domingo, 31 de diciembre de 2023

CONTROL PERSONAL

 



CONTROL PERSONAL

 

<<De todas las cosas existentes, algunas están en nuestro poder. En nuestro poder están el pensamiento, el impulso, la voluntad de conseguir  y la voluntad de evitar y, en una palabra, todo lo que corresponde a lo que podemos hacer. Cosas que no están en nuestro poder incluyen el cuerpo, la propiedad, la reputación , el cargo  y, en una palabra, todo aquello que no corresponde a nuestro hacer. Las cosas en nuestro poder son por naturaleza libres, inexorables, sin impedimentos; las cosas que no están en nuestro poder son débiles, servibles, sujetas a estorbo, dependientes de otros<<

Manual de Epicteto

 

Dedica Manuel Vicent hoy su columna, como muchas más personas, a poner por escrito sus propósitos (los que trabajamos diríamos objetivos)  para encarar el año que está a punto de comenzar. Nos está hablando (en este caso escribiendo como es habitual en él) en lenguaje metafórico, de objetivos personales. Una cosa son los objetivos que teníamos que conseguir en la empresa en la que trabajamos y otra son los objetivos personales. Podemos resumir que para los personales sirven los mismos parámetros que para los de trabajo ( que sean medibles, evaluables, etc.) pero, a los primeros,  es necesario añadirle dos condiciones más: que sean ecológicos, evaluar el impacto que causarán en nuestro entorno, no vaya a ser que si los consigues no te reconozca ni tu pareja... y, en segundo lugar, que estén bajo nuestro poder personal, que los podemos conseguir por nosotros mismos.  Concentrarse en las cosas que están en nuestro poder y no perder el tiempo en aquello para lo cual no tenemos poder. Nos lo decía Epicteto así: "ejercítate en aquello que está en tu poder"

También en la vida hay circunstancias a las que nos oponemos y otras que aceptamos. Cuando una determinada circunstancia que no nos gusta y nos oponemos a ella y  no está   bajo nuestro control personal, nos genera un estado de ánimo pernicioso que nos complicará mucho la vida: el resentimiento. Sin embargo si esta misma situación la aceptamos nos genera un estado de ánimo que nos proporciona cierta paz. Lo que no podemos cambiar es mejor que lo aceptemos.

Cuando nos marcamos un propósito u objetivo que está bajo nuestro control personal y nos oponemos a la nueva situación  conseguida nos genera resignación. Por lo contrario si la nueva situación la aceptamos nos proporciona un estado de ánimo que sana ambición.

Si esto lo aplicamos a Manuel Vicent podemos intuir que es una persona vieja (no me gustan los eufemismos) y los viejos somos conscientes de que hay cada vez un mayor número de cosas que antes estaban en nuestra posibilidad cambiar pero que ahora ya no lo están: la finitud de nuestro cuerpo nos manda cada día mensajes elocuentes; nos hacemos plenamente conscientes de que nuestras acciones que podemos llevar a cabo, están restringidas por los límites de nuestra biología y nos recuerda  diariamente que lo que podemos conseguir disminuye, considerablemente, a medida que envejecemos.

Escuchando a muchas personas lamentarse, enseguida nos damos cuenta de que arrastran un dañino resentimiento que les amarga la vida a consecuencia de que no aceptan el pasado el cual es algo que no podemos modificar y que por lo tanto la postura más inteligente es aceptarlo. Caer en la vejez en la aversión, en el malhumor, pasar por la vida como un gruñón y saltar por cualquier cosa sin importancia, es una vida que no merece la pena ser vivida. Montaigne  se referia a esto como las "arrugas del alma" :"No hay almas, o son raras de ver, que al envejecer, no huelan a agrio y a humedad". 

Era más optimistaThomas Mann: "es natural para un hombre de cierta edad mirar atrás con sentido del humor".

 

 

¿En donde ubicarías los propósitos para 2024, de nuestro admirado Manuel Vicent?:

  -Cumplir con su obligación de no morirse.

-Ir tirando del carro con cierta dignidad.

-No malgastar ni un gramo de energía en cosas que no le gustaran.

-No resbalar en el cuarto de baño y darse con la nuca en el bidé.

- Mirar dónde pones el pie es el principio de toda sabiduría.

-Una buena digestión es un derecho constitucional y debe ir acompañada con el recuerdo de cosas agradables.




