Decálogo de AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES
“La madurez se logra cuando una persona pospone placeres inmediatos por valores a largo plazo”. Joshua L. Liebman.
En ‘Tú
conduces tu vida: tú decides 1’, hacíamos toda una serie de preguntas socráticas con el objeto de que
descubrieras por ti mismo dos puntos esenciales:
1. Todos tomamos decisiones,
todos los días.
2. Las decisiones que tomamos
marcan nuestra vida.
Decíamos que
existen hoy muchos métodos que nos ayudan a tomar decisiones acertadas (Ver:
http://www.neuroforma.es/blog/), y finalizamos con la siguiente pregunta: ¿Qué
método sigues tú?
Hoy voy a
desarrollar una herramienta que yo utilizo, desde hace mucho tiempo, y que me ha sido muy útil y me ha dado muy buenos resultados.
LA PARTIDA DE LA VIDA
Imagínate
que la vida es una partida de naipes, que se juega con solamente 4 cartas: Me
Conviene; No me Conviene; Me Apetece; No me Apetece.
El cómo
juegues estas cartas determinará, en mucha parte, el resultado final de la
partida, el cómo te vaya la vida.
Dos de estas
cartas las utiliza tu cabeza, tu razón: Me Conviene y No me Conviene. Las otras
dos cartas las utiliza tu corazón, tu emoción: Me Apetece y No me Apetece.
El cómo las
juegues, puede convertirte en una
persona madura y con voluntad o,
también, en una persona voluble y rehén.
La forma y
las decisiones que tomamos para navegar
entre las circunstancias que nos envuelven, llevan a la madurez o al
infantilismo, a trabajar en el presente para crear el futuro, o a vivir en la permanente inconsciencia, convirtiéndote en un títere y rehén de
unas circunstancias que te manejan a su gusto.
Unos cuantos
ejemplos nos ayudarán a comprender y ver el realismo de lo que exponemos.
Si tienes el
colesterol alto y te gusta mucho el queso manchego, ante el mismo deberías
tomar la decisión consciente, desde la
razón –cabeza- y jugar las cartas
‘Me Apetece’ pero ‘No me Conviene’, que te llevaría a no comer el queso. Por lo
contrario, si adoptas la decisión
inconsciente desde la emoción –corazón- y juegas, sin más, la carta “Me apetece”, te llevará a comer el
queso, con el riesgo de incrementar tu colesterol, posible angina de pecho,
quién sabe si un infarto, etc.
Si mañana
tienes a primera hora un examen
importante y hoy un colega te invita a ir de ‘botellón’ por la noche, dado que
te gusta y apetece mucho, tienes muchas probabilidades de jugar
la carta “Me Apetece” e irte a la “movida”. Sin embargo, si te acostumbras a
utilizar esta herramienta que hoy te propongo, le dirías a tu amigo: No voy
contigo. ‘Me apetece mucho’, pero ‘No me conviene’. Mañana tengo un examen
importante y quiero estar en forma para sacarlo lo mejor posible.
Con esta
decisión, jugando así las cartas, estás
creando tu futuro desde el presente.
Tienes más
probabilidades de aprobar el examen, terminar los estudios y tener una vida
diferente en muchas parcelas que no
tendrás si no terminas la carrera.
Las personas jóvenes que frecuentemente toman decisiones de esta índole (‘Me apetece’ pero ‘No me conviene’), cuando llegan a una edad adulta alcanzan la madurez, la cual yo defino como la capacidad de realizar, en el día a día, la mayor parte de las acciones bajo la etiqueta de ‘Me Apetece’ y ‘Me conviene’.
La biografía
de persona maduras nuestra que han sabido controlar el modo y manera de ir
tomando las decisiones que creían convenientes para que su vida fuera la que
ellos querían y, cuando el resultado de sus decisiones no era el que esperaban,
han sabido aprender del fracaso asimilando lo ocurrido y saliendo fortalecidos
de la experiencia. El proceso de madurez conduce a una vida más equilibrada y
satisfactoria
APLICACIÓN
PRÁCTICA: EJEMPLOS DE LA VIDA MISMA
No me gusta
hablar de mí en mis sesiones de formación, pero, no tengo inconveniente en
poner algún ejemplo personal si mejoro con ello la pedagogía de la sesión.
Siempre me
gustaron mucho los cruasanes a la plancha y durante años fue mi desayuno
preferido (aún no había desarrollado y metido en mi vida la herramienta que hoy te expongo). Con el
tiempo mi colesterol subió en exceso y tomé la decisión de no volver a tomarlos (ya practicaba la herramienta) y
sustituirlos por los cereales. EL cruasán me gustaba y apetecían mucho, pero,
no me convenía; los cereales no me gustaban ni me apetecían, pero, me convenían. Hoy, ya me gustan y
apetecen los cereales y disfruto como
nunca lo había hecho con mis desayunos, hasta tal punto que la acción de
desayunar, la catalogo como ‘Me apetece
y Me conviene’ (todas las noches hago un
pequeño y rápido examen mental de cuál es el balance de acciones del día). Algo
que en un principio no te gusta, puede
llegar a agradarte mucho. ¿Cómo? Lo expondré más adelante en otro principio del Decálogo de
Autogestión.
