El trumpismo ha tropezado: ¡Aleluya!
Nos
decía Paul Sartre que “un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.
¿En
qué circunstancias, acontecimientos, contexto social, etc., nació y se
desenvolvió Trump, que hicieron de él semejante personaje para
acabar siendo lo que es ahora, en este momento: una nueva versión de 'Conan el
bárbaro'? Pretender, en los tiempos actuales, hacer política
desde un poder fabricado a través de la espada y la brujería es toda una
temeridad
Unos
siglos antes, Baruch Spinoza nos
había definido, de forma clara y precisa el centro de la psicología, la ética y
la política que él desarrolló a lo largo de su corta vida.
Llamó
a este centro el conatus:
y lo definió así: “Cada cosa se esfuerza, en cuanto está en ella, por
perseverar en su ser”. En una primera aproximación podemos entender el conato,
como que todo lo que existe, tiende a la autoconservación.
El
empecinamiento de Trump en mantenerse en la presidencia del país más poderoso
de la tierra, saltándose las normas que este se había dado para que ello fuera
posible, es una prueba empírica relevante, confirmatoria de la
hipótesis de que la personalidad, muchas veces anula la inteligencia y
recursos cognitivos y económicos que alguien pueda
tener, obteniendo en la vida cotidiana resultados totalmente
negativos, por mucha riqueza que este pueda tener.
Freud
incorporó al desarrollo de su sistema el conatus de Spinoza, y sostuvo que las acciones de autopreservación se
activaban de forma inconsciente. La imprudencia e irreflexión de Trump que le
llevaban a no valorar las consecuencias de sus acciones, son una prueba evidente de su falta de
conocimiento e incapacidad de percibir y darse cuenta del funcionamiento del mundo político actual. Confirman,
también, la afirmación de psicoanálisis
de que es el inconciente el que manda y regula la vida de los humanos dejando
en un segundo plano a la razón.
Con personajes
como Trump quedó confirmado que son los instintos y no la razón los que nos
llevan a actuar y, también, que aquello tantas veces repetido que que somos ‘Homo Sapiens Sapines’, hombres doblemente sabios, es una de las más grandes falacias
jamás inventadas.
En una de las cartas que Sartre escribió a Simone de Beauvoir, le hablaba de otra persona y le decía entre otras cosas “(…) se había dado cuenta de que lo que le estropeaba la vida no era la fatalidad sino su propia forma de ser”. Sartre, J.P.: Cartas al castor 1. Barcelona, Edhasa, 1986 p.117
La personalidad tiene una gran incidencia
en nuestro comportamiento y poderosos efectos sobre la calidad de vida que uno
logra tener. Es, a través de ella, que
que hace que nos adaptamos mejor o peor, social y personalmente, a la vida en general y a las diferentes parcelas de esta. Sin duda
Trump, no se adaptó a la política.
La
historia recodará los años 2020 y 2021, como la victoria de la humanidad ante
dos destructores virus, a cada cuál más letal: el SARS-CoV-2, propagador de la enfermedad Covid-19 , y el
trumpismo, propagador de la enfermedad “comecocos”, que produce, entre
otras cosas, unas intensas mermas de
madurez, sensatez y sentido común, llegando, en los casos más graves, a
suspender la actividad funcional del cerebro humano generando individuos
descerebrados.
Ya
nos lo advertía, en el siglo pasado, Skinner: