domingo, 19 de mayo de 2024

Higiene mental y auto control 2


Gestión y manejo adecuado de las emociones,
 en general, y para los POLÍTICOS, 
en concreto 2




 Higiene mental y auto control 2

“El que conquista a otros es fuerte; 

el que se conquista a sí mismo es poderoso".



Gestión y manejo adecuado de las emociones en general

Terminamos el artículo anterior diciendo que al abordar las dificultades de equilibrar emoción  y razón son múltiples dadas las circunstancias por las cuales se hace difícil el equilibrio, de las cuales nos quedamos con las 4  siguientes:

1.No nos damos cuenta de nuestro estado emocional, ni del de los otros.

  2.Somos conscientes de nuestras emociones, pero éstas en un momento dado, estallan dentro de nosotros con tal rapidez y violencia que dominan nuestra conducta.


  3.Somos conscientes de nuestras emociones,

 controlamos nuestra conducta, pero

 no las tratamos  de forma adecuada, 

por ejemplo negándolas u ocultándolas.


4.No nos preparamos para hacer frente a las emociones antes de que surjan.


El punto 2 es el más impactante, profundizamos hoy, más a fondo, a través del relato verídico que exponemos a continuación: se da una reacción instantánea, acelerada por la adrenalina,  produciéndose un secuestro emocional o eclipse mental  en  el cual nuestro cerebro emocional procesa reacciones a una velocidad de 80.000 veces más rápido de lo que lo hace el neocortex, según afirma Jill Dann en su libro 'Aprender las claves de la inteligencia emocional', publicado en Gestión 2000. En este mismo libro nos expone el siguiente relato que, a mi juicio, merece la pena leerlo con atención pues nos alerta de hasta donde puede llegar un arrebato emocional en una persona de "enojo rápido" y, al mismo tiempo nos explica el fenómeno de  "eclipse mental"  que se da, como exponíamos en el artículo anterior,  cuando el área racional queda completamente anulada  al superponerse sobre la misma el "área emocional"  

Transparencia 1:Elaboración propia


Relato

Discurría una calurosa tarde de agosto de 1963, cuando Richard R. decidió robar por última vez en su vida. Llevaba tiempo sin hacerlo, después de un buen número de pequeños hurtos por los que ya había estado en prisión. Pero necesitaba desesperadamente dinero, y pensó que, de verdad, aquella ocasión sería la última.

Eligió un lujoso apartamento del Upper East Side de Nueva York que ocupaban dos universitarias. Richard pensó que no habría nadie allí a esa hora, pero se equivocó y, una vez dentro, se encontró con una de las chicas. Se vio obligado a amenazarla con un cuchillo y atarla, y lo mismo tuvo que hacer cuando, a punto de salir, se tropezó con la otra ocupante del apartamento, que llegaba en ese momento de la calle.Mientras ataba a esta última, su compañera iba enfadándose cada vez más, al ver lo que estaba sucediendo, y en pocos minutos fue presa de un ataque de nervios, en medio del cual aseguró a Richard que ella recordaría siempre su rostro y no pararía hasta que la policía diera con él y lo metieran en la cárcel. Richard, que tanto se había jurado que aquél sería su último robo, empezó a alterarse, hasta que también perdió completamente el control de sí mismo y, en pleno ataque de rabia y de miedo, apuñaló a las dos chicas repetidas veces, hasta quitarles la vida.

Treinta años más tarde, aquel hombre aún seguía en prisión por lo que entonces se conoció como «el crimen de las universitarias». Recordando aquella tarde desgraciada, aquel hombre se lamentaba desde la cárcel, en una entrevista publicada en una revista: «Estaba como loco, mi cabeza estalló, no sabía lo que estaba haciendo». 


Transparencia 2: Elaboración propia


Este trágico episodio, tristemente real, es un ejemplo extremo de cómo descargar el enfado puede llevarnos a un verdadero golpe de estado al gobierno de nuestra persona. En forma menos drástica, aunque quizá no siempre menos intensa, es algo que nos sucede a todos con mayor o menor frecuencia. Basta pensar en las veces en que uno puede haber perdido el control de sí mismo al enfadarse con su cónyuge, su hijo, sus padres, un compañero de trabajo, el conductor de otro vehículo, o quien sea. En esos momentos se pueden decir y hacer cosas que, consideradas poco tiempo después, vemos que fueron completamente desproporcionadas y contraproducentes.

