domingo, 16 de julio de 2023

INTELIGENCIA EMOCIONAL: educación emocional

 



INTELIGENCIA EMOCIONAL: educación emocional

Vamos a comenzar hoy exponiendo un ejemplo práctico y real, de la importancia de la Inteligencia Emocional. Nos estamos refiriendo al reciente debate entre Pedro Sánchez y Feijóo,  en el que tanto uno como el otro se jugaban mucho; y no solo ellos: también nosotros,   todos y cada uno de los ciudadanos. También es un buen ejemplo  para que, los 'opositores a las teorías', entiendan  que estas son muy prácticas y nos ayudan a entender la vida y a mejorarla.

Fueron las mentiras de Feijóo, lo que incitó en Pedro Sánchez, tal indignación, que no fue capaz de gestionarla adecuadamente. Utilizó Feijóo,  la técnica llamada el Galope de Gish, también conocida como Ametralladora de Falacias. De un achantado jefe de la oposición, resucitó un envalentonado Feifóo que arrasaba y se sentía cómodo y aparentemente tranquilo, disparando, cual metralleta,   todo un cúmulo de mentiras y falacias. 

Dicen los manuales, que ante semejante  estrategia  que tiene por principal objetivo llenar de fango  el debate hasta ahogar al otro, lo que debería haber hecho Pedro Sánchez es desmontar, una a una, sus mentiras y recordarle a Feijóo lo que decía, en tiempos de Adolfo Suarez, el ministro gallego Otero Novas: "Usted puede tener opiniones distintas a las mías, pero no datos distintos a los míos”.

Se habrá inspirado Manuel Vicent en Feijóo  para escribir hoy su columna  que nosotros publicamos, como todos los domingos, al final de este artículo:

 COLUMNA

Por correo 

Ya sabemos que el comportamiento que damos en una determinada situación se debe, en un 80 %, al estado emocional que generamos y en un 20 % a lo que conocemos o sabemos. Si Pedro Sánchez hubiera sabido gestionar mejor sus emociones (cosa muy fácil de decir pero muy difícil de hacer) sin duda hubiera sido el ganador y según dice algún medio de comunicación, haber ganado un 4% de votos del censo electoral: 1.000.000 de votantes

 Ver en este mismo blog:

 COMPRENSIÓN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

neuroforma.blogspot.com • 10 min de lectura

 

Cuando en otra “píldora”  tratamos de comprender el concepto de inteligencia emocional decíamos que la cosa iba de emociones y, a continuación,  nos preguntábamos que entendemos por emoción. También decíamos que todos sabemos, por propia experiencia, que son las emociones, pero, se nos hace difícil definirlas, diferenciarlas, hablar de ellas. No tenemos, en general, vocabulario suficiente para hablar sobre nuestro mundo emocional. No suele ser fácil explicar una emoción porque esto implica realizar una transpolación de algo emocional al sistema racional, poner palabras a algo eminentemente no verbal. Tampoco somos, en general, conscientes del impacto que tienen en nuestra vida, como nos afectan, como regularlas y gestionarlas de modo que trabajen a nuestro favor y no en contra nuestra. ¿Por qué? Porque no prestamos atención a nuestras emociones.

El conocimiento de las emociones es fundamental. Es curioso que a pesar de todo ello, en la formación que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, ninguna se ocupó de nuestra alfabetización emocional. La educación formal está enfocada a potenciar y desarrollar los procesos intelectuales y cognitivos ignorando las emociones. La formación emocional quedaría por entero en manos de la familia considerándose que las dificultades emocionales de las personas eran un problema privado que había que resolver individualmente.

Afortunadamente la situación está cambiando. Hoy la formación emocional ha traspasado el ámbito privado y ya se ocupan de ella las escuelas, las universidades y las empresas. Y esto es así dado que la falta de aptitud emocional genera problemas y dificultades de todo tipo en el orden individual, familiar, social, escolar y laboral.

Los humanos somos seres eminentemente emocionales.

La frase que aparece en el logotipo de arriba,  pone de manifiesto que de todos los seres vivos, los humanos somos los más emocionales. Todo lo que nos sucede de una cierta importancia nos genera emoción.

Es difícil dar una definición de emoción. Las emociones no se pueden tocar, ver, oler ni oír, es decir, no pueden ser detectadas ni analizadas por los receptores sensoriales del cerebro humano. Por eso, desde el punto de vista científico no se pueden estudiar directamente. Lo que sí se puede estudiar, analizar y entender es la conducta emocional, suponiendo que hay una correlación entre cierto tipo de conductas y la presencia de una emoción.

