¿En dónde están las ideas de los políticos?
La columna de Manuel Vicent en el
País nos refleja las tres fases de la comunicación de los políticos.
Primero fue la palabra, sustituida posteriormente por la imagen. Ahora son los
tuits. Se puede constatar un hecho muy preocupante:
a mayor evolución de los medios, más intensa y
progresiva involución de las ideas, hasta tal punto, que estas se
encuentran en grave riesgo de extinción.
La tecnología es una extensión del hombre,
influye de forma decisiva en los aspectos sociales del ser humano, hasta
tal punto que acaba configurándolo y determinando la manera en cómo
estamos y habitamos el mundo.
Dentro de poco vamos a votar:
¿Cuántos lo harán en base a las ideas que nos expondrán los políticos en sus discursos?
¿Podremos analizar lo que digan en base a tratar de descubrir la idea principal, los párrafos en los que esta se estructura y las ideas secundarias que la apoyan?
¿Podremos, antes de votar, utilizar los dos grandes recursos (conocimientos e inteligencia) que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas?
¿Cuántos lo harán en base a las ideas que nos expondrán los políticos en sus discursos?
¿Podremos analizar lo que digan en base a tratar de descubrir la idea principal, los párrafos en los que esta se estructura y las ideas secundarias que la apoyan?
¿Podremos, antes de votar, utilizar los dos grandes recursos (conocimientos e inteligencia) que utiliza el pensamiento crítico en su proceso de elaboración de posturas lógicas, razonadas y justificadas?
Me temo que no. Pretender esto de nuestros políticos actuales es una
gran utopía. Tendremos que contentarnos
con el panorama que nos describe Vicent:
“Tres décadas
después, el poder de la imagen ha sido suplantado por la fuerza de Internet,
que ha introducido la política en una charca llena de infinitas ranas, que se
dedican a llenar las redes de impulsos irracionales, tóxicos sin control. Los
discursos de Churchill y de De Gaulle han sido reducidos a simples y frenéticos
tuits salidos de los dedos de Donald Trump, y en esa fétida charca chapotean
los políticos todavía en chancletas sin saber el peligro que corren. Este es el
panorama”. https://elpais.com/elpais/2019/03/16/opinion/1552749168_781507.html
Desolador, realmente desolador.
¿Cómo minimizar los riesgos a los que nos aboca este tóxico contexto?
Siendo plenamente conscientes, que las decisiones que tomamos y ejecutamos, condicionan, para bien o para mal, nuestra vida.
¿Qué método sigues tú?
Tres fases
Los discursos de Churchill y de De Gaulle han sido
reducidos a simples y frenéticos tuits salidos de los dedos de Donald Trump
La voz, la imagen, la Red. La radio era
la voz. En los años treinta del siglo pasado con la radio ascendió Hitler al
poder, y en manos de su ministro de propaganda, Joseph Goebbels, se convirtió
en una formidable arma política. Durante la guerra, a través de ese aparato,
los ladridos del führer fueron neutralizados en el espacio con
las arengas de Churchill y De Gaulle. En la contienda civil española la radio
propició la ardiente voz de Pasionaria llamando al combate y las insidias
usadas por Queipo de Llano para desmoralizar al enemigo. Después, en la
posguerra había que tapar el aparato con dos mantas para que los vecinos no se
enteraran de que se estaba sintonizando la Pirenaica. El control de la radio
por el poder fue constante hasta que 30 años después la voz fue sustituida por
la imagen. Este cambio se produjo en el debate cara a cara en televisión entre
Richard Nixon y John F. Kennedy el 26 de septiembre de 1960. Era la primera vez
que la política hubo de someterse al lenguaje y a los códigos de la pantalla.
En ese encuentro no fueron lo más importante las ideas, sino la telegenia de
los candidatos. Nixon fue derrotado porque apareció con el rostro sudoroso
lleno de sombras frente a Kennedy, recién afeitado y con un bronceado de yate.
A partir de entonces, los asesores de imagen elevaron la corbata del candidato
al mismo nivel de su inteligencia. Tres décadas después, el poder de la imagen
ha sido suplantado por la fuerza de Internet, que ha introducido la política en
una charca llena de infinitas ranas, que se dedican a llenar las redes de impulsos
irracionales, tóxicos sin control. Los discursos de Churchill y de De Gaulle
han sido reducidos a simples y frenéticos tuits salidos de los dedos de Donald
Trump, y en esa fétida charca chapotean los políticos todavía en chancletas sin
saber el peligro que corren. Este es el panorama.