sábado, 14 de junio de 2025

CONSTRUYENDO LÍDERES 8

 

 


CONSTRUYENDO LÍDERES 8

Auto Conocimiento

 Conociendo a Jorge  

Si te interesa el tema aporto el siguiente, video que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

 https://www.youtube.com/watch?v=JCs2M1cUhyc&ab_channel=JulioIglesiasRodriguez

O pinchando directamente en la imagen del video siguiente:



Juan, estaba entusiasmado con la incorporación de Jorge Monte. No quería manifestarlo, pero, lo cierto, es que estaba un poco harto de Antonio Ferro; ¡menos mal que ya se jubilaba! Desde hacía ya algún tiempo, manifestaba que su estado era  lo que él llamaba “despido interior” y ya no se implicaba en nada, limitándose a una presencia física para ir tirando, con la ley del mínimo esfuerzo, y con su mente en otro lugar, muy diferente al día a día de su sección.

 Juan, acordándose de lo que le habían dicho en los cursos a los que había asistido referente a la empatía, trataba de comprender a Antonio y de ponerse en su lugar, pero, también era consciente de que Pedro Macía, su director, cada día presionaba más para mejorar los resultados. Con Antonio no tenía nada que hacer. Juan recordaba con frecuencia algo que había leído, ya no se acordaba en donde, y que decía que “un hombre puede vivir 44 días sin comer, 4 días sin beber, 4 minutos sin respirar y 4 segundos sin esperanza”. 

Esto le ayudaba a tomar conciencia de lo importante que son las expectativas como herramienta de influencia. En donde no hay expectativas no se puede exigir rendimiento.

 

Quería sacar de Jorge lo mejor de sí mismo y para ello era consciente  de que tenía que conocerlo, por lo que lo observaba y estaba muy pendiente de lo que decía. Así, pasado algún tiempo, pudo darse cuenta de que le gustaba cierta  independencia y libertad, que era muy curioso, que realmente le gustaban los cambios y la novedad y que rápidamente relacionaba distintos hechos y acontecimientos teniendo una composición de lugar de lo que ocurría.

 

Observándolo actuar con sus colaboradores, Juan se dio cuenta de que Jorge trataba a estos con naturalidad y tratando de comprenderlos y cooperar con ellos, hasta tal punto de que ya alguno había manifestado que “las cosas están cambiando”. Realmente Jorge era sociable y expresivo, a la vez que entusiasta e inspirador.

 

En una ocasión Jaime le había manifestado a Juan, que un líder siempre necesita de un equipo para tener éxito. También le había dicho que Confianza+Esperanza+Transparencia = Equipo Motivado.

 

 Juan observaba que Jorge  era coherente, que obraba en función de lo que decía. Era así como empezaba a motivar a su equipo: trasmitiendo confianza basada en su autenticidad, manteniendo una esperanza en el futuro y siendo transparente.

 

Comparándolo consigo mismo, Juan se daba cuenta que  tenía algunas cosas en común con Jorge y otras muy diferentes. Así, Juan  se consideraba a sí mismo como meticuloso, que le gustaba la rutina más que los cambios, le gustaba el control y la  planificación y sobre todo el respeto de las reglas. Valoraba mucho el proceso, la estabilidad y el orden.

 

Todas estas observaciones sueltas, tanto de sí mismo como de Jorge, como de otras personas y colaboradores, Juan no sabía integrarlas en un modelo que le ayudase a explicar un poco más ampliamente como eran cada uno para poder hacer inferencias acertadas con respecto a otros aspectos. Era, ahora, cuándo se acordaba y daba valor a cosas que había escuchado en cursos a los que había asistido y que en su momento no le dio mucha importancia. 

Le venía ahora a la memoria que en uno de ellos, ya no recordaba de que iba, pero sí que le habían dicho  que “nuestro viaje comienza con el conocimiento y comprensión de uno mismo; después se dirige a conocer y entender a los demás y finalmente conectar con ellos”.