La etimología de la palabra emoción tiene que ver con movimiento. Las emociones son las que nos mueven, nos llevan a entrar en acción. Esto se observa fácilmente en los animales y en los niños. No tanto en los adultos porque hemos aprendido a separar la emoción de la acción.

Nos dice Lazarus, Richard S. en su libro 'Pasión y Razón' sobre la comprensión de nuestras emociones que “las emociones son productos de un significado personal, que depende de todo aquello que para nosotros es importante y de las cosas que creemos sobre nosotros mismos y el mundo en general.”

Una emoción es lo que sentimos cuando consciente o inconscientemente evaluamos una situación o suceso que resulta relevante para nosotros.  Lo que sentimos en la emoción se experimenta como tipo característico de estado mental y a veces acompañado o seguido de cambios corporales, expresiones y acciones. Así, pues, las emociones son el estado en el que se pone el organismo como consecuencia de nuestros pensamientos (conscientes o inconscientes) y que cambia nuestra perspectiva. Es decir, son un sistema de avaluación que nos informa de nuestra realidad dándole una carga afectiva. Su función es premiar las conductas adaptativas, aquello que hacemos bien y nos favorece (lo que nos conviene) mientras que nos hacen llegar un feedback negativo cuando nuestra actuación es inadecuada. Nuestros antepasados fueron aprendiendo las conductas, acciones y situaciones funcionales y no funcionales y, asociando cada una de ellas,  a una emoción que nos permitiera diferenciarlas.



 
La importancia de conocer las emociones.

 De las emociones  dependen cosas tan importantes como nuestra salud mental y física, nuestro grado de satisfacción o insatisfacción con la vida en general (BIS) la eficacia de las conductas que desarrollamos en la vida familiar, social y laboral, nuestra entidad como individuos, la opinión que tenemos de nosotros mismos y la imagen que los demás tienen de nosotros. Afectan a la salud dado que la mayoría de emociones implican cambios fisiológicos notables, cuya frecuencia y repetición lleva comúnmente a trastornos somáticos o físicos. Así, por ejemplo, buena parte del  estrés no es otra cosa que estrés emocional.

Si alguien quiere ser feliz, si alguien quiere coger las riendas de su propia vida, sin duda tiene que conocer y gestionar su mundo emocional. Cuando entiendes tus emociones respondes mejor ante los otros en cualquier situación y en cualquier tipo de relación (social, familiar o laboral); estás en mejores condiciones de aceptar ciertas emociones en ti mismo y en los demás, y, lo que es más importante, las puedes gestionar para que no interfieran, negativamente, en tus relaciones con las personas que te importan.

Todo ello te llevará a ser más hábil en el control de tu vida. ¡Hasta podrás mejorar tu salud! Hay una conexión estrecha entre el cerebro, el sistema inmunitario y las emociones.

Si Pedro Sánchez, hubiera gestionado mejor sus emociones, hoy tendría muchas más probabilidades de ganar las próximas elecciones, y seríamos muchos más los convencidos  de que apesar de todo, finalmente, las ganará.

¿Que esto no es suficiente para animarte a meterte en el mundo de las emociones? Sin duda podríamos seguir argumentando otras muy buenas razones para convencerte, pero, la limitación del tiempo y espacio nos lo impide.

Las preguntas

¿No estás interesado en comprender ciertas emociones que te preocupan, tanto propias como las de alguna persona de tu interés?

¿Tal vez te gustaría entender por qué pierdes o alguien pierde los estribos con facilidad?

¿Por qué sientes celos o envidia de alguien?

¿Por qué andas ansioso muchos días sin comprender el por qué?

                                                        

  Práctica

 Las prácticas y ejercicios que te proponemos tienen como objetivo, aprender a observar sin implicarse, describir lo que hemos sentido, y ser conscientes de lo que expresamos:

 -        Empezar a conocer tu mundo emocional

-   Intervenir activamente en su armonía y equilibrio.

Al final del día, repasa lo que has vivido en la jornada. Revive intensamente, las escenas con más “carga emocional”.

 1. ¿Qué ocurrió?: 

Describe objetivamente y con pocas palabras lo que ha pasado. Observa lo sucedido “desde fuera” como si fuese una película que estás viendo.