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 Propósito para 2024

Poco importa que España se rompa o no si al final la crispación política te rompe el diafragma

Un hombre mayor sentado en un banco de un parque de Madrid.OLMO CALVO

 

MANUEL VICENT

31 DIC 2023 - 05:00 CET

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Como cualquier persona corriente, también este viejo se había formulado algún propósito ante el año nuevo. Dada su avanzada edad, el primero consistía en cumplir con su obligación de no morirse, de modo que para ir tirando del carro con cierta dignidad había decidido no malgastar ni un gramo de energía en cosas que no le gustaran. Pondría, como siempre, la radio cada mañana al despertar para enterarse de lo único que quería saber. ¿Se había producido el fin del mundo? ¿Se había roto España? ¿Había alguna señal de inminente catástrofe en la ventana? Si pese a los malos presagios con que le atormentaban los agoreros, el sol había amanecido un día más con toda normalidad y, al parecer, no había forma de que el Apocalipsis llegara ni que España se rompiera, apartaría definitivamente de su mente este problema. A continuación, pondría una sonata de Bach mientras toda la casa comenzaba a oler a café. Pero sabía que existe un fin del mundo prêt-á- porter, a la medida de cada uno. Bastaba con resbalar en el cuarto de baño y darse con la nuca en el bidé para que a este ciudadano se le apagara el universo entero. Mirar dónde pones el pie es el principio de toda sabiduría. Por otra parte, poco importa que España se rompa o no si al final la crispación política te rompe el diafragma, te llena de acidez el estómago por verte obligado a asistir a ese espectáculo en que cada bando político se disputa como un trofeo la soga del ahorcado. Una buena digestión es un derecho constitucional y debe ir acompañada con el recuerdo de cosas agradables. Sería lógico que este viejo recordara los placeres que había dejado atrás, aquellos amigos, aquellos veranos, aquellos viajes. No fue así en este caso. Su único propósito para el año 2024 fue el de fijarse bien dónde pondría los pies, más que nada para no tener que pisar alguna de esas mierdas que caen del cielo. Con eso le bastaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 24 de diciembre de 2023

 


PERSISTIR EN EL ERROR, ES UN ERROR

(continuación)

 

“Como muy bien saben los buenos líderes (personas que logran resultados a través de otros) en cuestiones humanas lo efectivo suele ser  lo afectivo”.

En el artículo que escribimos el pasado domingo y que titulamos    PERSISTIR EN EL ERROR, ES UN ERROR, decíamos que no deberíamos permitir que los políticos nos instrumentalizaran, que combinando la  razón y la emoción podemos sostener que  la libertad no está  solo en  “poder tomarse unas cañas”. Está, sobre todo,  en  poder decidir lo que hago frente a lo que ocurre y lo que sentimos. El razonamiento  proporciona el conocimiento de lo que ocurre y el conocimiento  de lo que sentimos,  nos permitirá saber lo que queremos.

Algunos lectores me indicaron que el último párrafo no lo entendían bien, por eso incorporo hoy la siguiente herramienta para facilitar el entendimiento y al mismo tiempo facilitar que el que esté interesado en la cuestión la apliquen en su día a día: le proporcionará, a mi juicio,  ser más consciente de la vida que lleva y se blindará sobre la manipulación, sin la cual existiría “un mundo otro” en el sentido que le otorga la teología de la liberación.






También decía en ese mismo artículo que nos lo advertía Alain Finkielkraut en su libro: La humanidad perdida. Ensayo sobre el siglo XX,. Anagrama, Barcelona, 1998: “Una sociedad que sólo valora lo material, convierte al ser humano en instrumento, lo rebaja de nivel y lo hace mercancía”.

Si estás interesado en el tema puedes leer el artículo entero en el siguiente enlace:

PERSISTIR EN EL ERROR, ES UN ERROR

https://neuroforma.blogspot.com/2023/12/persistir-en-el-error-es-un-error.html

Nos movemos en un entorno psicoafectivo que creamos entre todos,  a través de nuestros estilos de sentir, (me gusta repetir que los sitios son lo que sentimos en ellos) de nuestra identidad emocional y de su manifestación en las interacciones que establecemos con los demás.  

Un entorno en el que interaccionamos unos con otros y en el que nos mandamos  constantemente mensajes emocionales,  positivos o negativos,  siendo el ratio entre ambos los que dan como producto final un balance emocional que determina que nos sintamos a gusto o no, con energía o desvalidos, alegres o tristes, en calma o agitados.