 

 Con respecto a Jorge, el “wi-fi emocional” de Juan captaba buenas vibraciones, (lo que me gusta) tal vez ello quería decir que eran semejantes en muchas cosas. Pero ahora, también captaba que en otras cosas no era como él, por lo que necesitaba (me conviene) entenderle. 

Entender sus: 

expectativas, 

 necesidades, 

 motivaciones 

 prioridades.

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15-06-2025

COLUMNA: MANUEL VICENT

Columna

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 El político corrupto se ve forzado a predicar contra la corrupción de forma obsesiva para disimular que está de mierda hasta el cuello

Pienso que ser un político corrupto es mucho más incómodo, laborioso y complicado que ser un político honrado. En el fondo, la honradez es mucho más agradable y más sencilla de llevar. Se trata de cumplir con tu deber y de vivir cada día de forma que te permita dormir a pierna suelta con la conciencia tranquila; en cambio, el político corrupto, antes que nada, es atacado por el virus de la codicia que le mantiene nervioso e insomne dando vueltas en la cama hasta que llega el día en que se siente impune dentro de la burbuja del poder y pensando que es muy fácil y que nadie le va a pillar, porque se cree muy listo, alarga el brazo más que la manga hacia ese dinero sucio que pasa por delante. En seguida empiezan los problemas. Una vez trincado, descubre que el dinero le quema en las manos. Tiene que imaginar dónde lo esconde, si emparedado entre dos tabiques, o bajo un ladrillo en el sótano, o enterrado en el jardín. Sabe que existen perros especialistas en detectar con el olfato los billetes de banco; que el móvil que lleva en el bolsillo lo sabe todo de su vida y ha seguido sus pasos como el sabueso y que a través de un satélite hoy la Policía es capaz de contar los pelos dentro de su nariz. No puede gastar ese dinero alegremente porque su nuevo tren de vida levantaría sospechas y lo delataría. La paranoia de haberse enriquecido ilícitamente empieza por erosionarlo por dentro. El político corrupto se ve forzado a predicar contra la corrupción de forma obsesiva para disimular que está de mierda hasta el cuello, de modo que cada palabra daña su pensamiento y con ella traiciona a su jefe, destruye a su partido, humilla a sus militantes y el hecho de llevar una doble vida hace que no pueda resistir su propia mirada a la hora de afeitarse ante el espejo. Si la corrupción la cometen unos políticos del partido socialista, como acaba de suceder, y si encima la realizan de forma burda, chusca, cutre, como una película española de bingueros, rompe y acaba con todos los sueños.

 

 


sábado, 7 de junio de 2025

CONSTRUYENDO LÍDERES -3

 



CONSTRUYENDO LÍDERES- 3



Jaime

Juan Duque, se sentía un tanto confuso. Había asistido a lo largo de su vida laboral a muchos cursos de Habilidades Directivas y Liderazgo, había leído multitud de artículos y libros sobre el mismo tema y, ahora, que quería aplicar en el día a día los mejores enfoques de liderazgo, no sabía por donde empezar.

Decidió hablarlo con Jaime Jate, pues, sin duda, este tendría su propia opinión sobre el tema y, seguro –pensaba Juan-,  que sería una opinión muy valiosa e interesante.

- Si los árboles no te dejan ver el bosque – le dijo Jaime- ¡Elévate!

 

-¿Recuerdas aquella escena de la película “El club de los poetas muertos” en la que Robin Williams, que hacía el papel del  profesor Keating, les hizo subir a sus alumnos de literatura a la mesa del profesor y ponerse en píe sobre ella:

            -¿Por qué he subido aquí?  ¿Quién lo sabe?

            -Para sentirse más alto – le respondió un alumno-

- No. Me ha subido a la mesa para recordarme que debemos mirar constantemente las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde arriba. Si no me creen, vengan a comprobarlo.