Por esa razón, lo normal es que expresar abiertamente el enfado sea una de las peores maneras de tratarlo, puesto que los arranques de ira incrementan la excitación emocional y prolongan su duración.

Con lo expuesto creemos que cualquiera puede ver que dedicar tiempo y esfuerzo en  conocer y practicar las técnicas de control emocional, es sumamente rentable. Una de estas técnicas llamadas Las terapias cognitivo-conductuales TCC tienen un papel fundamental en la gestión de las emociones. Otras muchas se engloban en las llamadas Terapia racional emotivo-conductual TREC (Ellis y Bernard, 1994). Este tipo de terapias se basan en la premisa de que nuestros pensamientos, emociones y comportamientos están interconectados, y que modificar uno de estos elementos puede influir positivamente en los demás. Aconsejé, en algunas ocasiones a los alumnos que me exponían algún problema de este tipo,  un libro que en alguna circunstancia a mi me fue de gran ayuda. El autor del mismo es Lucien Auger, psicólogo que es coordinador del Servicio de Consultas Personales del Centro Interdisciplinar de Montreal. El libro se titula Ayudarse a sí mismo: Una psicoterapia mediante la razón, Editorial Sal Terrae (22ª edición)


Visión de helicóptero de tu realidad
Transparencia 3: Elaboración propia

 
¿Qué sueles sentir?

En un día típico y representativo de tu vida, ¿que sientes con más frecuencia: miedo, desilusión, preocupaciones, temores, …? ¿ O más bien sientes optimismo, ilusión, entusiasmo, esperanza, ..? 

Una forma de sentir te lleva al fracaso y a la frustración, mientras que la otra te lleva al logro y a los resultados.

¿Qué hace que sientas lo que sientes?

Sea lo que sea lo que sientes, ello no es debido a la realidad que te toca vivir, sino a lo que piensas, a las ideas que tienes en tu mente acerca de esa realidad. Es por esta razón, que dos realidades objetivas, vividas por dos personas diferentes, lleva a una a sentir sobre todo emociones positivas, agradables, mientras que la otra siente emociones negativas, desagradables.

Lo que marca la diferencia no es la realidad, sino tu pensamiento. Deshazte de estos pensamientos, cámbialos por otros y cambiará tu realidad.

¿Cómo piensas lo que piensas?

La base de tus pensamientos está en lo que crees. Tus creencias son las responsables de tus pensamientos. Investiga tus creencias y llegarás a la raíz de tus pensamientos. Son ellas las que dan una estructura a nuestra mente, creando un “estilo de pensar”, unos hábitos o programas mentales orientados a la negatividad o a la positividad.

También son los “cimientos” de los valores. A partir de lo que creemos, creamos nuestros valores. Los valores son las priorizaciones que tú haces acerca del valor que tienen para ti las cosas. Influyen en tus pensamientos, sentimientos y acciones.

Creencias y valores influyen en lo que experimentamos y en como lo experimentamos. Por eso, cuando nuestras metas y objetivos se ajustan a nuestras creencias y valores, nace en nosotros una fuerza imparable: auto motivación. Por eso, también, cuando nuestras metas y objetivos no sintonizan con nuestras creencias y valores nos auto boicoteamos y auto limitamos.  (Ver apartado de “auto limitaciones: vive según tus sueños, no según tus miedos”)




Transparencia 4: Elaboración propia



Gestión y manejo adecuado de las emociones para los políticos

Por lo que hace referencia a los políticos,  respecto al tema que hoy estamos abordando,  es cierto que dentro del parlamento todavía no hemos asistido a ningún eclipse mental del tipo y características que describimos más arriba; esperemos que no suceda nunca. Si hemos asistido a debates en los que la mayoría de los intervinientes manifestaban un  temperamento volátil, y al igual que un mar agitado en el que las olas  tambalean a las pequeñas embarcaciones de nuestros pescadores gallegos  que pierden, no el control emocional, sino que, en mar agitado,  nos muestra claramente que el mar es como las emociones, impredecible y poderoso. Nuestros pescadores gallegos no pueden controlar las olas pero sí pueden y han aprendido  a navegar a través de ellas: su timón en estas situaciones pasa a ser su autocontrol emocional.