En las relaciones mandan las emociones y viceversa, de tal forma que podemos sostener que las relaciones multiplican lo bueno y lo malo que nos sucede. Cuando estas relaciones son positivas, sinérgicas, se multiplica el número y la intensidad de las cosas buenas que nos suceden. Cuando estas relaciones son negativas, destructivas, se multiplican en número y en intensidad las cosas malas que nos suceden.

Después de ver la importancia que tienen en nuestra vida las relaciones, respondiendo a las siguientes preguntas podemos ser más conscientes de nuestra capacidad para construir relaciones  o no, y también de valorar la importancia que tienen las emociones en la construcción de las relaciones y viceversa, la importancia que las relaciones tienen en cómo te sientas.  

 

¿Encuentras muchas dificultades al relacionarte con los demás?

¿Cómo reaccionas ante un conflicto interpersonal?
¿Hasta qué punto conoces lo que los demás piensan de ti?
¿Cómo respondes ante alguien enfadado u hostil?
¿Tienes la sensación de que te es difícil entender a los demás?
¿Estás seguro de que los demás te entiendan?
¿Eres sensible a los sentimientos de los demás?
¿Puedes anticipar que respuesta te dará tu compañero de trabajo si le pides que te eche una mano en una tarea urgente?

 

 


Las emociones son nuestro medio de actuación. Antonio Damasio demostró que no hay conexión directa entre la razón y la acción.  El área límbica (en ella se encuentra la Amígdala) , alojamiento de nuestro mundo emocional, tiene potentes líneas directas con la corteza cerebral, donde se asienta la lógica, la razón; más concretamente, con los lóbulos frontales que son los centros directivos y decisionales.

 Si la línea directa se interrumpe por efecto de un accidente o de una intervención quirúrgica necesaria ante un tumor, la persona sigue razonando perfectamente, pero, es incapaz de tomar decisiones, incluso las más simples. Steven Pinker, psicólogo experimental americano, cuenta el caso de un joven que se pasaba horas y más horas en la ducha dilucidando si se había aclarado lo suficiente o no.

En las relaciones mandan  las emociones. Es por ello que en cuestiones humanas, como muy bien saben los políticos, lo “efectivo suele ser lo afectivo”: no movilizan a nadie a través de la pura razón. Lo que convence no son las ideas por sí solas, sino las ideas que despiertan emociones.

Desde el punto de vista somático lo normal es que tengamos una temperatura de 36,5 grados. Desde el punto de vista emocional, lo normal es que las personas se encuentren a gusto, tranquilas, optimistas e ilusionadas. Si las emociones que sientes son otras,  distintas y negativas, es señal de que tienes un problema que resolver. Un problema que puede estar localizado dentro  o fuera de uno mismo, o incluso en los dos sitios a la vez. La fiebre cumple a nivel somático la misma función que las emociones negativas y desagradables a nivel emocional: no solo nos indican que tenemos un problema, sino que nos invitan a tomar medidas para volver a la temperatura normal: estar sereno y satisfecho.

 

Pensar mejor para sentirte bien. Esta es la gran receta para la gestión emocional relacional. Si pienso mal de todos y de todo iré  desprendiendo alrededor partículas tóxicas y contaminantes: mal humor, rencor, resentimiento, envidias, victimismo, quejas permanentes y un largo etcétera de basura emocional. Te convertirás en un títere de tus circunstancias.

Si piensas en positivo (optimismo funcional opuesto al que yo acabé llamando  'optimismo de pandereta') irás transmitiendo entusiasmo, confianza, seguridad, etc. Entonces crearás tus circunstancias. Habrás cambiado la frase, que seguro escuchaste muchas veces, de “yo soy yo y mis circunstancias” (pasividad) por la que originalmente nos dijo Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (pro actividad).


 

Terminamos el artículo del domingo pasado así:

Cosechamos lo que sembramos

(Funcionan aquí dos leyes: la de causa-efecto y la de la Reciprocidad)

La causa de errores repetidos y no enmendados, genera el efecto de no gobernar a nadie ni siquiera a uno mismo. 

 

 

 Un padre y su hijo pasean por un sendero de montaña. El niño tropieza, resbala y cae, se hiere en una rodilla y grita: “¡Aaaaayyyyyy!”