- Cuando ustedes crean que saben algo, deben mirarlo de un modo distinto… Cuando lean no consideren solo lo que piensa el autor: consideren lo que piensen ustedes.

 

- Alguien, que no recuerdo en este momento quién – prosiguió Jaime- habló del “segundo diluvio” para referirse a que nos están ahogando con un exceso de información. Si quieres volver idiota a alguien no lo hagas ocultándole información;  dale mucha información que no sabe como procesar, no sabe diferenciar el grano de la paja, lo que es útil de lo que no sirve para nada.

 

Juan Duque quedó un tanto sorprendido por estas ideas de Jaime. Creía que realmente no le faltaba razón. Un líder, si quería ser tal, tenía que tener, necesariamente, ideas claras y propias, fruto no sólo de lo que había leído y vivido, sino, sobre todo, fruto de sus propias reflexiones. Recordaba haberle escuchado decir en otras ocasiones a Jaime que la experiencia no es cuestión de años y de haber vivido muchas situaciones, sino, de las conclusiones personales que se han sacado de esos años y de esas situaciones: “una cosa son veinte años de experiencia y otra, muy distinta, un día repetido veinte años”.

 

Jaime quedó en enviarle un correo electrónico con unas ideas de él llamaba “Visión de helicóptero del Liderazgo”, que según él, sintetizaban los conceptos más importantes que un líder debería tener totalmente claros.

"Si los árboles no te dejan ver el bosque, elévate"

Si te interesa el tema aporto el siguiente, video que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

https://youtu.be/64JT5NtJWcUhttps://youtu.be/64JT5NtJWcU

CONSTRUYENDO LÍDERES 3

 

https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/4856216627575737289

 

 

 

Si te interesa el tema aporto el siguiente, artículo que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

 

https://neuroforma.blogspot.com/2017/11/vision-de-helicoptero-del-liderazgo-1.html

 




Si te interesa el tema aporto el siguiente video, que te clarificará un poco más 

el contexto del liderazgo al que puedes acceder a través del siguiente enlace:

https://youtu.be/64JT5NtJWcUhttps://youtu.be/64JT5NtJWcU


VISIÓN DE HELICÓPTERO

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Basta con un solo paso

Un simple gesto cambiar de historia, de sentimientos, de patriotismo, de idioma, de amores, de destino


Subió al coche, puso la radio y echó a andar. Pese a que el paisaje era espléndido y entre los pinos se veía un mar muy azul con las montañas del Pirineo cubiertas de nieve, dentro del coche la radio no hacía sino vomitar basura política, lo último de las cloacas con su hedor correspondiente. Pudo poner música clásica, tal vez el Concierto para clarinete de Mozart le hubiera ido bien a aquellas suaves colinas, pero el conductor era un tipo de español intoxicado y no podía evitar que le gustara aquella basura llena de insultos tabernarios que creaban una atmósfera asfixiante. Después de varias horas de camino ahora conducía, tal vez extraviado, por una carretera secundaria que serpenteaba por las estribaciones de una montaña. De pronto, oyó el sonido de una cascada que formaba un riachuelo de aguas muy claras, muy limpias. Paró el coche para respirar aquel aire tan puro y quiso la casualidad que sin saberlo aparcara en la misma raya de la frontera de Francia y España. De hecho, esa línea invisible que dividía a los dos países pasaba entre las ruedas del coche y lo partía en dos, de modo que una ventanilla pertenecía a Francia y la otra a España. Esa división también se producía en las ondas de la radio llenas de interferencias. A veces sobre la basura política se interponía un concierto de violonchelo y, por el contrario, entre un adagio que se perdía entre los arbustos silvestres se apoderaba la voz de un arriero político que llamaba asesino y mafioso a su adversario. Bajó del coche, dio un paso adelante y se sentía en Francia. En ese momento dejaba de tener sentido todo lo que sucedía en nuestro país, pero si daba un paso atrás se veía de nuevo lleno de mierda porque estaba en España. Optó por darse un baño. Desnudo bajo aquella gélida cascada pensó que bastaba solo un paso para cambiar de historia, de sentimientos, de emociones, de héroes, de patriotismo, de gastronomía, de idioma, de amores, de destino. En realidad, no sabía de qué parte procedía aquella cascada.

