LA
FRAGILIDAD DEL TRABAJO 3:
EL AHORA:
"Hoy el mundo está estructurado como un circo, de manera que media humanidad permanece sentada contemplando cómo en la pista la otra mitad juega, hace el payaso y se degüella sin más."
Manuel Vicent
EL AHORA:
De lo general a lo concreto.
QUE
MÁS PODEMOS HACER,
para que lo que puede
acabar pasando, no pase.
“Ser es hacer”
SITUARSE EN
EL CONTEXTO
En La
Fragilidad del Trabajo 1, hemos pasado
por los tres tiempos: El Antes, El Ahora
y El Mañana. Por el pasado, sin el cual no se puede entender el presente; por
el presente, sin el cual no se puede construir el futuro; por el futuro, que da
sentido a los otros dos y motivación (energía) al presente.
En La
Fragilidad del Trabajo 2, tratamos de enfocar el QUÉ PODEMOS HACER, desde un
punto de vista amplio y general. Si has leído el post, con atención concentrada, habrás sacado 5 o 6
ideas clave.
Hoy, en La
Fragilidad del Trabajo 3, vamos ya a concretar
QUE MÁS PODEMOS HACER.
Estamos
tratando de qué hacer, ahora, para construir un mañana determinado, es
decir, estamos reconociendo de forma explícita, que todos podemos hacer algo,
unos más, otros menos, pero todos algo, en la construcción de un futuro
deseado.
PLANIFICANDO
EL FUTURO
“La mirada en el cielo y los pies en la tierra”
Para ganar
en concreción me voy a referir a cada persona, de una en una. Aquí no valen las
generalidades ya que cada uno somos únicos. Me dirijo, pues, a ti
individualmente, como persona única e irrepetible.
Planificar
el futuro requiere, en primer lugar, aplicar uno de los tres principios que
están detrás de toda “vida lograda” (diferente de lo que comúnmente llamamos
éxito): La Auto conciencia:
la capacidad de “darse cuenta” [1]. Para facilitar el incremento de esta Auto conciencia, aportamos la herramienta de la Figura 1.
Cada uno debe tener en cuenta los tres futuros que los humanos tenemos:
futuro probable o muy probable, futuro menos probable pero posible y,
finalmente, futuro imposible. Tú, debes de tener en cuenta los tuyos, diferente
de todos los demás, en función de variables tales como las tres edades,
salud, aptitudes, expectativas, etc.
No te
olvides que la gran coalición está formada por el pensamiento crítico más el optimismo
funcional,
distinto del optimismo de pandereta, tan en boga, que sostiene que todo es
posible. Un optimismo funcional diferencia claramente entre riesgo e
incertidumbre. El riesgo puede medirse a
través de las opciones disponibles y de
las probabilidades que tienen cada una de las opciones. La incertidumbre no es
medible, es todo azar.
En donde te
encuentres ahora mismo, en función de
cual haya sido tu trayectoria, y el cómo te sientas, es fruto de las
decisiones que has tomado o dejado de tomar en el pasado y, sobre todo, de los
hábitos que hayas ido creando a lo largo de tu vida. El pasado que viviste creó
en ti unos hábitos determinados que marcan una predisposición a actuar de una
manera determinada la cual, a su vez, determina la dirección que tomas.
Los hábitos
se pueden crear y, en consecuencia, se pueden eliminar. En otra ocasión
desarrollaremos un modelo empírico que he trabajado y practicado largos años.
De momento
clarifica tu situación actual con respecto a tus tres futuros.
TUS FUTUROS:
¿Tienes una idea, más a menos elaborada, de los
acontecimientos que puedes ubicar en cada uno de los tres futuros?
¿Puede que algo que tengas en el futuro imposible,
podrías ubicarlo en el futuro menos probable pero posible?
¿Tal vez tienes algo en el futuro muy probable que,
si fueras realista, deberías ubicarlo en
el futuro imposible?
A medida
que vamos cumpliendo años,
edad cronológica, se va
incrementando la lista de cosas que pertenecen al “futuro imposible”. Por eso hay que empezar
cuanto antes a meterlas en el apartado de “Futuro posible”.
El optimismo
funcional, parte del principio de que el
futuro, en buena parte se puede crear,
no solamente deseándolo, (como sostiene el optimismo de pandereta), sino
poniéndose a trabajar para crear el futuro que tú deseas. Nos aporta la
herramienta de la Figura 3.
Consiste, en primer lugar, mirar hacia atrás y, en segundo lugar, mirar
hacia adelante.
