SENTIRSE CAPAZ
“Los cartujos no hablan. Su regla es el silencio. Solo cuando se cruzan por el claustro encapuchados hasta las cejas, con las manos metidas en la manga contraria del hábito se les está permitido saludarse con estas palabras mirándose de soslayo. Uno dice: “Hermano, morir tenemos”. Otro contesta:“Ya lo sabemos".
ManuelVicent, “Luz de vela”
Si este diálogo se estableciera en
estos tiempos actuales como costumbre en el
colectivo de las personas mayores, que han pasado de ser respetadas a ser un
estorbo, además de un coste insostenible de sus pensiones, según
sostienen los predicadores apocalípticos que abundan en la
actualidad, surgiría una tercera persona que daría fin al escueto diálogo añadiendo:
¡Pero sin que
nadie empuje!
El constructo cultural y social que las personas de nuestra época se han formado sobre la vejez, considerándola como decadencia, decrepitud y humanos instrumentalizados e inservibles, es la forma más sibilina de condicionar e impedir, a las personas que llegan a ella, el disfrutar de una vejez activa y gratificante.
Los epítetos que se le aplican a los
viejos son potentes fuerzas que derriban la autoestima de cualquier
persona humana.
La
percepción social de los viejos como seres debilitados cognitivamente es otro
atentado a su autoestima, la cual opera
directamente sobre un potente término de la Psicología – “Indefensión
aprendida”- y a su vez sobre otro dramático término de la
sociología -“Anticipación social de la muerte”-. Hacerse una idea
falsa de la vejez, compuesta a través de prejuicios y estereotipos, es
una agresión a la identidad social de los viejos. No todos los viejos son
vulnerables, dependientes e inválidos . Ejemplo paradigmático de ello es el de
Manuel Vicent, que a sus 86 años nos sigue regalando, todos los domingos, esta sublime columna que copio y pego, como
todos los domingos (excepto los del mes de agosto, en el que Vicent disfruta de
sus merecidas vacaciones) más abajo.
Los prejuicios y estereotipos conducen a que
muchos que aún no llegaron a la vejez ya empiecen a tenerle miedo a esta:
La gerontofobia está más extendida de lo que
creemos y es una forma eficaz de empujar.
"Murieron porque se les denegó el derecho a la
vida y a la salud. Se les discriminó por edad y por dónde vivían. Se consideró
que si eran mayores, eran prescindibles. Insisto: no es posible llamarnos un
Estado de Derecho sin que se haga justicia. Si no, estamos condenados a
repetirlo. En la próxima pandemia volverá a pasar. Dejar morir a gente mayor
sale gratis."[2]
Hay en el ecosistema social actual, muchas formas de
“empujar”: una de las más efectivas, la conceptualiza la sociología
llamándole:
“Anticipación
social de la muerte”.
Vamos, para entender el concepto, recurrir
a la imaginación que utiliza Vicent para maravillarse con su libélula y desde ella diseñar el siguiente
experimento mental:
1. Seleccionamos 80
ancianos, de la misma edad y con igual grado de salud física y mental.
2. Los dividimos en dos grupos
y los ingresamos, cada uno de los grupos, en dos residencias distintas.
3. Ambas residencias son
similares en lo referente a la comida y las condiciones ambientales.
Lo que si varía, significativamente, es el trato que le dan las
personas que se ocupan de cuidar a los componentes de cada uno de
los grupos de ancianos. Los cuidadores del grupo 1 recibieron instrucciones de
que los trataran como personas mayores con muchas deficiencias que les
complicaban mucho su autonomía y la vida en general. Los cuidadores
del grupo 2 recibieron instrucciones de que los dejaran a su aire, moviéndose
con libertad y sin estar permanentemente encima de ellos.
4. Supongamos que un anciano
del grupo 1 se cae en el suelo de la sala. Un cuidador/a se dirige a
él con premura y le reprocha que se mueva como si fuese una persona joven:
“Tiene usted que tener mucho cuidado: Ud. ya es muy mayor y no puede
moverse así con esa soltura".
5. Si se cae uno del grupo 2,
se acerca un cuidador/a, lo levanta del suelo, y acto seguido, frotando un pie
en el piso le dice al anciano: “Que horror, el suelo está muy resbaladizo. Voy
hablar con lo persona que lo ha limpiado para que lo seque más a conciencia.”
El mensaje que le llega a la persona del grupo 1 es
que la culpa de caerse es suya (interna) que ya está muy limitado. El
mensaje que le llega a la persona del grupo 2 es que la causa es externa, suelo
resbaladizo y deficientemente seco.
Los mayores del grupo 1 no solo tendrán un bienestar inferior al del grupo 2, sino que su autoeficacia quedará dañada, con todo lo que ello supone.
Entendemos
la autoeficacia como la estimación de la probabilidad subjetiva de realizar una
acción con éxito; es la expectativa de que se puede alcanzar con éxito una
conducta que es necesaria para lograr algo. Ante un objetivo que nos
hayamos establecido, lo primero que hacemos es
calcular, subjetivamente, las probabilidades que tenemos de
alcanzarlo. Si no nos vemos antoeficaces para lograrlo, nos boicoteamos a
nosotros mismos, por lo que lo primero sería tratar de sacarnos de la cabeza
esa auto creencia:
La
autoeficacia influye en la decisión de emprender la acción, en el nivel de
esfuerzo implicado y en la persistencia de la conducta. Es fundamental para
obtener éxito en la ejecución de una tarea y pone de relieve que no es
suficiente con tener las habilidades necesarias: dos personas con las mismas
habilidades para realizar una tarea pueden tener un resultado, totalmente
diferente, en función de su
autoeficacia, lo cual determinará el grado de motivación y el nivel de dedicación
que aplicará a la realización de la misma.
