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martes, 9 de abril de 2019

TIEMPO DE ELECCIONES: EL VALOR DE LA PALABRA DE LOS POLÍTICOS, EN GENERAL.



 EL VALOR DE LA PALABRA DE LOS POLÍTICOS, EN GENERAL.


Nos decía Baltasar Gracián que “La verdad generalmente se ve, rara vez se escucha”


Nos hemos acostumbrado a que los políticos, en general, nos den gato por liebre. Hemos tolerado, e incluso justificado, que los políticos, en general, representen un “papel” que luego, a la larga (algunos a la corta), no son capaces de mantener.

La “berrea” a la que nos someten en estos momentos los políticos tratando cada uno de parecer más alto, guapo y elevado ante sus seguidores y demostrar que están por encima de la mediocridad reinante, habría que catalogarla como “acoso poblacional”.

Alguien tendría que decirles a los políticos, en general, que la variable visibilidad (hacerse ver) si no va acompañada de la variable aportación de valor (dar trigo), el resultado es convertirse en un “vendedor de humo” al que termina viéndosele el plumero.

¿Qué Aportaciones de Valor piensan hacer?

Los políticos deben estar convencidos de que los ciudadanos no han desarrollado la independencia intelectual y emocional que les permita poner en cuestión sus relatos y verificarlos.
Cuando digo “los políticos, en general”, doy por supuesto que no “todos son iguales” y que, como en todas las profesiones, hay una amplia gama de perfiles.

Parece elemental que deberíamos exigirles a nuestros políticos, primero, que crean en lo que dicen; segundo, que actúen en consecuencia.
¿Es tal vez exigirles demasiado?

Claro que posiblemente, antes de exigirles a los políticos que no utilicen la máscara, que no fabriquen un falso yo para actuar, tal vez tendríamos que empezar por nosotros mismos y auto exigirnos, cada uno así mismo, que bajo ningún concepto nos dejaremos engañar.
¿Es tal vez exigirnos demasiado?

Dentro de poco vamos a votar.

¿Cuántos lo harán en base a las ideas que nos expondrán los políticos en sus discursos?

¿Podremos analizar lo que digan en base a tratar de descubrir sus ideas principales, y las ideas secundarias que las apoyan?

¿Podremos, antes de votar, utilizar los dos grandes recursos (conocimientos e inteligencia) que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas?


¿Podrán, por ejemplo, los pensionistas utilizar el razonamiento deductivo, que les permita saber si a partir de las premisas que exponen los políticos pueden inferir la conclusión válida o inválida de que las pensiones serán revalorizas en función del IPC?

Sí, del IPC a secas, sin más añadidos y sin caer en subterfugios tales como el Índice de Revalorización, otros índices de complicadas y sofisticadas fórmulas o en el engañoso y falso IPC "real”.


¿Podrán, por ejemplo, los trabajadores utilizar el razonamiento inductivo, para ver si las conclusiones a las que llegan los políticos sobre lo que van a hacer acerca de la reforma laboral presentan un alto grado de probabilidad de que las cumplan?


Me temo que no. Pretender esto de nuestros políticos actuales es una gran utopía.

¿Cómo minimizar los riesgos a los que nos abocan esta forma de actuar de los políticos?

Pensando en lo siguiente:

1. Todos tomamos decisiones, todos los días.

2. Las decisiones que tomamos marcan nuestra vida.

¿Qué método sigues tú para tomar decisiones?




En este caso concreto del voto, lo más práctico es utilizar la CABEZA-RAZÓN en mayor medida que el CORAZÓN-EMOCIÓN. Ser más ANALÍTICOS y menos EMOCIONALES.

Te invito a leer:
https://neuroforma.blogspot.com/…/decalogo-de-autogestion-t…

Dado que la “berrea” de los políticos deducimos que el valor de su palabra es cero, vendría bien aplicar la siguiente máxima: 

“¡La confianza es buena; el control mejor!"





¿Qué pelea cada partido sobre las pensiones a tres semanas del 28-A?
·        Revalorización, sostenibilidad y fiscalidad, las claves del debate





sábado, 15 de octubre de 2016

EL PSOE Y LA CONGRUENCIA EN EL DECIR







El PSOE y la CONGRUENCIA en el DECIR



No hablamos sólo con la boca. El cuerpo también habla, y lo hace con sus gestos, posturas, expresiones, etc., diciendo más que las palabras que emitimos. El lenguaje no verbal “habla más alto” y  da más información que el lenguaje verbal.
Nos impacta, positivamente,  nuestro interlocutor cuando apreciamos que tanto lo que dice (lenguaje verbal)  como el cómo lo dice (lenguaje no verbal) van en sintonía, es decir, expresan lo mismo. Nos impacta, negativamente,  nuestro interlocutor cuando apreciamos que no hay congruencia entre lenguaje verbal y no verbal.

