domingo, 18 de febrero de 2024

CONTANDO VOTOS

 



CONTANDO VOTOS

 

La última vez que voté fue el domingo, 28 de mayo de 2023. Como siempre que he votado (no recuerdo que no haya faltado  a ninguna de las convocatorias a las que hemos sido convocados). Los que hemos pasado parte de nuestra vida (niños-adolescentes- primera juventud) en  un régimen dictatorial, terminamos cogiendo un apego emocional  a las urnas a las que  guardamos una fidelidad absoluta.

Después de votar, me dispuse, como todos los domingos, a escribir en mi blog el artículo de costumbre (todas las mañanas me ocupo de mi cuerpo y practico una marcha de 10.000 pasos en un tiempo de 80 minutos a un ritmo de 125 pasos/minutos) ya dejé atrás los 135 de años anteriores. Los domingos por las mañanas me ocupo de mi cerebro y lo dedico a incrementar mis “reservas cognitivas” intentando comprender las metáforas de Manuel Vicent y escribiendo un nuevo artículo en mi blog.

En el que escribí en las últimas elecciones decía, entre otras cosas,  que hoy es el día de aplicar a los políticos nuestros refuerzos positivos o negativos en función de cómo lo hayan hecho a los largo de la legislatura anterior. Con nuestro voto podemos premiarlos dándole un refuerzo positivo  votándolos. También,  con nuestro voto,  podemos “castigarlos” dándole un refuerzo negativo   ignorándolos.

Son los políticos, los que con sus decisiones,  tienen más capacidad de convertirse en constructores de un mayor bienestar para determinados colectivos o, por lo contrario, incrementar el malestar  de otros ciudadanos. Nuestro voto sí tiene sentido.

  Puedes leer, si quieres, el artículo entero en el  siguiente enlace:

 EL VOTO

https://neuroforma.blogspot.com/2023/05/el-voto-nuestras-vidas-comienzan-llegar.html

  

Es el voto la principal herramienta con la que los ciudadanos construimos  la democracia. Unos votos protegidos por las urnas que contienen, nada más ni nada menos, la voluntad popular. Todos tenemos la oportunidad de influir en la marcha de nuestro país y en consecuencia de construir, desde el presente, hoy,  nuestro futuro.  Sobre nosotros, los ciudadanos, cae esta responsabilidad: construir el futuro colectivo.

Después de votar en el ayuntamiento de Vigo, cuando salía,  una televisión me preguntó por qué iba tan temprano. Estuve a punto de decirle que mis ciclos circadianos me definía como un auténtico alondra y que, en consecuencia,  mi planificación del tiempo empezaba por priorizar las cosas importantes siempre a primera hora de la mañana que es en la que estoy en la mejor versión de mi mismo. Finalmente opté por la respuesta más sencilla y también verdadera: a esa hora no había colas las cuales no soporto. Una vez más fue mi voto el primero que entró en la urna. Como añadido también le dije para dar un poco más de consistencia a la entrevista, algo que no era cierto (mentira piadosa), que había dudado un poco, que tenía clarísimo a quien no votar pero sí ciertas dudas a quién votar.

Dentro del universo que nos rodea somos simples hormigas, eso sí, hormigas sapiens, con lóbulos frontales los cuales nos ayudan a tomar decisiones no instintivas sino planificadas previamente.

Leer:

¿VOTO RACIONAL O VOTO EMOCIONAL?

https://neuroforma.blogspot.com/2019/05/voto-racional-o-voto-emocional-nuestro.html



 Ya solo nos falta  que los componentes de las mesas electorales cuenten los votos que las hormigas sapiens hemos depositado en las urnas, descartando aquellos que no cumplan con los requisitos necesarios para que sean válidos, descartando igual que Penélope,  a aquellos pretendientes que después de comer ricos manjares y beber abundante vino ninguno fue capaz de armar el  arco de Ulises.

Sería bueno recordar a los ganadores de hoy que se disfracen internamente de mendigos y que aceptan el resultado de las urnas  con humildad para poder, cuando gobiernen,  resolver  con unas justas y ponderadas  decisiones los problemas de los ciudadanos, priorizando,  a los más necesitados.  

 Con estas expectativas no nos dormiremos hoy (no  soy búho, sino alondra y me acuesto muy temprano) hasta que tengamos claro cuál fue el ganador y en función del recuento tener la certeza de si tendrá la capacidad de negociar aunque en número de votos sea el que más haya sacado.

Gobierna, como todos sabemos, (aunque al parecer algunos pocos lo ignoran)   el que alcanza la mayoría cualificada en el Congreso de los Diputados.

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COLUMNA

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Contando hormigas

Pensé en lo que había dejado al emprender este viaje. Atrás había quedado la mesa del café Gijón que daba al primer ventanal a través del cual había visto pasar la vida durante tantos años

