sábado, 12 de abril de 2025

'Carpe Diem': ¡A VIVIR QUE SON DOS DÍAS!



 CARPE DIEM 

 ¡A VIVIR QUE SON DOS DÍAS!

La vida nos condiciona, por lo que es muy importante, a mi juicio, entender el contexto en el que nos desenvolvemos y las circunstancias personales de cada uno de nosotros: la edad, el contexto social, laboral, familiar, nuestra procedencia, nuestras expectativas de futuro, los objetivos y proyectos personales que pretendemos realizar. Todo ello genera muy distintas y diversas tipologías de personas. La diversidad es una de las características relevantes de nuestra especie. Cada uno de nosotros es único e irrepetible.Si desde el punto de vista genético hay  personas  idénticas, que tienen exactamente el mismo ADN (hermanos gemelos monocigóticos, mismo óvulo y mismo espermatozoide), aún en estos casos son diferentes en su filosofía de vida, intereses, proyectos etc.

De toda esta diversidad podíamos extraer dos variables relevantes, bajo las cuales, partiendo de las características individuales, llegar a conformar dos grupos de personas: Las que planifican su vida,el antes,el ahora, el después y las que '¿viven la vida?', sin más.

Leer, si estás interesado en el tema y quieres profundizar:

PLAN ESTRATÉGICO PERSONAL (1)

https://neuroforma.blogspot.com/2024/12/plan-estrategico-personal-1.html

A pesar de nuestra peculiar  individualidad, somos animales sociales por lo que muchos de nuestros comportamientos individuales son fruto del comportamiento social colectivo dado en un específico entorno.

Nuestro comportamiento social nos hace desperdiciar mucho de nuestro tiempo:            Nuestra capacidad de “darnos cuenta” arrastra déficits peligrosos... 

Dice la leyenda que había un hombre que peregrinaba por el mundo fijándose en todo aquello que veía. Un día llegó a un pueblo de Kammir. Antes de entrar en él vio un camino que le llamó la atención por el hecho que estaba cubierto de árboles y flores. Cogió aquel desvío y llegó a una valla con una puerta de bronce entreabierta, como invitándole a entrar. El hombre pasó el umbral y comenzó a andar lentamente entre unas piedras blancas que estaban distribuidas verticalmente entre los árboles, como por azar. No tardó en deducir  que se encontraba en el humilde cementerio del pueblo. Muy despacio se agachó a mirar la inscripción tallada en una de las lápidas y leyó: «Abdul Tareg – Vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días».El hombre sintió pena por el niño muerto tan joven y con curiosidad fue leyendo las lápidas de alrededor. Cuál sería su sorpresa al descubrir que la persona que había vivido más tiempo de las que allí se encontraban enterradas sólo había vivido once años. Terriblemente abatido se sentó a la salida del lugar y reflexionó sobre qué extraño suceso o desgracia podía haber sido la causante de la muerte de tantos niños.  Un anciano del lugar se acercó a él y le preguntó qué les pasaba y  les hizo las preguntas que le inquietaban:

– ¿Qué pasó en este pueblo? 

¿Por qué tantos niños están enterrados en este lugar? 

¿Cuál es la terrible maldición que habéis sufrido?

- Serénese buen hombre- dijo el viejo-. No existe tal maldición. Lo que sucede es que en nuestra cultura, cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta como la que yo llevo. A partir de esa edad, cada vez que goza intensamente de alguna cosa, o vive un momento especial o intenso, siente amor, paz mental o felicidad, anota en el cuaderno esta vivencia indicando lo que siente y cuánto tiempo se prolonga. Así lo vamos haciendo todos y, cuando morimos, se suma el tiempo vivido con plenitud,  sentido y consciencia por esa persona y se anota en su lápida: Este es, amigo mío, el único y verdadero tiempo vivido.

 Y tu libreta, ¿cuánto tiempo tiene al día de hoy?

Vive la vida a plenitud, para que esa libreta que todos llevamos por dentro sea la que tenga mas años de

 «VERDADERO TIEMPO VIVIDO»

Leer, si estás interesado en el tema y quieres profundizar:

NUESTRA INCIERTA VIDA ANORMAL

https://neuroforma.blogspot.com/2020/12/nuestra-incierta-vida-anormal.html

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 Un nido de golondrinas

Contemplo en directo cómo se reducen a escombros las ciudades en Gaza y Ucrania. Mientras, dos aves construyen su nido en la terraza de mi casa, y no sé qué hacer