     

2. ¿Qué has sentido?: 

Anota las emociones que has sentido en ese momento

      

3. ¿Qué has hecho?: 

Describe la forma en que has expresado o reprimido esa emoción


 Bueno, lo dejamos aquí: 

Francamente, creemos que basta un poco de curiosidad para “engancharnos” al tema.       
 

 

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 COLUMNA

Por correo

Se dice que una organización política no se constituye en Estado hasta que el correo funciona correctamente y las cartas llegan con puntualidad a su destino

 

MANUEL VICENT

16 JUL 2023 - 05:00 CEST

Se dice que una organización política no se constituye en Estado hasta que el correo funciona correctamente y las cartas llegan con puntualidad a su destino. En su conjunto las películas del Oeste muestran la forma cómo se fue cohesionando esa gran nación, una epopeya que estuvo marcada por dos iconos, absolutamente idolatrados, el rifle Westminster y Colt 45, frente a la diligencia arreada por tres parejas de caballos. Con esas armas, que todavía permanecen muy activas en el cerebro de los norteamericanos, se dirimía, tirando de gatillo, la más leve disputa política; en cambio, todo parecía estar en orden si la diligencia no había sido asaltada por el camino y llegaba a su hora el poblado con la saca del correo. De la diligencia se apeaban esos personajes que tantas veces hemos visto en las películas de John Ford. Podía ser la chica alegre del salón, algún abogado polvoriento, un juez de la horca, el dueño de una mina de oro, un pistolero a sueldo, un predicador borracho. Las cartas las recibía en la oficina postal un empleado con visera y manguitos quien con voz gangosa se las entregaba a los granjeros que llegaban en la carreta al poblado para abastecerse en el colmado de abarrotes. En tiempo de elecciones también se apeaba de la diligencia para hacer un alto en el largo viaje hacia Washington o Filadelfia un caballero con levita y sombrero de copa. Era el compromisario encargado de elegir al presidente del Estado federal con el acta de los votos que llevaba en una bolsa de cuero. Toda la historia de Norteamérica se puede dilucidar entre el rifle y la diligencia. Lentamente los caminos fueron cada vez más seguros y por ellos discurría el correo como la sangre circula por las venas para conformar el cuerpo. Al depositar el voto por correo deberías pensar que el ciudadano hoy es definido más por su código postal que por su código genético.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


domingo, 9 de julio de 2023

COMPRENSIÓN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

 



IE: COMPRENSIÓN CONCEPTUAL

« Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.

Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto,

 en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto,

eso, ciertamente, no resulta tan sencillo »

Aristóteles

 

Introducción

El término de Inteligencia Emocional seguro que te suena. Hace años que está de actualidad, concretamente desde 1995 año en el que Goleman sacó al mercado su famoso libro best – seller mundial, titulado justamente así: Inteligencia Emocional.

 

¿Qué entendemos por Inteligencia Emocional? 

Se han dado muchas definiciones de la Inteligencia Emocional. Nosotros aquí vamos a quedarnos con la original de Salovey y Mayer:

“un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias así como las de los demás, de discernir entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones”. Como ves la cosa va de emociones. 

 



 ¿Qué entendemos por emoción? 

Todos sabemos por propia experiencia que son las emociones, pero, se nos hace difícil definirlas, diferenciarlas, hablar de ella.  No tenemos, en general, vocabulario suficiente para hablar sobre nuestro mundo emocional. Tampoco somos, en general, conscientes del impacto que tienen en nuestra vida, como nos afectan, como regularlas y gestionarlas de modo que trabajen a nuestro favor y no en contra nuestra.

 En diversos artículos pretendemos clarificarte todas estas cuestiones, en concreto, hacer que  conozcas, descubras y desarrolles las habilidades y estrategias personales necesarias, utilizando las claves que aporta la Inteligencia Emocional, para facilitar tu desarrollo en los distintos contexto en los que te muevas: social, laboral, familiar, etcétera.  También, que tomes consciencia  de cómo influyen las emociones y los sentimientos en estos contextos. El tema cómo ves es apasionante (estoy tratando de generar en ti unas buenas emociones de cara a animarte pues, como veremos,  estas son básicas en nuestra actuación, facilitándola o dificultándola en función del tipo de emociones que « fabricamos »)

 


Un poco de historia

Lo que hoy entendemos por inteligencia emocional, término muy de actualidad,  del que todos hablan y atribuyen a Goleman, realmente tiene unos antecedentes que se remontan a la década de los 80.

Investigaciones sobre las habilidades emocionales y sociales fueron aplicadas en terapia y educación y se concretan en el Programa de Habilidades Sociales y Autocontrol en la adolescencia de Arnold Golstein (1980).