MANUEL VICENT

18 FEB 2024 - 05:00CET

Un día en Ítaca, sentado en las raíces de un olivo milenario que formaban una especie de trono frente a una hermosa bahía, saqué mi cuaderno de notas y me dispuse a escribir. Creía que estar en la patria de Ulises me inspiraría un texto excelente, pero después de mordisquear un buen rato el caparazón del bolígrafo, no se me ocurría nada, salvo tratar de distinguir si eran de liebre o de conejo las cagarrutas que había a mi alrededor. Pensé en lo que había dejado atrás al emprender este viaje. Atrás había quedado la mesa del café Gijón que daba al primer ventanal a través del cual había visto pasar la vida durante tantos años. Entre mi mesa y los lavabos del café había la distancia de unos 11 pasos. No es necesario explicar qué clase de menester realiza uno en el cuarto de baño. La escatología que sucede en su interior podría tomarse en este caso como una hiperbólica metáfora de la guerra de Troya y después de tirar de la cisterna, si uno se creía Ulises, al desandar los 11 pasos, podía imaginar que se trataba de su regreso a Ítaca. Sentado en las raíces de aquel olivo, bajo el silencio neumático que envolvía toda la isla, no hacía otra cosa que contar hormigas. En ese momento pasó un rebaño de cabras dejando en el aire un hedor a choto, muy ácido, muy lúbrico. Puede que John Keats hubiera extraído de este hedor cabrío un verso de oro, pero a mí no se me ocurría nada. La Ítaca real estaba llena de cagarrutas, de cabras y de hormigas; en cambio, cualquier noche de sábado, al salir del lavabo de café en ese camino de vuelta podía encontrar agolpados en la barra a la ninfa Calypso, a Nausícaa, a la maga Circe, a Polifemo, a Telémaco y finalmente a la propia Penélope esperando sentada a la mesa. No tenía ninguna necesidad de haber ido tan lejos en busca de una odisea. Allí estaban los personajes bebiendo, riendo, llorando, dispuestos a contarme cada uno su historia.

 

 

 

 

domingo, 11 de febrero de 2024

Constrúyete a ti mismo

 


Constrúyete a ti mismo

El concepto de “mujer o hombre hecho/a  sí misma/o” se refiere a aquellas personas cuyo éxito (entendiento que hay tantas clases de éxito como personas, que lo que para uno puede significar un gran éxito para otras puede no significar nada) intervienen en el mismo muchas variables entre las cuales siempre se encuentra la autodeterminación y el esfuerzo (soy consciente de que a este último término se le da actualmente un carácter peyorativo o despectivo). A lo largo de la historia, ha habido ejemplos notables de personas que han superado dificultades y han alcanzado la autorrealización, el auténtico éxito, a pesar de que tuvieron que enfrentarse a múltiples desafíos y dificultades.  Nacidas en una pequeña aldea de nuestra Galicia rural, en  una familia que  tenía tan solo recursos que le permitían sobrevivir, estrictamente, sin más, pero el  espíritu de esas personas era inquebrantable. A medida que crecían, se fueron dando cuenta de que el verdadero éxito no era tan sólo éxito material: era encontrar su verdadera pasión y propósito en la vida. Sí, es cierto que actualmente, el concepto de la sociología de “movilidad social” (ascensor social), en los tiempos actuales está averiado y que en consecuencia lo de esfuerzo personal a muchas personas  el suene a puro engaño. Aún así me atrevo a escribir lo que sigue más abajo. Ayuda a comprender el contexto, ver antes el siguiente VÍDEO:

LA PRACTICA CONSCIENTE TE LLEVA A SER COMPETENTE

https://www.facebook.com/JulioIglesiasRo/videos/418444215550406

 Todos entendemos que no nacemos totalmente hechos, que nos vamos haciendo, poco a poco,  a lo largo de la vida.

Lo que no todos entendemos es el cómo nos vamos haciendo, ni tampoco, en que medida depende de nosotros y en que medida es fruto de la pura aleatoriedad. El título nos sugiere que  podemos construirnos a nosotros mismos siguiendo unas pautas previamente definidas y planificadas. ¿En cuanta medida? Como el sentido común nos señala, es imposible cuantificarla, pero, como el mismo sentido común nos sugiere, sin duda en  mucha medida.

El determinismo genético,  mal entendido,  lleva a muchos a afirmar que son los genes los que mandan. Desde aquí vamos a partir de la premisa de que la “tómbola genética" que nos otorgó aleatoriamente un ADN formado en igual medida por nuestro padre y nuestra madre, la mitad de cada uno, tiene menos influencia  que la que nos otorgan los hábitos que hemos o no hemos incorporado  a nuestra vida. Digo lo de “tómbola genética” por que no hemos tenido la ocasión de elegir ni a nuestro padre ni a nuestra madre. Los genes nos son dados, pero, los hábitos, nos los damos nosotros a nosotros mismos.Por lo que respecta a nuestra propia construcción podemos sintetizar, grosso modo, lo que sabemos de la ciencia de esta forma: 

un 80 % de las personas, tienen un 25% de influencia de  lo dado (genes, no modificables) y un 25 % de influencia de la educación temprana, no modificable (lo adquirido). Le quedaría, por lo tanto,  un 50% de espacio de libertad para tomar decisiones propias y construirse a su medida.

Al 20% restante de personas les sucede que debido a las condiciones de sus genes,   o a su anómala educación temprana, le disminuye  su grado de libertad, por lo que este ya no llega al 50%.

 Otros sostienen que la educación recibida en la primera infancia marca el resto del camino que nos queda por recorrer toda nuestra vida. Seguimos así en la misma, no tenemos nada que decir ni nada que hacer. Como en mi adolescencia nos decía el “ilustrado” de la época – en la Galicia rural era el cura o el maestro – “yo soy yo y mis circunstancias”. Nos lo decía para que no lucháramos contra las circunstancias y nos conformáramos con lo que éramos y teníamos. No sé si era ignorancia o mala fe, más bien creo que lo primero. ¿Conocerían la frase completa de Ortega y Gasset? 

  “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. 




En el supuesto de que la conocieran completa, ¿alcanzaría a ver su significado?

En el supuesto de que la conocieran completa y comprendieran su significado, ¿les parecería un mensaje revolucionario y pervertidor del orden establecido?

 

Hoy ya no hay “ilustrados” que manden tales mensajes subliminares, sin embargo, está a la orden del día el victimismo. Encontraremos a un montón de gente culpando de sus males a las más diversas fuentes sin darse cuenta que como adultos responsables de lo que hacen,  hacen acciones que tienen consecuencias. 

Si no te gustan las consecuencias cambiar las acciones es más práctico que buscar culpables.

A todos nos suena aquello de “Conócete a ti mismo”, como una frase, o mejor, un precepto, que se leía en el frontispicio del Templo de Apolo. Hablamos de la antigua Grecia, allá por el año V antes de Cristo, de la ciudad de Delfos que estaba situada al pie del monte Parmaso y en la cual se encontraba el templo, que era uno de los principales centros religiosos de la Grecia de entonces.

 En aquellos tiempos se consideraba a la persona como un “ser inmutable”: nos decía Parménides que lo existente es inamovible,  las cosas son inmóviles, es decir, el ser es único y permanente, inmutable. Hoy en día, la ciencia nos dice todo lo contrario. Sostiene que cada uno de nosotros se está haciendo permanentemente cada día, desde que nace hasta que se muere. Si Sócrates viviese hoy, no cogería el precepto del Templo de Apolo como guía moral y lema de vida, como camino a seguir para alcanzar la propia madurez. A mi juicio, lo cambiaría por otro de podría decir: “Constrúyete a ti mismo”.  En aquellos tiempos no conocían lo que hoy sabemos, gracias a la ciencia, del cerebro humano: que cambia constantemente, que su bioquímica, su anatomía y fisiología, cambia día a día en función de sus interacciones con el entorno, con el medio ambiente en el que se desenvuelve.

Yo creo que ya lo intuían los antiguos griegos cuando nos decían aquello de “no te bañarás dos  veces en el mismo río” con la que Heráclito de Éfeso  quería poner de relieve lo que hoy repetimos en los cursos sobre el cambio que damos en las empresas, para sembrar la idea de que es  necesario,  que se da constantemente en todos las empresas que superviven en el mercado: "la vida es cambio, el cambio es vida.  A esto hoy la ciencia le llama “Plasticidad del Sistema Nervioso Central” y que supone que todo conocimiento, información, percepción sensorial que entra en el cerebro, opera en alguna medida, cambiándolo. No somos los mismos el primer día de curso que el último. De aquí que los cursos ¡siempre valen para algo!, y no tan solo para el desarrollo profesional. La formación no puede pensarse exclusivamente al servicio de las necesidades y requerimientos del sistema productivo. También debe satisfacer necesidades de carácter cultural, social, ético y sobre todo de desarrollo personal, que no responden de manera única a las necesidades de los sistemas productivos, que también, sino  a necesidades humanas más amplias.

Tu yo de hoy es diferente de tu yo de hace 20 años. Las percepciones que recibes ahora mismo, filtradas por tus percepciones anteriores, te van actualizando cada minuto, cada día. Los conocimientos sociales, éticos, profesionales, emocionales, a los que nos exponemos nos cambian, en mayor o menor medida, pero siempre en alguna medida. Cambiamos a lo largo de nuestra vida de forma de pensar y de sentir, cambiamos de personalidad, de motivaciones, de preferencias. Cambiamos, incluso de identidad. 



 ¿Cómo podemos  nosotros  dirigir este cambio no dejándolo totalmente al azar y a las circunstancias? 

Lo primero,  recordando constantemente  aquello del pasar del “yo soy yo y mis circunstancias” al “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.   

Lo segundo,  seleccionando la información que procesas, exponiéndote a un ambiente moral, social, intelectual que te enriquezca, mejorando tu  nicho ecológico. Cuento muchas veces aquello del pez (carpa japonesa) llamado Koi. Cuando se cría en peceras, alcanza apenas unos centímetros de longitud; cuando se crían en lagos, llegan casi al metro; finalmente, aquellos criadas en el mar superan el metro de crecimiento. El nicho ecológico condiciona mucho.

 Somos y nos hacemos con nuestras elecciones.

Te propondremos una metodología y herramientas, que te lleven a esta construcción de ti mismo, en función de tus propias elecciones. Entre ellas como desarrollar los hábitos. En los hábitos está nuestro poder de ejercer el control sobre nuestro crecimiento y cambio.

Entendemos por hábito la habilidad adquirida para obrar con facilidad. Nos hacemos a nosotros mismos a través de los hábitos.

Otra de las múltiples herramientas que te descubriremos,  será la Cadena PSA como fuente de nuestros recursos: Pensamos - Sentimos - Actuamos.  



Con ella podrás apreciar que si puedes cambiar tu percepción de las cosas, puedes cambiar tu forma de sentir, tus comportamientos y los resultados que obtienes.

 

Como resumen; si te has fijado, de todo lo anterior tenemos, entre otras, dos herramientas muy prácticas. Una, el cambio de interpretación de lo que te sucede. Dos, el hábito, la repetición del nuevo comportamiento o alternativa que queramos incorporar a nuestra vida. 



