EL MITO DE LA “CABEZA FRÍA”
“Quienes son híper-racionales e intentan razonar sus
decisiones sin ningún componente emocional son, de hecho, incapaces de alcanzar
decisiones correctas”.
Antonio Damasio
El neurólogo e investigador Antonio R.
Damasio sostiene, en su libro titulado “El error de Descartes”, una serie de
argumentos, para demostrar que dicho
error, de Descartes, consistió en
establecer una separación radical entre cuerpo y mente, entre razón y emoción.
Damasio deshace la dicotomía establecida
entre razón y emoción y sostiene que la racionalidad proviene de las emociones
y estas últimas de las sensaciones corporales (“la huella semántica”)
Un ex colaborador, Antoine Bechara, nos dice que “cualquier decisión que carezca
del elemento emocional, podría implicar consecuencias negativas”. [1]
El neurólogo e investigador Antonio R.
Damasio sostiene, en su libro titulado “El error de Descartes”, una serie de
argumentos, para demostrar que dicho
error, de Descartes, consistió en
establecer una separación radical entre cuerpo y mente, entre razón y emoción.
Damasio deshace la dicotomía establecida
entre razón y emoción y sostiene que la racionalidad proviene de las emociones
y estas últimas de las sensaciones corporales (“la huella semántica”)
Un ex colaborador, Antoine Bechara, nos dice que “cualquier decisión que carezca
del elemento emocional, podría implicar consecuencias negativas”. [1]
Las emociones
Nos dice Damasio [2] lo
siguiente:
“Lo
que descubrimos, primero con la observación de pacientes y luego con una
variedad de estudios, es que las emociones no son necesariamente las enemigas
de la razón. Solíamos oír que si alguien utilizaba sus emociones para tomar
decisiones y no tenía la cabeza fría y una actitud puramente racional, no
estaba realizando su trabajo de forma adecuada. Lo que hoy sabemos es que
quienes son híper-racionales e intentan razonar sus decisiones sin ningún
componente emocional son, de hecho, incapaces de alcanzar decisiones correctas”.
“Las emociones son elementos que afectan
e influyen en el proceso de aprendizaje; consecuentemente, influyen en el
proceso de toma de decisiones. De hecho, somos esencialmente “creadores de
soluciones” para nuestra vida. Algunas veces somos creadores no-conscientes y
otras veces sí pensamos (de una forma semi-automática o plenamente
conscientes). En cualquier caso, a la hora de aportar las soluciones,
necesitamos de ese elemento que es parte de todo el proceso y que tiene que ver
con la emoción y el sentimiento”.
La racionalidad limitada de los humanos
Un alto porcentaje del comportamiento
adulto no es racional[2]. Al igual que cualquier otro mamífero, también nosotros
pasamos el filtro de la selección natural en el cual las emociones fueron
básicas. Sin la emoción miedo, ira, etc. no hubiéramos llegado hasta aquí.
Han pasado tres mil millones de años
desde que hay vida, pero los instintos de la sabana y las emociones de los mamíferos están en
nosotros, en el Homo sapiens actual.
El
psicólogo y Premio Nobel Daniel Kahneman, en su libro "Pensar
rápido, pensar despacio", nos explica
los dos sistemas de funcionamiento de los humanos, el lento, analítico y
racional, y el rápido, o instintivo e irracional.
En nuestro cotidiano día a día
funcionamos en el sistema rápido, con comportamientos irracionales, instintivos
y automáticos. Desde este sistema tomamos la mayoría de nuestras decisiones y,
una vez tomadas, las racionalizamos, es decir, le damos una presentación y
adorno de lógica. [3]
Bibliografía y fuentes:
[2] Antonio Damasio: el origen de los
sentimientos
[3]Decálogo de AUTOGESTIÓN