Mirando
hacia atrás: Sitúate (imaginación) en una edad de 80 años. Mira hacia atrás y
responde a las preguntas que aparecen en la figura.
Seguidamente,
sitúate en el presente, en el ahora, mira hacia adelante y márcate el plan de
acción correspondiente.
Haz lo que quieras hacer, antes de que se convierta en lo que
te gustaría hacer pero ya no puedes hacerlo.
Siempre he
tenido mucho interés en las opiniones de personas muy mayores que están en el
final de su vida. Conservo toda una colección de páginas de periódico (aún no
teníamos internet), de entrevistas realizadas por diversos periodistas a este
tipo de personas. Hablan sin los
condicionamientos que tenemos los demás, con sinceridad, y hablan desde la sabiduría que han acumulado
a lo largo de su ciclo vital. Entre otras muchas cosas he descubierto que no
suelen arrepentirse de lo que hicieron, pero si suelen arrepentirse de lo que
no hicieron.
¿Tal vez echas de menos no haber puesto más en
juego tus recursos personales y haberte arriesgado más?
CREANDO EL FUTURO probable o muy probable.
Decíamos,
anteriormente, que sin el pasado, no se puede entender el presente; sin el
presente, no se puede construir el futuro; sin el futuro, no encontramos sentido ni al pasado ni motivación (energía)
en el presente. Lo que hacemos en el presente determina el
futuro. Acciones que hoy llevamos a cabo tienen consecuencias en el futuro.
Acciones que hoy no llevamos a cabo,
determinan un futuro diferente. Si algo “me
gusta”, pero “no me conviene”, posponerlo y llevar a cabo algo que “me conviene” me permite
alcanzar un objetivo o meta determinado. Ver, para mejor entenderlo y aplicarlo,
en este mismo blog, la entrada “Decálogo
de AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú
DECIDES”.
Si bien es
cierto que creamos el futuro con lo que hacemos o dejamos de hacer en el
presente, también lo es, que el futuro
crea el presente. La idea que tú tengas de cómo será tu futuro, te ayuda y
motiva a llevar un presente determinado. Durante mucho tiempo, en selección de
personal, se consideró que el mejor
predictor de la trayectoria laboral de una persona que se contrataba, era el cómo
se imaginaba su futuro laboral. Por ello se exploraba tanto en la entrevista de
selección sobre ello.
También es
cierto que tener en cuenta el pasado,
conocer la historia, nos ayuda también a la construcción de un presente
determinado y, en consecuencia, a un futuro concreto. Saber aquello que funcionó
y trajo buenas consecuencias y aquello que se hizo y lo que ocasionó fue el
desastre y desolación, es el primer paso para tomar conciencia de
nuestro presente y de los comportamientos y conductas más adecuados. Las mayores
ventajas de conocer el pasado no se sacan repitiéndolo, sino liberándonos del
mismo, es decir, ser conscientes de que tu yo actual, tus pensamientos, miedos,
deseos, expectativas, etc., fueron modelados por la historia, lo que te
impide, en muchos casos, desprenderte de
los mismos e imaginar futuros posibles que
hoy das por imposibles. En un modelo de cambio que veremos más adelante,
en otro post, nos daremos cuenta de lo importante que es empezar dicho cambio
por cambiar nuestra propia percepción y nuestra forma de pensar, antes de
seguir avanzando en el mismo.
En definitiva,
se trata de saber sacar ventaja de esa facultad que tiene Homo sapiens, que te permite ponerte en el pasado a través
de tu memoria, en el presente a través de tu percepción y en el futuro a través de tu imaginación.
Las dos primeras, memoria y percepción las compartimos con otros animales. La
tercera, imaginación, por lo que sabemos al día de hoy, parece ser exclusiva de
Homo sapiens.
Una de las
múltiples preguntas de se hace Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad
Hebrea de Jerusalén, es la siguiente:
"¿Qué le ocurrirá al mercado laboral
cuando la inteligencia artificial consiga mejores resultados que los humanos en
la mayoría de las tareas cognitivas?" [2]
Los
algoritmos informáticos que creará la
inteligencia artificial, sin duda ya nos superan hoy en algunas tareas
cognitivas. Nos superarán mañana (un mañana próximo), en la mayoría de ellas, pero, ¿llegarán algún
día a tener imaginación?
Los humanos
nos movemos en tres realidades: la realidad objetiva, la realidad subjetiva, y
la realidad intersubjetiva. En la primera de ella, la objetiva, la inteligencia
artificial nos dará lecciones, pero, ¿y en las otras dos? ¿Llegarán a tener
conciencia plena de sí mismos y, en
consecuencia, realidad subjetiva construida
por uno mismo de forma individual a través de sus propias percepciones?
