domingo, 25 de febrero de 2024

FUTURO A LARGO PLAZO

 


FUTURO  A LARGO PLAZO




Es frecuente en lecturas y conferencias sobre sobre la evolución sostener la idea que a partir de la hipótesis  de que el tiempo es infinito,  un grupo de monos dándole  al azar a las teclas de una máquina de escribir podrían terminar por escribir las obras completas de Shakespere.

Todos entendemos que las probabilidades de  que esto ocurriera serían 1, es decir, un cero %. Fue el tiempo ilimitado y el azar, mezclado con procesos complejos, lo que nos trajo hasta aquí y actualmente ya desafiamos a los dioses  buscando la inmortalidad.

Uno de los postulados de la ciencia actual sostiene que “Todo animal (Homo sapiens incluído) es un conjunto de algoritmos orgánicos modelados por la selección natural a lo largo de millones de años de evolucción.

 

Según nos dice el Génesis, 1,26, el hombre ha sido creado a la imagen de Dios con el objetivo de tener el dominio sobre el resto de la creación y también, a través de San Pablo, se nos ofrece la vida eterna afirmando que morimos como cuerpos físicos pero resurgimos como cuerpos espirituales (Corintios, 1, 15, 35y ss., (San Pablo utilizó la palabra griega soma, que significa “cuerpo”) según nos dice en ‘Siete teorías de la naturaleza humana’ Leslie Stevenson.

 

En este mundo actual que nos describe Manuel Vicent <<Solo que los dictadores podrán perpetuarse indefinidamente en el poder y los idiotas seguirán haciendo el ganso, los ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando, los poetas soñando, los actores bailando, los niños llorando, los políticos mintiendo<<. Lo que a mi juicio necesitamos, urgentemente,  es una auténtica revolución ética y moral, como única forma de sacarle carga de trabajo a Caronte transportando multitudes de personas al infierno. Sólo los ricos que se hicieron a través de la corrupción  evitarían, pagando,  deambular durante cien años.


Una herramienta necesaria para llevar a cabo la revolución ética es la filosofía. Requisito necesario para filosofar es no haber agotado la capacidad de asombro. El asombro no solo es una adaptación evolutiva útil, que nos permite adaptarnos a nuevos escenarios. También tiene efectos beneficiosos sobre nuestro cerebro. Se ha observado que la experiencia del asombro altera nuestra percepción del tiempo, reduce la impaciencia y nos hace sentir que tenemos más tiempo disponible. También nos conecta con los demás y nos impulsa a ayudar a otras personas y, por último, nos trae al momento presente y aumenta la satisfacción con la vida: (https://www.eldiario.es/tumejoryo/sensacion-asombro-inspirarnos-hacernos-mejores-personas_1_9084561.html)

 

Leer más:

APARIENCIA SIN ESENCIA

https://neuroforma.blogspot.com/2021/05/la-perspicacia-de-glaucon-apariencia.html

 

El epicureísmo, del que nos habla Manuel Vicent, nos alecciona con unas propuestas éticas muy olvidadas en los tiempos actuales, tales como la búsqueda de la serenidad, disfrutar de la vida con sabiduría, saber disfrutar de los placeres intelectuales, dar prioridad a la auténtica amistad... El estoicismo ayudó a configurar la forma de entender la vida de los romanos y ejerció una gran  influencia en Europa hasta del siglo  XVI.

 Necesitamos  de una “formación Integral”. El calificativo “Integral” hace referencia a que abarca la totalidad del ser humano y sus diferentes dimensiones: ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética, corporal, socio-política…
Lo podemos resumir todo diciendo que no solamente hay que formar a las personas para el trabajo, sino para la vida.