Para adquirir un HÁBITO

la REPETICIÓN es la madre del APRENDIZAJE



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COLUMNA

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Todo por soñar

Mi generación lleva en el subconsciente asimilada la seducción de las grandes estrellas de la pantalla

MANUEL VICENT

11 FEB 2024 - 05:00CET

“También a mí me gustaría parecerme a Cary Grant”, solía decir el propio Cary Grant fuera de la pantalla. Parecerse a las grandes estrellas del cine suele ser un sueño muy húmedo. Confieso que también a mí me hubiera gustado fumar como lo hacía Robert Mitchum, con el humo subiendo hacia su ojo entornado con el que parecía mirar con desprecio a todo el mundo. También lo hubiera dado todo por tener un puesto de sandías y melones en una calle de Roma y que fuera derribado por la Vespa pilotada por Audrey Hepburn y Gregory Peck. Son legión los espectadores que han soñado con llamarse Rick y ser dueños de un bar en Casablanca y al entrar un día Ingrid Bergman en el local mandar a Sam que tocará otra vez la canción: A medida que el tiempo pasa. Ciertamente hubo un tiempo en que había que odiar a John Ford porque representaba el capitalismo norteamericano; en cambio había que adorar a Jean-Luc Goddard que llevó la pedantería cinematográfica hasta el extremo del tedio, si bien en secreto muchos hubieran deseado matar también a Liberty Valance con el mismo rifle Winchester que uso John Wayne. Mi generación lleva en el subconsciente asimilada la seducción de las grandes estrellas de la pantalla con el olor a pachuli y desinfectante zotal del patio de butacas. En la adolescencia fue Marilyn Monroe, aquella carne dorada que se movía como una trémula compota de fresa; en la edad adulta fue la pistola que llenaba por completo la mano de James Cagney o de Edward G. Robinson; en la madurez hubiéramos querido morder la misma manzana de Diana Keaton paseando por Central Park y entrar luego en una galería de arte del Soho; lo dábamos todo por una ironía cruel de Billy Wilder, por la cítara que toca Anton Karas en El tercer hombre, por la avioneta de Robert Redford en Memorias de África y por el sombrero hasta las cejas y medio puro en la boca de Clint Eastwood. Y así hasta el infinito.

domingo, 4 de febrero de 2024

DUDO LUEGO EXISTO



DUDO LUEGO EXISTO


“El pecado.-El demonio, en forma de serpiente, tentó a Eva diciéndole: si comes de la fruta prohibida serás tanto como Dios. Eva se dejó engañar, comió la fruta y dio de comer a Adán, que también comió.”

 

 Muchas personas de la generación (hoy tan conocida y vilipendiada por el tema de las pensiones) fueron formadas,  en la escuela, a través de la Enciclopedia Álvarez. Lo que escribo arriba lo he copiado de la 8º edición, noviembre 1997 de la editorial ADAF, S.A. Madrid.

He buscado en el TERCER GRADO (Periodo de perfeccionamiento) como lo describe literalmente  después del título de ENCICLOPEDIA INTUITIVA-SINTÉTICA-PRÁCTICA, si aparecía algo sobre educación sexual. Nada en absoluto. Me he ido al apartado de ciencias CIENCIAS DE LA NATURALEZA (43 lecciones: absolutamente nada). Seguí buscando en el apartado de Formación Político-Social (niños), Seguí en el de Formación Política (niñas). No me salté lo de Social, es que no aparece.

El párrafo que aparece arriba lo copié del apartado de Historia Sagrada el cual después de abordar la creación de Adán (distingue entre  crear  y formar, ya que sólo Dios puede crear, los hombres pueden formar).

A consecuencia del primer pecado cometido por Eva y Adán fueron condenados, no al “fuego eterno”. El castigo divino consistió en  la expulsión del Paraíso, la cual implicaba, según nos relata la enciclopedia Álvarez  “a la fatiga en el trabajo, a la enfermedad   y  a la muerte”.

 “Huyó despavorido. Según le había enseñado el cura en la iglesia, ese acto era un pecado mortal y aquella pareja estaba quebrantando un mandamiento de la ley de Dios y, por tanto, iría al infierno. Desde el momento en que le advirtieron de que el sexo era pecado, ese niño comenzó a tener la mirada sucia. Fue peor todavía cuando se le hizo saber que los malos pensamientos también llevaban aparejado un castigo eterno.” Manuel Vicent

Tener la capacidad de predecir el futuro, analizando el presente, forma parte de la inteligencia:  prever, anticipadamente, las consecuencias futuras de las acciones; aprender a planificar y hacer que en el futuro  suceda lo planificado, es  una de las grandes ventaja, con un valor evolutivo muy potente, que solo tenemos los humanos.

No solo falló Eva y Adán en esto:

Los animales no humanos (mi experiencia me confirma que muchos  de ellos son cuasi humanos, entre los que incluyo a mi gato Piki Piquillas, alias el Guliguillas)    hacen uso de la agresividad para resolver tres situaciones de supervivencia. La primera la depredación con la cual obtienen los alimentos necesarios para seguir viviendo; la segunda para defenderse ante un depredador que la busca como alimento o a sus crías; la tercera para dominar, conseguir mantener un rango en la jerarquía dominante lo cual tiene muchas ventajas ( el macho alfa come el primero, garantiza el 80 % de los coitos grupales con lo cual cumple con el mecanismo de la evolución de  Darwin: engendrar a más  hembras y dejar muchos más genes suyos cuando se vaya.

  “A su alrededor se apareaban los insectos, los pájaros, las palomas, los conejos, las cabras, los perros, los gatos; todos los seres vivos, incluidas las moscas, se apareaban con naturalidad ante la mirada inocente de ese niño que había nacido en el campo y había aprendido las primeras lecciones del sexo impartidas por los animales.” Manuel Vicent


En la década de los años 1950, la educación sexual era un tema rodeado de tabúes y prejuicios. Las actitudes conservadoras y la falta de información adecuada contribuyeron a una visión limitada y, en ocasiones, perjudicial sobre la sexualidad.

