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domingo, 1 de noviembre de 2020

El triunfo de la INSENSATEZ

 




El triunfo de la INSENSATEZ

Falto de sensateztonto, fatuo. Así define la Real Academia Española al vocablo insensatez.

Robert J. Sternberg en un artículo que titula “La teoría del desequilibrio de la tontería” y que incluye en un libro en el que se recogen una serie de artículos de diferentes autores,  todos relevantes en la investigación de la estupidez humana,  titulado “Por qué las personas inteligentes pueden ser tan estúpidas”. Autor: Robert J. Sternberg. Editorial: Crítica., recurre al American Heritage Dictionary of the English Language, que define a una persona “estúpida” como: “Lenta para aprender o comprender; obtusa.”; Carece de, o está marcada por una falta de inteligencia”.

El mismo diccionario define a la persona “tonta” como: “Carece o da muestras de falta  sentido común o juicio; estúpida…”; “resultado de la estupidez o mala información; poco lista”; que provoca risa, absurda ridícula; No moderada o tozuda, no razonable.

Sternberg sostiene que la causa de la insensatez humana se debe a la falta de conocimiento tácito:

 “El conocimiento orientado a la acción, adquirido normalmente sin ayuda directa de los demás, que permite a los individuos adquirir objetivos que valoran personalmente”. Este conocimiento tácito es fundamental, adquirirlo por uno mismo, bajo su propia responsabilidad personal, y luego ser utilizado en el día a día si no queremos caer en conductas insensatas.

 Es más una forma de “cómo saber” que de “qué saber”.

Esto quiere decir, entre otras cosas, que cuando en la historia del domingo pasado publicada en Facebook,  y que aparece en mi blog con el título de “La “realidad” de las pensiones: según el Pacto de Toledo”, en la que hablamos de diferentes métodos de resolución de problemas, desde la perspectiva del conocimiento tácito se considera que el conocimiento académico abstracto de procedimientos,  para la solución de problemas que no son relevantes para la vida,  no se considera conocimiento tácito. Los “inteligentes de libro” sin conocimiento tácito, son un peligro para resolver un problema de pensiones o cualquier otro problema práctico humano.


“Los costes de la insensatez pueden ser muy elevados. Para poder evitarlos, primero debemos comprenderlos. Esa comprensión puede adquirirse considerando la insensatez un desequilibrio resultado de los sentimientos de omnisciencia. omnipotencia e invulnerabilidad.”

De forma muy resumida, práctica  y limitada,  referida a los políticos:

En el mundo político  la sensación de omnisciencia  es el resultado de tener a su disposición todo tipo de información que deseen. La de omnipotencia se debe al gran poder que  tienen en sus manos que les permite hacer casi todo de lo que quieren. La de invulnerabilidad se debe a su falsa ilusión de estar completamente protegidos. Creen que tienen muchos amigos dispuestos  a protegerles en todo momento.

¿A cuantos personajes de la vida pública española podemos incluir como portadores de estas características? 

 Como terapia cognitiva  para comprender este contexto (no podemos entender racionalmente ningún suceso si no lo ubicamos en un contexto), a los ciudadanos nos vendría bien leer a Byung-Chul Han :

“La violencia y la libertad son los extremos de una escala del poder. Una creciente intensidad de la intermediación genera más libertad, o más sentimiento de libertad. Así pues, es la estructura interna de la intermediación lo que determina la forma de manifestación del poder”. (p.18)  (el resaltado en negrita es mío) . Autor: Byung-Chul Han. Titulo: Sobre el poder. Editorial: Herder.

Nos ilustra muy bien esta situación Vicent en su columna de hoy : "Pero si lo que dice esta señora fuera cierto, en ese caso la batalla política española se estaría librando como un desafío de igual a igual entre la Puerta del Sol y La Moncloa."https://elpais.com/opinion/2020-10-31/gran-guinol.html

Y ya puestos, podemos seguir con Michel Foucault :

En su obra “Vigilar y Castigar” nos habla de “tres tecnologías" del poder: El poder de la soberanía, el poder de la legislación civil y del poder disciplinario. Nos dice que el poder de la legislación civil es más estable que el de la soberanía ya que no opera desde fuera, sino desde dentro. No hace gala de la coerción externa (el poder de la espada como símbolo del poder de la soberanía)  que se irradia de arriba abajo).

