Sentirse BIEN, sentirse MAL
"Vivir bien y
sentirse mal le pasa a mucha gente, estar jodido y no saber por qué es lo
último que se lleva". Manuel Vicent
(El artículo, para quien quiera leerlo, aparece más abajo, después del artículo que me dispongo a escribir yo ahora)
Al amigo, del que nos habla Manuel Vicent en su columna de El País (leer
más abajo), según la percepción de
Vicent, “no le va mal”. Enumera Vicent una larga lista de indicadores objetivos como argumentos que respaldan su opinión. Sin embargo, cuando le pregunta
que tal está, la respuesta de su amigo es rotunda: “Muy jodido, la verdad”. Parece
que esa eran su propia percepción.
Los sucesos y la vida de una persona se desarrolla,
en parte, en función de cuales sean sus expectativas. Una persona deprimida no
tiene ilusiones. Por lo contrario, el entusiasmo genera unas altas
aspiraciones. Nadie puede ir más allá de donde ponga sus expectativas. Nos lo explica muy bien el amigo de Manuel Vicent: "Dice que se siente atrapado por una congoja que no puede controlar ni sabe a qué obedece; es como si todos los días fueran siempre tardes de domingo".
Por
estas y otras razones es muy importante, a mi juicio, cuidar el Ratio Emocional
Desde el
punto de vista somático lo normal es que tengamos una temperatura de 36,5
grados. Desde el punto de vista mental, lo normal es que las personas se
encuentren a gusto, tranquilas, optimistas e ilusionadas. Atención con esto
último que sostengo, ya que hay personas que creen que siempre tienen que
encontrase bien con lo cual están generando unas expectativas irreales y pueden
acabar arrastrando una permanente frustración. La diversidad emocional nos conforma a los humanos y todas cumplen una función en un momento dado ya sea el entusiasmo, la alegría, la envidia, la ira, etc. Todos tenemos días buenos y
todos tenemos, también, días malos. La
cuestión es ser consciente de cuales prevalecen y en qué proporción. Si
prevalecen los malos, si las emociones que sentimos son muy frecuentemente
negativas, es señal de que tenemos un problema que resolver.
Un problema que puede estar localizado
dentro o fuera de uno mismo, o incluso
en los dos sitios a la vez.
La fiebre cumple a nivel somático la misma función
que las emociones negativas y desagradables a nivel emocional: no solo nos
indican que tenemos un problema, sino que nos invitan a tomar medidas para
volver a la temperatura normal: estar sereno y satisfecho. El termómetro
emocional indica “fiebre” a través de diversas emociones negativas.
Por eso hoy, más que nunca, es necesario dotarse de
herramientas emocionales. Las herramientas emocionales son útiles, entre otras muchas cosas, para evitar el síndrome del desgaste
profesional y también, no se nos olvide, el desgaste familiar. De "puertas adentro" se están viviendo auténticos "calvarios familiares" debido a la plaga de adicciones. Es cierto que muchas ya vienen de lejos, cronificadas como, por ejemplo, las compras compulsivas promovidas por el rol de la cultura del consumo de nuestra sociedad y arrastrando a la infelicidad a muchas personas, pero, otras muchas crecen exponencialmente a consecuencia de está pandemia que nos asola. De aquí la gran preocupación social que está reclamando medios para atender la salud mental.
Estas herramientas emocionales son básica para aprender a vivir (intra personales)
y para aprender a convivir (inter personales).
¿Cómo te sale, la mayoría de los días, tu ratio emocional?:
Re = Emociones + / Emociones -
Volviendo al amigo de Vicent, es cierto que hay
personas que objetivamente lo tienen todo para ser felices y, a pesar de
ello, son profundamente desgraciadas. La
psicología y la sociología ponen de relieve que el bienestar objetivo influye,
en muchos casos, muy poco en el bienestar subjetivo. Explica esto por
diversos factores, que veremos más adelante, siendo uno de ellos la
personalidad que uno tenga: una buena adaptación a uno mismo; la valoración
positiva que uno se haga de sí mismo; tener una disposición optimista (no
confundir con el optimismo de pandereta); tener una baja puntuación en
neurosis; una alta puntuación en extraversión
y un talante sociable y comunicativo. La personalidad tiene una gran
incidencia en nuestros actos y grandes efectos en la calidad de vida que
tenemos cada uno. Gracias a ella nos adaptamos mejor o peor tanto personal como
socialmente.
En una de las
cartas que Paul Sartre escribió a Simone de Beauvoir y que siempre comenzaba así: "Mi querida Castor" le habla de una amiga d ambos:
“Se lo dije
cuando bajábamos las escaleras “Tiene cara de haberle estando dando vueltas a
su vida”. Por supuesto, cándido semblante, me miró estupefacta: “Cómo lo
sabe?”. Le dije que era crónico en ella,
y siempre de origen fisiológico o provocado por
un descontento ajeno a la cosa misma”. “[…] se había dado cuenta de que
lo que le estropeaba la vida no era la fatalidad sino su propia manera de ser” (la negrita es mía).
Involucrarse con los demás y ayudarlos, también se ha manejado en las investigaciones
como una conducta que nos hace sentirnos bien. En otra de las cartas Sartre se despide así de Beauvoir:
“La quiero. Soy feliz porque pienso que esta carta la pondrá contenta. Estas
cartas fueron publicadas por Ediciones Gallimard, 1983 en dos volúmenes
titulados ‘Carta al Castor y a algunos otros’. La cita aparece en la página 117
del Volumen 1.
