REALISMO POSITIVO
“Algunas veces la alegría es la fuente de tu sonrisa y otras veces la sonrisa es la fuente de tu alegría” Thích Nhất (monje budista)
Para resolver el dilema que nos plantea en su (como siempre) magistral columna de hoy Manuel Vicent, lo primero, a mi juicio, sería dar una respuesta a las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que nos “mueve” en la vida?
¿Por qué hacemos lo que hacemos?
¿De dónde sacamos nuestra energía?
Una respuesta que valga para todos es difícil y sería, sin duda, una excesiva generalización, pero, aun admitiendo que toda regla tiene su excepción, sí podemos afirmar que la respuesta no es otra que satisfacer nuestras necesidades, empezando, como es lógico, por las más básicas la primera de las cuales es la necesidad de “ganarnos los garbanzos”: es una de las necesidades básicas para garantizar, no nuestra vida, pero sí nuestra supervivencia en el sentido más primario de la expresión. Nos novemos en función de nuestras necesidades. Sentimos carencia de algo (necesidad) y esto genera en nosotros impulsos, motivos (motivación) para ponernos en acción y satisfacerlas.
Spinoza nos habla del conatus y lo definió así: “Cada cosa se esfuerza, en cuanto está en ella, por perseverar en su ser”. En una primera aproximación podemos entender el conato, como que todo lo que existe tiende a la autocconservación.
Freud incorporó al desarrollo de su sistema el conatus de Spinoza, y sostuvo que las acciones de auto preservación se activaban de forma inconsciente.
Coincido con Manuel Vicent en que “Pese a que puedan pasar por idiotas, aún queda mucha gente que por propia naturaleza apuesta siempre por el lado positivo de las cosas. Son los últimos héroes” (el resaltado es mío).
Sí me gustaría alertar sobre lo siguiente: en mi opinión, la clave está en que, sin salirse de los límites del realismo, pongamos el énfasis en aspectos los positivos de la vida. Hay, a mi juicio, personas que viven bajo una nube de
optimismo bobalicón y sin sentido (yo le llamo optimismo de pandereta) que no
conduce a ningún sitio.
Si te interesa el tema y quieres profundizar, te invito a leer y reflexionar
VIRUS CULTURALES: OPTIMISMO DE PANDERETA
https://draft.blogger.com/blog/post/edit/8615013334320974582/4811573936680410125
Mi reconocimiento a las personas que desde el realismo de un optimismo funcional, con su pragmatismo cambian y mejoran el ambiente en el que se mueven y hacen avanzar, en todos los aspectos, el mundo.
Si te interesa el tema y quieres profundizar te invito
a
Leer y ver video:
El
cómo satisfagas tus NECESIDADES
SIDIDA
marca el CAMINO que te llevará a la CIMA
https://neuroforma.blogspot.com/2019/07/decalogo-de-autogestion-5-2.html
Olas
víricas - Olas emocionales
https://neuroforma.blogspot.com/2021/02/olas-viricas-olas-emocionales.html
Como siempre, a continuación, copio y pego la columna de Manuel Vicent para que la puedan leer los no abonados a El País, por no abrirle el enlace.
En mi opinión (respeto al que piense justamente lo contrario) lo que
escribe Manuel Vicent es auténtica sabiduría, que debería llegar a todo el
mundo. Yo con ello pretendo cumplir lo que digo en mi blog. “Actualmente, mi
motivación básica es la trascendente (" Me gusta lo que hago porque
beneficia a muchas personas"): Hacer de forma altruista mi pequeña
aportación al desarrollo personal y profesional de las personas y a crear una sociedad
más justa.”
Sigo siempre el mismo proceso: Como todos los lectores suscritos a El País,
leo la columna de Vicent el domingo a la mañana cuando me despierto. La
reflexiono, e inspirado en ella, escribo mi comentario y, dos horas
después, lo publico en mi blog y en otros foros. Posteriormente, si tengo
tiempo, le doy otra vuelta y añado cosas que se me ocurren hasta dejarlo
ya definitivamente terminado en mi blog.
Bueno, ¿y qué?
Pese a que puedan pasar por
idiotas, aún queda mucha gente que por propia naturaleza apuesta siempre por el
lado positivo de las cosas
Quien al amanecer de cada día
en plena somnolencia oiga el sonido de los
informativos de cualquier emisora de radio o canal de televisión podrá
creer que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina y en ese momento se le plantea un dilema: ponerse en pie o
quedarse acostado para ver el espectáculo desde la cama. Puesto que ahí fuera
todo está a punto de derrumbarse, ¿acaso seguir soñando entre las tibias
sábanas no sería la opción que hubiera adoptado un Hamlet sin puñal en sus
horas más bajas? Si el apocalipsis está tan cerca como anuncian los medios, no
existe otra solución que tomar la almohada como la última barricada. Pero en
medio del caos que nos rodea hay
ciudadanos que acometen el acto heroico de saltar de la cama cada mañana,
dispuestos a ir al trabajo para cumplir con su deber mientras caen cascotes
por todos lados. No les importa que las banderías
ideológicas hayan convertido la política en un reducto de odio asfixiante;
que la crisis
energética nos depare el regreso a aquellos inviernos franquistas
llenos de sabañones, braseros de picón y mantas zamoranas; que la guerra nuclear derivada del conflicto de Ucrania haya
sido interiorizada por el inconsciente colectivo como un macabro fin de fiesta;
que el
cambio climático nos condene a cataclismos nunca vistos entre la
sequía y la inundación; que tal como vienen los telediarios pronto estará mal
visto no rebañar el último resto de comida en el plato. Bueno, ¿y qué?, se
preguntan estos ciudadanos conscientes de que hoy el optimismo es una
provocación, pero también una ardua conquista, la última energía que le queda a
esta sociedad que ha caído en manos de líderes con el ceño a media asta cuyas
profecías gafan a los propios muertos. Pese a que puedan pasar por idiotas, aún queda mucha gente que por propia
naturaleza apuesta siempre por el lado positivo de las cosas. Son los
últimos héroes.
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