sábado, 24 de mayo de 2025

LOS MAYORES 10: Anticipación social de la muerte-1



Anticipación social de la muerte

 

“Los cartujos no hablan. Su regla es el silencio. Solo cuando se cruzan por el claustro encapuchados hasta las cejas, con las manos metidas en la manga contraria del hábito se les está permitido saludarse con estas palabras mirándose de soslayo. Uno dice: “Hermano, morir tenemos”. Otro contesta:“Ya lo sabemos". ManuelVicent:  “Luz de vela”

 

 Si este diálogo se estableciera, en estos  tiempos actuales  como costumbre  en el colectivo de las personas mayores, que han pasado de ser respetadas a ser un estorbo,  además de un coste ¿insostenible? de sus pensiones, según sostienen  los predicadores  apocalípticos que abundan en la actualidad,   surgiría una tercera persona que añadiría:

¡Pero sin que nadie empuje!


El constructo cultural y social que las personas de nuestra época   se han formado sobre la vejez, considerándola como decadencia,  decrepitud y humanos instrumentalizados e inservibles, es la forma más sibilina de condicionar  e impedir a las personas que llegan a ella, el disfrutar de una vejez activa y gratificante. Los epítetos que se le aplican a los viejos  son potentes fuerzas que derriban la autoestima de cualquier persona humana. 

La percepción social de los viejos como seres debilitados cognitivamente es otro atentado a  su  autoestima,  la cual opera directamente sobre un potente término de la Psicología – “Indefensión aprendida”- y a su vez sobre otro dramático término de la sociología  -“Anticipación social de la muerte”-. Hacerse una idea falsa de la vejez, compuesta a través de prejuicios y estereotipos,  es una agresión a la identidad social de los viejos. No todos los viejos son vulnerables, dependientes e inútiles. Los prejuicios y estereotipos conducen a que muchos que aún no llegaron a la vejez ya empiecen e tenerle miedo a esta: 

La gerontofobia está más extendida de lo que creemos y es una forma eficaz de empujar.

 "Murieron porque se les denegó el derecho a la vida y a la salud. Se les discriminó por edad y por dónde vivían. Se consideró que si eran mayores, eran prescindibles. Insisto: no es posible llamarnos un Estado de Derecho sin que se haga justicia. Si no, estamos condenados a repetirlo. En la próxima pandemia volverá a pasar. Dejar morir a gente mayor sale gratis."[2]

 Hay en el ecosistema social actual, muchas formas de “empujar”: una de las más efectivas,  la conceptualiza la sociología llamándole:

“Anticipación social de la muerte”.

 Vamos, para entender el concepto,  recurrir a la imaginación y desde ella diseñar el siguiente experimento mental:

1.     Seleccionamos 80 ancianos, de la misma edad y con igual grado de salud física y mental.

2.    Los dividimos en dos grupos y los ingresamos cada uno de los grupos en dos residencias distintas.

3.    Ambas residencias son similares en lo referente a la comida y  las condiciones ambientales. Lo que si varía, significativamente,  es el trato que le dan las personas que se ocupan de cuidar  a los componentes de cada uno de los grupos de ancianos. Los cuidadores del grupo 1 recibieron instrucciones de que los trataran como personas mayores con muchas deficiencias que les complicaban  mucho su autonomía y la vida en general. Los cuidadores del grupo 2 recibieron instrucciones de que los dejaran a su aire, moviéndose con  libertad y sin estar  permanentemente encima de ellos.