Con sorpresa escucha una voz que viene de algún lugar de la montaña:“¡Aaaaayyyyyy!”.

Curioso, grita de nuevo: “¿Quién eres?”. Y recibe como respuesta: “¿Quién eres?”.

El niño grita de nuevo: “¡Lo he preguntado yo primero¡”. La voz responde: “¡Lo he preguntado yo primero¡”.

Enfadado por la respuesta, el niño grita más fuerte: “¡Estúpido!”. Y recibe la respuesta: “¡Estúpido!”.

El niño mira a su padre y le pregunta: “Papá, ¿qué es lo que está pasando?”.

El padre sonríe y le dice: “Presta atención, hijo mío!”. Y el hombre comienza a gritar: “!Eres un campeón¡”. Y la voz responde: “!Eres un campeón¡”.

El niño vuelve a sorprenderse pero sigue sin comprender, el padre le explica: “La gente lo llama eco, pero en realidad esto es la vida, te devuelve cualquier cosa que dices o haces. Nuestra vida es un reflejo de nuestras acciones.

 Vamos a terminar hoy así:

Recibimos lo que emitimos

(Siguen funcionando aquí las dos leyes anteriores: la de causa-efecto y la de la Reciprocidad)

 

La vida es como un eco, si no te gusta lo que recibes presta atención a lo que emites.

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COLUMNA

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Dios, de nuevo

Durante el banquete todos juntos cantaban y reían, se hacían promesas de amor y de paz. Terminada la fiesta la gente continuó matándose como si se tratara de un oficio ordinario

 

MANUEL VICENT

24 DIC 2023 - 05:00 CET

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Nació en una gruta muy oscura una Nochebuena como esta. Las semillas, los insectos y algunos reptiles, antes que los pastores, supieron que había nacido dios y a su manera celebraron un prodigio semejante. Gracias a la energía que brotaba de esa gruta las semillas germinaron bajo tierra, los insectos iniciaron su bullicio entre las gemas de las flores, los lagartos hibernados movieron la cola. Toda la naturaleza se desperezó como un gato después del sueño. Los humanos tardaron en darse cuenta de que era el dios de cada día el que había nacido en esa cueva y al final terminaron por convertir ese milagro en una fiesta. Para conmemorar su nacimiento por todo el Imperio Romano la gente se hacía regalos, los amos sentaban a sus esclavos esa noche a la mesa y con sus propias manos les servían exquisitos manjares y licores. Durante el banquete todos juntos cantaban y reían, se hacían promesas de amor y de paz, aunque al abrazarse notaban que las dagas seguían bajo las faltriqueras. Terminada la fiesta los amos y los esclavos volvieron cada cual a su lugar, unos abajo y otros arriba, y la gente continuó matándose como si se tratara de un oficio ordinario. El niño nacido en la gruta creció un poco más cada día hasta que la savia de los árboles llegó a la última punta de todas las ramas y los trigales comenzaron a ondularse con la brisa de primavera. Pero ese dios estaba destinado a morir, un rito que sucedería cuando al terminar la siega el calor del verano hiciera estallar las sandías que había en la mesa. Su muerte sería muy lenta hasta convertirse en otra hoja amarilla que en otoño pisas con los zapatos. Morir para resucitar, esa es la promesa que nos ofrece la luz del solsticio de invierno, el nuevo dios que vuelve a nacer esta Nochebuena. Morir moriremos todos, pero resucitar es cosa de cada uno según a cada uno le parezca. Salud.

 

 

 


domingo, 17 de diciembre de 2023

PERSISTIR EN EL ERROR, ES UN ERROR

 

PERSISTIR EN EL ERROR, ES UN ERROR
 

“Si sigues haciendo lo que estás haciendo seguirás consiguiendo lo que estás consiguiendo”

 

Cometer errores es inherente a todos los humanos. Es, además, una fuente de aprendizaje si reflexionamos sobre el mismo y rectificamos los comportamientos oportunos para que no se vuelvan a repetir y, la próxima vez,   logremos con eses comportamientos rectificados mejores resultados que los que hemos obtenido hasta entonces. En toda conducta participa una emoción por lo que es una buena y eficaz estrategia:

Actuar sobre los sentimientos para cambiar los comportamientos. 