“Desde el momento en que le advirtieron de que el sexo era pecado, ese niño comenzó a tener la mirada sucia. Fue peor todavía cuando se le hizo saber que los malos pensamientos también llevaban aparejado un castigo eterno.” Manuel Vicent

Ante las preguntas de los niños – adolescentes no había respuestas: los adultos no se atrevían a responder. Dada mi característica más arraigada que era, y sigue siendo, la curiosidad, la capacidad de asombro y mi afán de llegar al auténtico conocimiento de las cosas,  pedí por contrareenvolso un libro que se titulaba ‘Escuela del amor y del matrimonio (lo había olvidado, excepto el título) me acordé de él en este momento que estoy escribiendo este artículo y busqué ansioso en google: ¡Aparece en él!  Más tarde lo buscaré más a fondo para ver si es el mismo.

En aquellos lejanos tiempos, la educación sexual era un tema que se trataba con susurros y miradas furtivas. Los niños nacidos en la década de los 50 crecían con una mezcla de curiosidad y miedo hacia todo lo relacionado con el cuerpo y el amor.

En la escuela, las clases de educación sexual eran escasas y se limitaban a explicaciones básicas sobre la reproducción. Los maestros evitaban mencionar temas más complejos, como la diversidad sexual o las relaciones afectivas. Los padres, por su parte, también se mostraban reacios a hablar sobre estos asuntos en casa.

En mi adolescencia fui un voraz lector de Sigmund Freud. Empecé con su ‘Interpretación de los sueños’. Por aquel entonces no tenía ni edad ni conocimientos para entender un alto porcentaje de lo que decía. Tenía un grupo de amigos que  nos divertíamos mucho hablando y presumíamos (rango en la jerarquía dominante)  discutiendo sobre libros que habíamos leído: Marcuse, Freud, Marx,  y un largo etc.

Recordando a Freud  me pregunté muchas veces lo siguiente:




¿Cómo es posible que, a pesar de todo,  hayamos salido tan normales?






A pesar de mi afición profunda a la Etología y mis estudios formales de Psicología y Sociología sigo sin tener respuestas claras.


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Al fuego eterno

Desde el momento en que le advirtieron de que el sexo era pecado, ese niño comenzó a tener la mirada sucia

 

MANUEL VICENT

04 FEB 2024 - 05:00 CET

A su alrededor se apareaban los insectos, los pájaros, las palomas, los conejos, las cabras, los perros, los gatos; todos los seres vivos, incluidas las moscas, se apareaban con naturalidad ante la mirada inocente de ese niño que había nacido en el campo y había aprendido las primeras lecciones del sexo impartidas por los animales. Su mirada era tan limpia como su pensamiento viendo el juego que se traían aquellos seres irracionales para reproducirse, impulsados por la naturaleza, hasta que al anochecer de un día de fiesta en el pueblo descubrió en la penumbra de un jardín público a una pareja de novios que estaba realizando lo mismo que tantas veces había visto ejecutar a los perros. Huyó despavorido. Según le había enseñado el cura en la iglesia, ese acto era un pecado mortal y aquella pareja estaba quebrantando un mandamiento de la ley de Dios y, por tanto, iría al infierno. Desde el momento en que le advirtieron de que el sexo era pecado, ese niño comenzó a tener la mirada sucia. Fue peor todavía cuando se le hizo saber que los malos pensamientos también llevaban aparejado un castigo eterno. El tormento no hizo más que empezar, puesto que la perversión le había sido inoculada en su cerebro. ¿Cómo sería un mal pensamiento? Si era como el que le provocaban unas bragas femeninas goteando en el tendedero, en este caso también sería impuro pensar en el polen de las flores. No era solo que ese niño, como tantos otros, fuera sometido en el colegio religioso a la depravación de la pederastia, sino que su conciencia ya no pudo superar el hecho de que el instinto sexual conducía directamente al infierno. El pensamiento no delinque, se afirma en cualquier Código Penal. Pero la iglesia, más allá de la pederastia, era mucho más cruel. Después de toda una vida intachable bastaba con que pensaras en las pantorrillas de tu novia para que fueras condenado al fuego eterno.

 

 



domingo, 28 de enero de 2024

LA CULTURA MÓVIL

 



LA CULTURA MÓVIL 

 

“Lo que un observador ve, esto es, la experiencia visual que tiene un observador cuando ve un objeto, depende en parte de su experiencia pasada, su conocimiento y sus expectativas”. 

CHALMERS, A.: 

¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Madrid, Siglo XXI, 1982

 

No sé cuándo, ni a qué hora, a Manuel Vicent le surge su “momento estelar” para escribir su magnífica  columna  que luego, cuando sus lectores la reflexionamos cada mañana del domingo,  nos formemos una grata y a veces sublime  impresión de las ideas que expone generando en nosotros, sus lectores, sentimientos de admiración hacia su persona.Tal vez se inspiró en las reacciones que suscitó  en la redes sociales  el cartel de la Semana Santa de Sevilla  2024 manifestadas en opiniones de muchas personas,  algunas de ellas  ponderadas y  formadas a partir del sentido común y, otras muchas,  fabricadas a través de un  pensamiento inane, que, según lo define la RAE, es vano, fútil, inútil, insustancial, vacuo:“Su pensamiento singular se ha ahogado en el griterío de la barra de ese bar planetario donde si quiere ser visto u oído deberá gritar más alto que el de al lado o hacer el ganso como los demás.” Manuel Vicent

 Las diversas y variadas ideologías que tenemos en nuestro contexto actual han tomado  partido, hasta tal punto, que incluso  ha provocado críticas por parte de voces ultraconservadoras en las redes sociales.