Por otro lado, Howard Gardner (1985) replantea el concepto de inteligencia en el ámbito de la psicología. Crea el concepto de "inteligencias múltiples" y reconoce otras capacidades humanas del mismo valor que se había concedido exclusivamente a las verbales y matemáticas. Nos empezó  hablando (posteriormente añadió más) de 7 inteligencias: verbal – lingüística, lógico – matemática, espacial, kinestésica, musical, interpersonal e intrapersonal.

El término de inteligencia emocional lo utiliza por primera vez Peter Salovey y John Mayer (1990) para referirse a dos de las inteligencias de Gardner: la interpersonal y la intrapersonal, que se definirían así:

La intrapersonal como “la capacidad de establecer contacto con los propios sentimientos, discernir entre ellos y aprovechar este conocimiento para orientar nuestra conducta”.

La interpersonal como “la capacidad de discernir y responder apropiadamente a los estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y deseos de las demás personas”.

Por último Salovey y Mayer definen la inteligencia emocional  de la forma que antes  te expusimos.

Después de esto aparece Goleman (1995) con su libro best – seller mundial: Inteligencia Emocional.

 

La importancia de la Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional representa un salto significativo en la comprensión de la conducta humana. Más allá de su posibilidad de adquirir y procesar información y conocimientos, en el mundo de las emociones se esconde el mayor potencial a explotar de los seres humanos. Por esto no podemos limitarnos a ver la inteligencia emocional como una simple moda sino que hay que verla como una disciplina sólida que nos permitirá descubrir nuevas formas de enfrentarnos a las exigencias cotidianas. Podemos destacarla,  viendo el modo en que funcionamos que, en síntesis, sería así: Pensamos-Sentimos-Actuamos: nuestros pensamientos, conscientes o inconscientes, desencadenan emociones que contribuyen a motivarnos a hacer o no hacer algo determinado.

 

 El comportamiento que damos en una determinada situación se debe, en un 80 %, al estado emocional que generamos y en un 20 % a lo que conocemos o sabemos. 

Afrontar el entorno con eficacia no depende tanto del conocimiento que se tenga o no de él cuanto del hábito operativo de actuar sobre el mismo. Dicho de otra manera, nuestros pensamientos generan emociones las cuales pueden, en función del tipo que sean, potenciarnos o debilitarnos en nuestra actuación. Seguro que te viene a la memoria más de un caso concreto en el cual tú mismo u otra persona tuvo una actuación pésima en una discusión, en una reunión, en la exposición de un tema,  en un examen, etc.,  aún dominando  dicho tema, es decir, de saber mucho de él y conocerlo a fondo. Simplemente no supo gestionar las emociones que en ese momento sentía.



 

La puesta en práctica de la Inteligencia Emocional

Somos conscientes de que “nada más práctico que una buena teoría”. Sin embargo, reduciremos esta al mínimo necesario (te proporcionaremos una bibliografía extensa por si quieres profundizar en ella), poniendo el énfasis en herramientas prácticas que podrás utilizar para hacer frente a distintas situaciones. Es cierto que no debemos despreciar la teoría, sin ella no entenderíamos el mundo. A cualquier planteamiento práctico precedió un planteamiento teórico. Pero, dicho esto, también hay que decir que las teorías sirven de muy poco si no nos ayudan a mejorar nuestra práctica cotidiana. 


El conocimiento no es ninguna herramienta; sí lo es, y muy potente, la práctica de ese conocimiento.

Para mejorar nuestra práctica en lo que sea, habilidad, destreza, competencia, etc.,  lo primero es conocer el nivel del que partimos. El esquema sería el siguiente:

-        1. Diagnosticar o medir la situación actual.

-        2. Visualizar y clarificar la situación deseada.

-     3. Establecer un Plan de Acción que te lleve desde donde estás (situación actual) a donde quieres ir (situación deseada u objetivo)

Vamos a seguir este práctico esquema de tal forma que lo primero es saber en donde estás con respecto a la inteligencia emocional.                                                        

          Te invitamos a ir al apartado de Prácticas y ejercicios y contestar a las preguntas de la « Lista de comprobación de la auto evaluación del CE ». Lo de CE quiere decir Coeficiente Emocional.

 

¿En dónde te encuentras?: Auto diagnóstico de la situación actual

 

LISTA DE COMPROBACIÓN DE LA AUTOEVALUACIÓN DEL CE (1)

 

Puntúa cada pregunta utilizando una escala de 1 a 5, según sea aplicable en tu caso.