Repetir reiteradamente el mismo error, es una evidencia ( certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar) palpable de que estamos perdidos por lo que se hacen  urgentes  dos cosas: saber el camino correcto que nos conduzca a dónde queremos ir  y, a continuación, seguir ese camino:

Son muchas las personas que saben lo que tienen que hacer, 

pero, muchos de ellos no hacen lo que saben. 

 

En el  caso del que hoy nos ocupamos, de las personas, en general, y  de los políticos en particular, y dado que los políticos son humanos entre los cuales existe una gran diversidad,  de algunos políticos en particular: no es cierto el estribillo de que “todos los políticos son iguales”. Nos ocupamos hoy de algunos, para no caer en el sesgo de la generalización, y sobre todo de algunos políticos en particular  en los cuales  el problema no se encuentra tanto en las circunstancias que se le dan en el día a día como en la causa que los lleva al efecto de que generan muchos problemas los cuales persisten insistentemente.

 

En otro artículo anterior sostenía que no me gustaba la clásica clasificación de izquierda-derecha dadas las connotaciones que arrastraba; que prefería la de progresistas y conservadores (progresivas y regresivas, nos dice en la columna de hoy Manuel Vicent)

 La política en nuestro país anda mal. La derecha de España (ya ni siquiera hablamos  de la  ultraderecha, que la derecha tiene como socio necesario para poder gobernar algún lejano día, (dado que  los votos de los ciudadanos no le dan para hacerlo por separado) se encuentran en una clara desorientación vital cuyo resultado final se traduce en una crisis existencial ("momento en el que nuestra existencia sufre un período de no comprensión y de cambio profundo") 

Se relacionada con las personas consideradas individualmente, nuestro lugar en el mundo, la calidad de nuestra existencia, y los significados colectivos que explican quiénes somos y cuáles son nuestras creencias sobre el mundo y nuestra visión personal sobre la vida. La política, en general, y la vida de muchos  ciudadanos, en concreto, se percibe llena de dificultades.  

La política en España  se siente y se encuentra mal, ha caído, entre otros muchos síntomas,  en la perniciosa enfermedad de la polarización afectiva: grado o intensidad de la antipatía que un votante siente  hacia el resto de los partidos.  Ha caído en un peligroso "jet lag social", que nada tiene que ver con sus múltiples viajes a una zona horaria diferente. Ha perdido su norte  y parece ignorar que lo que se deja de controlar se descontrola y, a la vez,  descontrola a las personas que tenían la obligación de encauzar la situación: el rol del gobierno es gobernar logrando mejorar la vida de la mayor parte de ciudadanos, muy especialmente de los más necesitados. El papel de la oposición no se limita a generar la mayor bulla posible. Han olvidado, o quizás nunca lo han sabido,  que la calidad que los humanos aportamos a la sociedad consiste en añadir valor a cualquier cosa que hagamos. Hoy por hoy,  (esperemos que mañana sea diferente) los conservadores  españoles lo único que nos aportan a los ciudadanos es ruido, mucho ruido (al cual me gusta definir como “sonido molesto”), estridente, algarabía, griterío, vocerío, barullo...Ya nos decía Schopenhauer que 

 “La cantidad de ruido que alguien puede soportar es inversamente proporcional a su capacidad mental”.

Si quieres saber más, te invito a leer:

CUESTIONAR SIN ARGUMENTAR


 

Cada vez que cualquiera de sus dirigentes salen en los medios de comunicación actúan como un pirómanos echando leña al fuego, más concretamente, parecen tener grabado en su cerebro el camino que les llevará al éxito sin darse cuenta de que cada día les aleja más del mismo cometiendo error tras error sin ponerle remedio a los mismos. No nos vamos a parar en sus múltiples declaraciones en los medios de comunicación y las redes sociales. No vamos a mencionar todos los palos que ponen cotidianamente en las ruedas del gobierno para que este no funcione y se vaya al garete. No diremos nada sobre su actitud que no contribuye para nada en  compensar las carencias de aptitud de muchos de sus líderes conservadores.  Resumiendo, podemos sintetizar su estrategia gravada en sus cerebros así: 

 Nuestro rol consiste en  hacer el papel de encendedores de amígdalas.

 

Cuando le escuchan sus seguidores generan en ellos por la vía indirecta euforia. Cuando le escuchan sus contrarios que son, numéricamente más, le generan por vía directa (lo explicamos a continuación de la siguiente imagen) un pernicioso malestar que les aleja de sus proclamas hiperbólicas, por lo que dicen (ni un solo argumento y sí muchas mentiras, falacias y un largo etcétera de vocablos equivalentes) y por cómo lo dicen (con un exceso de agresividad que expresa y visibiliza muy fehacientemente su rostro.

