ELOGIO A LOS JÓVENES:
ELLOS ARREGLARÁN EL MUNDO
“Definir a una persona y no aceptar su radical
mutabilidad es como meter a un animal en una jaula. Un león enjaulado no es un
león, sino un león enjaulado; y eso es muy distinto. [..] Actuamos siempre
conforme a la sabiduría que tenemos en cada momento, y si actuamos mal es
porque , al menos en ese punto , había ignorancia. Es absurdo, condenar la
ignorancia pasada desde la sabiduría de presente.”
Añoro no tener 16 años, edad a la que empiezan a abrirse las puertas de la vida y en la que los humanos tenemos la oportunidad de empezar la construcción de nosotros mismos con un grado de libertad de un 50%. Todos entendemos que no nacemos totalmente hechos, que nos vamos haciendo, poco a poco, a lo largo de toda la vida. Lo que no todos entendemos es el cómo nos vamos haciendo, ni tampoco, en qué medida depende de nosotros y en qué medida es fruto de la pura aleatoriedad.
Invito
al que quiera profundizar leer:
https://neuroforma.blogspot.com/2024/02/construyete-ti-mismo.html
Espero que este artículo anime a los jóvenes a empezar a construir, a tan temprana edad, su singular y personal Proyecto de Vida: “Construye tu futuro pues en él pasarás el resto de tu vida”.
Transparencia 1: Elaboración propia
Por lo que respecta a nuestra propia construcción podemos sintetizar, grosso modo, lo que sabemos de la ciencia de esta forma:
un 80 % de las personas, tienen un 25% de influencia de lo dado (genes, no modificables) y un 25 % de influencia de la educación temprana, no modificable (lo adquirido). Nos quedaría, por lo tanto, un 50% de espacio de libertad para tomar decisiones propias y construirse cada uno a su medida. Al 20% restante de personas les sucede que debido a las condiciones de sus genes, o a su anómala educación temprana, le disminuye su grado de libertad, por lo que este ya no llega al 50%
Es importante, a mi juicio, para conseguir este gran objetivo, empezar cuanto antes a familiarizarse y practicar, poco a poco, el Desarrollo
Personal el cual implica mutabilidad y entendiéndolo como el arte de
adquirir las actitudes y las habilidades
necesarias para ir caminando a lo largo de la vida con la mayor satisfacción
personal posible. A esa edad la mutabilidad, de la que nos habla Pablo d’Ors
(RAE: Cualidad de mudable) que les
espera a los jóvenes a lo largo de la extensa trayectoria que les queda por recorrer y, para llegar a entenderla, hace
falta asumir la importancia de saber conducirse con “luces largas” o dicho de
otra forma más precisa: si los árboles no te dejan ver el bosque elévate (yo le
llamo visión de helicóptero) para ver un
poco más lejos del ahora (el tan denostado cortoplacismo) y empezar a planificar vuestra vida (a largo plazo, con perspectiva).
Transparencia 3: Elaboración propia
Si queramos avanzar y mejorar en algo, es importante tener consciencia de cómo evolucionamos. La mejor forma de verlo, desde una perspectiva lo más objetiva posible, es a través de la medición, con escalas cuantitativas: “Lo que no se mide no se gestiona y no se logra”. Conseguir algo exige medir, auto controlar.
Lo que no se controla, se descontrola.
Estoy totalmente de acuerdo con que todo lo que nos dice Pablo d'Ors en el párrafo con el que comienzo este artículo y especialmente con que "Es absurdo, condenar la ignorancia pasada desde la sabiduría de presente.”. La historia, en general, sólo es interpretable si se analizan los hechos en función del contexto en el que sucedieron. Mi añoranza de la adolescencia se deriva del hecho de que a esa edad, a consecuencia del propio ciclo evolutivo, no se puede haber llegado a la sabiduría que la RAE nos define a través de las tres acepciones siguientes: i)grado más alto del conocimiento; ii) conducta prudente en la vida o los negocios; iii) conocimiento profundo en letras o en arte. También, el Larousse ilustrado (2010) que utiliza dos acepciones es, a mi juicio, un poco más explícito y también pone el énfasis en la prudencia: i) “conjunto de conocimientos profundos que una persona ha adquirido sobre una materia a través del estudio o la experiencia”; ii) “capacidad para actuar con prudencia y equidad".
Las sabiduría da respuesta a dos preguntas:
¿Por qué?
y ¿Para qué?
Nos dice, de todo lo que
podemos hacer, si debemos o no hacerlo. Es la habilidad de
encontrar significados, algo de lo que en la actualidad estamos perdiendo y que nos lleva a la desorientación.