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Cómo ser inmortal

Los filósofos de la escuela estoica o cínica ya nos dejaron la fórmula de una eternidad de andar por casa sin pasar por el quirófano. No pensaban nunca en el futuro

MANUEL VICENT

25 FEB 2024 - 05:00CET

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La inmortalidad está ya al alcance de cualquiera. No se trata de los avances de la ciencia médica que van a permitir renovar los órganos y tejidos del cuerpo como en un taller de automóviles. Dentro de poco uno podrá guardar en el frigorífico varios corazones, hígados, estómagos y páncreas de repuesto envueltos en papel albal para cuando se necesite sustituirlos por los viejos ya gastados. En realidad, uno podrá tener una réplica entera de su cuerpo de 35 años, incluido el cerebro con todos los secretos de la memoria guardado en un almacén gracias a la inteligencia artificial. Morir o seguir en este mundo será un juego a capricho del usuario. Si te aburres, te largas, eso es todo. Solo que los dictadores podrán perpetuarse indefinidamente en el poder y los idiotas seguirán haciendo el ganso, los ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando, los poetas soñando, los actores bailando, los niños llorando, los políticos mintiendo. Esta inmortalidad clínica será sumamente grosera y, dado que el mundo seguirá sin tener sentido, los sabios se irán por voluntad propia al más allá a bordo de la barca de Caronte, en una travesía nocturna en la que no hay ningún faro. Poco importa, porque los filósofos de la escuela estoica o cínica ya nos dejaron la fórmula para ser inmortales de andar por casa sin necesidad de pasar por el quirófano. Su experimento era muy sencillo. No pensaban nunca en el futuro. Sabían que el tiempo solo era un horizonte que podían adaptar a sus sueños. Dividían el tiempo en días, horas, minutos y segundos. A la hora de vivir con plenitud solo le daban importancia en esos últimos segundos que fluyen alrededor de los sentidos y a través de ellos descendían a esa profundidad donde ya no existe ni un antes ni un después, sino el nudo de todos los placeres que a su vez les permitía ser puros, felices e incontaminados. Por lo demás, creían, como Marco Aurelio, que la vida solo era una opinión. Mientras estés vivo serás inmortal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


domingo, 18 de febrero de 2024

CONTANDO VOTOS

 



CONTANDO VOTOS

 

La última vez que voté fue el domingo, 28 de mayo de 2023. Como siempre que he votado (no recuerdo que no haya faltado  a ninguna de las convocatorias a las que hemos sido convocados). Los que hemos pasado parte de nuestra vida (niños-adolescentes- primera juventud) en  un régimen dictatorial, terminamos cogiendo un apego emocional  a las urnas a las que  guardamos una fidelidad absoluta.

Después de votar, me dispuse, como todos los domingos, a escribir en mi blog el artículo de costumbre (todas las mañanas me ocupo de mi cuerpo y practico una marcha de 10.000 pasos en un tiempo de 80 minutos a un ritmo de 125 pasos/minutos) ya dejé atrás los 135 de años anteriores. Los domingos por las mañanas me ocupo de mi cerebro y lo dedico a incrementar mis “reservas cognitivas” intentando comprender las metáforas de Manuel Vicent y escribiendo un nuevo artículo en mi blog.

En el que escribí en las últimas elecciones decía, entre otras cosas,  que hoy es el día de aplicar a los políticos nuestros refuerzos positivos o negativos en función de cómo lo hayan hecho a los largo de la legislatura anterior. Con nuestro voto podemos premiarlos dándole un refuerzo positivo  votándolos. También,  con nuestro voto,  podemos “castigarlos” dándole un refuerzo negativo   ignorándolos.

Son los políticos, los que con sus decisiones,  tienen más capacidad de convertirse en constructores de un mayor bienestar para determinados colectivos o, por lo contrario, incrementar el malestar  de otros ciudadanos. Nuestro voto sí tiene sentido.

  Puedes leer, si quieres, el artículo entero en el  siguiente enlace:

 EL VOTO

https://neuroforma.blogspot.com/2023/05/el-voto-nuestras-vidas-comienzan-llegar.html

  

Es el voto la principal herramienta con la que los ciudadanos construimos  la democracia. Unos votos protegidos por las urnas que contienen, nada más ni nada menos, la voluntad popular. Todos tenemos la oportunidad de influir en la marcha de nuestro país y en consecuencia de construir, desde el presente, hoy,  nuestro futuro.  Sobre nosotros, los ciudadanos, cae esta responsabilidad: construir el futuro colectivo.