 

Generamos emociones por dos vías:

Una vía directa: Tálamo – Amígdala.

    Una  vía indirecta: Tálamo – Corteza cerebral – Amígdala.

     La vía directa es rápida, primitiva, inconsciente pero muy útil para adaptarse a situaciones peligrosas inmediatas. La vía indirecta es lenta, elaborada, más precisa, consciente, y permite una adaptación más fina y menos errónea. Esta vía indirecta produce sentimientos que es la parte consciente de las emociones, y a través de la evaluación o interpretación  que damos a la situación genera sentimientos distintos.

      Las emociones funcionan en relación con los pensamientos y las distintas situaciones. Estas situaciones que provocan emociones pueden ser de dos tipos:Situaciones que provocan emociones súbitas como la sorpresa, inconscientes. Reacción             emocional y corporal súbita ante un estímulo no esperado. Situaciones que producen               emociones elaboradas en las que interviene nuestra interpretación    cognitiva. Reacción o inhibición provocada tras analizar un hecho u objeto.Tanto una como la otra pueden ser aprendidas a través de un proceso de condicionamiento. Cuando las emociones son aprendidas, fruto del aprendizaje, se trata de una reacción emocional positiva o negativa ante un estímulo en función de las experiencias previas que hemos tenido con dicho estímulo. Por lo tanto es preciso un nuevo reaprendizaje para cambiarlas. La “desensibilización sistemática” es una técnica directa utilizada por los psicólogos basada en el reaprendizaje para cambiar las reacciones a un estímulo concreto. La “reestructuración cognitiva” es otra vía más analítica basada en el razonamiento para llegar a una nueva interpretación de situación

   Da la impresión de que los conservadores consideran a  sus oyentes,  con escasa o nula capacidad mental. Tal vez son conocedores de que nuestra amígdala genera, entre otras muchas emociones,  miedo el cual, cuando adquiere determinada intensidad,  programa dos posibles respuestas: huir o luchar. 

Es por  lo que antes despiertan a   sus seguidores con un cóctel emocional apropiado  y señalan a un personaje hacia el que deben canalizar sus negativas emociones, muy especialmente  

al Legítimo Presidente del Gobierno, 

Pedro Sánchez, hasta llegar al tabernario insulto.


Richard S. Lazarus y Bernice N. Lazarus sostienen en su libro titulado ‘Pasión y Razón’, editado por Paidós, que las emociones existenciales son la Ansiedad-Miedo, la Culpa y la Vergüenza. La Ansiedad-Miedo se centra en nuestra seguridad personal, nuestra identidad como individuos, así como con temas de vida y muerte. La culpa y la vergüenza tienen en común que las dos se centran en la percepción de un fracaso personal. De forma más concreta, la culpa se refiere a las infracciones morales y la vergüenza se centra en nuestro fracaso en vivir según nuestros propios ideales y los de los demás.

  Los conservadores de España no solamente creen que los humanos normales (normalidad estadística) tenemos nula o escasa capacidad mental por eso utilizan la estrategia de generar en sus escuchantes no argumentos racionales  expresados razonablemente, sino, activando emociones y sentimientos, cuanto más negativos mejor. No nos considera personas pensantes y proactivas que nos auto gestionamos en función de nuestros valores e intereses, y que  no somos meros instrumentos a los que se puede utilizar para salirse, ‘ellos’, con la suya no vaya a ser que ‘nosotros’ nos salgamos con la nuestra.

No permitamos que los políticos, en general, nos instrumentalicen:

Combinando la  razón y la emoción podemos sostener que  la libertad no está  solo en  “poder tomarse unas cañas”. Está, sobre todo,  en  poder decidir lo que hago frente a lo que ocurre y lo que sentimos. 

El razonamiento  proporciona el conocimiento de lo que ocurre y el conocimiento  de lo que sentimos nos permitirá saber lo que queremos.  

Nos lo advertía Alain Finkielkraut en su libro: La humanidad perdida. Ensayo sobre el siglo XX,. Anagrama, Barcelona, 1998: 

“Una sociedad que sólo valora lo material, convierte al ser humano en instrumento, lo rebaja de nivel y lo hace mercancía”. 