La psicología utiliza el BIS: Bienestar Individual Subjetivo para referirse a la valoración
global, hecha por uno mismo y sobre uno mismo. Más concretamente, referida a un
periodo de tiempo amplio, acerca de la satisfacción con la vida. Supone un balance emocional en el que las
vivencias afectivas positivas son más frecuentes que las negativas. Imagina
que coges el hábito de todos los días, coger por la noche tu "termómetro" emocional y calcular, grosso modo, el ratio emocional
del que hablamos antes. Como es lógico tiene un carácter subjetivo, dado que
depende de lo que interprete y valore cada uno.
“Soy
subjetivo, ya que soy sujeto. Si fuese objetivo, entonces sería un objeto.”
Los humanos tenemos dos realidades. Una realidad exterior objetiva y una realidad interior subjetiva. La
primera, desde una perspectiva objetiva, la medimos y valoramos a través de
indicadores objetivos. La segunda, desde una perspectiva subjetiva, la medimos y valoramos a través de auto
informes, los cuales se basan en la auto observación que realizamos cada uno de
nosotros sobre nuestra propia conducta.
La valoración
global, de la que hablamos más arriba, nos daría respuesta a cómo estás de
satisfecho con tu propio yo, con los demás, con tu vida afectiva, con tu vida
familiar, con tu vida profesional y con todo aquello que quieras tú añadir.
¿Cuál es el valor que tú le das a tu BIS del año 2021 que acabamos
de pasar?
Lo tendrías más fácil y serías más consciente (capacidad de darse cuenta), si hubieras practicado el hábito de calcular
el ratio emocional diario del que hablamos antes.
Todos hemos observado que no todas las personas con
muchos recursos físicos o materiales son felices. Igualmente también hemos
observado, que no todas las personas con pocos recursos son infelices.
Los investigadores han llegado a elaborar listas de factores que avalan
estas observaciones. Entre otras muchas, destaco las siguientes:
Focalización
en la carencia: de nada vale tener mucho si lo que se valora es de lo que se
carece.
2. El
fenómeno de la habituación: nos habituamos muy rápido a lo bueno lo cual deja
de satisfacernos tanto.
3. La
teoría del punto fijo: sostiene que nuestro BIS tiene un importante contenido
genético y mucho que ver con los rasgos de personalidad. A una edad muy temprana alcanza un
nivel que se mantendrá a lo largo de toda nuestra vida. Crecerá si nos ocurre
algo muy satisfactorio, y decrecerá si nos sucede una desgracia pero, en ambos casos,
en muy poco tiempo se recuperará su nivel de siempre.
Mucha gente cree que podemos lograr sentirnos bien a través
del consumo (la forma más actual de estar “adaptado”: eres y vales tanto como
tu capacidad de consumo) sin duda están en el camino equivocado. La patología de adicción a las compras está muy extendida y produce mucha infelicidad. Como bien
dice el sociólogo Zygmunt Bauman: "Es normal que queramos ser felices, pero hemos olvidado todas las formas de ser felices. Solo nos queda una, la felicidad de comprar. Cuando uno compra algo que desea se siente feliz, pero es un fenómeno temporal"
El proceso de “adaptación hedonista” lo confirma plenamente. Como nos recuerda Jiddu
Krishnamurti: "No es un síntoma de salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma".
Al amigo de Manuel Vient "le basta con una parra, un sillón de
mimbre, un buen libro y un sombrero de paja. Estos sueños se hallan al alcance
de la mano, ya que su profesión le ha permitido ahorrar lo suficiente como para
no tener en el futuro problemas económicos graves"
Los recursos pueden ayudar a ser feliz, pero no garantizan que uno lo sea. Por eso es una
buena opción la siguiente:
Centrarse en lo disponible:
tener la capacidad de disfrutar de
las grandes
y pequeñas cosas de cada día.
Si hay alguna persona interesada en las reflexiones de Manuel Vicent y no le abre el enlace, puede leerlo en la copia y pega del comentario de abajo.
Tedio vital
No se puede decir que le vayan mal las cosas a mi amigo. Tiene una salud aceptable, una mujer que le quiere, unos hijos que le respetan, unos nietos adorables. Acaba de jubilarse con una pensión que se considera bastante digna y le quedan aún muchos años por delante para disfrutar de la vida. Ahora que dispone de tiempo piensa viajar por España para descubrir hermosos paisajes y ciudades que no conocía. Sueña con volver a los orígenes y acabar los días junto al mar de su infancia en una pequeña casa de paredes blancas y ventanas pintadas de verde. Según me cuenta, le basta con una parra, un sillón de mimbre, un buen libro y un sombrero de paja. Estos sueños se hallan al alcance de la mano, ya que su profesión le ha permitido ahorrar lo suficiente como para no tener en el futuro problemas económicos graves. El percance de salud que sufrió hace un tiempo se ha solucionado felizmente con una operación quirúrgica y los análisis a los que se somete cada año son siempre favorables. Tiene unos amigos, entre los que me encuentro, con los que se reúne para almorzar, para ir al cine o para tomar una copa a media tarde un día a la semana y encima le gusta la música, visita exposiciones de pintura, no ha perdido el gusto por la buena mesa ni el hábito de la lectura. ¿Quién a cierta edad no firmaría por ser un tipo como este? Después de contarme las excelencias de su vida, le pregunto: “¿Y tú qué tal estás?”. Y me contesta: “Muy jodido, la verdad”. Dice que se siente atrapado por una congoja que no puede controlar ni sabe a qué obedece; es como si todos los días fueran siempre tardes de domingo. Vivir bien y sentirse mal le pasa a mucha gente, estar jodido y no saber por qué es lo último que se lleva y puesto que no se puede echar la culpa a nadie, le digo que abra de par en par las ventanas para que entre la primavera que ya está colgada de los árboles.