Después de votar en el ayuntamiento de Vigo, cuando salía,  una televisión me preguntó por qué iba tan temprano. Estuve a punto de decirle que mis ciclos circadianos me definía como un auténtico alondra y que, en consecuencia,  mi planificación del tiempo empezaba por priorizar las cosas importantes siempre a primera hora de la mañana que es en la que estoy en la mejor versión de mi mismo. Finalmente opté por la respuesta más sencilla y también verdadera: a esa hora no había colas las cuales no soporto. Una vez más fue mi voto el primero que entró en la urna. Como añadido también le dije para dar un poco más de consistencia a la entrevista, algo que no era cierto (mentira piadosa), que había dudado un poco, que tenía clarísimo a quien no votar pero sí ciertas dudas a quién votar.

Dentro del universo que nos rodea somos simples hormigas, eso sí, hormigas sapiens, con lóbulos frontales los cuales nos ayudan a tomar decisiones no instintivas sino planificadas previamente.

Leer:

¿VOTO RACIONAL O VOTO EMOCIONAL?

https://neuroforma.blogspot.com/2019/05/voto-racional-o-voto-emocional-nuestro.html



 Ya solo nos falta  que los componentes de las mesas electorales cuenten los votos que las hormigas sapiens hemos depositado en las urnas, descartando aquellos que no cumplan con los requisitos necesarios para que sean válidos, descartando igual que Penélope,  a aquellos pretendientes que después de comer ricos manjares y beber abundante vino ninguno fue capaz de armar el  arco de Ulises.

Sería bueno recordar a los ganadores de hoy que se disfracen internamente de mendigos y que aceptan el resultado de las urnas  con humildad para poder, cuando gobiernen,  resolver  con unas justas y ponderadas  decisiones los problemas de los ciudadanos, priorizando,  a los más necesitados.  

 Con estas expectativas no nos dormiremos hoy (no  soy búho, sino alondra y me acuesto muy temprano) hasta que tengamos claro cuál fue el ganador y en función del recuento tener la certeza de si tendrá la capacidad de negociar aunque en número de votos sea el que más haya sacado.

Gobierna, como todos sabemos, (aunque al parecer algunos pocos lo ignoran)   el que alcanza la mayoría cualificada en el Congreso de los Diputados.

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COLUMNA

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Contando hormigas

Pensé en lo que había dejado al emprender este viaje. Atrás había quedado la mesa del café Gijón que daba al primer ventanal a través del cual había visto pasar la vida durante tantos años

MANUEL VICENT

18 FEB 2024 - 05:00CET

Un día en Ítaca, sentado en las raíces de un olivo milenario que formaban una especie de trono frente a una hermosa bahía, saqué mi cuaderno de notas y me dispuse a escribir. Creía que estar en la patria de Ulises me inspiraría un texto excelente, pero después de mordisquear un buen rato el caparazón del bolígrafo, no se me ocurría nada, salvo tratar de distinguir si eran de liebre o de conejo las cagarrutas que había a mi alrededor. Pensé en lo que había dejado atrás al emprender este viaje. Atrás había quedado la mesa del café Gijón que daba al primer ventanal a través del cual había visto pasar la vida durante tantos años. Entre mi mesa y los lavabos del café había la distancia de unos 11 pasos. No es necesario explicar qué clase de menester realiza uno en el cuarto de baño. La escatología que sucede en su interior podría tomarse en este caso como una hiperbólica metáfora de la guerra de Troya y después de tirar de la cisterna, si uno se creía Ulises, al desandar los 11 pasos, podía imaginar que se trataba de su regreso a Ítaca. Sentado en las raíces de aquel olivo, bajo el silencio neumático que envolvía toda la isla, no hacía otra cosa que contar hormigas. En ese momento pasó un rebaño de cabras dejando en el aire un hedor a choto, muy ácido, muy lúbrico. Puede que John Keats hubiera extraído de este hedor cabrío un verso de oro, pero a mí no se me ocurría nada. La Ítaca real estaba llena de cagarrutas, de cabras y de hormigas; en cambio, cualquier noche de sábado, al salir del lavabo de café en ese camino de vuelta podía encontrar agolpados en la barra a la ninfa Calypso, a Nausícaa, a la maga Circe, a Polifemo, a Telémaco y finalmente a la propia Penélope esperando sentada a la mesa. No tenía ninguna necesidad de haber ido tan lejos en busca de una odisea. Allí estaban los personajes bebiendo, riendo, llorando, dispuestos a contarme cada uno su historia.

