PERSONAS QUE TRASCIENDEN
Serrat supo
vivir y no dejarse contagiar por personajes fabricados artificialmente, irreales, vacíos de cualidades y simplemente empujados por la potente
levadura de la vanidad. Es este el modelo más utilizado en nuestros tiempos
actuales. Utilizar como medios el dejar
de ser persona, para conseguir el fin de llegar a ser un personaje con una gran
visibilidad (intensidad del eco que produce, multiplicado por el tiempo en el
que se mantiene) casi nunca lleva a buenos resultados: el mismo tiempo acaba por
ponerlos en su lugar de irrelevancia.
La persona
y el personaje de Manuel Serrat se fue ‘fabricando’, poco a poco, dentro del contexto de una familia obrera en la que nació y con sus
estudios que según nos informa Wikipedia “A los doce años, Serrat se matriculó
como alumno interno en la Universidad Laboral Francisco Franco de Tarragona,
donde cursó el Bachillerato Laboral Superior, en la especialidad
"Industrial Minera", titulándose en la modalidad de tornero fresador." Cuando una persona se ‘fabrica’ a través de la educación, la moral y la cultura, da como resultado
personajes relevantes que pasan a la historia.
Hoy, es probable que sí comprendamos mucho mejor el fenómeno del mayo del 68; también es posible que estemos desencantados de las ideologías, pero, también es probable que la vida nos haya enseñado que de lo que no podemos pasar es de una moral para todos, una ética simplemente humana y no contaminada ni por las ideologías ni por las religiones.Nos decía Enrique Miret Magdalena cuyos artículos en la revista Triunfo (creo recordar que también leí alguno en Cuadernos para el diálogo) leíamos y discutíamos acaloradamente en nuestra juventud: “[…] el dominico Domingo de Soto, que no ponía por delante, en la ley civil y penal, lo que conviniera a la creencia en Dios y a sus mandamientos específicos, sino lo que pidiera la simple convivencia humana."
Aquellos adolescentes de entonces, hoy personas mayores, cada uno de los cuales tiene su propia filosofía de vida, sus propias ideas, ya no tenemos la ocasión de vivir el auténtico mayo del 68, que nos ha sido arrebatado, pero, todos sabemos “quién nos ha robado el mes de abril”. Serrat con sus canciones nos ha hecho recordar situaciones tal vez olvidadas, y aflorar torrentes de emociones promotoras de acciones. Para Federico Mayor Zaragoza, la clave del hombre actual, para sentirse hombre efectivo, debería ser la siguiente:
"Participo, luego existo"
Personas como Joan Manuel Serrat
sirven para significar: se convierten en un referente de la
dignidad humana. ...........................
Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.
En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog: “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas". Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”
Con Serrat
Sus canciones quedarán en el aire como una lección que
el Mediterráneo ofrece de placer, de equilibrio y de locura de un amor olvidado
tras las cañas
Joan Manuel Serrat se despide. Si
un artista se retira, puede volver, como sucede a menudo; en cambio, despedirse
en este caso significa que Serrat se dispone a bajar definitivamente
del escenario dejando atrás un caudal de belleza y de placer
compartidos con su público durante más de 50 años. En el aire quedará el sonido
de aquellos tranvías que transportaban
hacia las playas los domingos a gente derrotada y la devolvían
con los cuerpos llenos de sol de aquel Mediterráneo con olor a algas y a brea.
En el aire quedarán los gritos de aquellas adolescentes que fueron las primeras
en arañarse las mejillas en los conciertos de Serrat. Ignoras dónde estará
aquella niña de 15 años cuyo nombre ya no recuerdas, que oyó tus primeras
palabras de amor, sencillas y tiernas, con los labios salados de mar. Tal vez
habrá engendrado a su hija en una noche de sábado oyendo una de las canciones de
Serrat. Tal vez aquella niña estará sentada con esa hija y con
alguna nieta en este último concierto y si te cruzaras con ella la reconocerías
con la mirada. Atrás quedará intacta la rebeldía moral del artista, tenaz,
comprometida, puesta a prueba en momentos muy aciagos de la dictadura, usando
como arma la alegría de vivir. La voz de Joan Manuel Serrat dio a entender que
existe una patria universal a la que te llevaba la belleza de aquellas palabras
cantadas en catalán o en el castellano de Machado y de
Miguel Hernández. Las canciones de Serrat quedarán en el aire
como una lección que el Mediterráneo ofrece de placer,
de equilibrio y de locura de un amor olvidado tras las cañas. Este
mar le enseñó a un chaval del Poble Sec a ser un catalán de Barcelona, de
Madrid, de Buenos Aires, de México, de Santiago de Chile, y también de
cualquier taberna de Mahón sin más bandera que un vaso de vino enarbolado.
Despedirse significa en este caso que en el aire siempre quedará Serrat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario