TRAMPAS MENTALES 2
“Somos una gota de razón en un mar de emociones” William James
La fuente de nuestra
percepción son nuestros sentidos. Captamos el mundo exterior a través de ellos
y cada uno de nosotros construye de esta forma “su propia y personal realidad”.
El sentido de la vista tiene un absoluto predominio en los humanos, de tal forma que proporciona un 80 % de la información que procesamos: de ahí el
“poder sugestivo de la liturgia” y la “pompa
fantasmagórica que se ha montado” que menciona Manuel Vicent en su columna de hoy.
No solo tenemos ilusiones ópticas, en nuestra mente se producen todo un cúmulo de otras muchas ilusiones: los sesgos, las falacias, las paradojas y otras muchas forman partes de las distorsiones cognitivas a las que recurrimos los humanos para construir nuestras propias y personal realidad. Estos son los componentes de las " hipnosis colectivas" actuales.
Es necesario recuperar a Schopenhauer como cura y antídoto frente al
optimismo de pandereta y la superficialidad,
recuperando cierto escepticismo frente a todo clase de discursos e
intentos de secuestrar la mente, sean estos de la índole que sean, sociales,
políticos, etc. que buscan, sobre todo,
eliminar la conciencia de las personas tapándola con toneladas de basura
mental. Ya nos advertía J.J. Rousseau:
"Cuando finalmente entrechocan todos los intereses particulares,
cuando el amor de sí puesto a fermentar deviene amor propio y nadie encuentra
su bien sino en el mal ajeno, entonces la conciencia, más débil que las
pasiones, se ve asfisiadas por ellas"
Leer:
https://neuroforma.blogspot.com/2019/09/basura-mental.html
La interpretación que hacemos de la realidad del día a día configura nuestra forma de pensar.La cuestión clave es que nuestra interpretación de la realidad no es neutra, tiene consecuencias. En función de ella generamos nuestras emociones, nuestros estados de ánimo, tomamos nuestras decisiones y nos comportamos de una manera determinada. Es la forma de pensar la que determina lo que hacemos (no hacemos) y, por tanto, lo que conseguimos (no conseguimos). Más concretamente, de ella depende los resultados que obtenemos a lo largo de nuestra vida en los diversos aspectos de la misma.
“Ninguna mente puede tener bastante poder sin el poder de pensarse a sí
misma” Marvin Minsky
Marvin Minsky, investigador relevante de la Inteligencia artificial tal vez manifieste con ellas su frustración al entender que por mucho que avance (que ya lo ha hecho mucho), la inteligencia artificial nunca tendrá acceso a la metacognición exclusiva de los humanos que nos permite pensar sobre cómo pensamos, la cual nos impediría caer en muchas trampas mentales en las que caemos con mucha frecuencia.
Leer:
https://neuroforma.blogspot.com/2021/05/trampasmentales-ningunamente-puede.html
Es cierto que las ilusiones y sesgos cognitivos, propios de los sapiens, son un serio obstáculo para poder hacernos una idea clara y objetiva de la realidad. Y no solo eso: lo que es más preocupante, también, para la toma de decisiones racionales, dado que toda decisión llevada a la práctica genera unos resultados que pueden ser buenos o malos.
La manipulación es la herramienta más utilizada hoy en día, para que dejemos las riendas de nuestra vida
en manos de otros y nos convirtamos en meros títeres, movidos por hilos
invisibles de los que no somos conscientes.
Leer:
Cardar para
saber mirar: La ATENCIÓN
https://julioiglesiasforma.blogspot.com/2020/11/
Lo grave de la cuestión, es que nos
seguimos considerando eminentemente racionales.
¿Fundamentas tus conclusiones en evidencias nítidas y en pruebas empíricas?
¿Desde que estado de ánimo decides y haces?
Solo pompas
Conscientes del poder sugestivo que ejerce la liturgia sobre los súbditos y los fieles, el Vaticano y la Corona Británica la han conservado intacta con el mismo rigor protocolario desde hace siglos, puesto que son dos iglesias, la católica y la anglicana, cada una con su respectiva cabeza coronada. Cuando uno contempla la pompa fantasmagórica que se ha montado con la muerte de Isabel II de Inglaterra o asiste a una ceremonia del Papa rodeado de obispos y cardenales, envuelto en incienso entre los fastuosos mármoles de San Pedro de Roma puede que ignore que está siendo sometido a una ilusión óptica, a una trampa. Esas imágenes obedecen todavía a un imperio que ya no existe y a la representación en la tierra de un Dios omnipotente que también se ha esfumado. La Historia los ha barrido, pero la liturgia como expresión de su antiguo poder permanece inalterable hasta el último detalle, aunque debajo solo quedan sombras, nada más. El poder de un Papa se asienta en las pantuflas bordadas, en las sagradas vestiduras enhebradas en oro que cubren las pasiones y las miserias del cuerpo hasta llegar a la cabeza rematada con una mitra faraónica. Del mismo modo, el rey Carlos III de Inglaterra no sería nada sin el trono del que sus posaderas van a absorber una misteriosa corriente magnética. Todos sus instintos, incluidos los más vulgares, se moverán bajo los distintos uniformes. De hecho, su verdadero trabajo va a consistir en cambiarse diariamente 30 veces de ropaje, sin que nadie, salvo algún niño inocente, descubra que va desnudo. Unas nupcias, una coronación, un funeral son momentos estelares que someten con estas pompas a la gente todavía hoy a una hipnosis colectiva. Pero se trata de una magnífica cáscara vacía en cuyo interior se mueven personajes que solo son reales porque tienen la necesidad perentoria de ir al cuarto de baño varias veces al día.
https://elpais.com/autor/manuel-vicent/
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