 

 

 

 

jueves, 15 de febrero de 2024

CONSTRUYENDO LÍDERES 0

 



CONSTRUYENDO LÍDERES 0



Juan

Juan Duque  es el responsable de fabricación de una empresa que se dedica a la producción  y venta de productos de plástico especiales que se utilizan en diversas actividades industriales.

Depende directamente del Director, Javier Meda,  de la planta ubicada en Vigo  y dirige a 150 colaboradores organizados en la siguiente estructura: 3 Jefes de Sección, 6 mandos directos y 141 profesionales y operarios. 

 

 Juan tiene 40 años, es  Ingeniero Industrial y reconoce abiertamente que se le da mejor la resolución de problemas técnicos que los  problemas de los colaboradores. No obstante, es consciente de la importancia que tienen las personas en la organización y su aspiración es la de convertirse en un buen líder.

 

No está muy satisfecho de cómo están transcurriendo las cosas últimamente y ya no piensa demorar más un proyecto personal que tiene aparcado desde hace tiempo: dedicar recursos, entre ellos  tiempo,  a  formarse y formar a sus directos colaboradores en las técnicas y herramientas que les permitan abandonar el estilo actual de gestionar las personas, caracterizado por una cultura de empresa claramente  autoritario ( a pesar de todo lo que se diga y de  que se presuma de los indicadores de participación que tienen en cuestión de sugerencias emitidas por los operarios y de los círculos de calidad que tienen implantados) y pasar a ejercer un liderazgo de influencia.

 

Actualmente tienen un  alto absentismo, unos índices de calidad muy deficientes y constantes conflictos con los representantes de los trabajadores pertenecientes a los tres sindicatos que tienen representación en la fábrica. Le dejó preocupado lo que hace dos días le dijo el representante del sindicato de  la CIGA, cuando en una reunión les informó de los indicadores de participación: “hay mucha obsesión por la medición y por los indicadores. Los mandos están convirtiendo el “midiendo” en “mintiendo”. No importa la realidad sino el salir en la foto, el indicador”.

  

Sus reflexiones sobre el mundo laboral, más que los años que llevaba trabajando, le hicieron llegar a la conclusión de que el liderazgo era un tema sobre el que se había teorizado mucho pero avanzado poco en el terreno del día a día. Conocía a muchas personas que se decían líderes, pero,  en realidad no eran otra cosa que jefes autoritario, que iban sacando adelante sus objetivos con un gran deterioro del clima social y dejando en el camino cantidad de “cadáveres” y “quemados”: personas, a veces de gran valía personal y profesional, que al final optan, ante la falta de un auténtico liderazgo ilusionante y motivador, por un papel de “ir tirando”, sin más, limitándose a cumplir con lo mínimo necesario para no ser puestos en evidencia.

 

De estas reflexiones concluyó, que si bien era cierto lo que escuchó en múltiples cursos a los que había asistido, de que el líder  “no nace” sino que “se hace”, no todo el mundo valía para ser líder, que se requería una base personal muy sólida y desarrollada para poder sobre ella construir un liderazgo organizacional impactante y consistente.

 

 El liderazgo no era,  como creían muchas personas que él conocía, algo que venía dado cuando a uno lo situaban en  una organización en un puesto en el que teóricamente tenía que liderar a un  número más o menos amplio de personas. Era algo que cada cual tenía que construir.

