Protección mental
“Parece que a mi
alrededor las cosas son como deben ser, como eran antes; están donde siempre
deben estar, como estaban antes, solo que ahí fuera parece que ahora el mundo
se está rompiendo en pedazos y hay que defenderse.” Manuel Vicent
¿Qué sueles sentir?
En un día típico y representativo de tu
vida, ¿Qué sientes con más frecuencia: miedo, desilusión, preocupaciones,
temores, …? ¿ O más bien sientes optimismo, ilusión, entusiasmo, esperanza,
..?
Una forma de sentir te lleva al fracaso y a la frustración, mientras que la
otra te lleva al logro y a los resultados.
¿Qué hace que sientas lo que sientes?
Sea lo que sea lo que sientes, ello no es debido a la
realidad que te toca vivir, sino a lo que piensas, a las ideas que tienes en tu
mente acerca de esa realidad. Es por esta razón, que dos realidades objetivas,
vividas por dos personas diferentes, lleva a una a sentir sobre todo emociones
positivas, agradables, mientras que la otra siente emociones negativas,
desagradables.
Lo que marca la diferencia no es la realidad, sino tu
pensamiento. Deshazte de estos pensamientos, cámbialos por otros y cambiará tu
realidad.
¿Cómo piensas lo que piensas?
La base de tus pensamientos está en lo que
crees. Tus creencias son las responsables de tus pensamientos. Investiga tus
creencias y llegarás a la raíz de tus pensamientos. Son ellas las que dan una
estructura a nuestra mente, creando un “estilo de pensar”, unos hábitos o
programas mentales orientados a la negatividad o a la positividad.
También son los “cimientos” de los
valores. A partir de lo que creemos, creamos nuestros valores. Los valores son
las priorizaciones que tú haces acerca del valor que tienen para ti las cosas.
Influyen en tus pensamientos, sentimientos y acciones.
Creencias y valores influyen en lo que
experimentamos y en como lo experimentamos. Por eso, cuando nuestras metas y
objetivos se ajustan a nuestras creencias y valores, nace en nosotros una
fuerza imparable: auto motivación. Por eso, también, cuando nuestras metas y
objetivos no sintonizan con nuestras creencias y valores nos auto boicoteamos y
auto limitamos. (Ver apartado de “auto limitaciones: vive según tus
sueños, no según tus miedos”)
“En propia defensa usaré
este verano la sombra de la parra, el olivo, el limonero, el croar de unas
ranas de noche en una charca cercana y los ojos de inmensa bondad con que me
miraba la perra mientras deshacía la maleta.”Manuel Vicent
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En defensa propia
He llegado al mar cargando con la suciedad que he
acumulado en la mente a lo largo del año
Está el ciprés, están las palmeras,
están las adelfas, la mesa de ping-pong, la hamaca bajo el algarrobo, la sombra
de la parra, el olor a hierba segada, la buganvilla, el olivo, el limonero, los
cuatro naranjos del huerto de atrás y el horizonte del mar que se ve desde los
sillones blancos de la terraza. Esta es la barricada que he levantado en
defensa propia este verano. En este momento sale por la bocana del puerto el
barco que va a Formentera. Todo parece natural, sencillo, alegre y austero. La
lagartija asoma la cabeza por una grieta, pasa un bando de torcaces, se oye la
llamada insistente de la tórtola, las salamandras cazan mosquitos en la pared
con una táctica que para sí hubiera querido el famoso estratega chino Sun Tzu. Parece que a mi alrededor
las cosas son como deben ser, como eran antes; están donde siempre deben estar,
como estaban antes, solo que ahí fuera parece que ahora el mundo se está
rompiendo en pedazos y hay que defenderse. He llegado al mar cargando con la
suciedad que he acumulado en la mente a lo largo del año. He traído en el
equipaje con toda su miseria la guerra de Ucrania, el genocidio de Gaza, el
aire envenenado de la política que amenaza con descalabrar las instituciones
del Estado. Más allá de las palmeras está el decrépito emperador Joe Biden
que da la mano a sus fantasmas cerebrales frente a un búfalo
desmesurado de color calabaza, Donald Trump, el nuevo Heliogábalo que amenaza
con derribar todas las empalizadas de Occidente; está la extrema derecha a
punto de convertir sus ladridos en decretos; están las mujeres asesinadas por
ser libres, los náufragos que se cobra el mediterráneo cuyo
horizonte lleno de veleros contemplo sentado en la terraza con los pies en la
barandilla. En propia defensa usaré este verano la sombra de la parra, el
olivo, el limonero, el croar de unas ranas de noche en una charca cercana y los
ojos de inmensa bondad con que me miraba la perra mientras deshacía la maleta.
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