No olvidemos que el  lenguaje siempre es un acto intencional, nos comunicamos con una intención previa. Cuando dicha intención consiste en poner de relieve lo más fidedignamente posible, la realidad objetiva y verídica,  nos lleva a unos resultados. Cuando dicha intención consiste en  camuflar la verdad, mentir, engañar, los resultados son otros y muy distintos de los primeros. En el primer caso hablaríamos de algo noble, objetivo y congruente. Despierta en nosotros interés y respeto.  En el segundo caso nos referiríamos a algo indigno, deshonroso e ignominioso. Despierta en nosotros rechazo y desconfianza.

El lenguaje como acto intencional nos lleva a que todos lo utilizamos en función de nuestra propia conveniencia. Los políticos son un ejemplo claro de esto que decimos. Pero, no solo ellos: los medios de comunicación, las religiones, los profesionales del derecho, de la economía, etc., todos caemos en lo mismo. Podemos decir que no vemos las cosas tal como son exactamente, sino, de algún modo, como queremos que sean.“No vemos las cosas como son, sino como somos”.Jiddu Krishnamurti

La objetividad de la que solemos presumir está reñida con lo humano. No somos objetos sino sujetos, y por lo tanto subjetivos. 

Ya no sólo a nivel individual, sino que incluso  ya es cuestionada hasta la  objetividad científica, y ya se habla, más que de objetividad de “intersubjetividad” (acuerdo entre la mayoría de los observadores).

Uno de los escritores que sigo desde hace años con la misma fidelidad que a Manuel Vicent,  es  Yuval Noah Harari, uno de los pensadores contemporáneos a los que más atención le presta el mundo de las ideas (tengo en mi biblioteca los tres libros que tiene editados  en español)  y en este mismo blog  algunos artículos sobre sus ideas. Se trata de alguien que está pensando el mundo en que vivimos mientras ese mundo no sólo transcurre sino que se transforma.

Sus seguidores esperamos su próximo libro que saldrá al mercado en el 25 de septiembre: NEXUS será, entonces, un nuevo episodio de estas reflexiones. Esta vez, la Inteligencia Artificial -tal vez el tema más complejo en términos técnicos y también filosóficos de la actualidad- estará en el centro de su análisis, aunque se remontará a miles de años atrás para revisar cómo fue que los hombres tejieron sus redes de información. Para ilustrar la tapa de NEXUS, una paloma -probablemente mensajera-.” https://www.infobae.com/leamos/2024/01/24/yuval-noah-harari-lanza-su-nuevo-libro-la-inteligencia-artificial-es-aliada-o-una-amenaza/

NEXUS “contempla a la humanidad desde la amplia perspectiva de la historia para analizar cómo los flujos de información han hecho y deshecho nuestro mundo”. Se trata de un análisis de parte del escritor que, en entrevista exclusiva con Infobae Leamos, había afirmado: “La Historia fue inventada para ganar poder, es peligrosa; entender cómo fue creada la debilita”.

“Estamos viviendo la revolución de la información más profunda de la historia de la humanidad, pero no podemos entenderla a menos que comprendamos lo que ha venido antes. Al fin y al cabo, la historia no es el estudio del pasado, sino del cambio. Nos enseña qué permanece igual, qué cambia y cómo cambian las cosas. Sin embargo, la historia no es determinista y en NEXUS no se defiende que comprender el pasado nos permita predecir el futuro. Mi objetivo es poner de manifiesto que, si tomamos decisiones con conocimiento de causa, podemos evitar los peores resultados. Porque si no podemos cambiar el futuro, ¿para qué perder el tiempo debatiendo sobre ello?”, sostiene Harari a través el comunicado editorial."

Los actuales intelectuales nada tienen que ver con la persona dedicada a las ciencias y las letras que invierten su tiempo en el estudio de la realidad y en la reflexión de los problemas sociales. Las redes sociales han transformado nuestra manera de comunicarnos y compartir información lo cual ha tenido un profundo impacto en la cultura y la diversidad, generado grandes ventajas e innumerables desafíos:

"Hoy el intelectual se ha transformado en miles de millones de seres anónimos con un iPhone en la mano. Su pensamiento singular se ha ahogado en el griterío de la barra de ese bar planetario donde si quiere ser visto u oído deberá gritar más alto que el de al lado o hacer el ganso como los demás.” Manuel Vicent

La cultura de la inmediatez actual, que nos permite comunicar y recibir retroalimentación al instante, ha generado muchos problemas: el énfasis en la velocidad y la eficiencia  nos ha llevado a una superficialidad en las relaciones y a una falta de profundidad y significado.Necesitamos muchas personas como Yuval Noah Harari, que  piensen  el mundo en que vivimos mientras ese mundo no sólo transcurre sino que se transforma.