Cuando los políticos se encuentren ante  un parlamento agitado,  también, al igual que nuestros pescadores gallegos, pueden agarrarse  al timón  manejándose con un autodominio de sus emociones, para lo cual sería bueno que aprendieran y sobre todo practicasen (recuerdo, una vez más que nuestro lema es (“la práctica consciente te lleva a ser competente") la estrategia de “subirse al balcón”, acuñada por William Ury y se conoce, también, como "El método de negociación de Harvard" que mostramos en la siguiente transparencia a través de 3 pasos  y que explicaremos, más a fondo,   en otro artículo posterior.   

Transparencia 5: Elaboración propia

Terminamos hoy pidiéndole a los políticos, en general (si bien es cierto  a algunos con más urgencia que nunca), que cambien su actuación. Que no hay  humanos que permanezcan en un estado permanente: todos cambiamos.

  “Definir a una persona y no aceptar su radical mutabilidad es como meter a un animal en una jaula. Un león enjaulado no es un león, sino un león enjaulado; y eso es muy distinto. [..] Actuamos siempre conforme a la sabiduría que tenemos en cada momento, y si actuamos mal es porque , al menos en ese punto , había ignorancia. Es absurdo, condenar la ignorancia pasada desde la sabiduría de presente.” Pablo d’Ors

 

Los cambios ocurren, a peor, si no se planifican, a tiempo,  para ir a mejor
 "Si la ira de los jóvenes pacifistas desbordara las aulas y llenara las plazas; si prendiera y se contagiara su rebelión frente a esa masacre, al final Israel, como sucedió en Vietnam, tendría que dar esta guerra por perdida." Manuel Vicent




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COLUMNA

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El poder de los jóvenes

El rechazo que produce la matanza fría y sistemática en Gaza que estamos obligados a digerir junto con la sopa en el telediario ha encendido por fin la cólera de los estudiantes en Europa y en Norteamérica

MANUEL VICENT

19 MAY 2024 - 05:00 CEST

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Se supone que los terroristas de Hamás sabían cómo se las gasta a la hora de la venganza el ejército israelí y qué clase de político es Netanyahu, de modo que el atentado del 7 de octubre de 2023 de Hamás y otros grupos armados palestinos de la franja de Gaza realizado por sorpresa contra Israel, aparte de un ataque criminal sin precedentes, fue una torpeza del mismo tamaño que su iniquidad. En ese atentado murieron unas 1.400 personas 200 fueron secuestradas; en contrapartida, desde ese día nefasto asistimos en vivo y en directo a una guerra de exterminio ritual, con un odio bíblico, sobre los palestinos de Gaza sin distinguir inocentes y culpables, todos bajo el mismo bombardeo indiscriminado. La desproporción es del mismo calibre como sería si para combatir a ETA, por muy espantosos que fueran sus asesinatos, se hubiera bombardeado todo el País Vasco hasta reducirlo a un montón de escombros. La guerra de Vietnam se perdió en gran parte por haber mostrado a los muertos cuando eran desembarcados en bolsas negras al puerto de San Francisco, lo que provocó la rebelión de los estudiantes en todas las universidades norteamericanas. Desde entonces, las guerras parecen operaciones quirúrgicas muy asépticas, en las que los muertos no existen. Los que producen los bombardeos de Gaza tampoco se ven. Solo alguna vez se muestra a una madre gritando de dolor junto a una mortaja blanca que oculta el cadáver de un niño como si estuviera envuelto en pañales. Si permaneces insensible a este genocidio, tómate el pulso para comprobar que no estás muerto. El rechazo que produce esta matanza fría y sistemática que estamos obligados a digerir junto con la sopa en el telediario ha encendido por fin la cólera de los estudiantes en Europa y en Norteamérica. Si la ira de los jóvenes pacifistas desbordara las aulas y llenara las plazas; si prendiera y se contagiara su rebelión frente a esa masacre, al final Israel, como sucedió en Vietnam, tendría que dar esta guerra por perdida.






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