sábado, 30 de noviembre de 2024

PRIMERO TÚ (3)

 

Primero tú (3)

Cada uno se hace así mismo


"Las personas que tienen una buena autorregulación pueden estar más motivadas para conseguir objetivos a largo plazo que las personas que tienen una mala autorregulación"
Cantor Blanton 1996 

 A todos nos suena aquello de  “Hombre, conócete a ti mismo”, como una frase, o mejor, un precepto, que se leía en el frontispicio del Templo de Apolo. Hablamos, naturalmente, de la antigua Grecia, allá por el año 500 antes de Cristo, de la ciudad de Delfos que estaba situada al pie del monte Parmaso y en la cual se encontraba el templo, que era uno de los principales centros religiosos de la Grecia de entonces.

 

En aquellos tiempos se consideraba a la persona como un “ser inmutable”. Hoy en día, la ciencia nos dice todo lo contrario: sostienen que cada uno de nosotros se está haciendo permanentemente cada día, desde que nace hasta que se muere. A mi juicio, si Sócrates viviese hoy, no cogería el precepto del Templo de Apolo como guía moral y lema de vida, como camino a seguir para alcanzar la propia madurez. Lo cambiaría por otro que podría decir: “Constrúyete a ti mismo”.  En aquellos tiempos no conocían lo que hoy sabemos, gracias a la ciencia, del cerebro humano: que cambia constantemente, que su bioquímica, su anatomía y fisiología, cambia día a día en función de sus interacciones con el entorno, con el medio ambiente en el que se desenvuelve.

 Yo creo que ya lo intuían los antiguos griegos cuando nos decían aquello de “nunca te bañarás dos  veces en el agua del mismo río” (cito de memoria, no sé si literalmente, pero si en esencia). A esto hoy la ciencia le llama “Plasticidad del Sistema Nervioso Central” y que supone que todo conocimiento, información, percepción sensorial que entra en el cerebro, opera en alguna medida, cambiándolo. No somos los mismos el primer día de curso que el último. De aquí que los cursos ¡siempre valen para algo! Por eso la formación no puede pensarse exclusivamente al servicio de las necesidades y requerimientos del sistema productivo.

 También, debe satisfacer necesidades de carácter cultural, social, ético y sobre todo de desarrollo personal, que no responden de manera única a las necesidades de los sistemas productivos, que también, sino  a necesidades humanas más amplias.

 Cambiamos a lo largo de nuestra vida de forma de pensar y de sentir, cambiamos de personalidad, de motivaciones, de preferencias. Cambiamos, incluso, de identidad. Tu yo de hoy es diferente de tu yo de hace 20 años. Las percepciones que recibes ahora mismo, filtradas por tus percepciones anteriores, te van actualizando cada minuto, cada día. 

Los conocimientos sociales, éticos, profesionales, emocionales, a los que nos exponemos nos cambian, en mayor o menor medida, pero, siempre en alguna medida.

 

Figura 1: Elaboración propia

¿Cómo puedes tú dirigir este cambio no dejándolo totalmente al azar y a las circunstancias? 

Recuerda aquello del pasar del “yo soy yo y mis circunstancias” al “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.  


Figura 2: Elaboración propia

Seleccionando la información que procesas, exponiéndote a un ambiente moral, social, intelectual que te enriquezca, mejorando tu  nicho ecológico. Cuento muchas veces aquello del pez (carpa japonesa) llamado Koi. Cuando se cría en peceras, alcanza apenas unos centímetros de longitud; cuando se crían en lagos, llegan casi al metro; finalmente, aquellos criados en el mar superan el metro de crecimiento.

Vivimos en un mundo  en el que se nos reclama la atención constantemente. Todo el mundo llama a la puerta de entrada de nuestro cerebro: la atención.Randall Collins (el Einstein de la sociología actual) en su obra “Sociología de las filosofías: una teoría global del cambio intelectual” Hacer Editorial, 2005), sostiene que el conocimiento nace y se transmite a través de grupos que comparten “espacios de atención”, es decir, colectividades de seguidores.“Estar atentos” lo que los ingleses llaman mindfulness: vivir cada momento de manera consciente. La psicología define el concepto de estar atentos como asumir el control de nuestra conciencia vigilando lo que permitimos que entre en ella. La primera en introducir el concepto en la psicología, Ellen Langer, lo definía como un estado mental flexible y de contemplación que se lograba asumiendo el control sobre nuestra atención y negándonos a permitir que nos lo arrebataran las afirmaciones más absolutas, visibles y vociferantes. Estar atentos es más que un truco mental: es una forma de conectar con el mundo.

