domingo, 20 de noviembre de 2022

MIRAR DESDE ARRIBA

MIRAR  DESDE ARRIBA


¡Gol, gol, gol, gol, gol!

 

La polémica generada a partir del acontecimiento de la

Copa Mundial de la FIFA nos confirma que una cosa es ver y otra, distinta, mirar. Mirar es encontrar sentido y es imposible encontrarlo fuera si previamente no lo tenemos dentro.

Cada uno  miramos desde distintos puntos de vista, los cuales confirman los siguientes puntos:

      1. No miramos el mundo tal y como este es; lo miramos tal y como somos nosotros. “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es segúnel color del cristal con que se mira”. Ramón de Campoamor

   2. Miramos en función de nuestra experiencia y relación con el mundo. “El que tiene solo un martillo cree que todo son clavos”

            3. La inteligencia es mirar algo donde otros no ven nada.

           4. Una persona con experiencia es la que puede mirar las cosas desde                            múltiples y diversos puntos de vista. 

 











El ver es algo natural. 

De todos los sentidos que tenemos los humanos, del que más dependemos es de la visión. Se suele cuantificar que el 80% de la información que recibimos es a través de los ojos. Aun así, estamos muy limitados y de todo el espectro visual, el ojo humano solamente ve una parte muy pequeña, concretamente la comprendida entre 380 y 760 nanómetros de longitud de ondas electromagnética[1].  No podemos ver nada por debajo de 380 (ultravioleta),  ni nada por encima de 760 (infrarrojos) según nos dice :BROWN, T.S.; WALLACE, P.M., “Psicología fisiológica”,  McGraw-Hill, Madrid, 1990, pág.97 

 El mirar es algo intencional, cultural y aprendido. 

Si el ver está limitado a longitudes de onda comprendidas en el intervalo antes mencionado, el mirar, también está limitado y condicionado, no de forma colectiva, es decir, en todos los humanos de forma estándar, sino de forma individual, en cada uno de nosotros de forma diferente, en función de nuestra experiencia, cultura y de nuestro aprendizaje. Si en el ver tenemos un filtro neurológico, en el mirar tenemos dos filtros: uno cultural y otro individual.

Si el tema te interesa y quieres profundizar, te invito a leer y reflexionar:  

Decálogo de Auto Gestión: Cardar para saber mirar

https://julioiglesiasforma.blogspot.com/2020/11/primero-cardar-para-sabermirar-1.html


Tal vez la visión del astronauta del que nos habla hoy Manuel Vicent (leer más abajo),  fue una auténtica revelación de trágico final que se avecina sobre el planeta tierra. Aunque el astronauta de mente cósmica, no sometido a la presión de la gravedad de nuestro planeta, pero sí a la visión apocalíptica de la biblia quiso ver inicialmente un mensaje positivo, glorioso, a través del personaje sentado en lo alto en un sodio de jaspe, pronto fue desplazado por el dragón, tal vez de siete cabezas, al comprobar que en aquel estadio  de Qatar no se seguían las instrucciones bíblicas y adoraban y aclamaban con gritos unánimes: ¡Campeón, oé, oé, oé!, al becerro de oro.

SI  Moisés no estuviera sometido a la ley de la gravedad,  y hubiera podido elevarse y mirar desde más arriba de la que permitía el   monte Sinaí,  aún no había podio intuir que el resultado final del destino del planeta estaba cantado tal como se apreciaba a través de la “lujuriosa mierda humana”, que impedía a la biosfera su autorregulación. La hipótesis Gaia no ha podido confirmarse, y para más tragedia el   viejo paradigma del optimismo funcional, dominante durante mucho tiempo, había sido sustituido por el nuevo paradigma del "optimismo pandereta"  al que se adhieren  ,cada día,  más y más devotos.  

Si el tema te interesa y quieres profundizar, te invito a leer y reflexionar:  

VIRUS CULTURALES: OPTIMISMO DE PANDERETA

https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/4811573936680410125


El mirar es encontrar sentido y es imposible encontrarlo fuera si previamente no lo tenemos dentro. 

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Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.

En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad más justa.”

Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País, leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La reflexiono, e inspirado en ella,  escribo mi comentario y, dos horas después,  lo publico en mi blog y en otros foros. Posteriormente, si tengo tiempo, le doy otra vuelta  y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo ya definitivamente terminado en mi blog.

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MANUEL VICENT

20 NOV 2022 - 05:00 CET

 

Ignoro cuántos astronautas están orbitando en este momento la Tierra en sus naves espaciales; y también cuánto tiempo llevan moviéndose ingrávidamente en el interior de esos fabulosos cacharros. Puede que sus cuerpos se hayan hecho ya a su propia levedad que les permite volar con los brazos abiertos desde la cocina al cuarto de baño, desde la sala de máquinas a la mesa de trabajo. Sin duda sus ojos estarán saturados de la belleza de este planeta azul que penetra por las escotillas, sobre el cual la luz y la oscuridad se suceden como una rueda estelar encendiendo y apagando continentes, mares, cordilleras y desiertos, que solo desde esa altura parecen puros e incontaminados, exentos de la lujuriosa mierda humana que los envuelve. Imagino a un astronauta quien llevado por un misticismo cósmico ha decidido abandonar la nave con una Biblia en la mano. Unido a la cápsula madre con un cordón umbilical, flotando solo en el espacio, abre el libro sagrado por el Apocalipsis de San Juan. En el silencio compacto del vacío, unas veces sus páginas las ilumina el sol, otras brillan con la luz fosforescente que procede de las galaxias. Con su pensamiento ingrávido el astronauta acierta a leer: “Al punto fui elevado en espíritu y vi un solio colocado en lo más alto del cielo parecido a una piedra de jaspe en la que estaba sentado un personaje; en torno al solio había un arco de color esmeralda”. Sobre las páginas del Apocalipsis se posaban la gloria y las tinieblas, ambas con idéntico esplendor, pero, de pronto, la visión del astronauta fue interrumpida por la imagen de una bestia semejante a un dragón que subía desde Qatar y se sentaba en el solio de jaspe. Hasta sus pies llegaba un grito unánime: ¡¡Gol, gol, gol!!, seguido de un cántico ebrio: ¡¡Campeones, oé, oé, oé!!, que se expandía por todo el universo en forma de calabaza.

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