Manuel Vicent

13 ABR 2025 - 05:00 CEST

Aunque para vivir con cierta dignidad uno trate de sacudirse de encima la basura mediática, no puedes evitar que te ensucie la mente dado que impregna la atmósfera que te ves obligado a respirar. Después de contemplar en vivo y en directo cómo mueren cientos de niños bajo las bombas, cómo se reducen a escombros las ciudades, cómo se halla este perro mundo a merced de un soberano idiota, uno intenta refugiarse en la música, en la lectura o volver al mar poniendo tierra por medio. Camino del mar a través de la espléndida primavera que han dejado las pasadas lluvias y del paisaje con todos los verdes en llamas, al final de la huida me he reencontrado con el puerto, con los barcos de pesca y el oleaje contra esas calas que uno lleva siempre en la memoria. Por un momento me creí a salvo, pero al llegar a la casa cerrada desde el pasado verano he visto que una pareja de golondrinas estaba construyendo su nido en una de las vigas de la terraza interior. En sus idas y venidas con una bola de barro en el pico estaban a medias en su afanosa tarea de construir su nido en la vertical de la mesa donde solemos reunirnos la familia y los amigos en las comidas durante las vacaciones. Hasta ese momento la pareja de golondrinas habría hecho más de dos mil viajes con unos diez días de trabajo. Un nido de golondrinas en casa suele dar una sensación de felicidad, pero si ese nido llegara a buen término me obligaría a retirar los muebles y dejar la terraza exenta para evitar que los polluelos echaran sus excrecencias sobre nuestros platos. De pronto, se me planteó un problema de conciencia. Acababa de ver en los telediarios la destrucción de las casas en Gaza y en Ucrania, cómo una vivienda en la que una familia ha vivido varias generaciones era abatida por unos soldados israelíes. Ahora estaba en mis manos destruir la casa de unas de golondrinas. Llevo dos días viendo cómo construyen su nido. No sé qué hacer. Me pregunto qué haría Gustavo Adolfo Bécquer en este caso.

 

 



 

sábado, 5 de abril de 2025

Higiene mental y auto control: 3

 

Higiene mental y auto control : 3


Imagen 1: Elaboración propia


Gestión y manejo adecuado de las emociones,
 en general, y para los POLÍTICOS 
en concreto: 3

Imagen 2: Elaboración propia


 Higiene mental 

y auto control 3

                        Gestión y manejo adecuado

                                   de las emociones 

                                 para los políticos

"Cuando un hombre esté irritado,

sus razones le abandonan"

Proverbio

Transparencia 3: Elaboración propia

Son numerosos los pueblos de la costa de Galicia en los que cada mañana salen los pescadores al mar a ganarse su sustento y el de su familia. Son pueblos tranquilos y pacíficos en los cuales reina la serenidad de sus habitantes. Salen los pecadores de mañana temprano y regresan a sus pueblos después de haber pescado lo que el mar les ha permitido.

Dado que la diversidad de las personas es una característica específica de los humanos, también en los pueblos gallegos hay diversidad de ‘estilos emocionales’ y aunque la mayoría de sus habitantes son de “enfado lento”, los hay también (aunque pocos) de “enfado rápido”. Así, por ejemplo, José que sin duda era de enfado rápido, un atardecer en el que el mar estaba revuelto, con un gran oleaje lo cual ponía en cuestión el equilibrio de las pequeñas embarcaciones, lleno de ira y anticipando una tragedia que José imaginaba a su medida, de repente se puso a gritarle al mar diciéndole palabras que no nos atrevemos a reproducir a pesar de que el mar no le respondía, facilitando que la ira de José fuera extinguiéndose.

Un habitante del pueblo al que todos conocían por Pepe que desde la orilla del mar  observaba el espectáculo, cuando José puso los pies en terreno firme se acercó a él y hablándole muy lentamente y con voz muy baja de dijo a José: Tú sabes muy bien dados los años que has pasado en el mar practicando la pesca, que el mar es impredecible y a veces poderoso destructor.

La única herramienta útil en estas ocasiones es haber aprendido a navegar sorteando las olas, las del mar y las de tus emociones: las barcazas se guían a través del timón, tus emociones a través del autocontrol.

José, reflexionó durante unos días sobre lo que Pepe le había dicho, tomando la firme decisión de autocontrolarse y también de mejorar el manejo del timón en momentos en los que el mar despierte su ira.    

El autocontrol emocional puede transformar nuestras vidas, permitiéndonos enfrentar desafíos. Es una habilidad vital que nos ayuda a mantener la armonía con nosotros mismos y con los demás, y a vivir una vida más plena y equilibrada.

La relación entre las emociones y la salud mental es un tema de gran interés y relevancia. Las emociones juegan un papel crucial en nuestra salud mental, ya que pueden influir tanto positivamente como negativamente en nuestro bienestar psicológico.