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COLUMNA

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Ver y ser visto

Hoy la cultura la constituyen millones de seres anónimos cuyo iPhone les sirve para proyectar su pensamiento inane o su imagen de pelanas hasta más allá de las esferas celestes de Platón

 

MANUEL VICENT

28 ENE 2024 - 05:00 CET

Hoy la cultura consiste en ver y en ser visto; la constituyen miles de millones de seres anónimos cuyo iPhone insertado en el bolsillo de la nalga les sirve para proyectar su pensamiento inane o su imagen de pelanas hasta más allá de las esferas celestes de Platón. Estos seres anónimos están sentados en los taburetes de la barra de un bar lleno de furia y ruido que da la vuelta al planeta. Esa enloquecida barra de bar no respeta espacios. Atraviesa las universidades de La Sorbona, Oxford y Harvard, pasa por el interior de la Capilla Sixtina del Vaticano, emerge en todos los prostíbulos y garitos, se adentra en los ambientes políticos de izquierdas y derechas y acaba formando un inmenso corro de la patata. Hoy todo el mundo escribe, pinta, baila, canta, opina, a la espera de obtener un momento estelar. ¿Se acuerdan de cómo era antiguamente un escritor famoso, un intelectual de moda? Hubo un tiempo en que su teléfono no paraba de sonar. Lo llamaban de todas partes, para una entrevista, para una charla, para encabezar un manifiesto, para llevar una pancarta. Se pasaba el día con los cascos puestos en una emisora de radio o sentado ante una cámara de televisión, recién maquillado y alguien le pedía perdón mientras le metía el cable del micrófono por debajo de la camisa y a una señal del realizador comenzaba a opinar de cualquier tema, del que probablemente sabía poco o nada. Podía permitirse cualquier salida, que sin duda sería celebrada. Durante el entreacto acudía la maquilladora al plató para empolvarle de nuevo la nariz y quitarle unos brillos de la frente. Hoy ese intelectual se ha transformado en miles de millones de seres anónimos con un iPhone en la mano. Su pensamiento singular se ha ahogado en el griterío de la barra de ese bar planetario donde si quiere ser visto u oído deberá gritar más alto que el de al lado o hacer el ganso como los demás.

domingo, 21 de enero de 2024

LA PARTIDA DE LA VIDA

 


LA PARTIDA DE LA VIDA

“No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto.”

Manuel Vicent

 

  

La locución latina “Carpe diem” es muy popular y utilizada muy frecuentemente en conversaciones ya sean estas informales o incluso formales. Aunque su significado más aproximado es el de “aprovecha el día” o “vive el momento”, cada cual la interpreta a su manera y justifica muchos comportamientos que más que aprovechar el día le lleva, a mi juicio,  a desgraciarlo y lo que es más penoso, a desgraciar su futuro.

“Vive el presente” sostienen muchas personas convencidas de que es lo mejor, aunque luego, en ese presente,   se  dediquen a llevar a cabo acciones que le gustan pero no le convienen.

Dado que sobre la oda de Horacio se ha teorizado mucho, hoy quiero abordarla desde un punto de vista práctico, que sea realista, que se pueda aplicar sea el contexto que sea en el que cada uno se mueva, que lo que hay que llevar a cabo esté bajo el  propio control personal de cada uno, que lo puedas llevar a cabo por sí mismo sin depender de nadie.

 

Hace muchos años  desarrollé una herramienta, que llamé ‘La partida de la vida’ que yo utilizo desde entonces,  y que me ha sido muy útil y me ha permitido “fabricarme” a mi medida. Aquí voy a hacer un breve resumen de la misma, invitándote a leer el siguiente artículo en este mismo blog, si estás interesado en ella y quieres aplicarla: Yo te garantizo que si la aplicas obtendrás grandes beneficios en tu vida. El enlace al artículo es el siguiente:

  

Decálogo de  AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES

https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html

 

Imagínate que la vida es una partida de naipes, que se juega con solamente 4 cartas: 1.Me Conviene; 2.No me Conviene; 3.Me Apetece; 4.No me Apetece.




El cómo juegues estas cartas determinará, en mucha parte, el resultado final de la partida, el cómo te vaya la vida.

Dos de estas cartas las utiliza tu cabeza, tu razón: Me Conviene y No me Conviene. Las otras dos cartas las utiliza tu corazón, tu emoción: Me Apetece y No me  Apetece.

El cómo las juegues,  puede convertirte en una persona madura y con voluntad o,  también, en una persona voluble y rehén.

La forma y las decisiones que tomamos para  navegar entre las circunstancias que nos envuelven, llevan a la madurez o al infantilismo, a trabajar en el presente para crear el futuro,  o a vivir en la permanente inconsciencia,  convirtiéndote en un títere  y rehén de unas circunstancias que te manejan a su gusto.

Unos cuantos ejemplos nos ayudarán a comprender y ver el realismo de lo que exponemos.

Si tienes el colesterol alto y te gusta mucho el queso manchego, ante el mismo deberías tomar la decisión consciente, desde la  razón –cabeza-  y jugar las cartas ‘Me Apetece’ pero  ‘No me Conviene’,  que te llevaría a no comer el queso. Por lo contrario, si adoptas  la decisión inconsciente desde la emoción –corazón- y juegas, sin más,  la carta “Me apetece”, te llevará a comer el queso, con el riesgo de incrementar tu colesterol, posible angina de pecho, quién sabe si un infarto, etc.

Si mañana tienes a primera hora  un examen importante y hoy un colega te invita a ir de ‘botellón’ por la noche, dado que te gusta y apetece mucho,  tienes muchas probabilidades de jugar la carta “Me Apetece” e irte a la ‘movida’. Sin embargo, si te acostumbras a utilizar esta herramienta que hoy te propongo, le dirías a tu amigo: No voy contigo. ‘Me apetece mucho’, pero ‘No me conviene’: mañana tengo un examen importante y quiero estar en forma para sacarlo lo mejor posible.