La atención es la puerta de entrada a nuestro cerebro.

 

Figura 3: Elaboración propia


La realidad es aquello hacia lo que focalizamos la atención. Por eso, mantener el control sobre nuestra atención en un mundo en el que un batallón de estímulos compiten por despojarnos de ella, exige un arduo trabajo. Estar atentos es no tragar automáticamente la idea o producto que traten de vendernos.  Es permitirnos un espacio para movernos y retroceder, es un “podría ser …” un  “quizá sea así …”, un “sí, pero …” Significa que nosotros mismos determinamos nuestra calidad de vida conservando el control de lo que tenemos en la mente, y  no practicando el último consejo sesgado que alguien pretende regalarnos.

Somos y nos hacemos con nuestras elecciones.
 

Figura 4: Elaboración propia
 

  Propusimos (en las clases presenciales que impartimos a los Ingenieros Industriales del último año de carrera) una metodología y herramientas, que les lleven a esta construcción de ti mismo, en función de tus propias elecciones.  En la fórmula de te dimos del coste del cambio (DxMxE  > DxVxR) concluíamos que si quieres controlar y lograr un cambio:

Hay que contar con un fuerte deseo y con una buena metodología. Por supuesto,  también, con mucho rigor en la puesta en escena.Una de las herramientas que trabajamos a fondo fue  como desarrollar los hábitos.

En los hábitos está nuestro poder de ejercer el control sobre nuestro crecimiento y cambio. Nos hacemos a nosotros mismos a través de los hábitos. En nuestros cursos definimos el hábito como “habilidad adquirida para obrar con facilidad" (no determinada genéticamente, y que por lo tanto puedes controlarla tú), para obrar con facilidad. Desde el punto de vista de la fisiología del cerebro, definimos los hábitos mentales (los programas mentales), como “conexión neural solidificada”.  A base de repetir estrategias mentales hacemos un “sendero” en nuestro cerebro al igual que se hace un camino en el campo después  de pasar muchas veces por el mismo sitio.

 Otra de las  muchas herramientas que trabajamos fue la Cadena PSA como fuente de nuestros recursos. Con ella pusimos de manifiesto que si puedes cambiar tu percepción de las cosas, puedes cambiar tu forma se sentir, tus comportamientos,  tu personalidad.

Figura 5: Elaboración propia

 Para finalizar, no te olvides de “construir tu futuro, pues es en donde pasarás el resto de tu vida”. Y, sobre todo, empieza ahora: Sólo controlamos el ahora.

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 COLUMNA

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Ducharse por dentro

Aunque nos lavamos todos los días, nos sentimos sucios porque uno se ve obligado a respirar la podrida atmósfera política

 

MANUEL VICENT

01 DIC 2024 - 05:00 CET

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Hay una gente que se ducha por la mañana al levantarse de la cama y otra que se ducha por la noche al llegar a casa después de un día de trabajo; en todo caso unos y otros se duchan con agua y jabón para quitarse de encima la suciedad y el sudor pegados al cuerpo. “De niños qué sucios íbamos, pero qué limpios éramos”, dice el poeta. Con la edad sucede lo contrario: aunque nos lavamos todos los días por fuera, nos sentimos muy sucios por dentro, debido a que tal como vienen los naipes uno se ve obligado a respirar la podrida atmósfera política, a oír, leer y soportar envueltas en un odio mediático innumerables sandeces sin que pueda hacer nada para impedir que este cúmulo de basura se te meta por todos los poros hasta las entrañas. Si quieres estar a salvo de semejante inmundicia, la única solución consiste en aprender a ducharse por dentro. He aquí una fórmula segura. Coloca los altavoces de tu equipo de música más arriba de tu cabeza. Ponlo en marcha. Si empieza a sonar a todo volumen la Tocata y fuga de J. S. Bach sentirás que los acordes del órgano penetran en tu cerebro, se deslizan por el cuello, invaden los pulmones, se apoderan del hígado y del estómago, se abren paso por el laberinto de los intestinos, ocupan los genitales, fluyen por los muslos y se diluyen en la planta de los pies. Los acordes del órgano o de cualquier otra música que te guste tienen el suficiente vigor como para llevarse por delante todo lo negativo, oscuro y sucio que se haya adherido a tus vísceras a lo largo del día. Después de darte una ducha de Bach puedes elegir unos versos de Rimbaud. “Sobre el tranquilo remanso donde las estrellas duermen, / como una gran flor de lis la blanca Ofelia flotaba”. Coloca cada una de estas palabras bajo la lengua para que se disuelvan con la saliva en la sangre y se conviertan en carne de tu carne. Basta con desearlo. La música será la lluvia que te limpiará por dentro, los versos serán el masaje que la liberará por todos los poros del cuerpo.