A una
persona joven puede predecirse, con
altas probabilidades de acierto, su
futuro en muchos campos, en función del siguiente ratio referido a las acciones
que realiza en el día a día: Número de acciones ‘No me apetecen’ ‘Me convienen’
/ Número de acciones ‘Me apetecen’ ‘No me convienen’
Para que
cuando seas mayor puedas tener un día a día plagado de acciones que te gustan y
te convienen, es decir, para que llegues a alcanzar la madurez, la cual no es
solamente cuestión de años (la edad es una condición necesaria pero no
suficiente para llegar a ella), tendrás que realizar, mientras eres joven,
un número significativo de acciones que no te apetecerá hacer pero que
te conviene hacerlas. Y recuerda que no es más maduro el que tiene más años,
sino el que ha aprendido más en sus años vividos.
En la Figura
1, el cuadro Voluntad propia de la
persona que utiliza más frecuentemente el ‘No me apetece’ pero ‘Me conviene’, es el cuadro de trabajar en el
presente para construir el futuro.
Para conseguir esto es necesario recurrir a la voluntad. La voluntad no es algo mágico con lo que nacemos o no. Se construye y desarrolla a la medida que uno mismo quiera. Es, sobre todo, una cuestión de Razón, de Inteligencia. Es “la capacidad que alguien tiene de posponer una gratificación inmediata, algo que le apetece mucho (EJ: el ‘botellón’, hoy), para obtener una gratificación futura de mayor valor (EJ: Aprobar el examen y terminar la carrera, dentro de dos años).
La madurez
consiste en no culpar a nadie de tus propias decisiones. Ver los tres
principios que desarrollamos en ‘Decálogo de Autogestión: Cardar para
progresar: http://tv.uvigo.es/es/video/mm/15178.html y que decimos que son la
base de toda vida lograda: CAR: Conciencia, Auto creencia y Responsabilidad –
asumir las consecuencias que se derivan de las decisiones que tomamos.
LA UTILIDAD DE LAS HERRAMIENTAS
Esta
herramienta para mí es tan importante y tan útil que me quedo con las ganas de
seguir desarrollándola, pero no quiero que nadie deje de leer esto por
parecerle muy extenso. La abordaremos de nuevo en otras ocasiones. Te invito
ahora a reflexionarla y que veas sus múltiples aplicaciones prácticas que
tienen en la vida; que sepas extrapolarla a situaciones concretas que se te den
a ti y que la utilices para tomar decisiones.
Toda
profesión tiene unos principios por los que se rigen los profesionales de la
misma. También tiene unas tareas que le son propias y, finalmente, tiene una
seria de herramientas que le ayudan a realizar esas tareas con la mayor calidad
y eficiencia posible. Los principios no sólo hay que conocerlos sino deben
guiar nuestra actuación como profesionales. Las herramientas debemos tener la
capacidad de manejarlas con destreza y las tareas debemos llevarlas a cabo con
una alta competencia. Esto vale para la profesión de fontanero, la de médico o para
cualquier otra.
La profesión
de vivir una vida plena, también requiera lo anterior. Si manejas con destreza
esta herramienta que hoy expongo, te facilitará mucho el vivir con plenitud.
Cuando una
persona está convencida de que sabe algo de gran valor, de gran utilidad,
quiere compartirlo para que beneficie a otras muchas personas. Ver ‘Decálogo de
Autogestión: Cardar para progresar: http://tv.uvigo.es/es/video/mm/15178.html
el Ciclo DAR: Desarrollo Personal y Profesional, Aportaciones al entorno y Recompensas.
Si alguien se desarrolló y consiguió
mucho luego necesita dar. Algunos multimillonarios dedican una gran parte de su
fortuna a proyectos altruistas que benefician a la sociedad. Ejemplo claro de
esto es Bill Gates cuyo altruismo le
llevó a que le otorgaran el premio
Príncipe de Asturias.
El mi juventud, como en otras muchas personas, predominó en mi la motivación –aquello que
nos mueve en la vida- extrínseca.
Podemos definirla así: no me gusta lo que hago pero me proporciona beneficios.
No me gusta el trabajo que hago pero me pagan un salario con el que me gano los
garbanzos. Pasados algunos años mi motivación fundamental fue la intrínseca: me
gusta tanto lo que hago que no diferencio entre trabajo y ocio. Las tareas que
desarrollo son tan apasionantes que disfruto mucho. Yo suelo decir que llevo
muchos años sin trabajar porque
disfruto mucho con mi trabajo. Por eso siempre estaré agradecido a mi empresa y
entorno porque, gracias a ellos, soy lo que soy: alguien que declara que
lleva 20 años sin trabajar porque consiguió alcanzar aquella máxima de
Confucio: “busca el trabajo que te gusta y no trabajarás en tu vida”.
Sigo
teniendo motivación intrínseca, pero, la
que predomina hoy en mí es la motivación trascendente: me gusta lo que hago porque
beneficia a muchas personas.
Si mis
alumnos, si mi nieta, incorporaran esta herramienta en su vida, yo, aún muerto,
viviré con ellos.
Si eliges un
día típico de tu vida actual:
1. ¿Cuántas de las cosas que haces puedes catalogarlas de ‘No Me Apetecen – Me convienen?
2. ¿Cuántas de las cosas que haces puedes catalogarlas de ‘Me Apetecen – No Me convienen?
Recuerda:
el objetivo debe ser que algún día puedas
catalogar la mayoría de ellas como Me Apetecen – Me convienen
En la Figura 3 aparecen reflejados los
resultados, en el tiempo, de cada una de
las decisiones que tomes en cuanto al BIS: Bienestar Individual Subjetivo, lo
que solemos llamar felicidad, que te puedan proporcionar.