 “Cuando hayáis formado así una cadena de las ideas en la cabeza de vuestros ciudadanos, podréis entonces jactaros de conducirlos y de ser sus amos. Un déspota imbécil puede obligar a unos esclavos con unas cadenas de hierro; pero un verdadero político ata mucho más fuerte por la cadena de sus propias ideas. Sujeta el primer cabo al plano fijo de la razón.”

Hace que la libertad coincida con el sometimiento.

Como psicoanálisis para los políticos (generalizable a toda persona con poder) infectados del virus de la invulnerabilidad,   que creen estar completamente protegidos, ya que tienen muchos amigos dispuestos  a echarle una mano  en todo momento, les vendría muy bien, a este tipo de políticos,   recordar a Harry Truman y seguir su consejo:

"Aquellos que deseen ardientemente una amistad que compren un perro. En cuanto las cosas se tuercen, los amigos pueden resultar cualquier cosa menos fieles, mientras que la lealtad del perro es siempre incondicional."

Nota:

 Este escrito elaborado a prisa los domingos por la mañana, para los lectores de la Historia que publico en Facebook, lo someto a reflexión más profunda durante unos día y termino por añadirle a sacarle algunos párrafos hasta que definitivamente queda recogido en mi blog.

Como complemento a esta lectura   que me ha servido de  fuente de inspiración para que yo hoy haya escrito esto, invito a leer la columna de mi admirado Manuel Vicent.   

https://elpais.com/opinion/2020-10-31/gran-guinol.html

Por si algún lector no tiene accedo a El País, la transcribo a continuación: 

Gran guiñol

Ayuso se mueve por todas las alfombras en el papel de diva, mientras los madrileños asisten al espectáculo entre la risa, el cabreo y la congoja

MANUEL VICENT

01 NOV 2020 - 00:30 CET

Madrid es España y España es Madrid. Así lo ha sentenciado la presidenta de la Comunidad, Díaz Ayuso, que habla y se expone como si alguien moviera los hilos de este guiñol político por detrás de las bambalinas. Se trata de una nueva sandez a la que nos tiene acostumbrados esta lideresa cuyos juicios son tan inquietantes como su mirada y su media sonrisa. Pero si lo que dice esta señora fuera cierto, en ese caso la batalla política española se estaría librando como un desafío de igual a igual entre la Puerta del Sol y La Moncloa. En la Puerta del Sol se produjo el levantamiento del Dos de Mayo ; desde el balcón del entonces Ministerio de la Gobernación se proclamó la Segunda República; en ese edificio se ubicó durante el franquismo la Dirección General de Seguridad en cuyos sótanos fueron torturados cientos de demócratas, algunos hasta la muerte; hacia la Puerta del Sol confluyen los gritos y pancartas de protesta desde cualquier punto del territorio nacional; en esa plaza está el kilómetro cero y su reloj da las campanadas de Año Nuevo para todo el país. La energía política que se condensa en esa plaza es demoledora. Alguien habrá convencido a esta lideresa de que si tienes la Puerta del Sol tienes a España entera, lo que te permite fajarte cuerpo a cuerpo con un presidente del Gobierno de izquierdas, quien al fin y al cabo vive en las afueras, en un palacio anodino de falso mármol solo famoso porque allí se rodó La reina del Chantecler en 1962. Puede que algún torvo asesor le haya soplado al oído que el virus que anda descabalgado asolando la Comunidad de Madrid le brinda la oportunidad de ser ella la única protagonista de esta película, como lo fue la Bella Charito. Así se mueve la Ayuso por todas las alfombras en el papel de diva, mientras los madrileños asisten a este guiñol político entre la risa, el cabreo y la congoja.