domingo, 10 de noviembre de 2024

INVENTANDO RELATOS

 

INVENTANDO RELATOS

“Ya sea mediante el implante de recuerdos falsos, la construcción de relaciones ficticias o la creación de realidades intersubjetivas, los relatos han producido redes humanas a gran escala. A su vez, dichas redes han cambiado por completo el equilibrio de  poder en el mundo”. Yuval Noah Harari

La herramienta mágica inventada por los políticos  actuales consiste en tener la capacidad de inventar relatos. En unos casos llegan a convencer a los votantes y hacer ganar las elecciones a unos determinados políticos: Ejemplo paradigmático actual es Donald Trump. En otros casos dan como resultados el repudio y tal vez la pérdida de las próximas elecciones: Ejemplo modélico, de lo que no se debe hacer, el de Valencia. De aquí podemos deducir, entre otras muchas razones de peso, que dada la gran importancia que adquieren los relatos como causa que produce el efecto de ganar o perder unas elecciones, razón más que suficiente para que los políticos sean más cuidadosos  cuando tratan de construir relatos.  

¿Estaría Carlos Mazón y otros políticos valencianos  en esta situación actual tan precaria  si hubiesen cuidado sus relatos?

 

 

“¿Quién creó a quién? Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, se dice en el Génesis, aunque todo da a entender que fue al revés. Ha sido el hombre quien ha creado un Dios distinto a medida de sus sueños.” Manuel Vicent

Sin meternos en opiniones metafísicas, si podemos afirmar hoy que al hombre lo crea, en estos tiempos actuales,  el relato.

En Diciembre del año 2006 dio una conferencia, a la que asistí,  en el Club Faro de Vigo,    Fernando García de Haro, psiquiatra y Profesor de Psiquiatría de la Complutense. Recupero un cuaderno que siempre llevo en mi bolso desde hace muchos años, en el que anoté que ante el autoengaño  nos ofrecía dos medidas prácticas: La primera mantener un escepticismo sano sobre lo que pensamos y creemos. No nos olvidemos que los orígenes de la cultura europea hay que situarlos en los filósofos griegos cuando se dieron cuenta de que sus sentidos los engañaban y empezaron  a descifrar la realidad a través de la duda, es decir, renunciaron a interpretarla mediante el pensamiento mágico mezclando sentimientos con cogniciones. En su lugar se quedaron con el pensamiento racional que adopta una actitud escéptica,  basada en la lógica y buscando la objetividad a través de las técnicas científicas.

La política de hoy consiste, fundamentalmente, en tener la capacidad de inventar relatos que se ajusten a la mentalidad de las personas:

 

La segunda, saber diferenciar entre creencias y delirios. Según el profesor García de Haro, las dos, creencias y delirios,  comparten la propiedad de hacernos creer que lo que pensamos de la realidad es la realidad misma. El delirio, siguió diciendo según mis apuntes tomados entonces,  siempre tiene un origen patológico; las creencias cuando se viven fanáticamente o de forma excluyente, adquieren franca naturaleza enfermiza poniéndonos seguidamente dos ejemplos clarificadores:    

"Los ejecutores de los atentados de las Torres Gemelas, de los trenes de Madrid o de Londres los han llevado a cabo guiados por una creencia. Igual podemos decir de los nazis o del comunismo que creía que todo estaba justificado para imponer su ideología”.

En un momento de la conferencia se preguntó: ¿Son las creencias la salvación de la Humanidad o lo más peligroso que existe? y se respondiendo: "Aquí vamos a sostener que las creencias son el peligro más grave, sobre todo porque actualmente existen armas de destrucción masiva. La lucha entre creencias puede destruir la Humanidad".

Esta pregunta que se hizo en el año 2006, adquiere todo su sentido actualmente con lo que está pasando en el mundo. Lo que todos intuimos es que en nuestro tiempo actual, el autoengaño en el que vivimos nos está metiendo en una disyuntiva muy vulnerable y enfrentándonos a múltiples retos, entre el que figura el que nos menciona el profesor García de Haro: la destrucción de la humanidad. Podemos añadir otros muchos:  Guerra nuclear, agonía ecológica, cambio climático  y un largo etcétera que cualquier persona, consciente,  puede acabar de completar.