¿Llegarán a comunicarse y compartir
entre ellos su propia realidad subjetiva y a generar creencias y sentimientos
colectivos ante determinadas cuestiones que son las que construyen la realidad
intersubjetiva? Por ejemplo, ¿llegarán a sentir lo que sentimos los humanos
ante el símbolo de una bandera? ¿Llegarán a entender que un papel, sin ningún
valor objetivo, que pone 50 euros permite satisfacer toda una seria de
necesidades por que los humanos creemos en ello?
Byung-Chul Han, a partir de “El tiempo
recobrado” de Proust, nos dice:
“Solo las relaciones de afinidad,
amistad o familia hacen que las cosas sean verdaderas. La verdad es lo opuesto
de la mera sensación fortuita. Implica un vínculo, una relación y una
proximidad. Solo las relaciones intensivas hacen que las cosas sean reales” [3]
Este tipo
de preguntas no nos las podríamos hacer los humanos si no tuviéramos
imaginación, realidad subjetiva y realidad intersubjetiva. ¿La llegarán a tener
los algoritmos futuros? ¿La perderemos los humanos para adaptarse al mundo creado
por la inteligencia artificial?
Adaptarse o
adaptarlo, he ahí la cuestión. Adaptarse al mundo, la vida las situaciones o adaptar el mundo, la vida, las situaciones a
nosotros.
¿Cómo te imaginas tu futuro?
Para incrementar tu conciencia, tu “darte
cuenta” te aporto la Herramienta de la Figura
4.
“En los momentos de crisis, solo la imaginación es más
importante que el conocimiento”.
-Albert
Einstein-
Referencias Bibliográficas
[1] Video: Decálogo de Autogestión. Cardar para progresar
[2] Noah Harari Yuval.: Homo Deus. Breve historia del mañana. Peguin Random
House Grupo Editorial, S.A.U. Barcelona, 2016. p. 299
[3], Byung-Chul Han.: El
aroma del tiempo. Pensamiento Herder Editorial, S.L., Barcelona 2015.
p. 74
....................................................
El poder del juego
Los científicos son admirados, los deportistas son
adorados. Qué grandes serían Newton y Einstein si además supieran regatear como
Mbappé
MANUEL VICENT
30 JUN 2024
- 05:00 CEST
Al parecer el primate aprendió a pensar
y a desarrollar la inteligencia jugando. De hecho, al Homo sapiens actual
sentado en las gradas del estadio le conmueve más el cerebro el gol marcado de
cabeza por la escuadra en el descuento que da la victoria a su equipo que haber
levantado las Pirámides, construido el Partenón, inventado el alfabeto, escrito
la Odisea, elaborado el teorema de Pitágoras, descubierto la ley de
la gravedad, desarrollado toda la ciencia y la técnica necesarias para poder
viajar a Marte. Recuerdo aquella noche en que los tres astronautas
norteamericanos llegaron a la Luna. La gente observó la hazaña en silencio,
entre incrédula y sobrecogida. No se oyó en los alrededores ni aplausos ni
gritos. Los vecinos permanecieron callados. Algunos ni se lo creen todavía. En
cambio, el famoso gol de Iniesta el 11 de
julio de 2010 levantó una explosión casi planetaria de júbilo
salido de las entrañas. Los científicos son admirados, los deportistas son
adorados. Qué grandes serían Newton y Einstein si además supieran regatear como
Mbappé. Al final de unos juegos olímpicos de la antigua Grecia hubo que demoler
parte de la muralla de Siracusa para que pudiera entrar en la ciudad la cohorte
que acompañaba a uno de sus atletas que volvía coronado con hojas de acebuche
por haber vencido en la carrera de cuadrigas. Sin embargo, Arquímedes, que
acababa de descubrir en la bañera el principio de física que lleva su nombre,
recorrió desnudo las calles gritando ¡Eureka! y lo tomaron por
un loco. Hoy el mundo está estructurado como un circo, de manera que media
humanidad permanece sentada contemplando cómo en la pista la otra mitad juega,
hace el payaso y se degüella sin más. Puede que el dinero y la mafia instalada
en los palcos de honor hayan podrido todo el deporte, pero hay un momento
glorioso en la cancha en que el atleta arrebata ese segundo al tiempo, ese
centímetro al espacio que estaban en poder de los dioses. Y solo por eso son
adorados.