Cuando es así, pasamos de las palabras y nos quedamos con lo que expresa de forma no verbal. Lo que "dice" el cuerpo es más sincero que lo que dicen las palabras. 


Y lo hacemos porque los humanos podemos elegir las palabras que queremos o no queremos decir, podemos manipular al otro con ellas,  pero, no podemos controlar,  de igual forma,  muchos de los gestos y expresiones que el cuerpo emite, no podemos manipular al otro con el lenguaje no verbal. Cuando apreciamos en alguien un gesto no natural, ensayado, lo detectamos enseguida. Todos diferenciamos claramente una sonrisa auténtica,  de una sonrisa artificial de azafata de TV5. Dicho de otra forma, somos más sinceros con lo que expresamos no verbalmente que con lo que decimos verbalmente. Perdonamos en nuestro interlocutor cualquier fallo por falta de preparación o competencia, pero, no perdonamos nada de aquello que nos suene a artificialidad.

Grabar a muchos de los portavoces del PSOE que salen estos días  por la TV, constituye todo un fondo de  fuentes de documentación  y  recursos,  para los que nos dedicamos a dar cursos y conferencias sobre comunicación, y ponerlos como ejemplo de la influencia del lenguaje no verbal.

Cuando antes salían diciendo “No es No”, y ahora tienen que salir diciendo “No es Sí” (no lo dicen de forma tan explícita pero,  en todo lo que dicen y, sobre todo, lo que callan,  implícitamente nos lo están diciendo), es muy difícil mantener la congruencia en el decir, por mucho que se haya ensayado y practicado. Al final su cuerpo les delata.

Con lo fácil que resulta dar libertad de voto a los diputados para que cada cual votase según su propia conciencia. Ya no sólo eso: permitir a nuestros representantes que ejerzan la democracia (¡menuda ironía!) en su esencia: un voto libre, secreto. 

¡Cuántos sapos hay que tragarse diariamente para mantenerse a flote y no caer en desgracia en un partido político! 

¿Qué compensaciones puede tener la política aún a costa de tener que  tragarse tanto  batracio? 

El dilema que creó el PSOE con sus formas de actuar, en estos momentos está adquiriendo la categoría máxima de los dilemas: se está convirtiendo en un dilema hamletiano: ser o no ser. Hay que recordarle a la déspota y autoritaria Gestora,  influida por barones y baronesas que: 

 “Las razones de la exigencia moral no apelan, pues, a la supervivencia del grupo, ni siquiera a la de la especie, sino al valor interno de los seres que no tienen precio sino dignidad” [1]

¿Cómo se puede obligar a alguien  a votar en contra de sus convicciones robándole, ya no su libertad y dignidad, sino su misma  alma? 

Alguno lo trata de intelectualizar y justificar recurriendo a Max Weber  y manipulando y enfrentando los conceptos de Ética de la responsabilidad y Ética de la convicción.

(...) "Una acción libre no es simplemente una acción impredicible porque ignoramos las causas por las que va a producirse, que puede ser el azar o la casualidad. Una acción libre es la que se produce por las razones que el sujeto tiene para actuar"[2]


El “circo” que nos está ofreciendo la política española ( políticos, medios de comunicación, debates preparados con una  intención previa, sabuesos de la anécdota con la intención de distraer y desviar la atención de lo que realmente importa,” mercenarios de la confusión” que hacen que muchos se queden mirando el dedo cuando alguien señala la luna), todo ello  lo podemos encuadrar dentro de la  tragedia griega, no me refiero a la Grecia actual, sino al  género teatral originario de la Antigua Grecia.  Reaparece Dioniso, dios de la vendimia, del vino, de la embriaguez, del éxtasis. Pero, también, el Dios de todas  las contradicciones que existen en el mundo. Se impone la verdad de Sileno. 

Claro que para sacarle dramatismo a la cosa, ¡qué sí lo tiene!, podemos recurrir a Nietzsche el cual nos recomienda no tomar partido: “Al contrario, una dosis de curiosidad, como la que despierta una planta extraña, junto a una resistencia irónica, me parecería una posición incomparablemente más inteligente”



BIBLIOGRAFÍA:

 [1]CORTINA, Adela, Neuroética y neuropolítica: sugerencias para la educación moral. Madrid, Tecnos, 2011, p.235.
[2]Ibid., p.181.