Jean M. Auel en su novela histórica 'El Clan del Oso Cavernario'  protagonizado por Ayla, una niña Cro-Magnon rescatada por un grupo de Neandertales, después de que un terremoto eliminara a los  los Cro-Magnon nos cuenta que “EL Clan dependía de la abundancia de sus recuerdos y de su capacidad para incrementarlos : casi no se les olvidaba nada.”

“La idea de la Realidad Imposible de Conocer es una tontería metafísica. La realidad es la realidad que descubre la ciencia y la verdad sobre la naturaleza es lo que la ciencia al límite de sus pesquisas dirá sobre la naturaleza”

Charles Sanders Pierce

 

Lo que podemos deducir de lo que nos dice Charles Sanders Pierce, al que se atribuye, entre otras muchas cosas, ser el fundador del pragmatismo, nuestra capacidad de auto engañarnos radica en que todo lo que la mente humana llega a conocer son sus propias percepciones.

Son las percepciones las que nos llevan a construir nuestra realidad subjetiva, personal, en la que vivimos, asomándonos de vez en cuando a la realidad objetiva que nos proporciona la ciencia. Esta reflexión me lleva a la siguiente pregunta:

¿Podríamos vivir si no tuviéramos la capacidad de auto engañarnos?

Mi respuesta es que no. El mundo que tenemos construido, en el que se dan tragedias de todo tipo que la mayoría de las personas psíquicamente sanas  no serían capaz de soportar, no funcionaría sin mentiras y sin auto engañarnos a través de lo cual creamos y sostenemos percepciones distorsionadas que nos evitan enfrentarnos a la cruda realidad y tener que manejar determinado tipo de emociones que nos hacen muy vulnerables.

¿Habría arrasado (55% de los votos) en las elecciones de EE.UU. Donald Trump sin recurrir a las tecnologías actuales para implantar en el cerebro de miles de americanos relatos que estos acabaron creyéndolos y votándolos?

“Las redes basadas en relatos hicieron de Homo sapiens el animal más poderoso del planeta, al conferirle una ventaja decisiva no solo sobre leones y mamuts, sino también sobre otras especies humanas remotas como los neandertales”

Así  explica en su reciente libro (p.63) titulado ‘NEXUS’ Yuval Noah Harari

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COLUMNA

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En la punta de los dedos

Los pobres han creado a un Dios misericordioso al que reclaman ayuda, si bien su omnipotencia apenas puede llenar el cazo con el que los más desesperados piden limosna

Adán y Jehová, en el fresco de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina.

MANUEL VICENT

10 NOV 2024 - 05:00 CET

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La imagen que pintó Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina en que aparecen Jehová y Adán a punto de juntar las yemas de su dedo índice pasa por ser el símbolo fálico de la creación del hombre, pero me pregunto quién de los dos es el verdadero creador. ¿Quién creó a quién? Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, se dice en el Génesis, aunque todo da a entender que fue al revés. Ha sido el hombre quien ha creado un Dios distinto a medida de sus sueños. Está el Dios airado que te expulsó del paraíso y te sigue vigilando con un solo ojo desde el interior de un triángulo isósceles. En estos momentos de la historia esta figura está en alza. Ese es el Dios que toma la forma de un político ahíto de testosterona, como Putin, que es a la vez patrón y policía con un revólver en la cadera, o puede tratarse de ese emperador tormentoso de color calabaza, Donald Trump, que acaba de ser elegido presidente de Estados Unidos. Ambos coinciden en que han sustituido el trono por el inodoro de oro macizo, solo que si tiran de la cadena podría llover plomo nuclear hasta acabar con la humanidad. Por otra parte, hay un Dios de clase media que si le rezas te permitirá ir al supermercado donde podrás llenar el carro de la compra sin que te falten nunca rollos de papel higiénico. Los pobres de la tierra han creado a un Dios misericordioso al que reclaman ayuda y remedio de todos sus males, si bien su omnipotencia apenas puede llenar el cazo de latón con el que los más desesperados piden limosna en las aceras. Hay un Dios acostumbrado a recibir unidas las blasfemias y plegarias que eleva desde la tierra el género humano. Pregúntate qué clase de Dios es el tuyo, porque, a fin de cuentas, cada uno es el Dios de sí mismo que se lleva dentro del propio cuerpo, unos en la sangre, otros en los huesos, otros en la punta de los dedos y desde allí se convierte en la medida de nuestros sueños. Es ese Dios que se afeita o se pinta los labios cada mañana ante el espejo en el cuarto de baño.