 Valoración:                   

     1      2      3       4        5

                          1: Prácticamente nunca                          5: Prácticamente siempre

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_____1- Soy consciente de las reacciones físicas (gestos, dolores, cambios súbitos) que señalan una reacción visceral.

_____2.-Admito de buena gana mis errores y me disculpo.

_____3.-No me aferro a los problemas, enfados o heridas del pasado, y soy capaz de dejarlos atrás para avanzar.

_____4.-Normalmente, tengo una idea exacta de cómo me percibe la otra persona durante una interacción específica.

_____5.-Hay varias cosas en mi vida que me entusiasman, y lo hago patente.

_____6.-Tengo facilidad para conocer e iniciar conversaciones con personas desconocidas cuando tengo que hacerlo.

_____7.-Me tomo un descanso o utilizo otro método activo para incrementar mi energía cuando noto que mi nivel de energía está decayendo.

_____8.-No me cuesta demasiado asumir riesgos prudentes.

_____9.-Me “abro” a las personas en la medida adecuada, no demasiado, pero lo suficiente como para no dar la impresión de ser frío y distante.

_____10.-Puedo participar en una interacción con otra persona y captar bastante bien cual es su estado de ánimo en base a las señales no verbales que me envía.

_____11.-Normalmente, otros se sienten inspirados y animados después de hablar conmigo.

 

_____12.-No tengo ningún problema a la hora de hacer una presentación a un grupo o dirigir una reunión.

_____13.-Cada día, dedico algo de tiempo a la reflexión.

_____14.-Yo tomo la iniciativa y sigo adelante con las tareas que es necesario hacer.

             ___15.-Me abstengo de formarme  una opinión sobre los temas  y de expresar esa   opinión hasta que no conozco               todos los hechos.

                        

_____16.-Cuento con varias personas a las que puedo recurrir y pedir su ayuda cuando la necesito.

_____17.-Intento encontrar el lado positivo en cualquier situación.

 

           _____18.-Soy capaz de afrontar con       calma, sensibilidad y de manera proactiva  

                           los despliegues emocionales de otras personas.

_____19.-Normalmente soy capaz de identificar el tipo de emoción que siento en un momento dado.

_____20.-Por lo general, me siento cómodo en las situaciones nuevas.

_____21.-No escondo mi enfado, pero tampoco lo pago con otros.

 

_____22.-Puedo demostrar empatía y acoplar mis sentimientos a los de la otra persona en un interacción.

_____23.-Soy capaz de seguir adelante en un proyecto importante, a pesar de los obstáculos.

_____24.-Los demás me respetan y les caigo bien, incluso cuando no están de acuerdo conmigo.

_____25.-Tengo muy claro cuales son mis propias metas y valores.

_____26.-Expreso mis puntos de vista con honestidad y ponderación, sin agobiar.

 

          _____27.-Puedo controlar mis estados de ánimo y muy raras veces llevo las                                     emociones negativas al  trabajo.

                   

_____28.-Centro toda mi atención en la otra persona cuando estoy escuchándole.

_____29.-Creo que el trabajo que hago cada día tiene sentido y aporta valor a la sociedad.

_____30.-Puedo persuadir eficazmente a otros para que adopten mi punto de vista sin coaccionarles.

 Autodiagnóstico

 1.- Cualquiera de las dimensiones (autoconciencia, empatía, etc.) en la que hayas sacado menos de 20 puntos, es susceptible de mejora.

Por ello si posteriormente en el Plan Estratégico Personal especificas hábitos en ellas, tu inteligencia emocional global aumentará.

2.- Cualquier pregunta en la que te hayas valorado con 4 ó menos de 4 puntos también puede trabajarse, marcándote y desarrollando los hábitos pertinentes.

(1) Adaptado a partir de

Sterrett, Emily A. Guía del directivo para la INTELIGENCIA EMOCIONAL. De la gestión al liderazgo. Madrid, 2002. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S.A.

 

 Corrección del ejercicio:

Súmense los resultados en diferentes categorías según el número de pregunta:

 

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A partir de hoy no voy a relacionar el artículo que he escrito previamente en mi Blog, en este caso sobre  la  Inteligencia Emocional,  con la magistral (como casi siempre) columna de Manuel Vicent. El espacio que nos permite El País es claramente insuficiente para profundizar  en ninguna cuestión de interés y mis lectores ya saben que no me quedo con las anécdotas de la vida sino que me gusta profundizar en los contenidos. Dicho en Román paladino: me quedo con el grano y no con la paja.

