Construyéndote (2)
Aplicación práctica
del PENSAMIENTO CRÍTICO
“Nosotros ganamos porque contratamos a la gente más inteligente. Mejoramos los productos a base de pensar en ellos hasta que son los mejores. Todos los años nos retiramos uno días para ponernos a pensar adónde va el mundo”
Bill Gates. Microsoft
PensándoTE
Es un hecho evidente que los animales siguen en
el mismo estado primitivo que tenían hace miles de años. Nosotros, los humanos, nos hemos desarrollado y perfeccionado a
nosotros mismos, hemos desarrollado la ciencia, la tecnología.
Creamos cosas tan grandiosas como La
Declaración Universal de los Derechos Humanos;
los europeos, el Estado de
Bienestar (lo mejor que el hombre se ha dado a sí mismo); la Democracia.
Lo hemos hecho gracias a nuestra capacidad de
pensar. Con esta capacidad hemos
vencido, modificado y salvado muchas
circunstancias y hemos podido progresar y evolucionar. Nuestra capacidad pensante nos dio
una ventaja evolutiva que no les fue dada a los animales.
El pensar,
como tremenda capacidad transformadora de los individuos considerados
uno a uno y de la sociedad en su conjunto, no hay que comprarlo, nos viene dado
y otorgado por el hecho de nacer, a los humanos. Traemos en origen, debajo de nuestro
cuero cabelludo, una capa (neo córtex) que es la que genera
eso tan distintivo e único de los humanos: pensar.
Aunque nuestro cerebro tiene la misma
organización y los mismos tipos de neurotransmisores (mensajeros químicos entre
neuronas) que los cerebros de los mamíferos, nuestra corteza es mucho mayor que
la de cualquier otra especie. Constituye un 80 % del cerebro humano. La corteza
es lo que nos hace humanos.
Todos los humanos pensamos. Unos mejor, otros
peor. Unos más, otros menos. Pero, todos pensamos. Si lo anterior es cierto,
también lo es que nuestro pensar tiene muchos defectos: prejuicios,
distorsiones, parcialidades, confusiones, arbitrariedad…
Si es cierto que creamos grandiosas cosas,
también es cierto que generamos grandes desastres, verdaderas barbaries que
ningún otro animal es capaz de generar. Tanto las grandiosas cosas como las
verdaderas barbaries, son fruto de nuestro pensar. A veces pensamos bien y
otras veces pensamos mal. Los resultados y las consecuencias de pensar bien son
totalmente diferentes de los resultados y consecuencias de pensar mal.
Los defectos en el pensar, nos llevan, a veces, a no saber distinguir la
verdad de su contrario, la falsedad, lo cual da como resultado que emitamos juicios falsos creyéndolos
verdaderos. Se nos pasa por alto que solamente
la verdad de las premisas lleva a la verdad de la conclusión (“validez
deductiva”) y a la emisión de juicios verdaderos. Si hablamos de razonamiento inductivo, si las conclusiones presentan un grado
de probabilidad determinado (“fuerza inductiva”). Otras
veces confundimos los hechos con las opiniones. Esto da como resultado que nos lancemos
a hacer afirmaciones basadas en opiniones que pretenden convertirse en hechos. De nuevo se nos pasa
por alto, que los hechos deben dar lugar
a las opiniones; las opiniones no dan lugar a los hechos. Otras veces, desde un
estado de ignorancia (ausencia de
conocimientos con respecto a algo) emitimos juicios bajo la etiqueta de certeza (afirmar algo sin
temor a equivocarse) lo cual da como resultado el error, tomando lo verdadero como falso y lo
falso como verdadero.
Los errores y los sesgos en el razonamiento
aparecen cuando nos saltamos las reglas de la lógica, las cuales, en el razonamiento deductivo, nos permiten saber si a partir de unas
premisas podemos inferir unas conclusiones válidas o inválidas. Si hablamos de razonamiento inductivo, no
tenemos en cuenta el teorema de Bayes, el cual nos permite obtener la
probabilidad de una conclusión ante un conjunto posible de conclusiones
alternativas (“fuerza inductiva”). En la
práctica, razonamos sin tener en cuenta nada de esto. [1]
No me extiendo más en nuestros defectos en el pensar. Creo que ya es suficiente y no quiero bajarle la autoestima a nadie. Ejemplos prácticos los tenemos todos los días, y no tan solo en las tertulias televisivas, sino en nuestras propias discusiones con amigos, en las charlas interpersonales, en las reuniones de las empresas… Todos podemos recordar ejemplos claros de “diálogos de besugo” que están a la orden del día. También hay gran afición al “onanismo mental” puesto de manifiesto en algunas reuniones realizadas en entornos laborales y de otras índoles.
