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domingo, 23 de enero de 2022

DUDO, LUEGO EXISTO

 


Dudo, luego existo


“Nada en la vida debe ser temido, solo entendido. Es el momento de entender más para temer menos” Marie Curie



Mi  curiosidad innata  y mi capacidad de asombro,   que me acompañan a lo largo de toda mi vida desde una temprana edad hasta el día de hoy ( espero que me siga acompañando),   me proporcionan una constante sed de conocimiento parecida a lo que Umberto Eco,  en su novela 'En nombre de la rosa', llevada al cine,  llama “lujuria del intelecto”. Esto hace que trate de abordar temas difíciles (reto) y, además,  sobre los cuales lo ignoro casi todo.

He leído con gran concentración, convencido de que  nada mejor, a mi juicio, para disfrutar de los días de navidad y fin de año que una buena lectura,  el último libro de  mi sobrino Juanjo Lamelas, Profesor en el CEIP Curros Enríquez de Celanova y doctor en Química-Física,  además de escritor, en el que aborda esta temática: ‘ Cóntame un conto cuántico’, publicado por Xerais.

 

Sobre el tema que hoy aborda Manuel Vicent en el País, me declaro un profundo ignorante, es decir, tema del cual ignoro o desconozco casi todo (el todo o el nada,  el siempre o el nunca, no sé si existe o no en el mundo microscópico de la realidad de la física cuántica (¿tal vez el cero absoluto?, o “el camino hacia la nada” del que nos habla  Vicent en su artículo de hoy),  pero no existe en nuestra realidad macroscópica de los humanos actuales. Somos analógicos, no digitales. Las escalas dicotómicas no funcionan con nosotros: entre el negro y el blanco, un experto distingue más de cien colores y matices diferentes.  


Hoy,  Manuel Vicent, nos aborda en su columna  la física cuántica. Lo hace, como casi siempre,  mostrando su gran capacidad de hacer perfectas síntesis de los más diversos temas por muy complejos que estos sean. Nunca deja de sorprenderme  la imaginación  de Vicent y su gran habilidad de condensar la vida en una columna de 352 palabras, según me dice el contador de ó del procesador de textos de mi ordenador,  o mejor aún,  dicho en palabras del mismo Manuel Vicent:“Para que todo el universo quepa en una columna de 66 líneas a 30 espacios es necesario desechar lo que sobra: planetas, estrellas, galaxias, el vacío que existe entre ellas con su silencio de piedra pómez. Hay que quedarse solo con lo esencial: con las grandes pasiones que mueven al alma de unas hormigas, con las horas infinitas que invierten los muertos soñando. Una columna de periódico debe ser el reloj de arena que filtre la memoria de ese deseo que el lector sentirá mañana.”


Deleite intelectual

"Los mejores, más variados y duraderos placeres, son los de la mente"                            Arthur Schopenhauer

https://neuroforma.blogspot.com/2021/04/deleite-intelectual.html

 

 Si algo caracteriza a la realidad que podemos percibir por nuestros sentidos, sin tener que recurrir a sofisticados aparatos,  es la incertidumbre, el azar (constantemente apelamos a la suerte) y también, como sostiene Vicent “Si hoy todo es a la vez verdad y mentira, cierto y falso, bueno y malo”, tal vez la física cuántica termine generando conquistas prácticas para minimizar estos males. Tal vez, también,  nos devuelva la racionalidad perdida y recuperemos la información veraz dejando de lado las grandes mentiras que se cuentan bajo el paraguas de lo "políticamente correcto" y la plaga de la postverdad y abandonemos el razonamiento emocional para explicar la realidad

Más dificultades tendrá, a mi juicio, con el alma humana y seguiremos sin resolver cuestiones trascendentales tales  como  ¿Existe Dios? ¿No existe Dios? ¿Hay algo más allá del mundo natural?

A las  personas agnósticas no nos convencen las persuasiones metafísicas y necesitamos entender la realidad a través de otros métodos. Si no resolveremos nuestras  dudas a través de la ciencia,  no tendremos otra salida, para abandonar este  estado,  que recurrir a la fe cristiana. ¿O sí? Tal vez la física cuántica nos aporte evidencias empíricas significativas que nos lleven a dar respuesta a las anteriores preguntas


Yo, mientras tanto,   cada día me reafirmo más y más, y creo profundamente en ello con toda la humildad posible,   en el

“solo sé que no sé nada”.  




Si hay alguna persona interesada en las reflexiones de Manuel Vicent y no le abre el enlace, puede leerlo en el copia y pega del comentario de abajo. 

Patas arriba


Según la física cuántica una mota de polvo contiene más partículas que estrellas hay en todo el universo. En el mundo subatómico no rige el principio de causalidad ni las leyes de la naturaleza tal como las conocemos. Esas partículas pueden estar en dos sitios distintos a la vez, ir de un lugar a otro sin pasar por en medio, caer hacia arriba y subir hacia abajo. Pese a la increíble velocidad con que se mueven, en los laboratorios de física han conseguido atraparlas con unas pinzas ópticas, manipularlas y jugar con ellas como marionetas. La física cuántica va en busca del cero absoluto y en ese camino hacia la nada puede llegar a un punto en que el tiempo y del espacio se confunden y a partir de ahí ya solo se avanza retrocediendo. Sin duda las conquistas que se realicen en ese mundo subatómico tendrán aplicaciones prácticas, pero cabe preguntarse si la física cuántica se puede aplicar también al alma humana. Juan Ignacio Cirac, director del Instituto Max Planck de Munich, le dijo un día a su abuela gallega: “Abuela, una misma cosa puede estar en dos lugares distintos a la vez y un gato puede estar al mismo tiempo vivo y muerto”. La abuela sin inmutarse le contestó: “Eso que cuentas es muy interesante, cosas más raras he visto yo aquí en Galicia, pero si vas diciendo eso por ahí te meterán en un manicomio”. Si hoy todo es a la vez verdad y mentira, cierto y falso, bueno y malo; si uno se siente a mismo tiempo vivo y muerto, como el gato de Schrödinger; si no existe un valor sólido al que agarrarse mientras alrededor el mundo se desmorona; si la forma de avanzar consiste en recular, esa es la prueba de que la física cuántica ha llegado al fondo de tu alma, que a su vez está y no está. Los científicos pueden capturar las partículas subatómicas y jugar con ellas como marionetas, por eso no debes sorprenderte si te ves un día caminando patas arriba.

https://elpais.com/opinion/2022-01-23/patas-arriba.html