Invito a los lectores a que después de leer el artículo sobre la Inteligencia Emocional,  traten de descubrir en la columna  de Manuel Vicent, que rasgos ponen de manifiesto que tal vez los éxitos que hasta hoy ha tenido Pedro Sánchez, pueden tener la causa en la Inteligencia emocional que posee. Seguidamente el que tenga interés y tiempo, puede  sacar alguna conclusión del porqué “la vieja guardia le muestran una inquina abierta” y no tan solo ellos, sino, también,  la derecha española. Yo estoy convencido de que Pedro Sánchez, está “dispuesto a llevarse a la chica”, que ganará la partida y que finalmente que  se la llevará.

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Hagan juego

Ahora Sánchez ha planteado las próximas elecciones generales como un todo o nada, propio de una partida caliente de naipes en la cantina. Tiene el caballo en la puerta

MANUEL VICENT

09 JUL 2023 - 05:00 CEST

Fernando Fernán Gómez solía decir de José María Aznar: “Si se pone serio, parece que esté cabreado; si se ríe resulta cómico. Yo no lo pondría de galán en una película”. Por otra parte, Mariano Rajoy da la sensación de que en cualquier excursión siempre llevaría la sandía. En cambio, Pedro Sánchez, allí adónde va, parece que acaba de bajarse del caballo, dispuesto a llevarse a la chica, como se hacía en las películas del Oeste. La primera vez fue cuando, arrojado por la ventana de Ferraz a las tinieblas exteriores, buscó su apoyo en la base del partido y volvió a la sede caracoleando sobre una jaca torda para tomar el mando. Desde entonces algunos socialistas de la vieja guardia le muestran una inquina abierta. No le importa. La segunda vez fue cuando le arrebató el Gobierno a la derecha con una moción de censura parecida a una jugada de póquer en la que retó a Mariano Rajoy adornándose con un envite de jugador profesional: “Y si dimite, retiro lo dicho”. Toda la derecha en bloque le odia, cosa lógica, pero ha logrado sacar la carreta en medio de una pandemia, de un volcán, de una guerra en el corazón de Europa, coaligado con una izquierda radical que ha tratado de segarle la hierba bajo los pies, apoyado por unos partidos independentistas sacamantecas. Siempre se ha comportado sabiendo por instinto que en política lo primero es tener la suerte de cara como sucede en la vida. Su irrupción en la política ha tenido un aire cinematográfico, en ella Sánchez ha reclamado todo el papel, potenciado por su físico que muchos no le perdonan. Si eres al que de lejos más ven, eso llevas ganado. Ahora ha planteado las próximas elecciones generales como un todo o nada, propio de una partida caliente de naipes en la cantina. Tiene el caballo en la puerta. Queda por ver si se llevará en la grupa por tercera vez a la hija rubia del granjero. Hagan juego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



viernes, 30 de junio de 2023

LA IMPORTANCIA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

 




COMPRENDIENDO SU IMPORTANCIA 

 "No se puede poseer mayor gobierno, ni menor,

 que el de uno mismo"

Leonerdo da Vinci


 

Introducción

 

Podemos definir la inteligencia en general, cómo la capacidad que tiene una persona de resolver los problemas que se le presentan en el día a día. Lógicamente, los problemas que se le presentan son múltiples y de variada naturaleza. Dependen, también, del contexto y entorno en el que cada persona se mueva. Así, por ejemplo, si una persona vive en plena naturaleza, los problemas que en mayor cuantía se le presentarán serán aquellos referidos a la misma. Le sería muy práctico, por lo tanto, tener muy desarrollada su inteligencia  medio ambiental o natural: aquella que se utiliza cuando observamos y estudiamos la naturaleza y que nos dota de la habilidad de reconocer y comprender el entorno natural permitiéndole al hombre sobrevivir y dominar el entorno. Si tu pretensión es dedicarte a la danza o ser un buen tenista, ajustador o cirujano,  te vendría muy bien tener desarrollada tu inteligencia corporal cinestésica o física: capacidad de utilizar el propio cuerpo para resolver problemas y hacer actividades.

En esta píldora estamos dando por supuesto que ya te has leído y comprendido una anterior y que titulamos “La Inteligencia Emocional: comprensión conceptual”, y que por lo tanto ya sabemos que hay más inteligencias que la que demostramos en el colegio, es decir, que la cognitiva, la  clásica, el CI: cociente intelectual.