No me extiendo más en nuestros defectos en el pensar. Creo que ya es suficiente y no quiero bajarle la autoestima a nadie. Ejemplos prácticos los tenemos todos los días, y no tan solo en las tertulias televisivas, sino en nuestras propias discusiones con amigos, en las charlas interpersonales, en las reuniones de las empresas… Todos podemos recordar ejemplos claros de “diálogos de besugo” que están a la orden del día. También hay gran afición al “onanismo mental” puesto de manifiesto en algunas reuniones realizadas en entornos laborales y de otras índoles.
¿Qué piensas sobre tu propio
pensar?
Las preguntas a plantearse son:
¿Podemos mejorar nuestro pensar? ¿Qué ganaríamos con ello? ¿Nos ayudaría a mejorar nuestra vida?
¿Podemos mejorar nuestro pensar? ¿Qué ganaríamos con ello? ¿Nos ayudaría a mejorar nuestra vida?
Las respuestas a estas preguntas puede ayudarnos
a restablecer la autoestima perdida en la exposición de los defectos: Sin duda
podemos mejorar, y mucho, nuestra forma
de pensar. Nos viene dada de origen, según decíamos anteriormente, pero tenemos
mucho que mejorarla y perfeccionarla.
Los dos grandes recursos que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas, son los conocimientos y la inteligencia. Nadie duda que los conocimientos que tenemos en nuestra mente los estamos mejorando todos los días. Si no lo hacemos así, en poco tiempo quedamos desfasados y no entendemos el mundo. También es mejorable la inteligencia, la cual se puede incrementar a partir de la experiencia, es decir, del pensar, de la reflexión. Solo tenemos experiencia de las cosas que hemos reflexionado.
Los dos grandes recursos que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas, son los conocimientos y la inteligencia. Nadie duda que los conocimientos que tenemos en nuestra mente los estamos mejorando todos los días. Si no lo hacemos así, en poco tiempo quedamos desfasados y no entendemos el mundo. También es mejorable la inteligencia, la cual se puede incrementar a partir de la experiencia, es decir, del pensar, de la reflexión. Solo tenemos experiencia de las cosas que hemos reflexionado.
“Si piensas un poco en un ser humano, te das cuenta de que su mente no está sólo en el cerebro, sino en la biblioteca, el ordenador, los amigos y todas las herramientas para pensar que ha adquirido a lo largo de su vida. Si se despoja a una persona de estas herramientas, se queda indefensa”.
Daniel Denté,
Director del Centro para estudios Cognitivos de la
Universidad de Tufts.
Refiriéndonos a los conocimientos, todos somos
conscientes de la velocidad a la que evolucionan. Si nos situamos en el año uno
de la era de Cristo, se necesitaron 1700 años para duplicar el conocimiento y
el acervo tecnológico que entonces había. Ocurrió esto en el año 1700. Después
del año 1700 de nuevo se duplicó el conocimiento en el año 1850, es decir, en
esta segunda ocasión ya no se necesitaron 1700 años, sino tan sólo 150 años. La
tercera ocasión en la que se duplicó el conocimiento, fue en el año 1925 (se
necesitaron 75 años). La cuarta vez ocurrió en el año 1975 (después de 10 años
desde la última vez que se había duplicado el conocimiento). [2] Todo parece indicar, que actualmente se necesitan menos de cuatro años para que se dupliquen los conocimientos.
Ante esto
muchos tienen la impresión de que necesitamos dotarnos de nuevos modelos
mentales, generar programas mentales más adecuados para abordar los tiempos
actuales y no quedar descolgados. Estas
mismas personas se preguntan. ¿Existen esos modelos?
“Se han descubierto más cosas sobre el cerebro en las dos últimas décadas, que en los últimos dos millones de años”. Rober Sperry
El neurólogo Richard Restak, nos habla de un nuevo cerebro:
“El cerebro humano, antes un órgano misterioso, fascinante, desconocido…se presenta ahora ante nosotros bajo una nueva luz. La tecnología y la biología se unen para influir en su evolución, tanto que ya se empieza a hablar de un “nuevo cerebro”.Así empieza la portada del libro de este autor titulado “Nuestro nuevo cerebro” y editado por Urano.