 

Cosechamos lo que sembramos

(Funcionan aquí dos leyes: la de causa-efecto

 y la de la Reciprocidad: el que antes recibió se siente obligado a dar)

La causa de errores repetidos y no enmendados, genera el efecto de no gobernar a nadie ni siquiera a uno mismo. 

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COLUMNA

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La ideología en el espejo

Las mutaciones pueden ser progresivas y regresivas, pero al final las formas de pensar siempre se acomodan al cuerpo

 

MANUEL VICENT

29 SEPT 2024 - 05:00 CEST

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Un viejo amigo me citó en un bar para darme personalmente la noticia del gran cambio que se había producido en su vida. Cuando llegué estaba sentado en el taburete de la barra y al principio no noté nada especial. Por fuera parecía el de siempre y bebía como siempre. Se le veía feliz, pero no ebrio. Sin que en la noticia influyera para nada el alcohol me dijo que me había llamado para notificarme oficialmente que había cambiado de ideología: ya no era de izquierdas, se acababa de pasar a la derecha y quería que yo lo supiera. La ideología de izquierda le parecía periclitada, pura farfolla de la que se avergonzaba; se le veía poseído de esa rara euforia del converso que arremete contra su pasado y por otra parte cree que el mundo está lleno de idiotas. Al principio pensé que era uno más quien con la edad había seguido la deriva natural de hacerse conservador porque sus chips ya saturados rechazaban las formas con que las nuevas generaciones viven esta locura acelerada que ha tomado la historia. Ese tránsito se realiza sin que uno se dé cuenta a través de un creciente cabreo al verse viejo y postergado. Pero últimamente, estos vuelcos se producen de forma repentina, como una revelación que te vuelve el cerebro del revés solo por el hecho de respirar la descarga de polen de derechas que inunda la atmósfera de todo el planeta. Es lo más parecido a una mutación transgénica. Mutar consiste en cambiar el material genético de una célula. Es una operación que se produce en los laboratorios para alterar la naturaleza de los alimentos. También se da en las ideologías. Las mutaciones pueden ser progresivas y regresivas, pero al final las formas de pensar siempre se acomodan al cuerpo. No se piensa lo mismo en un bar con una copa en la mano que desnudo en el cuarto de baño. A mi amigo le sucedió que al mirarse desnudo en el espejo supo lo que había pasado. Su genoma había sido alterado. Ahora su pensamiento se correspondía con la ruina del cuerpo que le devolvía el espejo.

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MANUEL VICENT

17 DIC 2023 - 05:00 CET

Los ejércitos bombardean; los terroristas ponen bombas. Unos lanzan centenares de misiles con una precisión matemática; los otros pueden producir una carnicería si se inmolan con una faja de dinamita o colocan una carga de explosivos bajo un coche, o asaltan con una metralleta una discoteca o un mercado; también pueden degollar con una daga; luego se esconden como alimañas, mientras los ejércitos al final de su matanza desfilan y reciben medallas. Pero la alta tecnología ya permite a los terroristas el sueño de obtener también armas de destrucción masiva, algo que está a punto de suceder, como ha demostrado el abominable crimen de los terroristas de Hamás, no solo condenable por su execrable maldad sino también por su estupidez, puesto que era previsible la venganza que iba a desencadenar. Solo que parecía difícil imaginar que esa sed de venganza de los israelíes sobre el pueblo palestino de Gaza fuera tan insaciable, hasta el punto que está alcanzando un carácter bíblico como en los peores tiempos del Yahvé más sanguinario. Su ejército lanza los misiles con tal saña sobre gente inocente, entre los que se encuentran miles de niños, que da la idea de que los quisiera exterminar. Ignoro si a esta masacre sin freno se le llama genocidio, guerra de exterminio o crimen de guerra, pero es evidente que ese espectáculo atroz solo por el hecho de contemplarlo en los telediarios rodeado de anuncios navideños causa una profunda degradación en el alma del espectador. Queda por ver el precio emocional que nuestro inconsciente va a pagar a la hora de metabolizar las imágenes en directo de niños destrozados mientras suenan dulces canciones de navidad; hospitales con los enfermos saltando por los aires entre turrones, perfumes, calles iluminadas, familias felices que esperan al hijo que vuelve a casa chapoteando sobre el charco de sangre que invade el salón del dulce hogar.