Las personas el grupo 1 no solamente
tendrán un envejecimiento más complicado que los del grupo 2, sino que, además,
es probable que acaben muriéndose unos años antes que los del grupo 2. De
aquí viene lo de la “anticipación social de la muerte".
La autoeficacia tiene una gran incidencias a todo lo largo del ciclo vital de las personas, pero, sobre todo, es muy importante en la vejez.
Las personas que no
llegaron a la edad de viejos, suelen desconfiar de las percepciones y de los
criterios de los mayores. Al mismo tiempo, estos también empiezan a ser
conscientes de que su mundo cognitivo es de distinta calidad del que
disfrutaban cuando eran más jóvenes. Generalizar estás creencias y ponerlas en
práctica con todos los mayores en general, lleva inexorablemente a que estos
últimos tengan su autoeficacia por los suelos, y en consecuencia, muy disminuido
su nivel de adaptación a su vejez y a
las circunstancias derivadas de la misma. Si su meta era vivir los años que les
quedan por delante con un determinado nivel de bienestar, después de estas
“terapias” las probabilidades subjetivas que calculan anticipadamente de
lograrlo, son nulas, bajan sus expectativas y se consolida el fenómeno de la
profecía cumplida.
Según
la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo se refiere a la
forma de pensar -estereotipos-, sentir -prejuicios- y actuar -discriminación-
con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad.
Un dramático caso de
Discriminación de los mayores
Podcast: Puedes escucharlo aquí:
[3]https://elpais.com/especiales/2021/covid-19-en-las-residencias-de-ancianos/
“A mediados de marzo de 2020, los mayores quedaron atrapados en las residencias. El coronavirus comienza a aniquilarlos por miles, pero no hay espacio para ellos en los hospitales de Madrid porque las autoridades han recomendado a los médicos reservar las camas para el resto de la población. En una pequeña sala de un hospital a las afueras un grupo de médicos piensa que esta decisión es horrible y prepara una respuesta. Este relato periodístico indaga en el dolor de los afectados y muestra, con material inédito, la actuación de los políticos que estaban al mando durante aquellos días” [3]
Si te interesa el tema y quieres profundizar, te
invito a leer y reflexionar:
LOS seis PILARES de la MORAL -2: CUIDADO
https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/3037712878605047999?pli=1
Sin la ética del cuidado volvemos a las cavernas
Referencias Bibliográficas
[1].,
“Luz de vela”:
https://elpais.com/elpais/2018/10/13/opinion/1539442223_742924.html
[2] Amnistía Internacional exige reabrir los casos
archivados de los muertos por Covid en residencias. PABLO RECIO / LAURA MORO
JUEVES 26 DE ENERO DE 2023
https://www.65ymas.com/actualidad/amnistia-internacional-reabrir-muertes-covid-residencias_47273_102.html
[3]https://elpais.com/especiales/2021/covid-19-en-las-residencias-de-ancianos/ Podcast: Puedes escucharlo
aquí:
Pasa la vida
A unas cosas el tiempo las embellece y a otras las
corroe. Sucede lo mismo con las ideas y con las personas
Llegaron las lluvias y se llevaron el
verano. Los caracoles lo celebran trepando por las plantas silvestres y las
avispas bebiendo en los charcos. Es un bello oficio dedicarse a contemplar cómo
pasa el tiempo, cómo pasa la vida. Tomo café cada mañana en una taza de
porcelana inglesa desportillada que contiene el dibujo de una goleta de tres
palos con las velas desplegadas. Desde casa veo la bocana del puerto por donde
entran y salen los barcos que van a Ibiza. He realizado muchas veces esa
travesía; pero con cada sorbo de café la goleta de la taza me lleva a los
azarosos mares de Conrad, a países donde suceden las novelas de Graham Greene,
llenas de ventiladores en el techo y de sudor pegajoso en las guayaberas. La
vida es el tiempo que se ha posado sobre todos los objetos que nos rodean y
también sobre nuestros sueños. Envejecen los amigos; en cambio la alfombra de
yute del comedor cuanto más la pisas más brilla; la cómoda ha adquirido una
nobleza antigua pese a que cada cajón gime al abrirlo; el sillón en el que me
siento a escribir tiene un brazo roto, me pregunto si también habrá envejecido
lo que escribo. A unas cosas el tiempo las embellece y a otras las corroe.
Sucede lo mismo con las ideas y con las personas. Leo en los periódicos a
algunos intelectuales, escritores y políticos a los que admiré tanto un día
cuyos ideales hoy el tiempo ha destruido. Ignoro si seré también yo uno de
ellos. En el alfeizar de la ventana se ha posado una libélula verde y amarilla.
Imagino que esta es la última que queda en el mundo, una de aquellas que se
detenía en el aire sobre el agua dormida de las acequias donde nos bañábamos
mientras a la mayor gloria de su creador cantaban las ranas. La goleta de la
taza desportillada me impulsa a navegar contra la adversidad por mares
desconocidos, en este curso que empieza, sabiendo que no todo está perdido.
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