¿Nos estamos aprovechando realmente de estos
nuevos conocimientos?
Una cosa es nuestro nivel de inteligencia (CI), y
otra es como utilizamos la inteligencia
que tenemos. Normalmente, la diferencia entre las personas no la marca el grado
de inteligencia que tienen sino el cómo
utilizan la que poseen. No te sirve de nada que tengas un destornillador
o un ordenador si no sabes cómo utilizarlo.
“Conocer el funcionamiento de nuestro cerebro puede permitirnos entender y mejorar nuestras vidas” [3]
¿Te ocupas en actualizar tu software cerebral?
SintiéndoTE
Visión de helicóptero de tu realidad:
¿Qué sueles sentir?
En un día típico y representativo de tu vida,
¿que sientes con más frecuencia: miedo, desilusión, preocupaciones, temores…? ¿O
más bien sientes optimismo, ilusión, entusiasmo, esperanza...? Una forma de
sentir te lleva al fracaso y a la frustración, mientras que la otra te lleva al
logro y al éxito
¿Qué hace que sientas lo que sientes?
Sea lo que sea lo que sientes, ello no es debido
a la realidad que te toca vivir, a las circunstancias, sino tu percepción, a lo que piensas, a las
ideas que tienes en tu mente acerca de esa realidad, de esas circunstancias. Es por esta razón, que dos
realidades objetivas, vividas por dos personas diferentes, lleva a una a sentir
sobre todo emociones positivas mientras que la otra siente emociones negativas.
Lo que marca la diferencia no es la realidad, sino tu pensamiento. Deshazte de
estos pensamientos, cámbialos por otros y cambiará tu realidad.
Esto, dicho así, puede parecer un mensaje salido
del optimismo de pandereta, que nada tiene que ver con el optimismo funcional
que preconizamos desde este foro. Si el primero se olvidaría de la realidad,
este segundo, te llevará a cambiar la realidad por ti mismo, operando en ella,
no desde la vulnerabilidad de estados debilitadores, sino desde la fortaleza de estados potenciadores, los cuales
puedes crear tú mismo percibiendo, pensando de forma inteligente. Enfrentándote
a la realidad con tus mejores recursos y en tu mejor estado.
Hay todo un debate acerca de que es lo primero,
el pensamiento o el sentimiento. La
cuestión podemos resolverla
diciendo que el pensar, sentir y actuar van juntos, forman un todo en un
esquema de causa-efecto.
Somos lo que pensamos y si aprendemos a controlar
nuestros pensamientos, también controlamos nuestros sentimientos. El
sentimiento es una reacción física a un
pensamiento. Cada emoción tiene un correlato fisiológico. Cambiando tu percepción y cambiaran tus
emociones.
“Jilly Ccoper, famoso novelista, escribió una vez un artículo en un periódico en el que decía que para saber si un marido tenía una amante había que mirar el largo de la corbata cuando salía de casa después de desayunar y cuando volvía por la noche. Un día un caballero volvió a casa con la corbata mucho más corta que cuando se fue por la mañana. Su mujer inició una discusión acusándole de estar viéndose con otra mujer.
“Cariño, he ido a jugar al squash” contestó él. Hay que quitarse la corbata para jugar. La precepción de la mujer cambió y con ella sus emociones.” [4]
Nuestros pensamientos son determinantes en nuestro
sentir y en nuestro hacer. En este mismo
Blog, en el post titulado: La CADENA PSA como fuente de
nuestros RECURSOS 1, decíamos que primero pensamos y que en función del tipo de pensamientos
que tengamos, generamos unos estados que
nos van a facilitar mucho una actuación eficaz o, por lo contrario, nos la van
a dificultar o incluso impedir actuar eficazmente.
La manera en que cada persona ve su propio
intelecto influye mucho en las dificultades o facilidades que le surgen a la hora de funcionar. Si alguien
se ve a sí mismo como inteligente y otros apoyan su creencia, se le incrementan
considerablemente las probabilidades de desarrollar el potencial de su cerebro.
Un experimento realizado hace muchos años (1968), por Richard Rosenthal y Leonore Jacobson así lo confirma. De ahí nació el “Efecto Pigmalión” y la
“Profecía auto cumplida” que tanto se utilizaron como argumentos en infinidad
de cursos de desarrollo personal.