 ¿Por qué tiene tanta importancia la inteligencia emocional?

 El informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, menciona cuatro pilares sobre los cuales debe organizarse la educación a lo largo de la vida:

1.     Aprender a conocer.

2.     Aprender a hacer.

3.     Aprender a convivir y colaborar.

4.     Aprender a ser.

Los 4 constituyen un todo y deben tener la misma consideración.

 

En los dos primeros descansa la educación formal, aquella que se centra en el CI. En los dos siguientes está el éxito y los resultados positivos en la profesión y en la mayoría de las situaciones de la vida, y se refieren al desarrollo personal, conocimientos de uno mismo, relación empática con los demás y educación emocional; se centra  en el CE:  inteligencia emocional.

 

Por su parte las empresas están poniendo en marcha una serie de competencias sociales. Se trata de contemplar, dentro de los perfiles de cada puesto unas competencias que establezcan formas de trabajar con valores como la motivación, el compromiso, la empatía, el dominio de uno mismo, la capacidad de comunicación y la capacidad de liderazgo.

 

Todo esto está relacionado con la inteligencia emocional en el mundo laboral de hoy y con el paradigma actual caracterizado por: aprendizaje permanente, redes y no jerarquías, cambio y no estabilidad, trabajo en equipo y no individual, incertidumbre, menos tiempo de reacción, el poder en manos del cliente, soluciones que duran poco por los ciclos de innovación.

Si antes la importancia la tenía el coeficiente intelectual (CI), capacidad fundamentalmente genética e innata y que no podía ser modificada, determinando, por lo tanto, el destino de las personas, hoy la clave está en la inteligencia emocional, todo un conjunto de habilidades de procedencia psíquica que influyen en nuestra conducta y que pueden aprenderse y desarrollarse.

Diversas investigaciones con estudiantes de elevado CI, han puesto de relieve que finalmente no alcanzaron un éxito laboral superior que otros estudiantes de CI no tan elevado. Esto ocurría no sólo con el éxito laboral, sino que también se ponía de manifiesto  en el grado de felicidad y de éxito personal.

Un elevado CI correlaciona positivamente con buenas notas académicas pero no nos dice nada acerca de la forma de reaccionar de esa persona ante las vicisitudes de la vida. La inteligencia emocional considera que la concepción multidimensional de la inteligencia nos ofrece una visión más rica del potencial de nuestras capacidades que la que ofrece el coeficiente intelectual. Esto fue así desde que Howard Gardner publicara su libro Frames of Mind, en el que proponía una nueva visión de la inteligencia como una capacidad múltiple: no hay propiamente un único tipo de inteligencia, esencial para el éxito en la vida, sino un amplio abanico de capacidades intelectuales, que Gardner agrupó en siete inteligencias básicas: lingüística o verbal, lógico-matemática, musical, espacial, de coordinación o destreza corporal, interpersonal o social, e intrapersonal. Las dos últimas constituyen la Inteligencia Emocional.

Posteriormente se fueron añadiendo otras, como ya sabes.

 

Desde la Grecia clásica, ya antes de Cristo, viene haciéndose una separación entre inteligencia (razón, C.I., aquélla que miden los tests que se ocupan sólo de operaciones cognitivas) y afectividad.

En nuestro día a día empleamos muchas frases debajo de las cuales subyace esta idea: “atengámonos a los hechos”, “dejemos a un lado las personalidades”, “veamos esto objetivamente”...

La objetividad es un mito o, en el mejor de los casos, una meta que nunca alcanzaremos. Ninguna persona puede ser objetiva mientras esté dentro del contexto observado. La programación neurolingüística (PNL) nos dice que “el mapa no es el territorio”, que una cosa es la realidad y otra nuestra percepción de ella. La objetividad no consiste en describir lo que vemos, sino en darse cuenta de que clase de gafas llevamos en el momento de observar un hecho.

Lo cierto es que no podemos dividir a la persona en dos: una persona racional, capaz de operar lógicamente, que sólo tiene en cuenta los hechos y que llega a conclusiones objetivas, y por otro lado una persona emocional, irracional, que hace interpretaciones erróneas de los hechos. En las personas los aspectos racionales y emocionales interactúan y se entremezclan.

 

Multitud de investigaciones experimentales y multitud de pruebas y conclusiones de la psicología, ponen de manifiesto que la conducta humana está influida por factores emocionales, ya sean conscientes o inconscientes. Estos factores emocionales son los que sustentan cualidades que en muchas culturas se valoran muy positivamente: la lealtad, el entusiasmo, la aceptación de responsabilidades, la seguridad en uno mismo, la motivación.

