CONSTRUYENDO LÍDERES 3
Aclaraciones
previas
Recuerdo aquello que memorizábamos en la escuela de “el
signo lingüístico es arbitrario”. No hay ninguna razón objetiva para llamar a
la silla “silla”. Podemos decidir llamarle “caballo” y si todos lo hacemos
acabaremos por nombrarla y entenderla con esta última palabra. Los académicos
de la Real Academia de la Lengua y los grupos de presión, crean nuevos vocablos
que todos terminamos por utilizar.
Con lo anterior queremos llegar a lo siguiente:
cuando escuchas o nombras la palabra “Líder” (significante) ¿ qué idea te viene
a la mente (significado)?
Es probable que si ahora mismo estamos
en un grupo de diez personas y alguien pronuncia la palabra líder, cada persona
entienda algo diferente. En la mayoría de situaciones se da este fenómeno
puesto que cada uno lo interpreta en función de su propia y única experiencia,
valores, situación, etc. Habrá, entonces,
una mayor o menor coincidencia del significado, pero, nunca una coincidencia total. En donde esta
coincidencia se aproxima hasta ser prácticamente total es en la terminología
científica. Por eso todas las ciencias hacen un enorme esfuerzo en definir con
precisión aquellos términos que le son propios.
Lo que pretendemos en este trabajo es
clarificar y exponer nuestra idea (significado) de líder. No a través de una definición, sino
desarrollando unos valores, actitudes, conductas y herramientas que, a nuestro
juicio, deberían estar presentes en todo líder.
Nos sucede muchas veces que confundimos la verdad con la mentira. Esta causa produce efectos muy perniciosos en los que nos jugamos no la supervivencia física pero muchas veces sí la social. Hay que tener en cuenta lo siguiente:
1.Los datos anulan el relato.2.Los valores declarados , deben ser coherentes con los valores practicados.
Desde otro punto de vista, hay que sostener que los seres humanos no
seríamos capaces de entender ni manejar el mundo si no tuviéramos conceptos.
Los conceptos son al ser humano lo mismo que el agua es al pez: no puede vivir
fuera de ella. Si no tuviéramos el
concepto “pájaro”, y cada vez que vemos
algo volando nos viéramos obligados a
observar con toda atención aquello para ver de qué se trata, sería imposible
disponer de recursos cognitivos tan potentes para entender lo que sucede a
nuestro alrededor. Gracias al concepto, cuando vemos algo volar lo etiquetamos
de pájaro y lo asociamos a todos los
rasgos que lleva implícitos. Posteriormente, y si nos interesan más detalles,
lo nombramos como gaviota o como paloma. Lo grave sería que confundiéramos un
pájaro con un león. Podría tener consecuencias, incluso de supervivencia.
El concepto de líder lleva a una gran
dispersión de significados. Esta dispersión es difícil corregirla a través de
una mera definición. Vamos a recurrir al Diccionario de la Lengua de la Real
Academia Española.
Definición.
1.
f.
Acción y efecto de definir.
2.
f.
Proposición que expone con claridad y exactitud los caracteres genéricos y
diferenciales de algo material o inmaterial.
Sin duda, exponer con claridad y
exactitud los caracteres genéricos y diferenciales del líder en una definición
es difícil. No lo es tanto, si lo hacemos a través de una descripción detallada
de los valores, las actitudes, los comportamientos y las herramientas que deben
estar presentes en toda situación de liderazgo y, también, a través de ejemplos claros sacados de la realidad.
En este trabajo exponemos lo que
nosotros entendemos por líder, las bases en las que se sustenta, las métricas
por las que lo medimos y lo que se obstine cuando se ejerce desde estos
postulados.
Expondremos alguna teoría, la
necesaria para poder entender de qué hablamos. Somos conscientes de que estamos
en el mundo de la empresa, en el cual lo que manda es la práctica y no la
teoría. Esta no tiene una “buena prensa”. Pero, también somos conscientes de que
no entendemos la vida sin teoría, de que a cualquier planteamiento práctico
precede, siempre, un planteamiento teórico, y de que en muchas situaciones
“nada más práctico que una buena teoría”.