4.    Supongamos que un anciano del grupo 1 se cae  en el suelo de la sala. Un cuidador/a se dirige a él con premura y le reprocha que se mueva como si fuese una persona joven: “Tiene usted que tener mucho cuidado. Ud, ya es muy mayor y no  puede moverse así con esa soltura".

5Si se cae uno del grupo 2, se acerca un cuidador/a, lo levanta del suelo, y acto seguido, frotando un pie en el piso le dice al anciano: “Que horror, el suelo está muy resbaladizo. Voy hablar con lo persona que lo ha limpiado para que lo seque más a conciencia.”

 

El mensaje que le llega a la persona del grupo 1 es que la culpa de caerse es suya (interna)  que ya está muy limitado. El mensaje que le llega a la persona del grupo 2 es que la causa es externa, suelo resbaladizo y deficientemente seco.

 

Los mayores del grupo 1 no  solo tendrán un bienestar inferior al del grupo 2, sino que su autoeficacia quedará dañada, con todo lo que ello supone.

Entendemos la autoeficacia como la estimación de la probabilidad subjetiva de realizar una acción con éxito; es la expectativa de que se puede alcanzar con éxito una conducta que es necesaria para lograr un objetivo. Ante un objetivo que  hayamos establecido, lo primero que hacemos es calcular,  subjetivamente, las probabilidades que tenemos de alcanzarlo. Si no nos vemos auto eficaces para lograrlo, nos boicoteamos a nosotros mismos, por lo que lo primero sería tratar de sacarnos de la cabeza esa auto creencia.

 

La autoeficacia influye en la decisión de emprender la acción, en el nivel de esfuerzo implicado y en la persistencia de la conducta. Es fundamental para obtener éxito en la ejecución de una tarea y pone de relieve que no es suficiente con tener las habilidades necesarias: dos personas con las mismas habilidades o competencias para realizar una tarea pueden tener un rendimiento totalmente diferente en función de su autoeficacia, lo cual determinará el grado de motivación y el nivel de esfuerzo que aplicará a la realización de la misma.

Además de afectar a la motivación, la autoeficacia también afecta al bienestar psicológico, a la cantidad de estrés y depresión que una persona puede tolerar y al establecimiento personal de objetivos, de tal forma que, cuanto mayor sea la autoeficacia o “expectativa de eficacia personal”, más altos serán los objetivos que se marque una persona y mayor el compromiso y la implicación con ellos. Cuanto mayor sea la autoeficacia, mayor será el esfuerzo que pondrá una persona en conseguir los objetivos. Así de este modo la autoeficacia actúa como un motivador para la acción y facilita la adaptación a un determinado contexto.

 

Las personas el grupo 1 no solamente tendrán un envejecimiento más complicado que los del grupo 2, sino que, además,  es probable que acaben muriéndose unos  años antes que los del grupo 2. De aquí viene lo de la “anticipación social de la muerte".

 La autoeficacia tiene una gran incidencias en todo a lo largo del ciclo vital de las personas, pero, sobre todo, es muy importante en la vejez. Las personas que no llegaron a la edad de viejos, suelen desconfiar de las percepciones y de los criterios de los mayores. Al mismo tiempo, estos también empiezan a ser conscientes de que su mundo cognitivo es de distinta calidad  del que disfrutaban cuando eran más jóvenes. Generalizar estás creencias y ponerlas en práctica con todos los mayores en general, lleva inexorablemente a que estos últimos tengan su autoeficacia por los suelos. Su nivel de adaptación a su vejez y a las circunstancias derivadas de la misma. Si su meta era vivir los años que les quedan por delante con un determinado nivel de bienestar, después de estas “terapias” las probabilidades subjetivas que calculan anticipadamente de lograrlo, son nulas, bajan sus expectativas y se consolida el fenómeno de la profecía cumplida.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo se refiere a la forma de pensar -estereotipos-, sentir -prejuicios- y actuar -discriminación- con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad.

