más [4]. 

 ¿Qué opciones tienen muchos diputados, que solamente se dedicaron a la política, si el partido les da de lado, de dedicarse a otra cosa que les garantice el mismo estatus?

 

 Ejemplaridad

 Una de las premisas fundamentales para que una sociedad funcione con cierta normalidad, es la siguiente:

 “Compromiso e implicación visible de las personas de autoridad, en general, y de los políticos, en particular.”

 El ‘compromiso visible’ se traduce en lo siguiente:

 Más hacer (hechos)  y menos decir (demagogia): Hacer  las cosas bien.

 Hacer y que todos vean lo que se hace: Los ciudadanos  deben sentir que los políticos  buscan y tienen  voluntad de hacer las cosas bien y que la sociedad prospere.

Hacer, que se  vea que lo que los políticos hacen, y que son creíbles: Los ciudadanos  deben sentir que los políticos, en general, buscan el bien común por encima de cualquier bien particular (incluido aquí en incrementar su patrimonio personal).

Soy consciente de que a muchos esto puede sonarles a la más pura y angelical utopía. No olvidemos que muchas utopías pasadas fueron, con el tiempo, realidades presentes.

 

Si no hay ejemplaridad desde arriba, no hay implicación desde abajo.

Aspiramos a que "todos los políticos sean iguales" en           EJEMPLARIDAD


[1] EL REGRESO DE PEDRO SÁNCHEZ:

 EL VALOR DE LA PREDICCIÓN

https://neuroforma.blogspot.com/2016/12/el-regreso-de-pedro-sanchez-el-valor.html

[2] ¿INDIGNADOS O RESENTIDOS?: CAMBIO DE PREGUNTAS 3

https://neuroforma.blogspot.com/2017/05/cambio-de-preguntas-3-respuesta-es.html

 

[3] ¿INDIGNADOS O RESENTIDOS? (2)

https://neuroforma.blogspot.com/2017/06/cambio-depreguntas-4-cambiar-de.html

 [4] A PROPÓSITO DE BORRELL

https://neuroforma.blogspot.com/2019/01/a-proposito-de-borrel.html

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SOBRE LAS PENSIONES: 

-El pilar de la EQUIDAD

https://neuroforma.blogspot.com/2020/04/los-seis-pilares-de-la-moral-4-equidad.html

-ACOSO A LOS PENSIONISTAS

https://neuroforma.blogspot.com/2020/06/acoso-los-pensionistas.html

-LA PESADILLA DE LAS PENSIONES

https://neuroforma.blogspot.com/2018/03/la-pesadilla-de-las-pensiones-opiniones.html

-EL APOCALIPSIS DE LAS PENSIONES

https://neuroforma.blogspot.com/2019/04/mayores-6-el-apocalipsis-de-las.html

-MAYORES 5: MORIR SIN QUE NADIE EMPUJE

 https://neuroforma.blogspot.com/2018/10/mayores-5-morir-sin-que-nadie-empuje.html

-La RACIONALIDAD y la RAZONABILIDAD de los políticos

https://neuroforma.blogspot.com/2019/11/la-racionalidad-y-la-razonabilidad-de.html

-¿VOTO RACIONAL O VOTO EMOCIONAL?

https://neuroforma.blogspot.com/2019/05/voto-racional-o-voto-emocional-nuestro.htm




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