 

Decidió, pues,  emprender un viejo proyecto personal, habló con Jaime Jate, persona a la que él respetaba como profesional que había tenido una vida laboral dilatada  y que ahora se encontraba jubilado,  para que le guiase en este proceso de construirse como  un líder sólido y solvente.

 

También habló con su director, Javier Meda, acerca de su proyecto, el cuál le dijo que a él lo que le importaba eran los resultados y que estos, últimamente, se alejaban bastante de los estándares establecidos; que si Juan creía que con una nueva orientación en el estilo de llevar a las personas los resultados mejorarían, adelante, pero que él, como director, quería resultados y que por ellos valoraría a sus colaboradores.


Ver vídeo:

INTRODUCCIÓN (4:12)

domingo, 11 de febrero de 2024

Constrúyete a ti mismo

 


Constrúyete a ti mismo

El concepto de “mujer o hombre hecho/a  sí misma/o” se refiere a aquellas personas cuyo éxito (entendiento que hay tantas clases de éxito como personas, que lo que para uno puede significar un gran éxito para otras puede no significar nada) intervienen en el mismo muchas variables entre las cuales siempre se encuentra la autodeterminación y el esfuerzo (soy consciente de que a este último término se le da actualmente un carácter peyorativo o despectivo). A lo largo de la historia, ha habido ejemplos notables de personas que han superado dificultades y han alcanzado la autorrealización, el auténtico éxito, a pesar de que tuvieron que enfrentarse a múltiples desafíos y dificultades.  Nacidas en una pequeña aldea de nuestra Galicia rural, en  una familia que  tenía tan solo recursos que le permitían sobrevivir, estrictamente, sin más, pero el  espíritu de esas personas era inquebrantable. A medida que crecían, se fueron dando cuenta de que el verdadero éxito no era tan sólo éxito material: era encontrar su verdadera pasión y propósito en la vida. Sí, es cierto que actualmente, el concepto de la sociología de “movilidad social” (ascensor social), en los tiempos actuales está averiado y que en consecuencia lo de esfuerzo personal a muchas personas  el suene a puro engaño. Aún así me atrevo a escribir lo que sigue más abajo. Ayuda a comprender el contexto, ver antes el siguiente VÍDEO:

LA PRACTICA CONSCIENTE TE LLEVA A SER COMPETENTE

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406

 Todos entendemos que no nacemos totalmente hechos, que nos vamos haciendo, poco a poco,  a lo largo de la vida.

Lo que no todos entendemos es el cómo nos vamos haciendo, ni tampoco, en que medida depende de nosotros y en que medida es fruto de la pura aleatoriedad. El título nos sugiere que  podemos construirnos a nosotros mismos siguiendo unas pautas previamente definidas y planificadas. ¿En cuanta medida? Como el sentido común nos señala, es imposible cuantificarla, pero, como el mismo sentido común nos sugiere, sin duda en  mucha medida.

El determinismo genético,  mal entendido,  lleva a muchos a afirmar que son los genes los que mandan. Desde aquí vamos a partir de la premisa de que la “tómbola genética" que nos otorgó aleatoriamente un ADN formado en igual medida por nuestro padre y nuestra madre, la mitad de cada uno, tiene menos influencia  que la que nos otorgan los hábitos que hemos o no hemos incorporado  a nuestra vida. Digo lo de “tómbola genética” por que no hemos tenido la ocasión de elegir ni a nuestro padre ni a nuestra madre. Los genes nos son dados, pero, los hábitos, nos los damos nosotros a nosotros mismos.Por lo que respecta a nuestra propia construcción podemos sintetizar, grosso modo, lo que sabemos de la ciencia de esta forma: 

un 80 % de las personas, tienen un 25% de influencia de  lo dado (genes, no modificables) y un 25 % de influencia de la educación temprana, no modificable (lo adquirido). Le quedaría, por lo tanto,  un 50% de espacio de libertad para tomar decisiones propias y construirse a su medida.

Al 20% restante de personas les sucede que debido a las condiciones de sus genes,   o a su anómala educación temprana, le disminuye  su grado de libertad, por lo que este ya no llega al 50%.