 Un  dramático  caso de Discriminación de los mayores  

  “A mediados de marzo de 2020, los mayores quedaron atrapados en las residencias. El coronavirus comienza a aniquilarlos por miles, pero no hay espacio para ellos en los hospitales de Madrid porque las autoridades han recomendado a los médicos reservar las camas para el resto de la población. En una pequeña sala de un hospital a las afueras un grupo de médicos piensa que esta decisión es horrible y prepara una respuesta. Este relato periodístico indaga en el dolor de los afectados y muestra, con material inédito, la actuación de los políticos que estaban al mando durante aquellos días” [3]

 Sin la  ética del cuidado volvemos a las cavernas

 Si te interesa el tema y quieres profundizar, te invito a leer y reflexionar pinchando en el título siguiente: 

 El pilar del  CUIDADO

https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/3037712878605047999

 Referencias Bibliográficas

 ManuelVicent., “Luz de vela”: https://elpais.com/elpais/2018/10/13/opinion/1539442223_742924.html

 [2] Amnistía Internacional exige reabrir los casos archivados de los muertos por Covid en residencias. PABLO RECIO / LAURA MORO

JUEVES 26 DE ENERO DE 2023

https://www.65ymas.com/actualidad/amnistia-internacional-reabrir-muertes-covid-residencias_47273_102.html

 [3]https://elpais.com/especiales/2021/covid-19-en-las-residencias-de-ancianos/      Podcast: Puedes escucharlo aquí: 

https://elpais.com/especiales/2021/covid-19-en-las-residencias-de-ancianos/    

Si te interesa el tema y quieres profundizar, te invito a leer y reflexionar pinchando en el título siguiente: 

Podcast: Puedes escucharlo aquí

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COLUMNA: MANUEL VICENT

 Columna


No cambies de canal

La indiferencia ante la barbarie también se da frente a la matanza de Gaza. La muerte es una costumbre

 El filósofo Theodor Adorno dijo que después de Auschwitz era ya imposible escribir poesía. No solo poesía, pienso yo; también era imposible creer en el Dios de los cristianos, cuyo silencio le metió la duda bajo la mitra incluso al propio papa Ratzinger, quien, en su visita a ese campo de exterminio realizó la famosa pregunta: ”¿Dónde estabas, Señor, cuando sucedieron estas cosas?“. La pregunta es la misma que se formula hoy la mayoría de espectadores al contemplar en los telediarios en vivo y en directo la matanza sistemática, programada, inmisericorde de niños, mujeres y ancianos palestinos de Gaza a cargo del Ejército israelí guiado en su propósito por el más fiero Yahvé reencarnado en el diabólico Netanyahu. Como respuesta, unos espectadores cambian de canal, otros apagan la televisión, son muy pocos los que resisten esas terribles imágenes de la masacre, pero les bastará esperar un poco para ver a esas criaturas destrozadas, a esos cientos de hambrientos agolpados gritando su hambre con un cazo en la mano, envueltas con anuncios de restaurantes, de playas repletas de cuerpos felices dándose crema solar. En una de mis visitas al campo de concentración de Mauthausen coincidí con la excursión de unos colegiales adolescentes. Llegaron empujándose unos a otros y entraron en tropel bromeando en la cámara de gas. Ni siquiera allí dentro cesaron sus risas. Durante las explicaciones del guía, algunos incluso bostezaban. Fuera de la cámara de gas, ante una pared cubierta de fotografías de aquel exterminio, un anciano solitario lloraba de rodillas. Luego descubrí que en uno de los hornos crematorios lleno de telarañas alguien había arrojado una botella de Coca-Cola, tamaño familiar. Esa indiferencia también se da frente a la matanza de Gaza. La muerte es una costumbre. Pero los misiles israelíes que caen sobre las mujeres y niños caen también sobre nuestra conciencia, y si no lloras como lloraba aquel hombre solitario de Mauthausen ante las imágenes de esta masacre es que estás muerto.