Si te interesa el tema aporto el siguiente video, que te clarificará un poco más
el contexto del liderazgo al
que puedes acceder a través del siguiente enlace:
Conceptos
Una primera
aproximación al concepto de líder nos la puede dar el diccionario. Vamos a
recurrir de nuevo a él:
Líder.
1. com.
Persona a la que un grupo sigue reconociéndola como jefe u orientadora.
2. com.
Persona o equipo que va a la cabeza de una competición deportiva.
No
nos dice mucho de lo que nosotros queremos desarrollar aquí: un enfoque
práctico y operativo del líder en una situación laboral.
Nos
dicen más los siguientes conceptos
esenciales del liderazgo y que posteriormente los desarrollaremos y operacionalizaremos:
Líder:
persona que logra resultados:
1. Por sí mismo si hablamos de
liderazgo personal
2. A través de otros si hablamos de
liderazgo organizacional.
Liderazgo:
Es crear cohesión y resultados en un grupo humano de forma que ambos sean
sostenidos en el tiempo.
Management:
el arte de transformar los conocimientos en resultados.
Resultados:
La respuesta adaptativa la medio.
Conocimientos:
el recurso actual más importante en la era actual que no es ni la agrícola ni
la industrial, sino la del conocimiento. Es la materia prima de la sociedad
actual.
Recursos:
con qué cuento para lograr los resultados
Movilización:
cómo utilizar lo que tengo para conseguir lo que quiero (resultados)
Auto
management: movilización de los recursos propios.
Management:
movilización de mi equipo
Manuel Vicent:
Las buenas maneras
El albañal político en el que andamos chapoteando se
debe en gran parte al olvido de las reglas de urbanidad aprendidas en la
escuela
Lavarse las manos antes de comer, no poner los codos
sobre la mesa, no hablar con la boca llena, son normas de urbanidad que nos
enseñaban en la escuela. En aquellos lejanos tiempos del florido pensil en
medio de la miseria de posguerra los niños cantábamos la tabla de multiplicar
con una cantinela que salía por las ventanas; realizábamos una gimnasia
rudimentaria con nuestros cuerpos en su mayoría famélicos, entonábamos
gloriosos himnos a la patria y nos obligaban a leer un cuaderno con dibujos
titulado: reglas de urbanidad y buenas maneras. Los dibujos de aquel cuaderno
representaban a un chico muy guapo, limpio, atlético y bien peinado, con
corbata, jersey de pico y pantalones bombachos que cumplía con las normas de la
buena educación en distintos episodios de su vida diaria. Era puntual, saludaba
con afecto al maestro, nunca hablaba mal de nadie, era amable con los
compañeros, prestaba atención a la persona que estaba hablando, era respetuoso
y pedía perdón si cometía alguna falta, reconocía el error si se equivocaba.
Era el modelo al que había que imitar. Imagino que aquel niño al hacerse mayor
se ha convertido en esa persona corriente, con o sin una ideología determinada,
que hoy llena los estadios, acude a las manifestaciones, se atasca en la
autopista cada mañana al ir al trabajo o tal vez con suerte aquel niño ha
llegado a ser directivo de empresa, líder de opinión o diputado. El albañal
político en el que andamos chapoteando o el nivel de basura social que nos
ahoga se debe en gran parte a que aquel chico ha olvidado las reglas de
urbanidad y buenas maneras que aprendió en la escuela. ¿Cómo es posible que
aquel niño sea el mismo que ese diputado que insulta con un lenguaje muy sucio al adversario
político en el Congreso o ese verraco anónimo que esparce odio
en las redes o ese fanático que rebuzna cuando opina? Me gustaría saber dónde
ha quedado aquel niño. Solo con la mitad de sus buenas maneras, este país
tendría resueltos más de la mitad de sus problemas.
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