 Otros sostienen que la educación recibida en la primera infancia marca el resto del camino que nos queda por recorrer toda nuestra vida. Seguimos así en la misma, no tenemos nada que decir ni nada que hacer. Como en mi adolescencia nos decía el “ilustrado” de la época – en la Galicia rural era el cura o el maestro – “yo soy yo y mis circunstancias”. Nos lo decía para que no lucháramos contra las circunstancias y nos conformáramos con lo que éramos y teníamos. No sé si era ignorancia o mala fe, más bien creo que lo primero. ¿Conocerían la frase completa de Ortega y Gasset? 

  “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. 




En el supuesto de que la conocieran completa, ¿alcanzaría a ver su significado?

En el supuesto de que la conocieran completa y comprendieran su significado, ¿les parecería un mensaje revolucionario y pervertidor del orden establecido?

 

Hoy ya no hay “ilustrados” que manden tales mensajes subliminares, sin embargo, está a la orden del día el victimismo. Encontraremos a un montón de gente culpando de sus males a las más diversas fuentes sin darse cuenta que como adultos responsables de lo que hacen,  hacen acciones que tienen consecuencias. 

Si no te gustan las consecuencias cambiar las acciones es más práctico que buscar culpables.

A todos nos suena aquello de “Conócete a ti mismo”, como una frase, o mejor, un precepto, que se leía en el frontispicio del Templo de Apolo. Hablamos de la antigua Grecia, allá por el año V antes de Cristo, de la ciudad de Delfos que estaba situada al pie del monte Parmaso y en la cual se encontraba el templo, que era uno de los principales centros religiosos de la Grecia de entonces.

 En aquellos tiempos se consideraba a la persona como un “ser inmutable”: nos decía Parménides que lo existente es inamovible,  las cosas son inmóviles, es decir, el ser es único y permanente, inmutable. Hoy en día, la ciencia nos dice todo lo contrario. Sostiene que cada uno de nosotros se está haciendo permanentemente cada día, desde que nace hasta que se muere. Si Sócrates viviese hoy, no cogería el precepto del Templo de Apolo como guía moral y lema de vida, como camino a seguir para alcanzar la propia madurez. A mi juicio, lo cambiaría por otro de podría decir: “Constrúyete a ti mismo”.  En aquellos tiempos no conocían lo que hoy sabemos, gracias a la ciencia, del cerebro humano: que cambia constantemente, que su bioquímica, su anatomía y fisiología, cambia día a día en función de sus interacciones con el entorno, con el medio ambiente en el que se desenvuelve.

Yo creo que ya lo intuían los antiguos griegos cuando nos decían aquello de “no te bañarás dos  veces en el mismo río” con la que Heráclito de Éfeso  quería poner de relieve lo que hoy repetimos en los cursos sobre el cambio que damos en las empresas, para sembrar la idea de que es  necesario,  que se da constantemente en todos las empresas que superviven en el mercado: "la vida es cambio, el cambio es vida.  A esto hoy la ciencia le llama “Plasticidad del Sistema Nervioso Central” y que supone que todo conocimiento, información, percepción sensorial que entra en el cerebro, opera en alguna medida, cambiándolo. No somos los mismos el primer día de curso que el último. De aquí que los cursos ¡siempre valen para algo!, y no tan solo para el desarrollo profesional. La formación no puede pensarse exclusivamente al servicio de las necesidades y requerimientos del sistema productivo. También debe satisfacer necesidades de carácter cultural, social, ético y sobre todo de desarrollo personal, que no responden de manera única a las necesidades de los sistemas productivos, que también, sino  a necesidades humanas más amplias.

Tu yo de hoy es diferente de tu yo de hace 20 años. Las percepciones que recibes ahora mismo, filtradas por tus percepciones anteriores, te van actualizando cada minuto, cada día. Los conocimientos sociales, éticos, profesionales, emocionales, a los que nos exponemos nos cambian, en mayor o menor medida, pero siempre en alguna medida. Cambiamos a lo largo de nuestra vida de forma de pensar y de sentir, cambiamos de personalidad, de motivaciones, de preferencias. Cambiamos, incluso de identidad. 