Las emociones negativas como la ansiedad, la ira, la tristeza y la depresión son adaptativas y necesarias para el individuo hasta cierto punto. Sin embargo, cuando estas emociones se presentan con una frecuencia o intensidad desajustada, pueden conducir a trastornos de la salud mental, como trastornos de ansiedad o depresión mayor. Además, las emociones negativas mantenidas pueden llevar a cambios en la conducta que olvidan hábitos saludables y desarrollan conductas adictivas, lo que a su vez puede deteriorar la salud física.

 Las emociones positivas tienen un efecto beneficioso en la salud mental. Pueden producir cambios fisiológicos saludables, ayudar a mantener buenos hábitos, y facilitar una buena comunicación con los profesionales de la salud y una adecuada adherencia a los tratamientos.

Transparencia 4: Elaboración propia



En resumen, las emociones y la salud mental están estrechamente relacionadas en un equilibrio dinámico Es importante reconocer y atender nuestras emociones.

Son muchas las técnicas que ayudan a las personas a entender las emociones y gestionarlas adecuadamente, en nosotros mismos, y en los diferentes contextos sociales en los que nos movemos. Ejemplo paradigmático de lo que no se debe hacer nos lo están ofreciendo diariamente los nuevos “amos del mundo”.

 

 Nunca se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición si no se comprende porqué se creó en primer lugar.”

 Chesterton

SI EL TEMA TE INTERESA Y QUIERES PROFUNDIZAR, TE INVITO A LEER Y REFLEXIONAR:

 

TIEMPOS CONVULSOS

 https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/5392615718178597303



  Por lo que hace referencia a los políticos,  respecto al tema que hoy estamos abordando,  es cierto que dentro del parlamento todavía no hemos asistido a ningún eclipse mental del tipo y características que describimos en diversos artículos que hemos escrito sobre la Inteligencia Emocional: esperemos que no suceda nunca. Sí hemos asistido a debates en los que la mayoría de los intervinientes manifestaban un temperamento volátil, al igual que un mar agitado en el que las olas tambalean a las pequeñas embarcaciones de nuestros pescadores gallegos, los cuales no pueden controlar las olas, pero sí pueden y han aprendido a navegar a través de ellas: Su timón en estas situaciones pasa a ser su autocontrol emocional.

Cuando los políticos se encuentren ante  un parlamento agitado,  también, al igual que nuestros pescadores gallegos, pueden agarrarse  al timón  manejándose con un autodominio de sus emociones, para lo cual sería bueno que aprendieran y sobre todo practicasen (recuerdo, una vez más que nuestro lema es (“la práctica consciente te lleva a ser competente") la estrategia de “subirse al balcón”, acuñada por William Ury y se conoce, también, como "El método de negociación de Harvard" que mostramos en la siguiente transparencia a través de 3 pasos  y que explicaremos, más a fondo,   en otro artículo posterior.  


Transparencia 5: Elaboración propia
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COLUMNA 

MANUEL VICENT

                        La necesidad de matarse

                                                Hoy parece que son las propias                                                      armas las que mandan e                                                                 imponen las reglas del miedo                                            al otro, que es el origen de la violencia



Nadie quiere la guerra. Si preguntaras uno a uno a todos los habitantes del planeta, prácticamente la humanidad entera, sin distinción de razas, religiones, lenguas y costumbres, todos darían la misma respuesta. Todo el mundo quiere la paz. Nadie tiene un interés específico en matarse así por las buenas. Entonces, no se explica por qué la guerra es una maldición que anida en las entrañas de la historia y no hay forma de acabar con ese estigma que, al parecer, nadie quiere. Dicen los pacifistas que si hay guerras es porque hay ejércitos y si hay ejércitos es porque hay armas, no al revés. En este caso el órgano crea la necesidad. El resultado son ciudades reducidas a escombros, misiles y drones que caen sobre hospitales y colegios, sobre madres que están guisando en la cocina, sobre parejas de enamorados en la cama, sobre los niños que juegan en la calle. Los ejércitos creen cumplir una alta misión, pero, según los pacifistas, solo son esclavos del designio de las armas cuyo desarrollo ha llegado a tal grado de sofisticación que hoy ya parece que son las propias armas las que mandan e imponen las reglas del miedo al otro, que es el origen de la violencia. Cuando la inteligencia artificial se apodere por completo de las armas, ellas por sí mismas se alistarán en bandos contrarios, dejarán de obedecer a los mandos, y aunque hayan sido engendradas como mellizas en la misma fábrica se buscarán mutuamente en cualquier lugar del planeta y allí donde se encuentren entrarán en combate sin ninguna ideología hasta aniquilarse. Solo que las armas se alimentan de carne humana y son insaciables, es lo que en estrategia se llaman daños colaterales. Los mandos militares son ajenos a este destino. Se levantan, se duchan, desayunan, dan un beso a su niño que duerme abrazado a un peluche y se despiden de su mujer: ¡adiós, querida!, ¡adiós, amor mío, que tengas un buen día! Y cada uno se va a su base respectiva a obedecer a las armas que son las que crean la necesidad de matarse.