La sensatez y su sinónimo, la prudencia, son cualidades siempre valoradas por las personas que han alcanzado la madurez; la imprudencia y la temeridad, antónimos de las dos anteriores, son valoradas por las personas inmaduras que arrastran un alarmante déficit de responsabilidad acompañada de una escasa o nula visión a largo plazo y nula planificación del futuro. Con la prudencia, que siempre es procedente utilizarla ocurre que tiene, a mi juicio, el riesgo de convertirse en la 'jaula del león': "Un león enjaulado no es un león, sino un león enjaulado; y eso es muy distinto".Auto gestionar la vida, pasa por el gobierno de uno mismo, el cual, ya no solo forma parte de la existencia, sino que, además, la compone y la garantiza. Para el gobierno de uno mismo, proponemos hoy una gran coalición entre lo intelectual y lo emocional, entre el pensar y el sentir, entre el pensamiento crítico y el optimismo funcional.
Un joven enjaulado no desarrollará, el tan necesario actualmente pensamiento crítico.
A lo largo de mi dilatada vida laboral utilicé durante años
el esquema que aparece en la transparencia de abajo para hablar de la
sabiduría, la cual hoy es más importante que nunca por varios motivos: nos
permite encontrar significados y sobre todo da respuestas a las preguntas ¿por
qué? y ¿para qué?. Invito a ver su descripción en el vídeo cuyo enlace, para
acceder al mismo, es el que aparece debajo de la transparencia, la cual se
explica en el vídeo.
Transparencia 5: Elaboración propia
Nuestro lema es:
La práctica consciente te lleva a ser competente
Vídeo:
Son muchas las razones por las que es necesario utilizar unas métricas personales que orienten a los jóvenes, en iniciar el camino hacia la construcción de una genuina madurez, la cual no puede darse fuera de la autenticidad: grado de coherencia que existe entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Cuando el índice de autenticidad es alto, hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos. La coherencia personal, causa un gran impacto, tanto en uno mismo como en los demás. Después de un cierto tiempo de convivencia, las personas que nos rodean en los diferentes contextos en los que nos novemos suelen terminar, tarde o temprano, descubriendo nuestro grado de coherencia y autenticidad.
El respeto se lo otorgamos a aquellos que llevan la autenticidad hasta sus últimas consecuencias. La autenticidad es el camino que nos lleva a la madurez.
Iniciamos esté artículo confiando en los jóvenes el arreglo del mundo que nosotros les dejamos en una situación muy comprometida. Los viejos valores también son mutables: en un momento histórico dado pueden ignorarse pero, pasado el tiempo, de nuevo resurgen invitando a los que siguen en el mundo, a su implantación como solución a problemas que parecen irresolubles. Hay muchas cosas que reparar (enmendar, corregir o remediar) en nuestro destartelado ( Descompuesto, desproporcionado, y sin orden) mundo actual que pretendo sintetizar a través de los tres principios que dieron lugar a la Revolución Francesa de 1789:
Libertad, Igualdad, Fraternidad
“Se trata de ese sexto continente flotante, maleable, que se expande de forma exponencial por todos los ámbitos del planeta y arrasa con todo por donde pasa”. Manuel Vicent
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COLUMNA
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Rebelión de las masas
El turismo tan beneficioso en otro tiempo está a punto
de convertirse en una amenaza, está creando una sensación de angustia, muy
próxima al pánico
Hoy se vive con la convicción de que
cualquier cosa que pienses o decidas lo acaban de pensar y decidir también
millones de personas en este preciso momento. Adonde quiera que vayas ese lugar
ya ha sido ocupado por la masa de la que tú participas sin darte cuenta. La
cultura moderna viene impulsada por el deseo irrefrenable de estar en varios
sitios a la vez, porque crees que lo mejor y más divertido siempre sucede en
otra parte, en otra fiesta. El turismo tan beneficioso en otro tiempo está a
punto de convertirse en una amenaza. ¿Dónde se encuentra ese cuadro famoso que
buscas en el museo? Está detrás de cinco filas de cogotes que te impiden
contemplarlo. Grita y agita el brazo entre medio centenar de clientes agolpados
en la barra si quieres que el camarero te atienda. A esa playa desierta adonde
deseas ir ya lo han deseado antes que tú varios millones de turistas. Has
llegado tarde. No sueñes con poder extender la toalla. ¡Póngase usted a la
cola! Esta será, tal vez, la última orden taxativa que oirá el ciudadano que
quiera contemplar el espectáculo del fin del mundo. Será la misma cola que se
va a establecer para entrar en el infierno. El turismo de masas está creando
una sensación de angustia, muy próxima al pánico. Se trata de ese sexto
continente flotante, maleable, que se expande de forma exponencial por todos
los ámbitos del planeta y arrasa con todo por donde pasa. Se le ve bajar de los
aviones, llegar en tren a las estaciones, atascar las autopistas, desembarcar
de todos los cruceros e invadir en orden de combate plazas y jardines,
terrazas, estadios y playas, encaramarse como la hiedra por los hoteles y
apartamentos. En el fondo las guerras siempre se producen por reconocimiento de
la tribu y por defensa del territorio. De hecho, las manifestaciones contra el
turismo masivo acaban de empezar. Puede que la reconquista del propio
territorio por los habitantes del lugar genere un choque de masas contrarias y
esa será la guerra que nos faltaba.
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