 

Se trataría de que pensamientos, emociones y acción estén integrados y en un razonable equilibrio. No dejarse dominar por las emociones y en todo caso ser apasionados pero no viscerales ni irreflexivos.

 

Las preguntas

 ¿Tenemos todos Inteligencia Emocional? ¿Para qué sirve?

¿Qué tiene que ver la Inteligencia Emocional con el cociente intelectual?

¿Qué papel juega en las relaciones personales?

¿Cómo puedes manejar con más habilidad tus emociones?

¿Qué hace que sea tan importante para el éxito profesional?

¿Cuáles son las competencias necesarias para conseguir la excelencia personal y profesional?

Si lees y asimilas las “píldoras” que te iremos enviando sobre “Como potenciar la Inteligencia Emocional”, tendrás respuestas a todas estas preguntas. Cómo ves son  preguntas significativas, en el sentido de que tienen un valor personal para la mayoría de personas.

¿A quién no interesa el éxito, el cual es difícil definirlo dado que hay tantas clases de éxito como personas?

 


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La columna de Manuel Vicent:


El informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, menciona cuatro pilares sobre los cuales debe organizarse la educación a lo largo de la vida:

Aprender a conocer; Aprender a hacer; Aprender a convivir y colaborar; Aprender a ser. Los 4 constituyen un todo y deben tener la misma consideración.

En los dos primeros descansa la educación formal, aquella que se centra en el CI: Inteligencia cognitiva. En los dos siguientes está el éxito y los resultados positivos en la profesión y en la mayoría de las situaciones de la vida, y se centra en el CE: inteligencia emocional.

¿En qué fallan los políticos de Vox?

A mi juicio, les resulta urgente desarrollar una serie de competencias sociales, sustentadas en valores tales como la motivación por el bien común, el compromiso con la solución de los problemas de los ciudadanos, la empatía con la gran diversidad de ciudadanos existente, el dominio de sí mismo, la capacidad de comunicación y la de liderazgo, del auténtico, desterrando su liderazgo del exabrupto...


COLUMNA

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Diente de ajo

¿ A qué huelen la Comunitat Valenciana o la de Extremadura?. Sin duda, allí habrá políticos excelentes del Partido Popular llenos de sentido común dispuestos a llevar la política por cauces dialogantes, pero por mucho que se esfuercen, ya huelen a ajo, ya saben a Vox

MANUEL VICENT

02 JUL 2023 - 05:00 CEST

El ajo es un condimento de gran potencia que suele ser muy apreciado en la cocina mediterránea y en la de Oriente Próximo, pero su uso requiere tener un estómago bien preparado; de hecho, si a sus reflujos se le aplicara una cerilla ese aliento tan cargado podría convertirse en un lanzallamas. Existen en nuestra cultura culinaria partidarios y detractores de este bulbo, hasta el punto que Europa se divide en dos, una con ajo y otra sin ajo. Más allá de sus propiedades gastronómicas e incluso terapéuticas lo más característico es su olor y su sabor, que para unos son estimulantes y para otros son pestilentes e insoportables. A cualquier plato elaborado con los más diversos y exquisitos ingredientes, basta con añadirle un diente de ajo para que todo el guiso huela y sepa a ajo. Su sabor se apodera del entorno y se instala en el paladar de todos los comensales. Lo que sucede con el ajo en la cocina sucede exactamente igual con Vox en la política. Basta con que una autonomía o ayuntamiento permita que Vox entre a formar parte del gobierno para que todo huela y sepa a Vox. No solo porque las propuestas de su programa son las más detonantes, radicales, extremas en su sustancia sino también por la forma de proclamarlas, con ese aire desafiante de falangista con el pecho desabrochado. ¿ A qué huelen la Comunitat Valenciana o la de Extremadura?. Sin duda, allí habrá políticos excelentes del Partido Popular llenos de sentido común dispuestos a llevar la política por cauces dialogantes, pero por mucho que se esfuercen, ya huelen a ajo, ya saben a Vox. Si el Partido Popular necesita la ayuda de Vox para alcanzar la mayoría absoluta en las próximas elecciones generales toda España va a oler a Vox. En una relación de pareja el nivel siempre lo marca el de abajo, en este caso el propietario de un condimento político tan fuerte, extremo y determinante como es el ajo.