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AMPLIACIÓN: 

Higiene mental y auto control: 3


¿Eres “Tipo A”  o “Tipo B”?: "De enfado rápido" o "De enfado lento"

 

Instrucciones:

 

Contesta Si o No con el máximo de fiabilidad a las siguientes preguntas. Si te es difícil de contestar  consulta a tu cónyuge, compañeros y amigos.

 

  1. ¿Crees que todo el día no tiene las horas suficientes para todo lo que deberías hacer?

 

  1. ¿Te mueve, gesticulas, caminas y comes con rapidez  habitualmente?

 

  1. ¿Te sientes impaciente por el ritmo al que suelen desarrollarse las cosas?

 

  1. ¿Acostumbras a decir: Ah, aja  o, si si, si o bien, bien, cuando te habla una persona obligándote a sí apurar tu ritmo o acabar tu frase? ¿Tienes la tendencia de acabar las frases de otras personas que están hablando?

 

  1. ¿Te sientes exageradamente irritado, incluso rabioso, cuando el coche que te precede en una carretera circula a una velocidad que tú consideras demasiado lenta? ¿Consideras angustioso tener que hacer cola o esperar turno para conseguir mesa en un restaurante?

 

  1.  ¿Encuentras intolerable observar cómo otras personas realizan tareas que tú sabes que pueden realizar más deprisa?

 

  1. ¿te impacientas contigo mismo si te ves obligado a realizar tareas repetitivas (rellenar impresos, formularios, firmar resguardos o lavar platos) que aunque necesarias te impidan hacer cosas que a ti realmente te interesan?

 

  1. ¿Es usted de esas personas que leen a toda prisa o intentan siempre conseguir condensaciones o resúmenes de obras literarias realmente interesantes o valiosas?

 

  1. ¿Se esfuerza por pensar o hacer dos cosas simultáneamente? Por ejemplo: mientras intenta escuchar a una persona ¿da vueltas a una idea que no tiene nada que ver con lo que está hablando?

 

  1. ¿Mientras está disfrutando de un descanso, continúa pensando en sus problemas laborales, domésticos o profesionales?

 

  1. ¿Tiene la costumbre de acentuar excesivameonte algunas palabras que usted considera claves en la conversación habitual, incluso cuando no es necesario remarcarlas? ¿Tiene la tendencia a articular las últimas palabras de sus frases mucho más rápidamente que las palabras iniciales?

 

 

  1.  ¿Tiene tendencia a llevar la conversación siempre a los temas que a usted le interesan y cuando no lo consigue pretende escuchar pero, en realidad, sigue ocupado en sus propias ideas?

 

  1. ¿Se siente realmente culpable cuando descansa y no hace nace nada durante varias horas y varios días?

 

  1. ¿Intenta siempre programar más y más cosas en menos tiempo, de forma que cada vez le queda menos tiempo para imprevistos?

 

  1. ¿Da con frecuencia durante la conversación golpes con el puño o palmadas en la mesa o golpea con un puño la palma de la otra mano, dando así énfasis a una palabra especial de su frase?

 

  1. ¿Se somete a ciertos plazos en su trabajo que, con frecuencia, son difíciles de cumplir?

 

  1. ¿Tiene tendencia a apretar las mandíbulas hasta que le rechinen los dientes?

 

  1. ¿Lleva con frecuencia trabajo o material de estudio a su casa por la noche?

 

  1. ¿Acostumbra usted a evaluar en términos numéricos no sólo su propio trabajo sino las actividades de los demás?

 

  1.  ¿Se siente satisfecho con su trabajo?



 Explicación

 Dos investigadores médicos, Friedman y Resenman, fueron los primeros que identificaron el tipo “A” de personalidad cuando se percataron de un patrón de personalidad recurrente en sus pacientes que sufrían enfermedades prematuras del corazón.

Los comportamientos exhibidos típicamente por un individuo del tipo “A” incluyen:

 

-        Una charla explosiva, acelerada.

-        Un alto ritmo de vida

-        Impaciencia hacia la lentitud

-        Concentración en una o más actividades al mismo tiempo

-        Auto preocupación

-        Tendencia a retar y competir con los otros, incluso en situaciones no competitivas.

-        Hostilidad gratuita

-        Conducta agresiva inapropiada que suele evolucionar frecuentemente hacia muestras de hostilidad, normalmente por la más ligera provocación o frustración.