 ¿Cómo podemos  nosotros  dirigir este cambio no dejándolo totalmente al azar y a las circunstancias? 

Lo primero,  recordando constantemente  aquello del pasar del “yo soy yo y mis circunstancias” al “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.   

Lo segundo,  seleccionando la información que procesas, exponiéndote a un ambiente moral, social, intelectual que te enriquezca, mejorando tu  nicho ecológico. Cuento muchas veces aquello del pez (carpa japonesa) llamado Koi. Cuando se cría en peceras, alcanza apenas unos centímetros de longitud; cuando se crían en lagos, llegan casi al metro; finalmente, aquellos criadas en el mar superan el metro de crecimiento. El nicho ecológico condiciona mucho.

 Somos y nos hacemos con nuestras elecciones.

Te propondremos una metodología y herramientas, que te lleven a esta construcción de ti mismo, en función de tus propias elecciones. Entre ellas como desarrollar los hábitos. En los hábitos está nuestro poder de ejercer el control sobre nuestro crecimiento y cambio.

Entendemos por hábito la habilidad adquirida para obrar con facilidad. Nos hacemos a nosotros mismos a través de los hábitos.

Otra de las múltiples herramientas que te descubriremos,  será la Cadena PSA como fuente de nuestros recursos: Pensamos - Sentimos - Actuamos.  



Con ella podrás apreciar que si puedes cambiar tu percepción de las cosas, puedes cambiar tu forma de sentir, tus comportamientos y los resultados que obtienes.

 

Como resumen; si te has fijado, de todo lo anterior tenemos, entre otras, dos herramientas muy prácticas. Una, el cambio de interpretación de lo que te sucede. Dos, el hábito, la repetición del nuevo comportamiento o alternativa que queramos incorporar a nuestra vida. 



Para adquirir un HÁBITO

la REPETICIÓN es la madre del APRENDIZAJE



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COLUMNA

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Todo por soñar

Mi generación lleva en el subconsciente asimilada la seducción de las grandes estrellas de la pantalla

MANUEL VICENT

11 FEB 2024 - 05:00CET

“También a mí me gustaría parecerme a Cary Grant”, solía decir el propio Cary Grant fuera de la pantalla. Parecerse a las grandes estrellas del cine suele ser un sueño muy húmedo. Confieso que también a mí me hubiera gustado fumar como lo hacía Robert Mitchum, con el humo subiendo hacia su ojo entornado con el que parecía mirar con desprecio a todo el mundo. También lo hubiera dado todo por tener un puesto de sandías y melones en una calle de Roma y que fuera derribado por la Vespa pilotada por Audrey Hepburn y Gregory Peck. Son legión los espectadores que han soñado con llamarse Rick y ser dueños de un bar en Casablanca y al entrar un día Ingrid Bergman en el local mandar a Sam que tocará otra vez la canción: A medida que el tiempo pasa. Ciertamente hubo un tiempo en que había que odiar a John Ford porque representaba el capitalismo norteamericano; en cambio había que adorar a Jean-Luc Goddard que llevó la pedantería cinematográfica hasta el extremo del tedio, si bien en secreto muchos hubieran deseado matar también a Liberty Valance con el mismo rifle Winchester que uso John Wayne. Mi generación lleva en el subconsciente asimilada la seducción de las grandes estrellas de la pantalla con el olor a pachuli y desinfectante zotal del patio de butacas. En la adolescencia fue Marilyn Monroe, aquella carne dorada que se movía como una trémula compota de fresa; en la edad adulta fue la pistola que llenaba por completo la mano de James Cagney o de Edward G. Robinson; en la madurez hubiéramos querido morder la misma manzana de Diana Keaton paseando por Central Park y entrar luego en una galería de arte del Soho; lo dábamos todo por una ironía cruel de Billy Wilder, por la cítara que toca Anton Karas en El tercer hombre, por la avioneta de Robert Redford en Memorias de África y por el sombrero hasta las cejas y medio puro en la boca de Clint Eastwood. Y así hasta el infinito.