No es lo mismo sentirse bien que sentirse mal. El
BIS: Bienestar Individual Subjetivo (lo que comúnmente llamamos felicidad) es
muy importante. Las personas, los sitios, las situaciones, los definimos,
básicamente, en función de cómo nos sintamos con, en o ante ellas.
¿Qué sientes como consecuencia de
pensar sobre tu propio pensar?
ActuándoTE
Hay muchas formas de mejorar nuestro pensar [5],
pero lo primero es echar mano de la Meta cognición. Es una de las características del pensamiento crítico: pensar acerca de
nuestro propio pensar. Se trata de ser consciente de nuestro pensamiento cuando
realizamos una tarea específica y luego, usar esta conciencia para controlar lo
que estamos haciendo.
Cualquier profesional ya sea fontanero,
electricista, etc., tiene muchas y
diversas herramientas en su maletín de trabajo. Estas le facilitan el realizar,
con competencia, una serie de tareas propias de su profesión.
El cerebro humano tiene también herramientas,
programas mentales que usados solos o en combinación, nos permiten resolver
mucho mejor todas las situaciones que se nos presentan en la vida.
No solo se necesita inteligencia para reconocer y
mantener un programa mental, sino que su uso proporciona mayor inteligencia a
quien piensa sobre cómo utilizarlo. Este “pensar sobre como pensamos” se llama
Meta cognición, la forma de pensar de manera inteligente.
La meta cognición, la capacidad de salirnos de
nosotros mismos y reflexionar sobre nosotros mismos, es una facultad que no
tiene ningún otro animal de la escala filogenética. Nos dio a los humanos una
ventaja evolutiva muy importante. También, es la que marca la diferencia entre
las personas que saben resolver de forma conveniente las dificultades de la
vida diaria de quienes no saben hacerlo.
Normalmente, cuando nos enfrentamos a una
situación pensamos: “¿Qué hago a continuación?”. Pensar inteligentemente pasa
por preguntarse, primero, ¿Qué pienso sobre lo que puedo hacer?, y segundo,
¿Qué hago a continuación?
Lo ideal es enfrentarse a
una situación haciendo la siguiente pregunta:
¿Cómo puedo hacer, para pensar mejor sobre lo que
podría pensar, sobre lo que puedo hacer
ante este problema, proyecto, objetivo o situación?
La pregunta, a primera vista, es un poco enrevesada. No la rechaces por esto.
¡Piénsala!
Visión de helicóptero de tu hacer
La atención y la conciencia son los fundamentos
sobre los que descansa nuestro entendimiento y comprensión del mundo.
Para tomar conciencia (darte cuenta) de tu
actuación, para ser consciente de si estás actuando bien o mal en función del
objetivo que persigas en una determinada situación, es bueno “elevarse”, coger
perspectiva. Si los árboles no te dejan
ver el bosque… ¡ELÉVATE!
Aplicación práctica
Cada persona tenemos un “doble yo”: un yo
actor, y un yo observador.
El yo actor actúa y ejecuta la conducta. El yo
observador, observa, guía la actuación del yo actor. Proporciona información de
la situación. El yo observador se “sube al helicóptero”, determina la distancia
óptima, mira desde lo alto, ve las cosas con perspectiva y tomas conciencia, se
da cuenta de cómo está actuando. Por eso puede guiar eficazmente al yo actor,
el cual, enfrascado en la actuación no se da cuenta de muchas cosas
significativas que están ocurriendo mientras el actúa. Se forma así una idea
sistémica de la situación.
En la próxima reunión que tengas, o en la próxima
situación a la que te enfrentes, tómate un momento y “sube al helicóptero”.
¿Cómo
percibes tú el mundo?
¿Cómo
utilizas tu atención en el mundo y llegas a ser consciente del mismo?
¿Cómo
llegas a saber?
BIBLIOGRAFÍA
[1]GONZALEZ
LABRA María José.: Introducción a la
Psicología del Pensamiento. Editorial Trotta, Madrid 2001, p.105
[2] CHINCHILLA Nuria.: Seminario “La
gestión del tiempo directivo”. IESE.
[3]RATEY
John J.: El cerebro: manual de
instrucciones. Mondadori S.L. Barcelona 2012
[4] DE BONO Edward.: ¡PIENSA! Antes de que sea demasiado tarde.
Paidós Madrid 2011. P. 174
[5]LEWIS
David y GREENE James.: El arte de pensar. Martinez Roca, Barcelona 1989