Con esta decisión, jugando así las  cartas, estás creando tu futuro desde el  presente.

Tienes más probabilidades de aprobar el examen, terminar los estudios y tener una vida diferente en muchas  parcelas que no tendrás si no terminas los estudios.

Las personas jóvenes que frecuentemente toman decisiones de esta índole (‘Me apetece’ pero ‘No me conviene’), cuando llegan a una edad adulta alcanzan la madurez, la cual yo defino como la capacidad de realizar, en el día a día, la mayor parte de las acciones bajo la etiqueta de ‘Me Apetece’ y ‘Me conviene’.

La biografía de persona maduras nuestra que han sabido controlar el modo y manera de ir tomando las decisiones que creían convenientes para que su vida fuera la que ellos querían y, cuando el resultado de sus decisiones no era el que esperaban, han sabido aprender del fracaso asimilando lo ocurrido y saliendo fortalecidos de la experiencia. El proceso de madurez conduce a una vida más equilibrada y satisfactoria

 

 

Si te decides a leer el artículo cuyo enlace adjunto (es un poco largo pero, a mi juicio, merece mucho la pena). Ya no solamente para uno, tenga la edad que tenga,  pero, sobre todo,  para los más jóvenes, para aquellos que están construyendo su propia y futura vida, ¡Casi nada!

Si tienes 16 años no te sería válido construir todos tus días siguiendo la descripción que nos hace Manuel Vicent:

 “Por mi parte no tendría inconveniente en seguir el consejo del poeta latino siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto”. Sin duda a él le gusta y le conviene, (tiene 87 años). A mi juicio muy bien aprovechados;  para ti, a tu edad...

 

Cada uno debe tener en cuenta  los tres futuros que los humanos tenemos: futuro probable  o muy probable,  futuro menos probable pero posible y, finalmente, futuro imposible. 

Tú, debes de tener en cuenta los tuyos, diferente de todos los demás, en función de variables tales como las tres edades, salud, aptitudes, expectativas,  etc.




No te olvides que la gran coalición está formada por el pensamiento crítico más  el optimismo funcional, distinto del optimismo de pandereta, tan en boga, que sostiene que todo es posible. Un optimismo funcional diferencia claramente entre riesgo e incertidumbre. El riesgo puede  medirse a través  de las opciones disponibles y de las probabilidades que tienen cada una de las opciones. La incertidumbre no es medible, es todo azar.








 Si te decides leerás estos dos apartados que se inician así:

1.APLICACIÓN PRÁCTICA: EJEMPLOS DE LA VIDA MISMA

No me gusta hablar de mí en mis sesiones de formación, pero, no tengo inconveniente en poner algún ejemplo personal si mejoro con ello la pedagogía de la sesión.

2. LA UTILIDAD DE LAS HERRAMIENTAS

Esta herramienta para mí es tan importante y tan útil que me quedo con las ganas de seguir desarrollándola, pero no quiero que nadie deje de leer esto por parecerle muy extenso. La abordaremos de nuevo en otras ocasiones. Te invito ahora a reflexionarla y que veas sus múltiples aplicaciones prácticas que tienen en la vida; que sepas extrapolarla a situaciones concretas que se te den a ti y que la utilices para tomar decisiones.

Decálogo de  AUTOGESTIÓN: Tú conduces tu vida, tú DECIDES

https://neuroforma.blogspot.com/2016/11/decalogo-de-autogestion-tu-conduces-tu.html







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COLUMNA

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El tiempo huye

No tendría inconveniente en seguir el ‘carpe diem’ de Horacio siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto

MANUEL VICENT

21 ENE 2024 - 05:00 CET

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El tiempo huye y no hay forma de pararlo. Horacio en su famosa oda Carpe diem propone a su amante Leucónoe, como solución, que no piense en el futuro y que se agarre a los pequeños placeres que la vida le ofrece cada día. Esta oda ha sido muy manoseada por todos los vendedores de felicidad al por mayor con sus libros de autoayuda. Pero los verdaderos discípulos de Epicuro saben que no todos los días son buenos para agarrarse a ellos a modo de salvación, porque hoy el mundo está en poder de los criminales e idiotas, hasta el punto que hay días en que Horacio y su novia darían lo que fuera por quedarse en la cama. Por mi parte no tendría inconveniente en seguir el consejo del poeta latino siempre que ese día al que hay que agarrarse se me permitiera fabricarlo a mi gusto. Debería ser un día de abril, de junio o de septiembre con sus luces y sus frutos correspondientes. Me tendría que despertar el canto de los mirlos y durante una agradable somnolencia, después de estirarme como lo hace mi perra, mientras sonaba el concierto de Brandemburgo de Bach, comprobar con grata sorpresa que no me dolía nada del cuerpo ni del alma. Un sol amoroso de 25 grados me permitiría pasear junto al mar para sentarme luego a media mañana en una terraza a la sombra de los plátanos ante una cerveza fría y unas aceitunas amargas y leer el periódico en el que no habría noticias de niños destrozados por las bombas, ni políticos rebuznando. Luego tendría una comida divertida con amigos y precisamente ese día al caer la tarde se produciría esa llamada tan deseada. Una voz muy segura por teléfono me haría saber que el sueño que he acariciado durante tanto tiempo por fin se había cumplido. Nunca sabría quién me había llamado ni de qué sueño se trataba. Y de nuevo en la cama me gustaría quedar dormido con las gafas caídas en la punta de la nariz y unos poemas de Walt Whitman entre las piernas.